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No en todas las regiones: Madrid casi no usa más que he cantado; Asturias, Galicia, la región del Plata y Chile, casi sólo canté. Fuera de Asturias y Galicia parece simplificación reciente. Salvá, p. 187, denuncia el uso peculiar de Asturias y Galicia, pero Bello, que denunció y corrigió los regionalismos de Chile, no habla de éste.

 

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La idea de simultaneidad para el co-pretérito no era nueva. Ya hemos visto que era común en los gramáticos franceses; hasta Vicente Salvá, tomando la doctrina también de los franceses, lo llama, no imperfecto, sino ya pretérito coexistente, término el más próximo que hallo al co-pretérito de Bello. Salvá lo define en la página 51 y lo desarrolla, con abundante material para el estudio de la casuística de la coexistencia, en las páginas 172-73. (Uso la novena edición, París-México, 1852).

 

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Análisis, § 36; en la Gramática, § 287, se suprime la referencia a la disputa de los gramáticos.

 

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Desde la décima edición de la Grammaire des Grammaires, París, 1842, viene aumentada «con una solución explícita para todas las dificultades», por P. Augusto Lemaire. Lemaire, pp. 691-92, rechaza, como Bello, la regla que llama de Domergue, y defiende el uso del imperfecto porque «afirma la relación actual con el juicio de su autor», y también ve como Bello que con el presente se cambia enteramente el sentido. No tan firme ni tan claro como Bello, pero en el mismo terreno. Son observaciones coetáneas independientes; Bello publicó en Chile su Análisis en 1841, y Lemaire sus notas en París en 1842.

 

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Ver el estudio de Carlos Clavería, «La Gramática Española» de Rasmus Rask, en Revista de Filología Española, 1946, XXX, pp. 1-22.

 

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Rask usa el mismo procedimiento para nombrar los tiempos absolutos: nutiden (ahora-tiempo, es decir, tiempo de ahora), hablo; fremtiden (tiempo de adelante), hablaré; fortiden (tiempo de antes), hablé; datiden (tiempo de entonces), hablaba; eftertiden (tiempo de después de otro), hablaría. Rask coloca hablara en el indicativo, hablare en el subjuntivo.

 

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Con algunas fallas provenientes, como en Bello, de su excesivo deseo de sistema:

PraesensPraeteritumFuturum
scriboscripsiscribam
In Praeterito:scribebamscripseramscripturus eram (fui)
In Futuro:scribamscripseroscripturus ero

La conjugación con el participio de futuro y esse le hace considerar valores particulares del latín, pero no en el juego completo de sus formas, sino sólo en cuanto necesitaba llenar las nueve casillas de su cuadro. No atiende a los valores secundarios ni a los metafóricos como series de explicación común, sino como usos particulares.

 

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Al recomendar distinta nomenclatura para las divisiones del tiempo real y las del gramatical, propone, p. 265, para el danés, nutid, förtid, fremtid, formas que hemos visto en Rask, paralelas en alemán a jetztzeit, vorzeit, zukunft.

 

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Jespersen llega a reprochar cualquier consideración de los tiempos verbales que no se atenga a la representación lineal del tiempo, es decir, a una abstracción imaginativa universalmente reconocida como sin correspondencia con la realidad. En nota al pie de la página 257, declara: «Una disposición algo semejante en que se ha hecho un intento de abarcar un gran número de distinciones que de acuerdo con mi manera de ver nada tienen que hacer con la simple línea recta-tiempo, se halla en G. Th. Sheffield, Grammar and Thinking, New York, 1912».

 

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Jespersen dedica ahora dos capítulos a meter en su sistema unas formas del inglés, otras del latín, otras del alemán, etc. También añade que algunos idiomas tienen además formas particulares para los tiempos próximos y lejanos: pasado próximo, por ejemplo, francés je viens d'écrire. Con este motivo Jespersen enumera muchos valores reales de tiempos idiomáticos, temporales, y a veces no temporales, pero nunca constituye un sistema con ellos; el sistema es el «teórico» general.