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141

Juarros, pobra y lugar citados. (N. del A.)

 

142

Beristain, Biblioteca, t. III, p. 282. (N. del A.)

 

143

Véase bajo el número 1023 de nuestra Imprenta en México, la Explicación del Arco en su entrada como arzobispo el 8 de Diciembre de 1670.

La Iglesia de México le levantó también con ese motivo un arco triunfal, que describieron bajo el título de Pan místico Alonso de la Peña Peralta y Pedro Fernández Osorio, publicado allí en 1670 con el escudo de armas del prelado. La Imprenta en México, n. 1032. (N. del A.)

 

144

Beristain cuidó de advertir que el hecho tuvo lugar a las 7 p. m. del día indicado. (N. del A.)

 

145

Describimos esta pieza bajo el número 1042 de nuestra Imprenta en México. (N. del A.)

 

146

Descrito en dicha nuestra obra, n. 1158. (N. del A.)

 

147

Descrita bajo el número 506 de nuestra Imprenta en Lima. (N. del A.)

 

148

Véase el número 1191 de La imprenta en México. (N. del A.)

 

149

Como comprobante de este aserto, daremos noticia de las obras que le fueron dedicadas o inspiradas por él.

En 1668, don Martín de Espinosa Lomelín imprime un Sermón, en cuya dedicatoria, que encabeza con el escudo de armas del prelado, le llama «elegante, erudito y noble príncipe».

Su capellán y maestro de pajes, José López de Avilés, le dedica también su Poeticum viridarium, impreso en 1669.

Don Juan Roxo de Costa le dedica, asimismo, en 1674, un Sermón a la publicación de la bula de cruzada.

Don Luis Becerra Tanco, su Felicidad de México, en 1675.

Diego de Ribera publica en 1676 el Epílogo de las obras que ilustran a México durante su gobierno.

Fray Pedro del Castillo le consagra, en 1677, precedido de un escudo alegórico, su Sermón a la Inmaculada Concepción.

En ese mismo año comisiona al oidor don Alonso Montemayor de Cuenca para que compile las cédulas reales y autos acordados de la Real Audiencia, cuyos Sumarios se publicaron en el siguiente año.

Celebra suntuosamente la entrada de Carlos II al gobierno, cuya descripción confía a don Alonso Ramírez de Vargas, quien la da a luz en 1677; don Ignacio de Santa Cruz Aldana, en la misma fecha, le consagra la Relación de las fiestas del cumpleaños del Rey; y don Alonso Alberto de Velasco, su Discurso piadoso, de la explicación de la ceremonia de la seña.

En 1680, don Bernardo de Riofrío le dedica su Centonicum virgilianum, y el célebre don Carlos de Sigüenza y Góngora sus Glorias de Querétaro.

Don Miguel de Mayoral Flores, en 1681, su Defensa de los arzobispos de México en cuanto a la jurisdicción del Santuario de la Virgen de Guadalupe; y Diego de Ribera, con fecha 8 de Julio de aquel año, escribe su Carta al capitán Juan de Urúe, dándole cuenta del general sentimiento con que Fray Payo salió de México. (N. del A.)

 

150

Fray Payo de Ribera fue residenciado, como era de ley para todos los funcionarios públicos, de su cargo de virrey, habiéndose pronunciado sentencia en el juicio en 23 de diciembre de 1681 y publicádose diez años después de su fallecimiento. Véase la sentencia sola en López de Avilés, Debido recuerdo, pp. 115-117, y descrita bajo el número 1948 de nuestra Biblioteca hispano-americana.

Los cargos que en la residencia se le hicieron fueron bien pocos y de ellos salió absuelto; pero no faltó quien, durante su vida y cuando desempeñaba el virreinato, se quejara de sus procedimientos. Fray Francisco de Ayeta presentó a la Corte, hacia los años de 1671, una Manifestación breve de la persecución que sostenía haber padecido su Religión de San Francisco en México por la intervención de la «Dignidad Episcopal»150.1. Y fray Mateo de Heredia, en 1678, hubo de significar al monarca «el sentimiento justo de los agravios y desdoros con que ha querido obscurecer fray Payo de Ribera, arzobispo de México, y su provisor don Antonio de Cárdenas y Salazar los créditos que ha adquirido su Religión». Medina, Biblioteca hispano-americana, citada, n. 1645. El Arzobispo, por no extremar las cosas, y merced a la intervención del Virrey y de los inquisidores, hubo de cejar en su línea de conducta respecto de dos religiosos, que pretendían imprimir libros sin licencia del Ordinario y que se diese institución canónica a algunos ministros de doctrina, a cuyo intento habían alcanzado una decisión de la Real Audiencia a su favor. (N. del A.)

 

150.1

(Véase descrita bajo el número 1501 de nuestra Biblioteca hispano-americana) (N. del E.)