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281

Entre los tipos sainetescos, podrían incluirse el galán apuesto (Fernando), el jaranero agresivo (Urbano), la niña mimada (Elvira), el insolente chulo (Pepe), y su maja (Rosa), la tía deslenguada (Paca), el empleadillo del gobierno (el cobrador de la luz), etc. Alguno que otro crítico insiste en que la esencia de este drama no tiene nada que ver con el sainete. Pero nosotros, como ya hemos insistido, preferimos pensar que Buero, al hacer eco de los tipos sainetescos en sus personajes, logra darles una carga simbólica y afectiva que de otra forma no tendrían.

 

282

MELCHOR FERNÁNDEZ ALMAGRO, «Transfiguración del sainete», ABC, 17 de octubre de 1956.

 

283

En el tercer acto se habla de poner ascensor, el nuevo símbolo social, lo cual reduciría la importancia de la escalera.

 

284

O. B. HARDISON, Jr., Aristotile's Poetics (Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall, 1968), p. 122. Desde luego, hay que tomar estas palabras referidas al libro, no a la representación escénica.

 

285

GÉRARD GENETTE, Figures II (París: Seuil, 1969), p. 86, nota. Añade: «S'interroger sur la réalité (hors-texte) des sentiments de Mme. de Clèves est aussi chimérique que de se demander combien d'enfants avait réellement Lady Macbeth, ou si don Quichotte avait vraiment lu Cervantes.» La semiótica define al personaje como «l'assemblage de toutes les oppositions binaires, données dans le texte, aux autres personnages»; vid. IOURI LOTMAN, La Structure du texte artistique (París: Gallimard, 1975), pp. 335 y 349. Con un grado mayor aún de abstracción, se le ha definido también como «une sorte de morphème doublement articulé, morphème migratoire manifesté par un signifiant discontinu... renvoyant à un signifié discontinu... il sera donc défini par un faisceau de relations» (PHILIPPE HAMON, «Pour un Statut Sémiologique du personnage», Littérature, N.º 6 [1972], pero cito por la versión «remaniée» en BARTHES y otros, Poétique du récit [París: Seuil, 1977], pp. 124-25).

 

286

WAYNE C. BOOTH, The Rhetoric of Fiction (Chicago: The University of Chicago Press, 1961), p. 130.

 

287

Contra la interpretación (Barcelona: Seix Barral, 1969), p. 35.

 

288

J. ORTEGA Y GASSET, La deshumanización del arte, en Obras completas (Madrid: Revista de Occidente, 1947), III, 357. O. MANNONI se remonta aún más atrás: «On a dit, c'est Mallarmé, qu'au théâtre, sur la scène, il ne se passe rien de réel»; vid. Clefs pour l'imaginaire ou l'autre scène (París: Seuil, 1969), p. 162.

 

289

Tales aspectos no pueden ser considerados aquí; son abordados en un análisis conjunto de la obra en mi libro de inminente aparición «Historia de una escalera» de Antonio Buero Vallejo (Madrid SGEL, 1979). Mi propia opinión sobre el conjunto de la obra del autor puede verse en «Buero Vallejo: evolución de una dramaturgia», prólogo a La doble historia del doctor Valmy (Barcelona: Aymá, 1978).

 

290

F. GARCÍA PAVÓN, El teatro social en España ( 1895- 1962) (Madrid: Taurus, 1962), p. 141.