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Exóticas; Trozos de vida

Manuel González Prada



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ArribaAbajoExóticas


ArribaAbajoPrólogo

La publicación de «EXÓTICAS» en 1911 constituyó, desde todo ángulo, un verdadero acontecimiento nacional: desde el punto de vista estrictamente literario, me atrevo a decir que fue un suceso americano. Lo primero, a causa de la posición de González Prada. No hacía mucho que había salido a luz «HORAS DE LUCHA», en donde, con implacable y cicatrizante crudeza, pasa revista a los vicios del país. Durante un cuarto de siglo, el nombre de Don Manuel se confundía con los más rudos embates contra lo rutinario. Enarbolaban sus purísimas manos el estandarte de una peruanidad auténtica, entrañable, decidida a rescatar los tesoros básicos de la Patria, por sobre los prejuicios y debilidades de una casta opresora. Y aunque «MINÚSCULAS» acababa de tener su segunda -en verdad, su primera- edición, la opinión pública había relegado a segundo término el prestigio del poeta, enceguecida por el fulgor del polemista. Lo segundo, (es decir la resonancia americana de Prada), y de ello me corresponde hablar ahora, ocurrió por las innovaciones de todo género recogidas en el flamante tomito, cuyo colofón lo constituyeron unas parcas, pero enjundiosas notas del propio autor.

Para algunos comentaristas apresurados, don Manuel fue, fundamentalmente, el inflamado polemista de «PÁJINAS LIBRES» y «HORAS DE LUCHA». Insisto en considerarlo por encima de toda otra virtud suya, como un poeta, como un insobornable poeta. Mucho de su prosa fue conjugado primeramente en su verso. Quien lea con atención los triolets de «MINÚSCULAS» y muchos de los «Cuartetos persas» de «EXÓTICAS», caerá en la cuenta de que las ideas primarias de sus mejores prosas fueron embrión de verso, imagen desprendida de la rima para engarzarse en la prosa. Así, por ejemplo;   —VI→   aquello de «Para verme con los muertos -ya no voy al campo santo»; o eso de «Los bienes y las glorias de la vida o nunca vienen o nos llegan tarde»; o aquello de «No vayas tras el redoble de un tambor lejano», etc., trasuntan el pensamiento esencial de Prada, que, en prosa, se arropa de sonoridad, de solemnidad, de oratoria.

Pero, exégetas no apresurados, o sean los individuos no comprometidos en asuntos nacionales, los críticos de la talla de Federico Onis, de Isaac Golberg, de Pedro y Max Henríquez Ureña, de Carlos García Prado, de Jorge Mañach, de Miguel de Unamuno, de Andrés González Blanco, han tenido y tienen por el poeta Prada una estimación superior al fervor que suscitan sus prosas.

Tanto es así que Onis lo considera el primero de los precursores del modernismo, concepto que, expresado en su «ANTOLOGÍA DE LA POESÍA ESPAÑOL E HISPANOAMERICANA», (1934) es ratificado en un artículo aparecido en «LA NUEVA DEMOCRACIA» de Nueva York, correspondiente al tercer trimestre de 1947.

La verdad es que don Manuel reveló en «EXÓTICAS» aspectos métricos y poéticos hasta ahí inadvertidos en nuestro idioma. Por ejemplo, (lo cual fue reconocido una y mil veces por José María Eguren) la composición titulada «LOS CABALLOS BLANCOS» se adecua por manera admirable con el estilo de Eguren, el cual dedicó a Prada «LA CANCIÓN DE LAS FIGURAS» (1916). La actitud trascendental que inspira muchos de los versos de Don Manuel, obtiene la adhesión entusiasta de César Vallejo en «LOS HERALDOS NEGROS», singularmente en el poema titulado «LOS DADOS ETERNOS». Prada utiliza, como lo haría Eguren, intrépidamente vocablos franceses, con que enriquece y destaca sus propias imágenes. El lector de «EXÓTICAS» hallará a menudo, giros que un académico difícilmente se resignaría a aceptar. Prescindo de la enumeración en gracia a la brevedad y a la conveniencia de que el lector realice por sí mismo tan instructivo trabajo.

Prada organiza en «EXÓTICAS» algo que, después, popularizarían en la poesía castellano nuestro Juan Parra del Riego, el uruguayo Carlos Sabat Ercasty y el chileno Neruda: me refiero   —VII→   al polirritmo. Su origen inmediato hay que hallarlo en Whitman y Verhaeren, más en éste que en aquel, en el caso de Prada, devoto de la literatura en lengua francesa. Y existe otra conmovedora circunstancia: una de las mejores composiciones poéticas de la «generación colónida», o sea la de 1915, en Perú, cuyo capitón activo fue Valdelomar, pero cuyo oculto estratega fue Prada, se debe a Alfredo, hijo de éste: se titula «LA HORA DE LA SANGRE» y está inserta en el volumen «LAS VOCES MÚLTIPLES». Pues bien, un lector avisado advertiría en qué estrofas de «EXÓTICAS»se encuentra el germen de dicha producción de Alfredo González Prada.

Don Manuel vivió acuciado por la preocupación de dar a la literatura contenido propio y expresión también propias. No le bastaba lo consuetudinario. Incapaz de aceptar sin beneficio de inventarlo, él proclama, como lema de batalla, aquello de:


Resignémonos en prosa
mas en verso combatamos por la azucena y la rosa.

«Por la azucena y la rosa» combatió, y de tal manera que no bastándole las lecciones aprendidas de Goethe y von Chamisso, de Rückert y Heine, de Verlaine y Baudelaire, de Banville y Verhaeren, fue a buscar maestros más lejanos en Sinibaldo de Más, y en Quevedo, cuya cooperación invoca, expresa o tácitamente, en más de una de sus estrofas.

La misma actitud, aun no depurada formalmente, pero, sí, ascendradísima en el fondo, se la halla en «TROZOS DE VIDA», volumen con que, en 1933, inició Alfredo González Prada la publicación de las obras inéditas de su ilustre padre. Realmente, se ignoraba el vuelo ideológico y la riqueza conceptual del poeta Prada hasta que no se conoció aquella colección, tomado de uno de sus tantos cuadernos manuscritos.

Nadie, hasta don Manuel, practicó el modernismo, ni solfeó el simbolismo, en nuestra literatura. Rubén Darío apenas tuvo eco en el Perú. Chocano miró con desgano «LOS RAROS» y concedió exigua atención a «PROSAS PROFANAS». Sus coetáneos rindieron, de vez en cuando, pleitesía al poeta de Nicaragua, mas sin   —VIII→   penetrar en su escuela. Prada la precedi6 y le subrayó. No fue de los secuaces, sino de los heraldos y de los corroboradores. Incapaz de resignarse a repetir, hurgó en conocimiento y magín para presentar lo que él creía que debía ser la yema de una lírica nueva. Si insistió acaso con exceso en el concepto, en la forma concedió a la novedad y a la música la importancia que Verlaine reclamaba en su inmortal «ART POETIQUE». Así, las Villanelas, los Laudes, las Espenserinas, los Triolets, los Rondeles, extraídos de esta y aquella literatura, se confunden en un propósito común: obtener musicalidad a cualquier precio. Lo consiguieron.

Después de haber publicado «ADORACIÓN» y reeditado «MINÚSCULAS», encuentro oportuno proseguir la edición de las Obras Completas de don Manuel González-Prada con los tan inaccesibles tomos de «EXÓTICAS» y «TROZOS DE VIDA», piedras millares de su obra literaria.

1948.

Luis-Alberto Sánchez



  —1→  

ArribaAbajoPrelusión


Paganisme inmortel, et tu mort, on te dit;
Mais Pan tout bas's en moque, et la Siréne en rit.


SAINTE-BEUVE - Eglogue Nopolitaine.                




    Oh gloria de la Tierra y de los Cielos,
paganismo inmortal ¿has muerto acaso?
Aún cruza el mar la Venus Citerea,
aún clava Amor su victorioso dardo
en los fragantes pétalos del lirio  5
y en el hirviente corazón del astro.

    Eternamente joven y fecundo,
recorre Pan los mares y los llanos,
vertiendo vida en el oscuro fondo
de las saladas ondas, despertando  10
en los fértiles surcos de la gleba
al perezoso, entumecido grano.

    Desde la Láctea Vía luminosa
hasta el humilde césped de los campos,
desde la ebúrnea ramo de la lira  15
hasta el leñoso puño del arado,
todo murmura: -Por aquí los Dioses,
los buenos Dioses de Hélade pasaron.

    ¡Incienso y mirra, hosannas y laureles,
a los risueños Dioses olimpianos!  20
Ellos al débil hijo de la Tierra
tender supieron fraternales brazos
y por el solo amor de las mujeres
el beso de las Diosas olvidaron.
—2→

    Si el aéreo frontón de la columna  25
surge del suelo en armoniosos raptos,
si habla inefables lenguas el sonido,
si el lienzo vive, si palpita el mármol,
es que en la sangre del artista cunde
el generoso espíritu pagano.  30

    Dura el poeta si en crisol antiguo
acendra el «oro-broza» de sus cantos.
En el jardín poético de Grecia
es todo grande, todo perfumado,
desde la encina patriarcal de Homero  35
a la efímera rosa de Meleagro.

    El culto a la belleza y a la gracia,
la aspiración a lo viril y sano,
la augusto libertad de la conciencia,
el infalible método del sabio,  40
bienes son por el viejo paganismo
a la moderna Humanidad legados.

    De nación en nación, de pueblo en pueblo,
cual fiat lux divinamente humano,
vuela el soplo de Sócrates y Fidias,  45
de Tales y Platón, de Homero y Safo:
Grecia plantó: disfruta el universo
la exuberante floración del árbol.

    Hélade hermosa, naces a la vida
como imposible sueño realizado;  50
flor de la Tierra, meces tu corola
al soplo del azul Mediterráneo
y la fragancia envías de tu seno
hasta el remoto alberque del Sicambro.
—3→

    Siempre te amé; y al eco de tu nombre,  55
ya palpito de gozo y entusiasmo,
ya la nostalgia siento y la congoja
de irreparable, universal naufragio;
que si una Grecia vieron ya los siglos,
segunda Grecia no verán acaso.  60

    ¿Dónde, oh próvida madre, no imprimiste
las indelebles huellas de tus pasos?
Todas tus gradas son erguidas cumbres;
todas tus chispas, encendidos astros.
Suprema iniciadora y creadora,  65
llevaste el porvenir en tu regazo...

    Y ¡el mundo olvida los opimos dones,
y cambia el templo dórico en santuario,
y va cobarde a sollozar de hinojos
ante grotescos Dioses inhumanos!  70
Siempre tuvieron, para el bien, los hombres
memoria infiel y corazón ingrato.

    Pudo al empuje arrollador de Roma
caer el Griego y arrastrarse esclavo;
pudo la raza de Solón y Esquilo  75
rendirse al férreo yugo de Bizancio;
mas no sucumbe el alma de la Grecia,
no muere el noble espíritu pagano.

    No, tú no mueres, Paganismo eterno:
como fanal oculto en el sagrario,  80
en predilectos corazones moras;
y eres en siglos de mentales caos
la simbólica tea de Lucrecio,
que inextinguida va de mano en mano.
—4→

    Si tu murieras ¿viviría el arte?  85
¿Sería de almas investido el Paros?
Tú la injuriada carne redimiendo,
vienes de néctar a endulzar los labios
y una blancura sideral difundes
en esta noche del horror cristiano.  90

    ¡Huya la noche, reine la alegría,
y rompa el mundo en explosión de salmos!
¡Triunfo, oh belleza! Demos a la hermosa
el indebido pedestal del santo,
y el arte perfumemos y la ciencia  95
con la ambrosía del ideal pagano.



  —6→  

ArribaAbajoPrimera parte


Portons au luth une main deliée;
rajeunissons toute forme oubliée.


A. DESPLACES. - La Couronne D'Ophelie.                


  —7→  

ArribaAbajoLa estatua



    Ante la casta sonrisa
de la Tierra y de los Cielos,
resplandece la Hermosura
en un desnudo completo.

    Es la diosa de las diosas,  5
la invencible y frágil Venus,
evocada de la tumba
por los cinceles del genio.

    El mudo mármol encarna
los exámetros de Homero  10
y en el ritmo de la línea
modula un cántico heleno.

    Desde la madre a la virgen,
desde el anciano al efebo,
todos vibran con el himno  15
silencioso de lo bello.

    Todos quedan sepultados
en divino arrobamiento,
nadie siente en sus entrañas
el aguijón de un deseo,  20

    salvo Tartufo, que llora
la corrupción de los tiempos,
y, con la mano en los ojos,
mira a través de los dedos.



  —8→  

ArribaAbajoCuartetos persas



1    De la sombra y paz de tus hogares,
ven al huerto de mirras y azahares.
En medio al arrullar de las palomas,
vivamos el Cantar de los Cantares.

2    Extiende por mi rostro la red de tus cabellos;  5
enrédame en sus rizos, perfúmame con ellos.
Que brinden, tras la malla del oro ensortijado,
tu boca las sonrisas, tus ojos los destellos.

3    Cuando la Amada sobre mí se inclina
y con su fresca boca purpurina  10
vierte en el fuego de mis labios fuego,
toco la rosa sin temer la espina.

4    ¿Qué la sonrisa de unos labios? Nada.
¿Qué la mirada de unos ojos? Nada.
Mas no se oculta en nada de la Tierra  15
lo que se encierra en esa doble nada.

5    Es locura el amor y poco dura;
mas ¿quién no diera toda la cordura,
quién no cambiara mil eternidades
Por ese breve instante de locura?  20



  —9→  

ArribaAbajoAntológicas

(Meleagro)




1    A los labios de mi Amada,
Palpitó la copa de oro;
al rozarse con los labios,
palpitó de inmenso gozo.
¡Disfrutara yo tu dicha,  5
oh envidiable copa de oro!
¡Si a mis labios ELLA uniera
sus fragantes labios rojos
y en el deliquio de un beso
bebiera mi alma de un sorbo!  10

2    Al coronar tu frente
con mirtos y con rosas,
eclipsas a las rosas y a los mirtos,
coronas la corona.

3    Tu beso esconde liga,  15
tus ojos tienen llamas:
a quien miras le tuestas,
a quien rozas le atrapas.

4    A tus uñas de acero
saca filo el amor:  20
por eso tus rasguños
van siempre al corazón.



  —10→  

ArribaAbajoVillanela



    ¿Adónde vas tan hermosa,
con beldad tan sobrehumana,
que pareces una diosa?

    Por la campiña olorosa,
bajo el Sol de la mañana  5
¿Adónde vas tan hermosa?

    Irradiación tan gloriosa
de tus pupilas emana
que pareces una diosa.

    Con pie que vuela y no posa,  10
igualándote con Diana
¿Adónde vas tan hermosa?

    Picaflor y mariposa
te repiten: -«Salve, hermana,
que pareces una diosa».  15

    Todo ser y toda cosa
te preguntan: -«Soberana
¿Adónde vas tan hermosa?

    Fuera alabanza injuriosa
llamarte reina o sultana,  20
que pareces una diosa.

    Con esos labios de rosa,
con ese talle de liana
¿Adónde vas tan hermosa
que pareces una diosa?  25



  —11→  

ArribaAbajoNocturno

Esquema rítmico


óó|oo|ooó|o
óó|ooó|o-oó|ooó|o
óó|ooó|ooó|o
óó|ooó|ooó|o





    Envuelve a la Tierra la noche,
la noche sin luna, la noche sin astros;
    dormitan el sauce y la fuente
    dulcísimos sueños soñando.

    En sueño, la fuente y el sauce  5
la forma revisten de Gretchen y Fausto,
    y pechos abrazan con pechos
    y labios confunden con labios.

    Sus pliegues descorre la niebla
en ríos y bosques, en cumbres y llanos.  10
    ¿Aporta la dicha o la muerte?
    ¿El velo nupcial o el sudario?

    En medio a la paz de la noche,
desgarra las nubes un grito de espanto...
    La fuente murmura: -¡Lloremos!  15
    El sauce responde: -¡Muramos!




ArribaAbajoGacela


    Viento en la verde soledad nacido
¿Por qué la sombra dejas de tu nido?
¿Huyes en pos de blancas mariposas?
¿Sigues la huellas de un amor perdido
o buscas por los montes y los mares  5
el silencioso reino del olvido?
—12→
Ven que desmaya de placer la rosa
al soplo de tu aliento enardecido.
Mas no: revuela tras mi fiel Amada,
dila dulces lisonjas al oído  10
y exhala en derredor de su hermosura
todo el aroma del jardín florido.




ArribaAbajoEn país extraño


O métamorphose mystique
de tous mes sens fondus en un!


Charles Baudelaire                




    Yo camino bajo un cielo,
no esplendor ni oscuridad;
en un país muy remoto,
no vivido ni real.

    Donde se oye con los ojos,  5
donde se ve con palpar,
y se funden los sentidos
en misteriosa unidad.

    ¿Voy soñando? ¿Voy despierto?
No sabré decir quizá  10
donde empieza la vigilia,
donde concluye el soñar.

    Miro sombras que me siguen,
mas, al seguirlas, se van;
veo manos que me tocan,  15
mas no se dejan tocar.

    Saboreo luz, y gozo
la exquisita voluptad
de las músicas azules
y del olor musical.  20
—13→

    Sumido en algo indecible,
que no es sentir ni pensar,
estoy pensando y sintiendo
lo que no fue ni será.

    ¿Siento yo, o en mi sensorio  25
sienten bosques, nube y mar?
¿Pienso yo, o en mi cerebro
piensan ave y pedernal?

    ¿Soy la porte o soy el Todo?
No consigo deslindar  30
si yo respiro en las cosas
o en mí las cosas están.

    Yo no vivo en mí, que vivo
en la gota del raudal
ya en el más lejano globo  35
de la ignota inmensidad.

    Ya mi vida no es mi vida;
que de mí se aleja y va
a difundirse y perderse
en la vida universal.  40

    Qué deleite, sumergirse
en la suma identidad
¡De la forma y de la idea!
¡Ser lo eterno y lo fugaz!
¡Lo infinito y lo finito!  45
¡Alumbrar y perfumar!
¡En el rayo de una estrella
Y en el polen de un rosal!



  —14→  

ArribaAbajoLaude



    Celebremos al amor
como rey y gran señor.

    A torrentes manan dél
toda luz y toda miel.
En sus labios toda hiel  5
da dulcísimo sabor

    En la hoguera del sentir
consumamos el vivir,
pues se goza con morir,
si se muere por amor.  10




ArribaAbajoAntológica

(Pablo el secretario)




¡Qué dulce la sonrisa de su boca!
    ¡Qué dulce el llanto de sus ojos!
Rompiendo ayer en gemebundas quejas,
    Posó las sienes en mis hombros.

Por sus rojas mejillas,  5
    incontenibles lágrimas rodaron
en repentina lluvia.
    Yo con mis besos enjugué su llanto.

    -¿Por qué, la dije, lágrimas y quejas?
-Temo el olvido, las mudanzas temo,  10
    que vosotros los hombres
¡Ay! no sabéis cumplir los juramentos.



  —15→  

ArribaAbajoCuartetos persas


oó|ooó|o-oó|oó|o





1    Orgullo con las frentes orgullosas,
bondad con las entrañas bondadosas:
esa la ley constante de mi vida;
sólo me inclino a recoger las rosas.

2    Rendí mi corazón a la belleza,  5
mas ni el oro acaté ni la grandeza.
limpios están mis labios y mi pluma
de vil adulación y de bajeza.

3    El rítmico vuelo de la estrofa alada
y el rayo de ardiente, pasional mirada,  10
encierran lo bello, lo mejor del mundo.
¡Amor! ¡Poesía!... Lo restante ¡nada!




ArribaAbajoLas mimosas


Leur agonie est une extase
et leur perfum est un pardon.


J. LORRAIN. - La mort des lis.                




    En el alma están enfermas
    las mimosas del jardín;
lloren cigarros, mirlos y abejas,
que las mimosas van a morir.

    En su plácida agonía  5
    hay un éxtasis de amor;
su muerte, dulce como su vida,
no es una queja sino un perdón.
—16→

    Los canelos fraganciosos
    den la cuja funeral,  10
den el sudario silfos y gnomos,
ayes y dobles dé la forcaz.

    Mas no dé la sepultura
    mármol yerto y sin calor.
¡Pobres mimosas! Quieren por tumba  15
un ardoroso, fiel corazón.




ArribaAbajoBíblica

(Nonasílabos poliformos)




    Disfruta y guarda, oh Salomón,
tu viña de Bahal Hamhón.
Sé que oro mucho te reporta;
mas cuando yo mi viña veo,
ninguna envidio ni deseo,  5
y nada la tuya me importa.

    Oh Señor de señores, ten
mil hermosuras en tu harén.
Sé que te embriagan de placeres;
mas si la bella Sulamita  10
arde en mis brazos y palpita
¿Qué me importan tus mil mujeres?



  —17→  

ArribaAbajoA una orquídea



    Cuarzo viviente, colibrí sin alas,
quimera realizada en una flor,
tú del extraño mundo submarino
venir pareces a mirar el sol,

    Tú no difundes orgulloso aliento  5
ni cálidos efluvios de pasión:
en tu fragancia tímida y agreste
respiras la modestia y el pudor.

Como poeta mudo y abstraído
que en su alma eleva cántico sin voz,  10
tú soñadora vives, entonando
el himno silencioso del color.




ArribaAbajoGacela


Mein Liebchen, was willst du mehr?


H. HEINE.- Die Heinkenr                



    Tienes rosas en los labios... ¿más deseas, oh Mujer?
Tienes lirios en los ojos... ¿más deseas, oh Mujer?
Tienes gracia y hermosura, juventud y admiradores,
Tienes joyas, tienes galas... ¿más deseas, oh Mujer?
A los lirios de tus ojos y a las rosas de tus labios  5
alzo nubes de canciones... ¿más deseas, oh Mujer?
Soy el eco de tus labios, la falena de tus ojos;
Soy la sombra de tu sombra... ¿más deseas, oh Mujer?
En tu voz y en tu mirada tengo dichas y martirios,
a tus plantas vivo y muero... ¿más deseas, oh Mujer?  10



  —18→  

ArribaAbajoAcorde



    Era un paisaje desolado,
como la vida sin amor,
    era una vida triste,
    como tarde sin Sol.
En la tristeza del paisaje  5
la vida erraba sin amor.
Paisaje y vida ¡flébil dúo!
Nostalgia fúnebre en los dos.

    Al paisaje y a la vida
    descendió la oscuridad:  10
    fue la noche sin aurora,
    el dormir sin despertar.
¿Qué fatídicos rumores repercuten
en la sombra de misterio y soledad?
Son las alas de la muerte que se acerca,  15
son los pasos de la vida que se va.




ArribaAbajoCuartetos persas


oó|oooó|oó|o





1    No escuches el glacial consejo
de inválido Catón añejo.
la vida de los mozos vive
y deja la vejez al viejo.


óoo|óo-|óo|óo





2    Ama la vida, su altar inciensa,
busca y devora su dicha inmensa.
Cuando en la tumba sumido yazgas,
piensa en la muerte... ¡si el muerto piensa!



  —19→  

ArribaAbajoDesnudeces



    El cincel de los artistas,
el bisturí de los sabios,
a todo adquieren derecho,
no conocen lo vedado.

    Donde ciencia y arte posan,  5
todo queda puro y casto:
no hay obscenas desnudeces
en el muerto ni en el mármol.

    Si arte y ciencia no conocen
pudicicías ni recatos,  10
la pasión derechos tiene
inalienables y sacros.

    Tiene amor el buen derecho
a penetrar lo inviolado,
a embelesarse en las curvas  15
del recóndito santuario.

    Dócil descubra la forma
sus voluptuosos arcanos,
que no existe la belleza
para velar sus encantos.  20

    Del mar no surge Afrodita
con pudibundo vestuario:
la dorada cabellera
es su rico y solo manto.

    En los artísticos seres  25
de la forma enamorados,
valen tal vez las miradas
lo que valen los abrazos.
—20→

    Si el deleite de la vista
al goce iguala del tacto,  30
rasgue velos quien estreche
a la hermosura en sus brazos.




ArribaAbajoTernarios


óooo|óooo|óo





    Manos que sus manos estrechasteis,
ojos que en sus ojos os mirasteis,
labios que en sus labios suspirasteis,

    ¿Dónde si con diosas os unierais,
dónde si por siglos existieras,  5
dichas superiores conocieras?

    Nada en lo futuro y lo presente,
nada en los sueños de la mente,
todo en lo pasado solamente.

    ¡Báñate, oh memoria, en lo pasado!  10
¡Sueña, oh pensamiento, en lo soñado!
¡Goza, oh corazón, en lo gozado!




ArribaAbajoGunnar

KARL SIMROCK. Die Edda MORD DER NIFLUNGE.




    En pavorosa torre, maniatado,
entre un bullir de víboras y sierpes,
yace Gunnar, el noble Nibelungo,
el orgulloso vástago de reyes.

    De inspiradoras llamas encendido,  5
el arpa coge con los pies el héroe,
tañe las cuerdas y modula un canto,
el arpa de los bravos y los fuertes.
—21→

    Suena el arpa tan dulce y armoniosa,
vibra la voz tan grave y tan solemne,  10
que tiembla el ancho muro de la torre
y los fieros reptiles se adormecen.

    Inmóviles dormitan los reptiles;
mas una sola víbora, rebelde
al doble hechizo de la voz y el arpa,  15
el corazón del Nibelungo hiere.

    ¡Gunnar, Gunnar, las penas de la vida
al son de los cantares se adormecen;
mas el amor -la víbora implacable-
desoye cantos y nos da la muerte!  20




ArribaAbajoGacela


    Oh mi querida, tu amor,
como pérfido licor,
quema el pecho si en los labios
deja exquisito dulzor.
Mas no quieras tú librarme  5
de mi fuego matador,
que entre el olvido y la muerte
no es la muerte lo peor.
¡Benditas todas mis llamas
y bendito mi dolor!  10
Es muy sabroso veneno
el veneno del amor.



  —22→  

ArribaAbajoLa respuesta de Sirio



    Joya en la sien de la noche,
fúlgido y trémulo Sirio
¿Qué sabes tú de los astros,
de su fin y su principio?
¿Una ley eterna siguen,  5
conscientemente sumisos,
o ciegos van y al acaso
sin conocer su destino?

    ¿Encierran mudos desiertos
o felices paraísos?  10
¿Dan albergue a nobles almas,
o abrigan seres inicuos
que en el mal y el odio viven
como en la Tierra vivimos?

    ¿Dónde empieza el Universo?  15
¿Dónde acaban sus dominios?
Y ¿el Otro? ¿Existe? ¿No existe?
¿Es el PADRE o sólo un hijo
de la ignorancia y el miedo?
-Estoy pensando en lo mismo.  20




ArribaAbajoBuen amor



    Te amaré con alma y vida,
aunque niegues mi dulzura
al sentirte más querida.

    Te amaré con alma y vida,
aunque veas ya perdida  5
esa frágil hermosura
de que vives engreída.
—23→

    Te amaré con alma y vida,
aunque seas podre hundida
en la horrible sepultura.  10




ArribaAbajoOlvido



    ¡Qué glorioso, qué sereno,
en las noches del Estío,
resplandece el firmamento!

    Se diría que los soles
mandan besos a la Tierra  5
y sonríen a los hombres.

    ¡Quién pudiera remontarse
a los fúlgidos recintos
de los reinos siderales!

    Presidiarios irredentos,  10
en el limbo de una cárcel,
despechados moriremos.

    Quien nos dio la sed y el ansia
de volar a las estrellas
olvidó ponernos alas.  15




ArribaAbajoCuartetos persas



¿En qué felices mares bonanza eterna flota
sin miedo de tormenta cercana ni remota?
    En el más dulce cáliz de la vida
    es siempre amarga la postrera gota.
—24→
    Todos, con el mismo afán,  5
    al mismo término van;
    y se pudre tanto el rey
    como se pudre el gañán.

Tumba ¿qué sigue a la fatal caída
en tu boca insaciable y homicida?  10
¿Los pobres muertos dormirán soñando
con los perdidos goces de la vida?


oó|oó|oooó|o-ó|oó|ooó


4    En mar de sombras navegamos... ¿Qué debemos creer?
A cielo y Tierra preguntamos ¿Qué debemos creer?
Verdad ¿serías por acaso flor de un negro ataúd?  15
Quizá la muerte nos responda qué debemos creer.


oó|oó|oooó|o-oó|oó|oó




5 En noche oscura y cimeriana, perdido el hombre va.
Supremo enigma pavoroso ¿tu clave dónde está?
la flébil hora en que a la tumba digamos: -Habla tú.
Quizá la tumba nos responda: -Pregunten más allá.  20




ArribaAbajoEl borrico



    Mi hermano el burro (lo digo
con franciscana humildad)
Mi hermano el burro camina,
si arrastrarse es caminar.
—25→

    A los últimos reflejos  5
de la fragua occidental,
por un ribazo conduce
su extenuada humanidad.

    ¿Hacia dónde inclina el rumbo?
Ni él lo sabe: seres hay,  10
como judíos errantes
condenados a marchar.

    Con el hocico en el suelo,
gachas las orejas, va,
más hondamente abstraído  15
que un filósofo alemán.

    Piensa que todo nos burla,
que la inútil vida asnal
se condensa en breve línea:
mucho palo y poco pan.  20

    Mientras el alma adormece
con sutil filosofar,
la estrellada noche surge
en la azul inmensidad.

    Aquí se inflama un planeta,  25
un lucero prende allá:
saltan y cunden las chispas
de un incendio colosal.

    Brotan mil constelaciones;
y elevándose del mar,  30
como un símbolo aparece
la remota cruz austral.

    La cruz, el pérfido nuncio
de justicia y caridad,
el oprobioso instrumento  35
del suplicio universal.
—26→

    La lleva el asno en sus lomos;
y la llevan muchos más,
no por fuera sí por dentro,
sin dejarlo sospechar.  40

    No alza el borrico los ojos,
y adelante siempre, va,
no importándole ni un bledo
Argos, Orión y el Tucán.

    Ha constatado y no olvida,  45
desde mucho tiempo atrás,
que los astros guardan siempre
su impasible majestad.

    Aunque se atisbe y husmee,
nada se logra de allá:  50
no se huele ni el aroma
de un potrero sideral.




ArribaAbajoGacela


    ¡Ay del que sueña sueños de ternura
y su esperanza cifra y su ventura
en unos ojos de azulado cielo
y en una tez de virginal frescura!
Suceden siglos de aflicción y pena  5
a rápidos instantes de dulzura,
que no hay amor sin tempestad ni eclipse,
que unidas van mudanza y hermosura.
Nadie firmeza jure ni demande:
no bien la boca enamorada jura  10
que el pájaro siniestro del olvido
envuelve al hombre con el ala oscura.



  —27→  

ArribaAbajoLo que yo maldigo



    Querría yo, por un feliz encanto,
dejar el circo infame de la Tierra
y huir a mundo de apacibles seres
sin los rojos instintos de la fiera.

    Donde palomas y aves de rapiña  5
en amigable comunión vivieran,
donde jamás el diente de los tigres
rasgara el corazón de las gacelas.

Cansado estoy de crímenes y sangre,
de mirar en el hombre y en la bestia,  10
la inmolación salvaje del vencido,
la victoria del mal y de la fuerza.

    Ante el inicuo drama de la vida
mi justiciero corazón protesta;
perdono mis dolores, no perdono  15
la universal crucifixión eterna.

    ¿Por qué mis ojos para ver los males
y mis oídos para oír las quejas?
¿Por qué no soy el leño ni el peñasco,
dormidos en la paz de la inconsciencia?  20

    ¿Por qué venir a lamentar horrores
en un oscuro y trágico planeta?
¡Maldito el ciego antojo de la vida
que por morada me otorgó la Tierra!



  —28→  

ArribaAbajoCrucifixión



    Tú, la amada y bendecida,
la sembradora de bienes,
crucificado me tienes
sin arrancarme la vida.
Crujen todas mis entrañas,  5
se rompen todas mis venas;
mas tú no curas mis penas
ni mis heridas restañas.

    Unos, con sorda ironía,
escarnecen mi tortura;  10
otros, con tierna dulzura,
me interrogan a porfía;
-¿Cómo te llamas? ¿Quién eres,
pobre ser crucificado?
-Soy un hombre enamorado,  15
el más feliz de los seres.




ArribaAbajoDisyuntiva


ooó|oooó|oooó|o





    ¡Oh batalla de los malos a los buenos!
¡Oh desquite de los buenos en los malos!
Que las víctimas inermes se transforman
En feroces, implacables victimarios.

    ¡Oh bondades en el alma de los buenos!  5
En la víbora miramos la ponzoña;
No sabemos los furores escondidos
En el manso corazón de la paloma.

    Vencedores, o vencidos y aplastados
-Disyuntiva ineludible y pavorosa-  10
Si el angora no cazara los ratones,
los ratones cazarían al angora.



  —29→  

ArribaAbajoCuartetos persas

Ah, take the Cash, and let the Credit go,



nor heed the rumble of a distant Drum.


FITZGERALD. - Rubaiyat of OMAR
KHAYYAM. XIII - Ed. 3.
               




    A las caricias de la luz temprana,
cruzó por el aduar la caravana;
ya sólo rastros quedan en la tarde...
¿Qué de los rastros quedará mañana?

    Los árboles frondosos y risueños  5
pronto serán carbonizados leños;
viejos, los niños; que la vida pasa,
como pasan las nubes y los sueños.

    ¡Oh Primavera! ¡Oh juventud! ¡Oh engaños!
¡Oh bien fugaz! ¡Oh perdurables daños!  10
Hoja por hoja se desnuda el tronco,
día por día se nos van los años.

    No hay terrestre, grandioso monumento
sin posar en arenas el cimiento.
Con su orgullo y soberbia ¿qué es el hombre?  15
Una paja movida por el viento.

    ¿A qué la austeridad? Si joven eres,
corre a pedir el beso a las mujeres;
tal vez el summun de la ciencia humana
es agotar la miel de los placeres.  20

    No dejes por el fruto de Verano
la flor de Primavera; el bien cercano
es el mejor, el único: no vayas
tras el redoble de un tambor lejano.
—30→

    Retribución o bálsamo a la herida  25
no esperes en la lucha fratricida:
ni aquí ni allá recibirás la palma,
oh noble combatiente de la vida.

    ¿A qué purificarte, engrandecerte,
ser el varón incorruptible y fuerte?  30
Buenos y malos dormirán un día
en la igualdad infame de la muerte.




ArribaAbajoAntológicas




(Nossis)

    Amor, suprema dulzura
miel no existe más sabrosa;
no hay bien igual a tus bienes
ni gloria igual a tus glorias.
Sólo el que amo y es amado  5
sabe el precio de las rosas.


(Capiton)

    La hermosura sin la gracia
puede atraer a los pechos,
mas no logra retenerles:
es carnada sin anzuelo.  10


(Anónimo)

    Un perfume te envío,
a ti que aroma celestial difundes,
    a ti que bien podrías
    perfumar el perfume.
—31→


(Dionisio)

    Florista, hermana de tus ramos,  15
como tus rosas, linda y fresca.
¿Vendes belleza? ¿Vendes rosas?
¿O vendes rosas y bellezas?


(Oreste)

    Yo no las quiero de muchos años
ni las elijo de poca edad:  20
en las muy viejas veo la pasa,
en las muy niñas miro el agraz.


(Anónimo)

    Es la envidia muy mala;
    Pero tiene en el fondo
    una cosa muy buena,  25
devora el corazón del envidioso.




ArribaAbajoLaude



    Todo goce, todo ría,
Con la luz del nuevo día.

    Monte, selva, mar y llano
alcen himno tan pagano
que hasta el pecho del anciano  5
se estremezca de alegría.

    Y ¡oh Sol, hemos de perderte!
lo espantoso de la muerte
es no verte más, no verte,
oh gloriosa luz del día.  10



  —32→  

ArribaAbajoDeterminismo


    En el fragor de las luchas
incesantes y espantosas,
enarbolemos el iris
de una gran misericordia.
    No abominemos las manos  5
que desgarran o destrozan,
ni maldigamos las fauces
que de sangre vienen rojas.
    No es criminal el milano
al comerse las palomas,  10
ni culpable la serpiente
al segregar su ponzoña.
    Nos hace bienes o males
quien nos ama o quien nos odia,
como el aire nos anima  15
o como el mar nos ahoga.
    Ilusión la delincuencia,
porque el brazo mata o roba,
como el humo se levanta
o el peñasco se desploma.  20
    Sueños, la virtud y el vicio,
pues el hombre piensa y obra,
como el espino da espinas
y el rosal produce rosas.
    No hay malos dignos de mengua  25
ni buenos dignos de gloria:
existen sólo instrumentos
de las fuerzas creadoras.
    Siente rencores el necio;
el filósofo perdona  30
la irresponsable injusticia
de los seres y las cosas.



  —33→  

ArribaAbajoGacela


    Es la mañana un rayo de alegría
tras noche de tormento y agonía;
es el olvido noche interminable
tras vaga luz de fugitivo día.
Irradia siempre, no te eclipses nunca,  5
oh Sol de venturanza y poesía.
late, oh fogoso pecho enamorado,
sin conocer vaivenes ni falsía.
Huye, oh funesto olvido, que en tus alas
escondes saturnal melancolía.  10
No vengas nunca, oh noche, que en tus sombras
guardas el frío de la tumba fría.




ArribaAbajoLos cuervos



    Bajo dosel de gualda,
nubarrones de cuervos
aparecen y graznan.

    Hidrofóbicos luchan
y en el campo destilan  5
cálida, roja lluvia.

    Con los picos de acero,
no se hieren los ojos,
se taladran los pechos.

    Por azuladas cumbres,  10
al desmayo del Sol,
desaparecen, huyen...
Se van sin corazón.1



  —34→  

ArribaAbajoVillanela



    No me pidas una flor,
que en el jardín y el vergel
eres tú la flor mejor.

    A mí -tu firme cantor-
pídeme laude y rondel;  5
no me pidas una flor.

    Por tu aroma y tu color;
venciendo a rosa y clavel,
eres tú la flor mejor.

    Diosa, pídeme el loor;  10
reina, pídeme el dosel,
no me pidas una flor.

    Para dar sabor y olor
a los panales de miel,
eres tú la flor mejor.  15

    Pídeme siempre el amor
y la constancia más fiel;
no me pidas una flor:
eres tú la flor mejor.




ArribaAbajoAntológicas

(Platón)




1       Tú los astros contemplas, oh mi amada.
¡Si fuera yo la bóveda celeste!
       Mil ojos yo tendría
       mil ojos para verte.
—35→

2    Al darte un beso en los labios,  5
se estremece mi alma toda,
y por huir de mi cuerpo,
se reconcentra en mi boca.

3    Quiere infiltrarse en tu esencia
más oculta y misteriosa  10
para fundirse con tu alma
y formar un alma sola.

4    En la suprema delección del beso
afluyen nuestras almas a los labios:
quieren, a modo de sutil perfume,  15
    ascender a los astros.




ArribaAbajoCuartetos persas


oó|ooó-|oó|oooó





1    Si eres un hombre de maduro seso,
nunca retardes a mañana el beso:
piensa en coger las flores a la ida,
no sueñes encontrarlas al regreso.

2    Belleza, en triunfo universal camina,  5
la ciencia, el arte y la virtud domina;
mas la inflexible rigidez rechaza:
muéstrate frágil y serás divina.
—36→

3    No a las flores culpéis de silenciosas:
la femenina gracia de las rosas,  10
el voluptuoso incienso de los nardos,
¡Dicen tan bellas, sugestivas cosas!

4    Pobres almas siniestras y oscuras,
ved los campos, mirad las alturas:
no hay un sol tan hermoso en el cielo  15
para sólo alumbrar sepulturas.

5    Insulso moralista, rebullan a tu lado
el mozo entontecido y el viejo espiritado.
¿Qué dejas a la vida, qué dejas a los hombres,
si apartas de las bocas las mieles del pecado?  20

6    Oh noche sin fin, oh noche del no ser,
tendría tu horror un célico placer,
si en breve soñar pudiéramos sentir
un rayo de sol y un beso de mujer.




ArribaAbajoOptimismo



    ¿Qué soy? tal vez el hijo de un acaso,
forma inestable, fugitivo nombre:
en la fatal vorágine del tiempo,
voy arrastrado sin saber adonde:
chispa brotada en la perenne hoguera,  5
       brillo un momento y paso;
nota nacida en el inmenso coro,
       vibro un instante y callo.
—37→

    Sediento yo de luz y de verdades,
camino por el mundo... ¡Sed inútil!  10
Los ojos abro para ver la sombra,
las manos tiendo para asir la nube.
Un sueño lo pasado y lo presente,
       un sueño lo futuro.
Todo ilusión: los bienes y los males,  15
       la cuna y el sepulcro.

    ¿Dónde la firme realidad? Giramos
en medio a torbellino de fantasmas:
en el flujo y reflujo de la vida,
somos los hombres apariencia vana.  20
Mas ¡ni despecho ni furor! Vivamos
en una suave atmósfera optimista;
y si es un corto sueño la existencia,
soñemos la bondad y la justicia.





  —40→  

ArribaAbajoSegunda parte

(Sin rima)



    Pero si no te hallares desenvuelto
en consonar nuestro lenguaje, fía
la empresa al generoso verso suelto.


B. LEONARDO DE ARGENSOLA                


  —41→  

ArribaAbajoMusa Helénica

(Polirritmo sin rima)




    Atronadora y rimbombante Poesía castellana,
tambor mayor en la orquesta de Píndaro y Homero,
si poco arrullas a las almas, mucho asordas los oídos.

    En el espeso follaje de inútiles vocablos,
brota pálida y sin jugo la fruta de la idea.  5
Oh verbo de Cervantes, en tu viña empampanada
son gigantescas las hojas, enanos los racimos.

    ¡Qué legión de beocios! ¡Qué falange de baturros!
¡Qué cacofónico concierto de locuaces cacatúas!
Reinan, lo cursi, lo vulgar y lo pedestre:  10
    desuellas Marsias al divino Apolo,
    muerde al Pegaso el burro de Sileno.

    Arte pagano, flor nativa de la Grecia,
Ven y resurge en el erial de lo deforme y lo prosaico;
    ven y embalsama con tu aliento  15
las nauseabundas purulencias de la vida.
El mundo clama por el néctar de los Dioses,
pide un nuevo y glorioso renacer del Paganismo.

    ¡Quién de sepulcros y de ruinas exhumara
la sobria musa de Alceo, de Arquíloco y Hesiodo!  20
¡Quién, desdeñando los pueriles cascabeles de la rima,
reflejara en la acorde pulsación de los acentos
el misterioso ritmo de los seres y las cosas!
¡Quién pudiera en sus arranques de olímpico entusiasmo
rasgar las vestiduras de la gótica barbarie  25
y colgar a tus hombros, oh moderna Poesía,
       la clámide ateniense!



  —42→  

ArribaAbajoLa primavera

(Imitación rítmica de la estrofa arcaica)


Esquema rítmico



óoo|óo-o|óo|óoo
óoo|óo-o|óo|óoo
oó|ooó|ooó|o
ooó|ooó|ooó|o





    Tras los bramidos de yertas ráfagas
vienen arrullos de tibios hálitos,
y escapan a vuelo las brumas,
la medrosa legión de vencidas.

Prado y floresta, llanura y cúspide,  5
himnos arrojan de intenso júbilo
te aclaman a ti, Primavera,
desposada del Sol renacido.

Cantan en coro su amor los pájaros,
ósculos mudos se dan los árboles,  10
y bajo del cielo a la Tierra
un inmenso raudal de ternura.

¿Dónde no soplan vitales céfiros?
¿Dónde no surgen fecundos gérmenes?
Alegres verdean los sauces  15
en la triste mansión de las tumbas.

Si hay en las aguas divinos éxtasis,
si hay en las brisas nerviosos trémolos,
Suspiran tal vez en su cárcel
las marmóreas entrañas del monte.  20

Ciñe corona de musgo el páramo,
sienten los viejos calor de jóvenes,
y tiemblan acaso y renacen
las heladas cenizas del muerto.



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