Escena II | ||||
CLAUDIO, GERTRUDIS, POLONIO, OFELIA | ||||
CLAUDIO.- Tú, mi amada Gertrudis, deberás también retirarte, porque hemos dispuesto que Hamlet al venir aquí, como si fuera casualidad, encuentre a Ofelia. Su padre94 y yo, testigos los más aptos para el fin, nos colocaremos donde veamos sin ser vistos. Así podremos juzgar de lo que entre ambos pase, y en las acciones y palabras del Príncipe conoceremos si es pasión de amor el mal de que adolece. | ||||
GERTRUDIS.- Voy a obedeceros, y por mi parte, Ofelia, ¡oh, cuánto desearía que tu rara hermosura fuese el dichoso origen de la demencia de Hamlet! Entonces yo debería esperar que tus prendas amables pudieran para vuestra mutua felicidad restituirle su salud perdida. | ||||
OFELIA.- Yo, señora, también quisiera que fuese así. |
Escena III | ||||
CLAUDIO, POLONIO, OFELIA | ||||
POLONIO.- Paséate por aquí, Ofelia. Si Vuestra Majestad gusta, podemos ya ocultarnos. Haz que lees en este libro95; esta ocupación disculpará la soledad del sitio... ¡Materia es, por cierto, en que tenemos mucho de que acusarnos! ¡Cuántas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas, engañamos al diablo mismo! | ||||
CLAUDIO.- Demasiado cierto es... ¡Qué cruelmente ha herido esa reflexión mi conciencia! El rostro de la meretriz, hermoseada con el arte, no es más feo despojado de los afeites, que lo es mi delito disimulado en palabras traidoras. ¡Oh! ¡Qué pesada carga me oprime96! | ||||
POLONIO.- Ya le siento llegar; señor, conviene retirarnos. |
Escena IV | ||||
HAMLET, OFELIA97 | ||||
HAMLET.- Existir98 o no existir, ésta es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darlas fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza?... Este es un término que deberíamos solicitar con ansia. Morir es dormir... y tal vez soñar. Sí, y ved aquí el grande obstáculo, porque el considerar que sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos. Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga. ¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe pacífico el mérito de los hombres más indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios? Cuando el que esto sufre, pudiera procurar su quietud con sólo un puñal. ¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de una vida molesta si no fuese que el temor de que existe alguna cosa más allá de la Muerte (aquel país desconocido de cuyos límites ningún caminante torna) nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males que nos cercan; antes que ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento? Esta previsión nos hace a todos cobardes, así la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia, las empresas de mayor importancia por esta sola consideración mudan camino, no se ejecutan y se reducen a designios vanos. Pero... ¡la hermosa Ofelia! Graciosa niña, espero que mis defectos no serán olvidados en tus oraciones. | ||||
OFELIA.- ¿Cómo os habéis sentido, señor, en todos estos días? | ||||
HAMLET.- Muchas gracias. Bien. | ||||
OFELIA.- Conservo en mi poder algunas expresiones vuestras, que deseo restituiros mucho tiempo ha, y os pido que ahora las toméis. | ||||
HAMLET.- No, yo99 nunca te dí nada. | ||||
OFELIA.- Bien sabéis, señor, que os digo verdad. Y con ellas me disteis palabras, de tan suave aliento compuestas que aumentaron con extremo su valor, pero ya disipado aquel perfume, recibidlas, que un alma generosa considera como viles los más opulentos dones, si llega a entibiarse el afecto de quien los dio. Vedlos aquí100. | ||||
HAMLET.- ¡Oh! ¡Oh! ¿Eres honesta? | ||||
OFELIA.- Señor... | ||||
HAMLET.- ¿Eres hermosa? | ||||
OFELIA.- ¿Qué pretendéis decir con eso? | ||||
HAMLET.- Que si eres honesta y hermosa, no debes consentir que tu honestidad trate con tu belleza. | ||||
OFELIA.- ¿Puede, acaso, tener la hermosura mejor compañera que la honestidad? | ||||
HAMLET.- Sin duda ninguna. El poder de la hermosura convertirá a la honestidad en una alcahueta, antes que la honestidad logre dar a la hermosura su semejanza. En otro tiempo se tenía esto por una paradoja; pero en la edad presente es cosa probada... Yo te quería antes, Ofelia. | ||||
OFELIA.- Así me lo dabais a entender. | ||||
HAMLET.- Y tú no debieras haberme creído, porque nunca puede la virtud ingerirse tan perfectamente en nuestro endurecido tronco, que nos quite aquel resquemor original... Yo no te he querido nunca. | ||||
OFELIA.- Muy engañada estuve. | ||||
HAMLET.- Mira, vete a un convento, ¿para qué te has de exponer a ser madre de hijos pecadores? Yo soy medianamente bueno; pero al considerar algunas cosas de que puedo acusarme, sería mejor que mi madre no me hubiese parido. Yo soy muy soberbio, vengativo, ambicioso; con más pecados sobre mi cabeza que pensamientos para explicarlos, fantasía para darles forma, ni tiempo para llevarlos a ejecución. ¿A qué fin los miserables como yo han de existir arrastrados entre el cielo y la tierra? Todos somos insignes malvados; no creas a ninguno de nosotros, vete, vete a un convento... ¿En dónde está tu padre? | ||||
OFELIA.- En casa está, señor. | ||||
HAMLET.- Sí, pues que cierren bien todas las puertas, para que si quiere hacer locuras, las haga dentro de su casa. Adiós101. | ||||
OFELIA.- ¡Oh! ¡Mi buen Dios! Favorecedle. | ||||
HAMLET.- Si te casas quiero darte esta maldición en dote. Aunque seas un hielo en la castidad, aunque seas tan pura como la nieve; no podrás librarte de la calumnia. Vete a un convento. Adiós. Pero... escucha: si tienes necesidad de casarte, cásate con un tonto, porque los hombres avisados saben muy bien que vosotras los convertís en fieras... Al convento y pronto. Adiós102. | ||||
OFELIA.- ¡El Cielo, con su poder, le alivie! | ||||
HAMLET.- He oído hablar mucho de vuestros afeites y embelecos. La naturaleza os dio una cara y vosotras os hacéis otra distinta. Con esos brinquillos, ese pasito corto, ese hablar aniñado, pasáis por inocentes y convertís en gracia vuestros defectos mismos. Pero, no hablemos más de esta materia, que me ha hecho perder la razón... Digo sólo que de hoy en adelante no habrá más casamientos; los que ya están casados (exceptuando uno) permanecerán así; los otros se quedarán solteros... Vete al convento, vete. |
Escena VIII | ||||
HAMLET y dos cómicos | ||||
Salón del Palacio.103 | ||||
HAMLET.- Dirás este104 pasaje en la forma que te le he declamado yo: con soltura de lengua, no con voz desentonada, como lo hacen muchos de nuestros cómicos; más valdría entonces dar mis versos al pregonero para que los dijese. Ni manotees así, acuchillando el aire: moderación en todo; puesto que aun en el torrente, la tempestad, y por mejor decir, el huracán de las pasiones, se debe conservar aquella templanza que hace suave y elegante la expresión. A mí me desazona en extremo ver a un hombre, muy cubierta la cabeza con su cabellera, que a fuerza de gritos estropea los afectos que quiere exprimir, y rompe y desgarra los oídos del vulgo rudo; que sólo gusta de gesticulaciones insignificantes y de estrépito. Yo mandaría azotar a un energúmeno de tal especie: Herodes de farsa, más furioso que el mismo Herodes. Evita, evita este vicio. | ||||
CÓMICO 1.º.- Así os lo prometo. | ||||
HAMLET.- Ni seas tampoco demasiado frío; tu misma prudencia debe guiarte. La acción debe corresponder a la palabra, y ésta a la acción, cuidando siempre de no atropellar la simplicidad de la naturaleza. No hay defecto que más se oponga al fin de la representación que desde el principio hasta ahora, ha sido y es: ofrecer a la naturaleza un espejo en que vea la virtud su propia forma, el vicio su propia imagen, cada nación y cada siglo sus principales caracteres. Si esta pintura se exagera o se debilita, excitará la risa de los ignorantes; pero no puede menos de disgustar a los hombres de buena razón, cuya censura debe ser para vosotros de más peso que la de toda la multitud que llena el teatro. Yo he visto representar a algunos cómicos, que otros aplaudían con entusiasmo, por no decir con escándalo; los cuales no tenían acento ni figura de cristianos, ni de gentiles, ni de hombres; que al verlos hincharse y bramar, no los juzgué de la especie humana, sino unos simulacros rudos de hombres, hechos por algún mal aprendiz. Tan inicuamente imitaban la naturaleza. | ||||
CÓMICO l.º.- Yo creo que en nuestra compañía se ha corregido bastante ese defecto. | ||||
HAMLET.- Corregidle del todo, y cuidad también que los que hacen105 de payos no añadan nada a lo que está escrito en su papel; porque algunos de ellos, para hacer reír a los oyentes más adustos, empiezan a dar risotadas, cuando el interés del drama debería ocupar toda la atención. Esto es indigno, y manifiesta demasiado en los necios que lo practican, el ridículo empeño de lucirlo. Id a preparaos. |
Escena XI | ||||||||||||||||||||||||
CLAUDIO, GERTRUDIS y HAMLET, HORACIO, POLONIO, OFELIA, RICARDO, GUILLERMO, y acompañamiento de Damas, Caballeros, Pajes y Guardias. Suena la marcha dánica. | ||||||||||||||||||||||||
CLAUDIO.- ¿Cómo estás, mi querido Hamlet? | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Muy bueno, señor, me mantengo del aire como el camaleón, engordo con esperanzas. No podréis vos cebar así a vuestros capones. | ||||||||||||||||||||||||
CLAUDIO.- No comprendo esa respuesta, Hamlet; ni tales razones son para mí. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Ni para mí tampoco. ¿No dices tú que una vez representaste en la Universidad? ¿Eh? | ||||||||||||||||||||||||
POLONIO.- Sí, señor, así es, y fui reputado por muy buen actor. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¿Y qué hiciste? | ||||||||||||||||||||||||
POLONIO.- El papel de Julio César. Bruto me asesinaba en el Capitolio. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Muy bruto106 fue el que cometió en el Capitolio tan capital delito. ¿Están ya prevenidos los cómicos? | ||||||||||||||||||||||||
RICARDO.- Sí, señor, y esperan solo vuestras órdenes. | ||||||||||||||||||||||||
GERTRUDIS.- Ven aquí, mi querido Hamlet, ponte a mi lado107. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- No, señora, aquí hay un imán de más atracción para mí. | ||||||||||||||||||||||||
POLONIO.- ¡Ah! ¡Ah! ¿Habéis notado eso? | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¿Permitiréis que me ponga sobre vuestra rodilla? | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- No señor. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Quiero decir, apoyar mi cabeza en vuestra rodilla. | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- Sí señor. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¿Pensáis que yo quisiera cometer alguna indecencia? | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- No, no pienso nada de eso. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Qué dulce cosa es...108 | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- ¿Qué decís, señor? | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Nada. | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- Se conoce que estáis de fiesta. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¿Quién, yo? | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- Sí señor. | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Lo hago sólo por divertiros. Y, bien mirado, ¿qué debe hacer un hombre sino vivir alegre? Ved mi madre qué contenta está y mi padre murió ayer. | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- ¡Eh! No señor, que ya hace dos meses. | ||||||||||||||||||||||||
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OFELIA.- ¿Qué significa esto, señor? | ||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Eso es un asesinato oculto, y anuncia grandes maldades. | ||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- Según parece, la escena muda contiene el argumento del drama. |
Escena XIII | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
CÓMICO 1.º, CÓMICO 2.º, y dichos. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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HAMLET.- Esto es zumo de ajenjos. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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HAMLET.- Si ella no cumpliese lo que promete... | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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HAMLET.- Y bien, señora, ¿qué tal os va pareciendo la pieza? | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
GERTRUDIS.- Me parece que esa mujer promete demasiado. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Sí, pero lo cumplirá. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
CLAUDIO.- ¿Te has114 enterado bien del asunto? ¿Tiene algo que sea de mal ejemplo? | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- No, señor, no. Si todo ello es mera ficción, un veneno..., fingido; pero mal ejemplo, ¡qué! No señor. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
CLAUDIO.- ¿Cómo se intitula este Drama? | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- La Ratonera. Cierto que sí... es un título metafórico. En esta pieza se trata de un homicidio cometido en Viena... el Duque se llama Gonzago y su mujer Baptista... Ya, ya veréis presto... ¡Oh! ¡Es un enredo maldito! Y ¿qué importa? A Vuestra Majestad y a mí, que no tenemos culpado el ánimo, no nos puede incomodar: al rocín115 que esté lleno de mataduras le hará dar coces; pero, a bien que nosotros no tenemos desollado el lomo. |
Escena XIV | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
CÓMICO 3.º y dichos. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Este que sale ahora se llama Luciano, sobrino del Duque. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- Vos suplís perfectamente la falta del coro. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Y aun pudiera servir de intérprete entre vos y vuestro amante, si viese puestos en acción entrambos títeres. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- ¡Vaya, que tenéis una lengua que corta! | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Con un buen suspiro que deis, se la quita el filo. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- Eso es; siempre de mal en peor. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- Así hacéis vosotras en la elección de maridos: de mal en peor. Empieza asesino... Déjate de poner ese gesto de condenado y empieza. Vamos... el cuervo graznador está ya gritando venganza. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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HAMLET.- ¿Veis? Ahora le envenena en el jardín para usurparle el cetro. El Duque se llama Gonzago, es historia cierta y corre escrita en muy buen italiano. Presto veréis como la mujer de Gonzago se enamora del matador117. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
OFELIA.- El Rey se levanta. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¿Qué? ¿Le atemoriza un fuego aparente? | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
GERTRUDIS.- ¿Qué tenéis, señor? | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
POLONIO.- No paséis adelante, dejadlo. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
CLAUDIO.- Traed luces. Vamos de aquí. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
TODOS.- Luces, luces. |
Escena XV | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET, HORACIO, CÓMICO 1.º, CÓMICO 3.º | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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HORACIO.- Mediano papel. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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HORACIO.- Bien pudierais haber conservado el consonante. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¡Oh! Mi buen Horacio; cuanto aquel espíritu dijo es demasiado cierto. ¿Lo has visto ahora? | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HORACIO.- Sí señor, bien lo he visto. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¿Cuándo se trató de veneno? | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HORACIO.- Bien, bien le observé entonces. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
HAMLET.- ¡Ah! Quisiera algo de música120: traedme unas flautas... Si el Rey no gusta de la comedia, será sin duda porque... Porque no le gusta. Vaya un poco de música. |
Escena XVI | ||||
HAMLET, HORACIO, RICARDO, GUILLERMO | ||||
GUILLERMO.- Señor, ¿permitiréis que os diga una palabra? | ||||
HAMLET.- Y una historia entera. | ||||
GUILLERMO.- El Rey... | ||||
HAMLET.- Muy bien, ¿qué le sucede? | ||||
GUILLERMO.- Se ha retirado a su cuarto con mucha destemplanza. | ||||
HAMLET.- De vino. ¿Eh? | ||||
GUILLERMO.- No señor, de cólera. | ||||
HAMLET.- Pero, ¿no sería más acertado írselo a contar al médico? ¿No veis que si yo me meto en hacerle purgar ese humor bilioso, puede ser que le aumente? | ||||
GUILLERMO.- ¡Oh! Señor, dad algún sentido a lo que habláis, sin desentenderos con tales extravagancias de lo que os vengo a decir. | ||||
HAMLET.- Estamos de acuerdo. Prosigue, pues. | ||||
GUILLERMO.- La Reina vuestra madre, llena de la mayor aflicción, me envía a buscaros. | ||||
HAMLET.- Seáis muy bien venido. | ||||
GUILLERMO.- Esos cumplimientos no tienen nada de sinceridad. Si queréis darme una respuesta sensata, desempeñaré el encargo de la Reina; si no, con pediros perdón y retirarme se acabó todo. | ||||
HAMLET.- Pues, señor, no puedo. | ||||
GUILLERMO.- ¿Cómo? | ||||
HAMLET.- Me pides una respuesta sensata y mi razón está un poco achacosa; no obstante, responderé del modo que pueda a cuanto me mandes, o por mejor decir, a lo que mi madre me manda. Con que nada hay que añadir en esto. Vamos al caso. Tú has dicho que mi madre... | ||||
RICARDO.- Señor, lo que dice es que vuestra conducta la ha llenado de sorpresa y admiración. | ||||
HAMLET.- ¡Oh! ¡Maravilloso hijo! Que así ha podido aturdir a su madre. Pero, dime, ¿esa admiración no ha traído otra consecuencia? ¿No hay algo más? | ||||
RICARDO.- Sólo que desea hablaros en su gabinete, antes que os vais a recoger. | ||||
HAMLET.- La obedeceré, si diez veces121 fuera mi madre. ¿Tienes algún otro negocio que tratar conmigo? | ||||
RICARDO.- Señor, yo me acuerdo de que en otro tiempo me estimabais mucho. | ||||
HAMLET.- Y ahora también. Te lo juro, por estas manos rateras. | ||||
RICARDO.- Pero, ¿cuál puede ser el motivo de vuestra indisposición? Eso, por cierto, es cerrar vos mismo las puertas a vuestra libertad, no queriendo comunicar con vuestros amigos los pesares que sentís. | ||||
HAMLET.- Estoy muy atrasado. | ||||
RICARDO.- ¿Cómo es posible? ¿Cuándo tenéis el voto del Rey mismo para sucederte en el trono de Dinamarca? | ||||
HAMLET.- Sí, pero mientras nace la yerba... Ya es un poco antiguo el tal refrán. ¡Ah! Ya están aquí las flautas. |
Escena XVII | ||||
CÓMICO 3.º y dichos. | ||||
HAMLET.- Dejadme ver una... ¿A qué tengo de ir ahí?122 Parece que me quieres hacer caer en alguna trampa, según me cercas por todos lados. | ||||
GUILLERMO.- Ya veo, señor, que si el deseo de cumplir con mi obligación me da osadía; acaso el amor que os tengo me hace grosero también e importuno. | ||||
HAMLET.- No entiendo bien eso. ¿Quieres tocar esta flauta? | ||||
GUILLERMO.- Yo no puedo, señor. | ||||
HAMLET.- Vamos. | ||||
GUILLERMO.- De veras que no puedo. | ||||
HAMLET.- Yo te lo suplico | ||||
GUILLERMO.- Pero, si no sé palabra de eso. | ||||
HAMLET.- Más fácil es que tenderse a la larga. Mira, pon el pulgar y los demás dedos según convenga sobre estos agujeros, sopla con la boca y verás que lindo sonido resulta. ¿Ves? Estos son los toques. | ||||
GUILLERMO.- Bien, pero si no sé hacer uso de ellos para que produzcan armonía. Como ignoro el arte... | ||||
HAMLET.- Pues, mira tú, en que opinión tan baja me tienes. Tú me quieres tocar, presumes conocer mis registros, pretendes extraer lo más íntimo de mis secretos, quieres hacer que suene desde el más grave al más agudo de mis tonos y ve aquí este pequeño órgano, capaz de excelentes voces y de armonía, que tú no puedes hacer sonar. ¿Y juzgas que se me tañe a mí con más facilidad que a una flauta? No; dame el nombre del instrumento que quieras; por más que le manejes y te fatigues, jamás conseguirás hacerle producir el menor sonido. |
Escena XVIII | ||||
POLONIO y dichos. | ||||
HAMLET.- ¡Oh! Dios te bendiga. | ||||
POLONIO.- Señor, la Reina quisiera hablaros al instante. | ||||
HAMLET.- ¿No ves allí aquella nube que parece un camello? | ||||
POLONIO.- Cierto, así en el tamaño parece un camello. | ||||
HAMLET.- Pues ahora me parece una comadreja. | ||||
POLONIO.- No hay duda, tiene figura de comadreja. | ||||
HAMLET.- O como una ballena. | ||||
POLONIO.- Es verdad, sí, como una ballena. | ||||
HAMLET.- Pues al instante iré a ver a mi madre. Tanto harán estos que me volverán loco de veras. Iré, iré al instante. | ||||
POLONIO.- Así se lo diré. | ||||
HAMLET.- Fácilmente se dice, al instante viene. Dejadme solo, amigos. |
Escena XIX | ||||
HAMLET solo | ||||
HAMLET.- Este es el espacio123 de la noche, apto a los maleficios. Esta es la hora en que los cementerios se abren y el infierno respira contagios al mundo. Ahora podría yo beber caliente sangre, ahora podría ejecutar tales acciones, que el día se estremeciese al verla. Pero, vamos a ver a mi madre... ¡Oh! ¡Corazón! No desconozcas la naturaleza, ni permitas que en este firme pecho se albergue la fiereza de Nerón. Déjame124 ser cruel, pero no parricida. El puñal que ha de herirla está en mis palabras, no en mi mano; disimulen el corazón y la lengua, sean las que fueren las execraciones que contra ella pronuncie, nunca, nunca mi alma solicitará que se cumplan. |
Escena XX | ||||
CLAUDIO, RICARDO, GUILLERMO | ||||
Gabinete. | ||||
CLAUDIO.- No, no le quiero aquí; ni conviene a nuestra seguridad dejar libre el campo a su locura. Preveníos, pues, y haré que inmediatamente se os despache para que él os acompañe a Inglaterra. El interés de mi corona no permite ya exponerme a un riesgo tan inmediato, que crece por instantes en los accesos de su demencia. | ||||
GUILLERMO.- Al momento dispondremos nuestra marcha. El más santo y religioso temor es aquel que procura la existencia de tantos individuos, cuya vida pende de vuestra Majestad. | ||||
RICARDO.- Si es obligación en un particular defender su vida de toda ofensa, por medio de la fuerza y el arte, ¿cuánto más lo será conservar aquella en quien estriba la felicidad pública? Cuando llega a faltar el Monarca, no muere él solo, sino que, a manera de un torrente precipitado, arrebata consigo cuanto le rodea. Como una gran rueda colocada en la cima del más alto monte, a cuyos enormes rayos están asidas innumerables piezas menores; que si llega a caer, no hay ninguna de ellas, por más pequeña que sea, que no padezca igualmente en el total destrozo. Nunca el Soberano exhala un suspiro sin excitar en su nación general lamento. | ||||
CLAUDIO.- Yo os ruego que os prevengáis sin dilación para el viaje. Quiero encadenar este temor, que ahora camina demasiado libre. | ||||
LOS DOS.- Vamos a obedeceros con la mayor prontitud. |
Escena XXI | ||||
CLAUDIO, POLONIO | ||||
POLONIO.- Señor, ya se ha encaminado al cuarto de su madre, voy a ocultarme detrás de los tapices para ver el suceso. Es seguro que ella le reprenderá fuertemente, y como vos mismo habéis observado muy bien, conviene que asista a oír la conversación alguien más que su madre, que naturalmente le ha de ser parcial, como a todas sucede. Quedaos a Dios, yo volveré a veros antes que os recojáis para deciros lo que haya pasado. | ||||
CLAUDIO.- Gracias, querido Polonio. |
Escena XXII | ||||
CLAUDIO solo | ||||
CLAUDIO.- ¡Oh! ¡Mi125 culpa es atroz! Su hedor sube al cielo, llevando consigo la maldición más terrible, la muerte de un hermano. No puedo recogerme a orar, por más que eficazmente lo procuro, que es más fuerte que mi voluntad el delito que la destruye. Como el hombre a quien dos obligaciones llaman, me detengo a considerar por cual empezaré primero, y no cumpla ninguna... Pero, si este brazo execrable estuviese aún más teñido en la sangre fraterna, ¿faltará en los Cielos piadosos suficiente lluvia para volverle cándido como la nieve misma? ¿De qué sirve la misericordia, si se niega a ver el rostro del pecado? ¿Qué hay en la oración sino aquella duplicada fuerza, capaz de sostenernos al ir a caer, o de adquirirnos el perdón habiendo caído? Sí, alzaré mis ojos al cielo, y quedará borrada mi culpa. Pero, ¿qué género de oración habré de usar? Olvida, señor, olvida el horrible homicidio que cometí... ¡Ah! Que será imposible, mientras vivo poseyendo los objetos que me determinaron a la maldad: mi ambición, mi corona, mi esposa... ¿Podrá merecerse el perdón cuando la ofensa existe? En este mundo estragado sucede con frecuencia que la mano delincuente, derramando el oro, aleja la justicia, y corrompe con dádivas la integridad de las leyes; no así en el cielo, que allí no hay engaños, allí comparecen las acciones humanas como ellas son, y nos vemos compelidos a manifestar nuestras faltas todas, sin excusa, sin rebozo alguno... En fin, en fin, ¿qué debo hacer?... Probemos lo que puede el arrepentimiento... y ¿qué no podrá? Pero, ¿qué ha de poder con quien no puede arrepentirse? ¡Oh! ¡Situación infeliz! ¡Oh! ¡Conciencia ennegrecida con sombras de muerte! ¡Oh! ¡Alma mía aprisionada! Que cuanto más te esfuerzas para ser libre, más quedas oprimida, ¡Ángeles, asistidme! Probad en mí vuestro poder. Dóblense mis rodillas tenaces, y tu corazón mío de aceradas fibras, hazte blando como los nervios del niño que acaba de nacer. Todo, todo puede enmendarse126. |
Escena XXIII | ||||
CLAUDIO, HAMLET | ||||
HAMLET.- Esta es la ocasión propicia. Ahora está rezando, ahora le mato...127 Y así se irá al cielo... ¿y es esta mi venganza? No, reflexionemos. Un malvado asesina a mi padre, y yo, su hijo único, aseguro al malhechor la gloria. ¿No es esto, en vez de castigo, premio y recompensa? Él sorprendió a mi padre, acabados los desórdenes del banquete, cubierto de más culpas que el mayo tiene flores... ¿quién sabe, sino Dios, la estrecha cuenta que hubo de dar? Pero, según nuestra razón concibe, terrible ha sido su sentencia. ¡Y quedaré vengado dándole a éste la muerte, precisamente cuando purifica su alma, cuando se dispone para la partida! No, espada mía, vuelve a tu lugar y espera ocasión de ejecutar más tremendo golpe. Cuando esté128 ocupado en el juego, cuando blasfeme colérico, o duerma con la embriaguez, o se abandone a los placeres incestuosos del lecho, o cometa acciones contrarias a su salvación; hiérele entonces, caiga precipitado al profundo y su alma quede negra y maldita, como el infierno que ha de recibirle129. Mi madre me espera, malvado; esta medicina que te dilata la dolencia no evitará tu muerte. |
Escena XXIV | ||||
CLAUDIO solo | ||||
CLAUDIO.- Mis palabras suben al cielo, mis afectos quedan en la tierra130. Palabras sin afectos, nunca llegan a los oídos de Dios. |
Escena XXV | ||||
GERTRUDIS, POLONIO, HAMLET | ||||
Cuarto de la Reina. | ||||
POLONIO.- Va a venir al momento. Mostradle entereza, decidle que sus locuras han sido demasiado atrevidas e intolerables, que vuestra bondad le ha protegido, mediando entre él y la justa indignación que excitó. Yo, entretanto131, retirado aquí, guardaré silencio. Habladle con libertad, yo os lo suplico. | ||||
HAMLET.- Madre, madre132. | ||||
GERTRUDIS.- Así te lo prometo, nada temo. Ya le siento llegar. Retírate133. |
Escena XXVI | ||||
GERTRUDIS, HAMLET, POLONIO | ||||
HAMLET.- ¿Qué me134 mandáis, señora? | ||||
GERTRUDIS.- Hamlet, muy ofendido tienes a tu padre. | ||||
HAMLET.- Madre, muy ofendido tenéis al mío. | ||||
GERTRUDIS.- Ven, ven aquí; tú me respondes con lengua demasiado libre. | ||||
HAMLET.- Voy, voy allá... y vos me preguntáis con lengua bien perversa. | ||||
GERTRUDIS.- ¿Qué es esto, Hamlet? | ||||
HAMLET.- ¿Y qué es eso, madre? | ||||
GERTRUDIS.- ¿Te olvidas de quién soy? | ||||
HAMLET.- No, por la cruz bendita, que no me olvido. Sois la Reina, casada con el hermano de vuestro primer esposo y... Ojalá no fuera así... ¡Eh! Sois mi madre. | ||||
GERTRUDIS.- Bien está. Yo te pondré delante de quien te haga hablar con más acuerdo. | ||||
HAMLET.- Venid, sentaos135 y no saldréis de aquí, no os moveréis; sin que os ponga un espejo delante en que veáis lo más oculto de vuestra conciencia. | ||||
GERTRUDIS.- ¿Qué intentas hacer136? ¿Quieres matarme?... ¿Quién me socorre?.. ¡Cielos! | ||||
POLONIO.- Socorro pide... ¡Oh!.. | ||||
HAMLET.- ¿Qué es esto?... ¿Un ratón? Murió...137 Un ducado a que ya está muerto. | ||||
POLONIO.- ¡Ay de mí! | ||||
GERTRUDIS.- ¿Qué has hecho? | ||||
HAMLET.- Nada... ¿Qué sé yo?.. ¿Si sería el Rey? | ||||
GERTRUDIS.- ¡Qué acción tan precipitada y sangrienta! | ||||
HAMLET.- Es verdad, madre mía, acción sangrienta y casi tan horrible como la de matar a un Rey y casarse después con su hermano. | ||||
GERTRUDIS.- ¿Matar a un Rey? | ||||
HAMLET.- Sí, señora, eso he dicho138. Y tú, miserable, temerario, entremetido, loco, adiós. Yo te tomé por otra persona de más consideración. Mira el premio que has adquirido; ve ahí el riesgo que tiene la demasiada curiosidad. No139, no os torzáis las manos... sentaos aquí, y dejad que yo os tuerza el corazón. Así he de hacerlo, si no le tenéis formado de impenetrable pasta, si las costumbres malditas no le han convertido en un muro de bronce, opuesto a toda sensibilidad. | ||||
GERTRUDIS.- ¿Qué hice yo, Hamlet, para que con tal aspereza me insultes? | ||||
HAMLET.- Una acción que mancha la tez purpúrea de la modestia, y da nombre de hipocresía a la virtud, arrebata las flores de la frente hermosa de un inocente amor, colocando un vejigatorio en ella, que hace más pérfidos los votos conyugales que las promesas del tahúr. Una acción que destruye la buena fe, alma de los contratos, y convierte la inefable religión en una compilación frívola de palabras. Una acción, en fin, capaz de inflamar en ira la faz del cielo y trastornar con desorden horrible esta sólida y artificial máquina del mundo, como si se aproximara su fin temido. | ||||
GERTRUDIS.- ¡Ay de mi! ¿Y qué acción es esa que así exclamas al anunciarla, con espantosa voz de trueno? | ||||
HAMLET.- Veis aquí presentes, en esta y esta pintura140, los retratos de dos hermanos. ¡Ved cuanta gracia residía en aquel semblante! Los cabellos141 del Sol, la frente como la del mismo Júpiter; su vista imperiosa y amenazadora, como la de Marte; su gentileza, semejante a la del mensajero, Mercurio, cuando aparece sobre una montaña cuya cima llega a los cielos. ¡Hermosa combinación de formas! Donde cada uno de los Dioses imprimió su carácter para que el mundo admirase tantas perfecciones en un hombre solo. Este fue vuestro esposo. Ved ahora el que sigue. Este es vuestro esposo que como la espiga con tizón destruye la sanidad de su hermano. ¿Lo veis bien? ¿Pudisteis abandonar las delicias de aquella colina hermosa por el cieno de ese pantano? ¡Ah! ¿Lo veis bien?... Ni podéis llamarlo amor; porque en vuestra edad los hervores de la sangre están ya tibios y obedientes a la prudencia, y ¿qué prudencia desde aquel a este? Sentidos tenéis, que a no ser así no tuvierais afectos; pero esos sentidos deben de padecer letargo profundo. La demencia misma no podría incurrir en tanto error, ni el frenesí tiraniza con tal exceso las sensaciones, que no quede suficiente juicio para saber elegir entre dos objetos, cuya diferencia es tan visible... ¿Qué espíritu infernal os pudo engañar y cegar así? Los ojos sin el tacto, el tacto sin la vista, los oídos o el olfato solo, una débil porción de cualquier sentido hubiera bastado a impedir tal estupidez... ¡Oh!, modestia, ¿y no te sonrojas? ¡Rebelde infierno! Si así pudiste inflamar las médulas de una matrona, permite, permite que la virtud en la edad juvenil sea dócil como la cera y se liquide en sus propios fuegos; ni se invoque al pudor para resistir su violencia, puesto que el hielo mismo con tal actividad se enciende y es ya el entendimiento el que prostituye al corazón. | ||||
GERTRUDIS.- ¡Oh! ¡Hamlet! No digas más... Tus razones me hacen dirigir la vista a mi conciencia, y advierto allí las más negras y groseras manchas, que acaso nunca podrán borrarse. | ||||
HAMLET.- ¡Y permanecer así entre el pestilente sudor de un lecho incestuoso, envilecida en corrupción prodigando caricias de amor en aquella sentina impura! | ||||
GERTRUDIS.- No más, no más, que esas palabras, como agudos puñales, hieren mis oídos... No más, querido Hamlet. | ||||
HAMLET.- Un asesino... Un malvado... Vil... Inferior mil veces a vuestro difunto esposo... Escarnio de los Reyes, ratero del imperio y el mando; que robó la preciosa corona y se la guardó en el bolsillo. | ||||
GERTRUDIS.- No más... |
Escena XXVII | ||||
GERTRUDIS, HAMLET, LA SOMBRA DEL REY HAMLET | ||||
HAMLET.- Un Rey de botarga... ¡Oh! ¡Espíritus142 celestes, defendedme! Cubridme con vuestras alas... ¿Qué quieres, venerada Sombra? | ||||
GERTRUDIS.- ¡Ay! Que está fuera de sí. | ||||
HAMLET.- ¿Vienes acaso a culpar la negligencia de tu hijo, que debilitado por la compasión y la tardanza, olvida la importante ejecución de tu precepto terrible?... Habla. | ||||
LA SOMBRA.- No lo olvides. Vengo a inflamar de nuevo tu ardor casi extinguido. ¿Pero, ves? Mira cómo has llenado de asombro a tu madre. Ponte entre ella y su alma agitada y hallarás que la imaginación obra con mayor violencia en los cuerpos más débiles. Háblala, Hamlet. | ||||
HAMLET.- ¿En qué pensáis, señora? | ||||
GERTRUDIS.- ¡Ay! ¡Triste! Y en qué piensas tú que así diriges la vista donde no hay nada, razonando con el aire incorpóreo. Toda tu alma se ha pasado a tus ojos, que se mueven horribles, y tus cabellos que pendían, adquiriendo vida y movimiento, se erizan y levantan como los soldados, a quienes improviso rebato despierta. ¡Hijo de mi alma! ¡Oh! Derrama sobre el ardiente fuego de tu agitación y la paciencia fría. ¿A quién estás mirando? | ||||
HAMLET.- A él, a él... ¿Le veis, que pálida luz despide? Su aspecto y su dolor bastarían a conmover las piedras... ¡Ay! No me mires así, no sea que ese lastimoso semblante destruya mis designios crueles, no sea que al ejecutarlos equivoque los medios y en vez de sangre se derramen lágrimas. | ||||
GERTRUDIS.- ¿A quién dices eso? | ||||
HAMLET.- ¿No veis nada allí? | ||||
GERTRUDIS.- Nada, y veo todo lo que hay. | ||||
HAMLET.- ¿Ni oísteis nada tampoco? | ||||
GERTRUDIS.- Nada más que lo que nosotros hablamos. | ||||
HAMLET.- Mirad allí... ¿Le veis?... Ahora se va... Mi padre..., con el traje mismo que se vestía. ¿Veis por donde va?... Ahora llega al pórtico. |
Escena XXVIII | ||||
GERTRUDIS, HAMLET | ||||
GERTRUDIS.- Todo es efecto de la fantasía. El desorden que padece tu espíritu produce confusiones vanas. | ||||
HAMLET.- ¿Desorden? Mi pulso, como el vuestro, late con regular intervalo y anuncia igual salud en sus compases... Nada de lo que he dicho es locura. Haced la prueba y veréis si os repito cuantas ideas y palabras acabo de proferir, y un loco no puede hacerlo. ¡Ah! ¡Madre mía! En merced os pido que no apliquéis al alma esa unción halagüeña, creyendo que es mi locura la que habla, y no vuestro delito. Con tal medicina lograréis sólo irritar la parte ulcerada, aumentando la ponzoña pestífera, que interiormente la corrompe... Confesad al Cielo vuestra culpa, llorad lo pasado, precaved lo futuro; y no extendáis el beneficio sobre las malas yerbas, para que prosperen lozanas. Perdonad este desahogo a mi virtud, ya que en esta delincuente edad, la virtud misma tiene que pedir perdón al vicio; y aun para hacerle bien, le halaga y le ruega. | ||||
GERTRUDIS.- ¡Ay! Hamlet, tú despedazas mi corazón. | ||||
HAMLET.- ¿Sí? Pues apartad de vos aquella porción más dañada, y vivid con la que resta, más inocente. Buenas noches... Pero, no volváis al lecho de mi tío. Si carecéis de virtud, aparentadla al menos. La costumbre143, aquel monstruo que destruye las inclinaciones y afectos del alma, si en lo demás es un demonio; tal vez es un ángel cuando sabe dar a las buenas acciones una cierta facilidad con que insensiblemente las hace parecer innatas. Conteneos por esta noche: este esfuerzo os hará más fácil la abstinencia próxima, y la que siga después la hallaréis más fácil todavía. La costumbre es capaz de borrar la impresión misma de la naturaleza, reprimir las malas inclinaciones y alejarlas de nosotros con maravilloso poder. Buenas noches, y cuando aspiréis de veras la bendición del Cielo, entonces yo os pediré vuestra bendición... La desgracia de este hombre144 me aflige en extremo; pero Dios lo ha querido así, a él le ha castigado por mi mano y a mí también, precisándome a ser el instrumento de su enojo. Yo le conduciré a donde convenga y sabré justificar la muerte que le dí. Basta. Buenas noches. Porque145 soy piadoso debo ser cruel, ve aquí el primer daño cometido; pero aún es mayor el que después ha de ejecutarse... ¡Ah! Escuchad otra cosa. | ||||
GERTRUDIS.- ¿Cuál es? ¿Qué debo hacer? | ||||
HAMLET.- No hacer nada de cuanto os he dicho, nada. Permitid que el Rey, hinchado con el vino, os conduzca otra vez al lecho y allí os acaricie, apretando lascivo vuestras mejillas, y os tiente el pecho con sus malditas manos y os bese con negra boca. Agradecida entonces, declaradle cuanto hay en el caso, decidle que mi locura no es verdadera, que todo es artificio. Sí, decídselo, porque ¿cómo es posible que una Reina hermosa, modesta, prudente, oculte secretos de tal importancia a aquel146 gato viejo, murciélago, sapo torpísimo? ¿Cómo sería posible callárselo? Id, y a pesar de la razón y del sigilo, abrid la jaula sobre el techo de la casa y haced que los pájaros se vuelen, y semejante al mono (tan amigo de hacer experiencias) meted la cabeza en la trampa, a riesgo de perecer en ella misma. | ||||
GERTRUDIS.- No, no lo temas, que si las palabras se forman del aliento, y éste anuncia vida, no hay vida ni aliento en mí, para repetir lo que me has dicho. | ||||
HAMLET.- ¿Sabéis que debo ir a Inglaterra? | ||||
GERTRUDIS.- ¡Ah! Ya lo había olvidado. Sí, es cosa resuelta. | ||||
HAMLET.- He sabido que hay ciertas cartas selladas, y que mis dos condiscípulos (de quienes yo me fiaré, como de una víbora ponzoñosa) van encargados de llevar el mensaje facilitarme la marcha y conducirme al precipicio. Pero, yo los dejaré hacer: que es mucho gusto ver volar al minador con su propio hornillo, y mal irán las cosas; o yo excavaré una vara no más debajo de las minas, y les haré saltar hasta la luna. ¡Oh! ¡Es mucho gusto, cuando un pícaro tropieza con quien se las entiende!... Este hombre me hace ahora su ganapán147..., le llevaré arrastrando a la pieza inmediata. Madre, buenas noches... Por cierto que el señor Consejero (que fue en vida un hablador impertinente) es ahora bien reposado, bien serio y taciturno. Vamos, amigo, que es menester sacaros de aquí y acabar con ello. Buenas noches, madre. |