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Las citas de la Exposición del libro de Job están tomadas de mi edición del manuscrito salmantino, Salamanca, Universidad de Salamanca, Textos Recuperados, 1992.

 

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En algunos códices se lee «malo dañoso» (véase Blecua, 1990: 463, v. 23) que hace más explícito, pero no más poético, el sentido negativo del adjetivo.

 

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Son estos versos uno de los lugares críticos del poema. Para Vega (1955: 74) «la tercera estrofa está ininteligible y no se ve el sentido de ambos textos, latino y hebreo, idénticos.». Félix García incorpora las correcciones de Merino, mientras Menéndez Pelayo opta por otra versión. Véanse las variantes en Blecua, 1990: 463.

 

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También Pedro Lombardo en su Commentarius in Psalmos Davidicos escribe tomándolo de san Agustín: «Meditabitur die ac nocte, id est, assidue, et in prosperis et in adversis. Dies enim laetitiam, nox adversitatem significat» (PL 191, 62). Y Erasmo en su Enarratio in primi psalmi: «die ac nocte, hoc est, in propsperis pariter atque adversis», Desiderii Erasmi Roterodami Opera Omnia, Hildesheim, Georg Olms, 1962, vol. V, 171-198; col. 182 C.

 

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Expositio in Psamum LXVII, 15, en Mag. Luysii Legionensis Opera, Salmanticae, 1891, vol. I, p. 243. Hay traducción de José María Becerra Hiraldo, ed., fray Luis de León, Obra mística, Granada, 1986, p. 313. El salmo 67 lo explicó fray Luis en la cátedra de Biblia el curso 1581-1582, como consta por el libro de visitas de cátedras de ese curso (José Barrientos, Fray Luis de León y la Universidad de Salamanca, Madrid, Ed. Agustinianas, 1996, p. 670. Los estatutos de la Universidad obligaban a alternar en cada curso explicaciones del Nuevo Testamento con las del Viejo; al decir de uno de sus alumnos, el bachiller Alonso de Peñaranda, fray Luis leyó «muchos salmos de David» (ibidem).

 

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También en la dedicatoria inicial a Don Pedro Portocarrero de las poesías ha escrito que la poesía es digna «si se emplea en argumentos debidos» [Blecua, 1990: 153]. Esta concepción coincide con la expresada por Erasmo en la Paraclesis: «pluguiese a Dios que el labrador, andando al campo, cantasse alguna cosa tomada desta celestial philosophía y que lo mismo hiziese el texedor estando en su telar, y que los caminantes hablando en cosas semejantes aliviasen el trabajo de su camino, y que todas las pláticas y hablillas de los christianos fuesen de la Sagrada Escriptura». El mismo humanista de Rotterdam, en epístola a Adriano VI de 1522, expresa su deseo de restituir la edad dorada de la piedad primitiva cuando «nihil erat popularius Psalmis Davidicis».

 

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«La poesía digna de tal nombre oculta, bajo su fermosa cobertura, una enseñanza que el estudioso debe descubrir y utilizar. Si anche la sacra scriptura è poesia, también la poesía es sagrada o al menos posee varios sentidos, encubre un saber y cumple una función docente. Es una revelación, sagrada o profana, según los casos, pero revelación al fin y al cabo», dice Domingo Ynduráin, Humanismo y Renacimiento en España, Madrid, Cátedra, 1994, p. 201.

 

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En la Expositio in psalmum LXVII, al explicar el versículo 6 «Dominus in loco sancto suo», refiere con detalle todos los sentidos que encierra ese «lugar santo» que es el cielo, («coelum autem in S. Scriptura et in illarum arcano sermone multa significat»), primero como «locus altissimus et remotus a terrenarum rerum contagione»; segundo, como lugar desde donde se producen los efectos en la tierra, el que está en el cielo tiene «magnam potentiam ad efficiendum omnia quaecumque velit»; tercero, como lugar desde el que se tiene conocimiento de todo; y cuarto, como lugar purísimo, ajeno de todo lo sucio. (Ed. cit., pp. 228-229).

 

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Puede verse en la explicación del salmo 67, 7 (ed. cit., p. 232) «Est proprium S. Scripturae hanc vocem, lignum verl arbor, transferre ad significandos homines: et bonos vocat lignum viride, malos autem lignum aridum», donde remite al salmo I («Videtur autem ista metaphora ducta ex psalmo I... nam quemadmodum plantata arbor iuxta aquas virescit et folia profert»).

 

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Sobre Pedro Lombardo, véase la nota 11. La interpretación espiritual de este sintagma es común. Thomas de Vio, Cardenal Cayetano en su PSALMI DAVIDICI ad hebraicam veritatem castigati et iuxta sensum quem literalem dicunt enarrati... Venecia, M.D.XXX. interpreta estas aguas como las aguas espirituales de la gracia divina. Ampliamente explica el sentido Erasmo en su Enarratio (col. 184 D y ss.); y así glosa también Raynerio Goudano (ed. cit. 1555, fol. 1r: «cerca de las corrientes y de las aguas que son las gracias del espíritu sancto».

Sobre los valores alegóricos de las aguas en la literatura clásica y patrística he podido ver la tesis de Begoña Alonso Monedero, Estudio de las configuraciones de una imagen poética. «Nuestras vidas son los ríos...», Salamanca, 1998.

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