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291

Colección, de Hernández Dávalos, t. IV, p. 238. Idiaquez dice que compraba el estaño a 2 y 3 pesos libra, y que el millar de letras se le pagaba a 14 pesos. (N. del A.)

 

292

Don José Caicedo Rojas en sus Recuerdos y apuntamientos, fundándose en la portada de un folleto del doctor bogotano don Juan Bautista de Toro, que dice: Día de la Grande Reina, etc., «Impresso en la Imprenta de la Compañía de Jesús», sin indicar lugar, pero que entre los preliminares lleva la licencia para la Impresión concedida al autor en Santafé en 18 de Noviembre de 1711, sostiene que en ese entonces había imprenta allí.

Añadiremos nosotros que en otro libro del mismo autor, intitulado El secular religioso, descrito bajo el número 2406 de nuestra Biblioteca hispano-americana, sucede también que, no sólo la licencia sino las aprobaciones aparecen datadas en Santafé en 1715; sin que por eso resulte que se trate de impresiones americanas, como que a renglón seguido se insertan licencias y aprobaciones extendidas en la Península y en otras partes de Europa. Basta considerar, además, que ese hecho es común en bibliografía. El punto no merece, en realidad, la disquisición que le han consagrado Vergara e Ibáñez. (N. del A.)

 

293

Literatura en Nueva Granada, págs. 193-194.

Todos los autores que han escrito sobre la materia han tenido que conformarse con citar estos párrafos de la obra de Vergara, incluso el mismo don José Joaquín Borda, historiador de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada. El único dato que agrega es que en su tiempo existían aún en el Colegio de San Bartolomé los restos de aquella primera imprenta, cuyos tipos fueron después vendidos y fundidos. Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada, tomo II, página 44.

Otro de los que ha copiado a Vergara es don Pedro M. Ibáñez en el estudio que publicó sobre el mismo tema de que tratamos; y recordamos el hecho sólo para manifestar que ha incurrido en un error al suponer que la Vida de la Madre Castillo se imprimió en Bogotá en 1746, cuando en realidad sólo se dio a luz en 1817, según refiere el mismo Vergara. Va en seguida la descripción de la edición que conocemos:

-Sentimientos / espirituales / de la Venerable Madre / Francisca Josefa / de la / Concepción de Castillo, / religiosa en el convento de Santa Clara / de la / ciudad de Tunja / en la / República Neo-Granadina / del / Sur-America: / escritos por ella misma de orden de sus confesores. / Dados a luz por su sobrino / A. M. de C. y A. / En Santafé de Bogotá: / Imprenta de Bruno Espinosa por Benito Gaitan.- Año de 1843.


8º -XVIII-276 pp. y 8 de índice s. f.                


(N. del A.)

 

294

Obra citada, p. 232. (N. del A.)

 

295

Entre las producciones de esa imprenta creernos que deben contarse los estados de revistas militares de aquella época, de los cuales hemos visto algunos en el Archivo de Indias. Son todos en folio y de impresión pobrísima, pero ninguno lleva pie de imprenta. (N. del A.)

 

296

Ibáñez asegura que en el inventario de los bienes de los jesuitas no figura la imprenta.

A propósito de esta imprenta de los jesuitas, queremos citar aquí un antecedente, fundado en un documento irrefutable, que parece se halla en contradicción con lo que asevera Vergara; y es, el informe dado al Consejo de Indias por su fiscal en la instancia de don Alejandro Coronado para establecer una imprenta en Quito, en el cual afirma que el Consejo, en 16 de febrero de 1741, denegó al P. Diego Terreros, procurador de la Provincia de los Jesuitas de Nueva Granada, la licencia que pidió para establecer «en uno o dos Colegios de aquella Provincia imprenta de libros». Si de este hecho no puede dudarse, parece, pues, que la Orden solicitó la licencia después de llevada la imprenta. Es posible, asimismo, que en vista de la denegación del Consejo, se suspendieran las impresiones que los jesuitas habían comenzado a hacer, ya que no se conoce ninguna posterior a 1740.

Es probable, igualmente, que la otra imprenta a que se refería el P. Terreros, fuera la que estuvo establecida en Ambato en los años de 1758-1760. Véase nuestra Imprenta en Quito. (N. del A.)

 

297

Véase este oficio entre los Documentos. (N. del A.)

 

298

Este hombre, verdaderamente notable, merece bajo muchos conceptos un estudio detenido. A título de haber figurado también en Chile, debemos darlo a conocer aquí en sus rasgos generales.

Don Francisco Antonio Moreno y Escandón era natural de Mariquita, en Nueva Granada, hijo de Miguel Moreno, que fue alcalde ordinario, y de Manuela Díaz y Escandón. Siguió sus estudios en Santafé, hasta graduarse de doctor en teología; en 1759 entró a regentar la Cátedra de Instituta en la Universidad, y después de recibirse de abogado, fue elegido alcalde, y en 1766 fiscal protector de indios. En 1781 pasó a desempeñar la fiscalía de Lima, y cuatro años después ascendió a oidor. Por promoción de Álvarez de Acevedo se le nombró regente de la Audiencia de Santiago el 11 de noviembre de 1788, cargo de que tomó posesión el 10 del mismo mes del año siguiente. Falleció el 23 de febrero de 1792. Fue casado con Teresa de Isabella y Aguado. (N. del A.)

 

299

He aquí la lista de los que respondieron a la invitación del virrey:
El virrey don Manuel Flores$200
El regente don Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres100
El fiscal don Francisco Moreno50
El intendente don Martín de Sarratía y la Casa de Moneda85
El Comercio de Bogotá113
El V. Cabildo Eclesiástico65
El señor provisor y el clero61
Don Manuel Hoyos, (comerciante)31
Don Francisco Domínguez, (regidor)25
Don Manuel de Castilla30
Don José Flores, (capitán de la guardia de caballería)25
Don Francisco Iturreta (secretario del virreinato)25
Don Francisco Robledo (asesor general)25
Don Pedro Ugarte (regidor)25
El administrador de correos25
Don José Groot (fiel ejecutor)10
Don Francisco Silvestre, (oficial primero de la secretaría del virreinato)10
Don Francisco Diago (comerciante)10
Don Gonzalo de Hoyos (capitán de milicias regladas de Mompox)12
Don Fernando Ruiz (mayordomo)8
Don Manuel Bonvilla, (oficial real)6
Don Santiago Brun (oficial real)2

«Y aunque tal vez se echarán menos, expresaba el virrey, los ministros de esta Real Audiencia y Tribunal de Cuentas no sé a qué atribuir su falta de concurrencia, cuando esperaba que hubiesen sido los primeros.» Esa conducta era tanto más de extrañar cuanto que al ser invitados habían hecho pomposas ofertas.



Groot, en su Historia de Nueva Granada, t. II, p. 183, dice que el virrey «excitó al Cabildo Eclesiástico para que contribuyera por su parte con alguna cantidad, y los canónigos correspondieron a la excitación cediendo cada uno una parte de su renta del año, lo que consta de acta capitular.»

Se ve, sin embargo, que la subscripción del Cabildo Eclesiástico alcanzó a sólo 65 pesos. (N. del A.)

 

300

Oficio de 15 de mayo de 1778. Entre los Documentos. (N. del A.)