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Extraordinaria calidad cinematográfica e intelectual de «La prima Angélica»

Críticas a «La prima Angélica»

Lorenzo López Sancho





...Luis, el protagonista de La prima Angélica vive durante unos días un estado casi alucinatorio a la recherche du temps perdu, pero no sólo sigue esa inspiración proustiana, que Saura y Azcona confiesan al recordar el célebre pasaje de la magdalena, en la obra de Proust. También palpitan en algunas evocaciones de Luis las profundas y bellas páginas de los ejercicios espirituales del Retrato del artista adolescente, de Joyce.

Hagamos punto y aparte para no seguir desentrañando con placer los valores altamente intelectuales puestos en el protagonista por Saura y Azcona. Lo que vale en esa aportación proustiana, joyciana, es el grado de hispanización de tales evocaciones y conflictos interiores alcanzado en la película para lograr una seria, honesta, importante reflexión sobre aspectos poco estudiados hasta ahora de nuestra guerra civil.

Luis tiene todo su mundo personal condicionado por aquel conflicto. La condena explícita el padre, formulada por la familia, le origina un sentimiento de inferioridad y la de conciencia de la tremenda escisión producida por la contienda. Las nociones de pecado, de ilicitud del amor, la curiosidad sexual, la primera polarización del deseo inspirada involuntariamente por su tía Pilar, el descubrimiento de la caducidad de tales impresiones y sentimientos, van desgranándose en imágenes de fina precisión psicológica.

El procedimiento usado por Saura es muy delicado, muy difícil. En la mente de Luis, su yo niño y su yo adulto se desdoblan constantemente, pero el espectador ve siempre al Luis adulto triste, introvertido, que unas veces es él, ya fatigado de años de resentimiento y soledad, y otras es el niño oprimido, asustado, distante del contorno familiar. Y en esas continuas evocaciones, que a la manera de la magdalena proustiana le sugiere el recobrado contorno provinciano, los parientes se desdoblan también y asumen dos significaciones temporales distintas, como si presente y pasado se fundieran en un presente intemporal, por el que Luis bucea en busca de su ser niño, ya perdido.

Ha conseguido Saura una de sus mejores películas, tanto por la densidad intelectual de su introspección como por los portes literarios ya insinuados, y por la limpidez de una caligrafía cinematográfica, en la que si no pocas veces encontramos rasgos del gran estilo de Buñuel, otras, las más, percibimos ya la existencia vigorosa de un estilo Saura, atractivo en su rigor, en la voluntaria sequedad del trazo, en la sobria iluminación del tiempo. Hay que meterse muy dentro del personaje y de su contorno, para no perderse en el laberinto pasado presente, vida-recuerdo con el que juega sutilísima y bellamente Saura en esta película de gran calidad artística e intelectual.

López Vázquez tiene el don de sugerir con levísimas expresiones del ojo, del labio, cambios muy complicados. Lo hace al exteriorizar la ambivalencia de un ser pendular entre lo masculino y lo femenino: lo hace con más acendrada perfección aquí para llevarnos a los espectadores de su ser niño a su ser adulto. Quiero decir que el gran actor que es López Vázquez alcanza aquí sus cotas más altas. La recuperación de Lina Canalejas es un acierto. Lina está justa, humana, bella y honda en las dos vertientes de su personaje. Para Fernando Delgado la naturalidad no tiene secreto. Su Anselmo, personaje clave de muchas de las intenciones socio-políticas del filme, está logrado con redondez impecable Exactos, sin un ripio de teatralidad, merecen elogio Lola Cardona, Josefina Díaz, Luis Heredia y Luis Peña y debe hacerse cita aparte para la niña María Clara, que actúa con seguridad, con atractiva frescura y da encanto y ternura a su bonito personaje.

Siente rubor el crítico de sus elogios, como suele sentir el pesar de sus desaprobaciones. Pero debe insistir para puntualizar que La prima Angélica, por sus calidades ya dichas, así como por la claridad y belleza de sus imágenes bien planificadas y plasmadas, es un magnífico ejemplo de lo que puede hacerse en el cine español tan pronto se ponga un verdadero talento honradamente a la difícil empresa de decir algo honrado e importante.

La prima Angélica es el único filme español seleccionado para el ya inmediato Festival de Cannes. Su elección es indiscutible. La complejidad de esta hermosa película de Saura va a exigir mucha penetración en el Jurado de Cannes y en los críticos internacionales, poco habituados a leer entre líneas.

ABC, 3 mayo 1974





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