Hallazgo prehistórico en Ciempozuelos

Juan Facundo Riaño

Juan de Dios de la Rada y Delgado

Juan Catalina García

Mediando Mayo del año actual arrancaban unos obreros tierra y guijo de las cercanías de Ciempozuelos, provincia de Madrid, para terraplenar la carretera de la Cuesta de la Reina á San Martín de la Vega, en su kilómetro 8.º, unos 500 m. de la estación del ferrocarril en aquella villa. Con viva sorpresa extrajeron con las azadas algunos huesos humanos y varias vasijas, ni grandes ni exornadas. Quisieron dar cuenta á la justicia del fúnebre hallazgo, pero como uno de los presentes les advirtiese que los restos eran de la época de los moros y que la justicia cristiana no era competente para intervenir en el asunto, tranquilizáronse los obreros, deshicieron huesos y vasijas y siguieron su trabajo.

Pero algún tiempo después, y en el mismo sitio, sea por alcanzar mayor profundidad las labores, sea porque las extendieron, hallaron más huesos y más objetos de bien labrada arcilla, con dibujos, donde el blanco de la pasta superpuesta resaltaba sobre la negruzca vasija con tan linda tracería, que los Sres. Grande, contratistas de la carretera, recogieron con interés aquellas vasijas, que ellos llamaban y llaman aún árabes.

Llegó la noticia del suceso a oídos de nuestro celoso correspondiente Sr. Vives, y por la benevolencia de los Sres. Grande, no sólo pudo ver los objetos y aun adquirir uno muy excelente, sino que logró de dichos señores que los sometiesen, y no más, al examen de la Academia, cuya atención é interés se despertaron vivamente cuando los vió en la junta de 25 de Octubre último. Encargó en la misma al Sr. Vives que fuese á Ciempozuelos y que con el escaso auxilio que le facilitó hiciese algunas excavaciones. De la diligencia y de la fortuna con que procedió el señor Vives, tuvo ocasión de quedar satisfecha la Academia, cuando en la junta inmediata de 2 de Noviembre dicho señor dió cuenta de   —437→   su encargo y presentó no muy numerosa, pero sí rica colección de vasos, dos objetos de cobre y un cráneo, cuyo estudio técnico está sometido á persona perita en la ciencia antropológica.

De que la exploración estuvo bien encaminada, es señal cierta su resultado. Tres días duró tan solo. En 28 de Octubre se halló una pequeña oquedad ó cueva en el talud actual del desmonte hecho para arrastrar las tierras á la caja de la carretera; cueva artificial que apenas medía 1,40 m. de ancha por 1 m. de alta, y en ella, revueltos con tierra, huesos humanos y fragmentos de un vaso. En 29, á 1 m. de profundidad de la excavación abierta antes por los trabajadores de la carretera, se halló medio cráneo, y casi en derredor suyo, formando, aunque separados, un triángulo, un vaso de cada una de las tres formas que más adelante señalaremos. Cerca de uno de ellos, y casi juntas, estaban las dos piezas de cobre de la estación: una punta de flecha y un punzón ó estilete.

En 30 de dicho mes, y casi á la misma profundidad que los anteriores, apareció un esqueleto con su cráneo, y junto á él una taza. Los huesos estaban removidos y uno de los brazos se mostró doblado como cogiendo entre sus dos partes una de las vasijas anchas, que aún conserva adheridos restos de ellos. Aquellos vestigios estaban casi descompuestos, y con mucha dificultad pudieron recogerse, sobre todo el cráneo, que era lo más digno de estudio.

En ninguna de las vasijas se halló rastro de cenizas, huesos quemados, ídolos ni muestra de que sirviesen de urnas cinerarias, destino que tampoco consentían sus formas y dimensiones. Era, pues, aquel lugar ó yacimiento una necrópolis ó parte de ella, donde se empleó solamente el sistema de inhumación. Los muertos se enterraron, al parecer, directamente en la tierra, excepto en la cuevecilla mencionada, sin que se formasen sus tumbas con piedras, losas ni construcción alguna. No había tampoco sistema fijo de orientación, como no suele haberlo en las sepulturas prehistóricas.

Los objetos de barro, los más interesantes y casi los únicos que en el yacimiento de Ciempozuelos se han encontrado, pueden reducirse á tres tipos análogos cuanto á su forma, aunque cada uno de dichos objetos presente diferencias no muy salientes comparado con los demás de su tipo.

Prescindiendo ahora de denominaciones técnicas, que sólo pueden aceptarse comparando los productos de la cerámica primitiva con los perfectos y regulares de la cerámica greco-romana, comparación artificiosa muchas veces, y empleando aquí nombres vulgares que cuando menos tienen la ventaja de dar clara idea de las cosas, diremos que los vasos de Ciempozuelos tienen tres formas: la de catinos ó cazuelas, la de ollas y la de tazas.

La primera consta de una base ancha ligeramente convexa al exterior y cóncava al interior, de cuya periferia arranca un borde que se ensancha ligeramente á medida que sube.

La segunda consiste en un cuerpo inferior, esférico, que remata en una boca bastante prolongada y caliciforme, ó sea de cono truncado é invertido. La forma del cuerpo inferior se redondea lo suficiente ó tiene en el mayor número de los ejemplares una especie de umbículo, para mantenerse en pie, como si el destino del objeto exigiese posición estable.

La tercera forma consiste en pequeños vasos de apariencia de casquete esférico de poca altura y de pequeñas dimensiones, unas veces con ligero aplanamiento central y otras sin él.

Las dimensiones de los objetos hasta ahora encontrados, son las siguientes:

catinos ó cazuelas

Núm. 1. (Perteneciente á D. León Grande.) 0,215 de diámetro en la boca y 0,080 de altura. Lámina 1.ª

Núm. 2. (De la Academia.) 0,240 m. de diámetro en la boca y 0,91 de altura. Lámina 2.ª

Núm. 3. (De la Academia.) 0,230 del diámetro de la boca y 0,90 de altura. Lámina 3.ª

Núm. 4. (De la Academia.) 0,236 de diámetro de la boca y 0,90 de altura. Lámina 4.ª

Núm. 5. (De la Academia.) Aunque está muy rota pueden calcularse estas medidas: 0,285 de diámetro de la boca y 0,115 de altura. Lámina 5.ª

ollas de boca caliciforme

Núm. 1. (Del Sr. Vives.) 0,136 de diámetro de la boca, 0,120 de diámetro mayor del cuerpo inferior ó vientre y 0,130 de altura. Lámina 6.ª

Núm. 2. (De la Academia.) 0,174 de diámetro de la boca, 0,145 de diámetro mayor del vientre y 0,140 de altura. Lámina 7.ª

Núm. 3. (De D. Miguel Rodríguez Grande.) Sus dimensiones pueden calcularse, aunque está muy roto, de esta manera: 0,170 de diámetro de la boca, 0,180 de diámetro del vientre y 0,170 de altura. Lámina 8.ª