Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


 

301

Estos mercaderes, ó digamos asentistas, habian acompañado la espedicion llevando consigo todos sus haberes, y sus nombres probablemente son de los que figuran en el repartimiento.

 

302

Ah don veyl! Ah don viejo! dice el rey en su crónica. Este bello pasaje muestra á la vez el heróico brio y la prevision del real mancebo. No era flojo por otra parte el valor de los escuderos de don Lope en introducirse, por la mina sin duda, en la ciudad enemiga.

 

303

Desclot dice que en seguida se fueron á comer de sollozos, lágrimas y otros manjares, y que se pidieron perdon mutuamente.

 

304

La fria paralisis que en el momento solemne del ataque invadió á aquel ejército tan valiente y hasta temerario de costumbre, la fervorosa plegaria dirigida por el rey á la Virgen, y la invocacion tan general de su santo nombre dan á este súbito aliento resabios de prodigio, cual los produce, aunque sea naturalmente, el entusiasmo religioso.

 

305

Desclot solo pone trescientos, espresando que el primero de todos fué un peon de Barcelona que subió al muro con una bandera seguido de otros cinco, y desalojados de una torre los sarracenos, la plantó en ella haciendo señas desde allí con la espada á sus compañeros y gritándoles: «adentro, que todo es nuestro». Por desgracia el nombre de este valiente soldado se perdió en el olvido. No parece que en esta parte se cumpliera la condicion del juramento, á saber que en el asalto los gefes, con sus caballeros precedieran á los peones; y acaso fué por la impaciencia de estos últimos, como en la batalla de Santa Ponza.

 

306

Alude á la vision de san Basilio referida en la crónica de Alejandria. «Vió, dice, los cielos abiertos y á Cristo sentado en su tribunal, mandando con fuerte voz á san Mercurio mártir de Capadocia que diera muerte á Juliano el enemigo del cristianismo. Vistióse san Mercurio una loriga de hierro y desapareció, y á poco rato se presentó de nuevo ante el tribunal divino diciendo: muerto ha Juliano segun mandasteis, Señor». Varios rumores de semejantes prodigios circularon entre los cristianos con motivo de la desgraciada muerte del emperador apóstata en su campaña contra los persas.

En cuanto á la aparicion de san Jorge, el rey en su crónica solo la indica como piadosa conjetura, sujerida por lo que referian los espantados sarracenos acerca del caballero blanco de armadura blanca, y por el recuerdo de otras apariciones semejantes del patron de la caballería. Entre los sermones atribuidos á san Vicente Ferrer hay uno dedicado á san Jorge proper auxilium quod exhibuit christianis in captione nobilis civitatis Majoricarum, sin añadir ningun otro pormenor.

 

307

Desclot nombra como á los tres primeros á Martin Perez, á Bernardo de Gul que es el mismo Gurb, y á Galceran Perez : ni unos ni otros aparecen en el repartimiento, á escepcion de un Lope de Eslava hijo tal vez ó hermano de Juan Martinez, y Fernan Perez de Pina que adquirió en la ciudad una casa principal y la alquería Solanda en el término de Sineu; hermano de este pudo ser muy bien Garcia Perez de Pina á quien tocó la alquería de Castelitx. En cuanto á Fernan Perez fué uno de los caballeros mas nombrados en las revueltas y en las campañas de aquella época. Al caballero de sir Guillermo de Navarra se le designa con el nombre de Sirot que equivale á señorito, y dice la crónica del rey que se le daba por apodo, per escarn.

 

308

Roddo! roddo! pone en arábigo la crónica real. En ella están consignados todos los pormenores de este choque descrito con tanta animacion y con trazas de exactísimo. El cronista Muntaner afirma que se tuvo en la calle de san Miguel, y lo confirman la tradicion y la topografía.

 

309

En este número se incluyen hombres, mugeres y niños; y unidos los mas bravos de aquellos con los cinco mil forenses de que habla el anterior capítulo, formaron las guerrillas que tanto dieron que hacer al rey en las siguientes campañas. La crónica real espresa que estos sarracenos fugitivos moraban en la villa, es decir en los barrios estremos del este y del oeste, que si bien incluidos dentro de los muros, se llamaban villa respecto de la ciudad primitiva ó Almudaina.

 

310

Era la Almudaina una especie de acrópolis ó ciudadela segun indica su nombre arábigo, plantada en lo mas alto de la ciudad y dominando el mar desde su alto ribazo del Mirador; al rededor de la cual, bajo el dominio de los sarracenos ó tal vez en épocas anteriores, el resto de la poblacion fué estendiéndose en semicírculo hasta alcanzar al tiempo de la conquista los mismos límites que ahora tiene. El distrito parroquial de la Seo conserva exactamente el nombre y el recinto de la Almudaina, cuyo muro ya entonces apellidado viejo corria desde el palacio episcopal por la calle den Morey, por medio de la manzana de las casas consistoriales, por la cuesta de santo Domingo y Torretas, cerrando con el real palacio. Los vestigios de sus torres y los arcos de sus puertas han ido lentamente desapareciendo, y subsiste todavía con el nombre de arco de la Almudaina su puerta oriental, que se llamó de las Cadenas segun cierta acta de principios del XV, y su calle contigua de la Barbacana. Ácia la cuesta de la Seo caia otra puerta llamada Ferrenca ó Ferrissa que daba entrada al palacio, otra que en el repartimiento se denomina de los Judíos, y otra junto á Cort conocida en el siglo XIV con el nombre de Volta pintada. Al pié de esta ó de la que existe de las Cadenas es probable que acaeciera el sangriento lance referido por el cronista.

Indice