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20.       Krause, ob. cit., p, 136, etc.

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21.       Büchner, siguiendo a Kussmaul, Investig. sobre la vida psíquica del recién nacido (al.), 1859. Sobre este punto, V. Bouchitté De la spontanéité du développement sensible-intelligent dans les enfano nouveaux-nés (Société des Sciences de Seine et Oïse.)

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22.       Por ejemplo, siente dolor, placer, fatiga, hambre, saciedad, goce. V. Ahrens, Curso de fil., II, 1. 6.ª

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23.       Cierto que el animal tiene su lenguaje propio; pero esto no se opone a su incapacidad para aprender el del hombre, por más que lleguen ciertas especies a retener una suma dada de palabras: pues lo característico del lenguaje está sólo en lo que el sonido representa, como signo de la vida psíquica, no en lo que es, como tal sonido. Por cierto que, sobre el lenguaje de los animales, deben citarse dos curiosos trabajos de Dupont de Nemours: Les chansons du rossignol y el Dictionnaire de la langue des corbeaux.

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24.       «El mono, como el caballo, el perro, el ave, o el insecto, tampoco traspasa el círculo de la animalidad. Los que mayor inteligencia adquieran (sobre todo, merced a su trato con el hombre), llegan a formar juicios muy complejos y sagaces sobre relaciones sensibles; pero jamás ha podido señalarse en ellos la más mínima huella de pensamiento sobre objetos inteligibles, ideales o de razon» (Krause, ob. it.)

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25.       Presentadas en 1859 en su célebre libro Del origen de las especies (tr. fr.); y después en otros, como De la variación de los animales y las plantas, etc. Últimamente se ha pronunciado resueltamente el mismo Darwin en su importante obra sobre el Origen del hombre (1871), en pro de la descendencia simiana de nuestra especie. No faltan, sin embargo, contradictores muy autorizados de estas opiniones: entre otros, Barrande, Aeby, Bischoff, Agassiz, Carus, Quatrefages, Virchow, etc.

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26.       Tal era el sentir de Anaxágoras (Ritter, Hist. de la Fil. antigua, I, 1. 3. c. VIII) y, en el fondo, de Condillac (Traité des animaux, II, 5) y, quizá, recientemente de Lotze en su Microcosmos.

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27.       Por ejemplo, Ahrens, Carus, De Quatrefáges, Debrou, Hegel y Vera, T. E. Martin etc., etc. -San Agustín (v. Ritter. Hist. de la fil. crist., II, 1. 6.) negaba ya que hubiera transición alguna del irracional al racional.

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28.       I. H. Fichte en su Antrop., 1. III c. 3.

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29.       Id. id.. pár. 235.

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