Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


 

11

Éste es un hecho sobradamente conocido por los estudiosos del tema. Vid., v. gr., la opinión de Ermanno Caldera al respecto en «El teatro en el siglo XIX (I) (1804-1844)», en: AA. VV., Historia del teatro en España, 2, José M.ª Díez Borque (dir.), Madrid, Taurus, 1988, p. 428.

 

12

Cotarelo y Mori, E., op. cit., pp. 112-113.

 

13

Ibid., p. 150. El crítico afirma claramente, refiriéndose a Egilona: «Porque no pareciese una tragedia, que lo es en realidad y más que otra ninguna de sus obras, no quiso pasar de los tres actos; pero tuvo que subdividir el tercero en dos actos pequeños, que llamó "cuadros"».

 

14

Supongo que esta afirmación no será compartida por aquellos críticos defensores de una Avellaneda ecléctica entre el clasicismo y el romanticismo, inclinada en sus dramas al socorrido justo medio, al parecer tan del gusto del romanticismo español. Vid. en este sentido la opinión sostenida por Luis G. Villaverde en su artículo «Gertrudis Gómez de Avellaneda, dramaturga ecléctica», art. cit., pp. 200-209).

 

15

Aunque la realidad siempre es más compleja de lo que quisiéramos para poder teorizar con entero acierto; y así, no necesitamos buscar mucho para encontrar la excepción que confirma la regla: el drama Catilina, de Avellaneda, está ubicado en la antigua Roma.

 

16

De la misma opinión es Enrique A. Laguerre, quien en un artículo titulado «La mujer en las tragedias de Gertrudis Gómez de Avellaneda» (en: AA.VV., Homenaje a Gertrudis Gómez de Avellaneda, op. cit., p. 193), manifiesta: «Probablemente sea Saúl el drama suyo que más se asemeja al teatro clásico griego».

 

17

Así lo hacen, v. gr., C. Bravo Villasante (Una vida romántica. La Avellaneda, Madrid, Edhasa, 1967, p. 198), R. Navas Ruiz (El romanticismo español, Madrid, Cátedra, 1990, 4.ª ed., p. 332) y R. de la Fuente Ballesteros («El Baltasar de Gómez de Avellaneda y algunas cartas a Hartzenbusch», en Siglo XIX 1, 1995, p. 117).

 

18

Cotarelo y Mori, E., op. cit., p. 106. La cursiva es mía.

Indice