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301

Está la décima demasiado chusca para insertarla.

 

302

Barros Arana, Historia general de la independencia de Chile, t. I, pág. 301.

 

303

[«363» en el original; a partir de aquí continúa la numeración errónea hasta el final de la obra (N. del E.)]

 

304

Conocemos un caballero que ha podido recordarlos de memoria después de haberlos aprendido hace cerca de medio siglo.

 

305

Tomamos este dato de las Leyendas y Tradiciones de don Enrique del Solar, quien en tal págs. 192-227 ha vertido en prosa con algunas adiciones y no poco gusto, el romance de que tratamos. Nada hemos podido encontrar del padre Sebastián de la Cueva.

 

306

Véase el Apéndice, tomo III.

 

307

De un carácter análogo a estos versos parece que serían los que relataban la expedición del obispo Marán al interior de Arauco. El señor Vicuña Mackenna en su Historia de Santiago, pág. 354) dice que ese trabajo le ha servido de algo para la relación del acontecimiento que llevaba entre manos en esa parte de su libro; que su autor parece fue testigo de vista, y que el gusto literario de la pieza es detestable. Aunque el señor Vicuña ha tenido la bondad de buscar para nosotros ese documento con la complacencia que le distingue, parece que se ha extraviado en su rica y abundante biblioteca.

 

308

Estrella de Chile, pág. 990, 1877, t. 13.

 

309

Súpose esta circunstancia por haberlo declarado así su hijo don Antonio María Fernández, cuando regaló el libro a la Biblioteca Nacional, en donde era empleado.

 

310

No nos dispensaremos de dar a conocer, con motivo de estos versos, en extremo notables por su último acento, un dicho de Fernández que entra en su programa de burlarse de las reglas, así como se ríe de la «comedia humana». Después de haber indicado en el comienzo que se había aprovechado de los consejos de un Arte poética de Renjifo, cuando llega a las estrofas que hemos citado pone una nota que dice: «Un día que el pobre autor se vio algo apurado en unos esdrújulos y quiso valerse de aquella ayuda; ¡buena ganga! se vio burlado, pues no halló tal libro, ni sabe su paradero».