Los primitivos colonizadores.- Sus méritos.- La primitiva vida colonial.- Los primeros cultivos.- Valor del suelo.- Lo que eran las estancias.- La merced de tierras.- Solemnidades de su toma de posesión.- Los indios yanaconas.- Su condición legal.- Toma de posesión de los yanaconas.- Algunas mercedes de tierras concedidas entre los años 1575 a 1700.
El goce de una numerosa encomienda era un buen aliciente para el cultivo del suelo. Los ricos señores de quienes hemos tratado en el capítulo anterior, fueron poseedores del suelo. Los indios encomenderos se dedicaban al cultivo de la tierra y a la industria de las curtidurías, tan abundantes en los primeros años de la dominación española.
Al lado de estos encomenderos, terratenientes, se establecieron desde fines del siglo XVI, y con más intensidad en todo el siglo XVII, cuando se destruyeron las ciudades llamadas de «arriba», lo que podemos llamar simplemente terratenientes, militares casi todos, de las campañas de Arauco.
Pedían concesiones de tierra donde mejor les parecía. Casi siempre eran dadas según los méritos del solicitante, el cual en un largo memorial, exponía sus méritos, sus sufrimientos y la participación que había tenido en las campañas contra los indios. Así vemos desfilar aguerridos militares: a Pedro López de Fonseca y Cristóbal de Amaya, que perdieron un brazo; al tullido Domingo Lorenzo; a Juan Álvarez de Luna, de grandes méritos, que desde su nombre parece ilustre; a Pedro Fernández de Villalobos, que mantuvo de su peculio a muchos soldados durante varios meses; a Esteban de Aravena, que se salvó de la «Galitraba»; a Diego Jaqué, valeroso capitán que defendió el Maule en 1655; al célebre Pedro Páez Cantillejo, veterano de Flandes e Italia; a Pedro Mier y Arce, soldados de las campañas de Europa; a Francisco Ortiz de Gaete, vinculado a la familia del conquistador Pedro de Valdivia; y a muchos otros que a pesar de no haber dejado sucesión en esas tierras, fueron también ricos terratenientes, como los Molinas y los Flores de León, señores de las tierras de Catentoa y Longaví.
Al lado de tan ilustres veteranos se radicaron algunos mestizos que, gracias a la benevolencia de los gobernadores obtuvieron tierras. Tales fueron los Osses, Burgos, Gormaz y Quijada, etc., etc.
Todos tenían el mérito de sus esfuerzos, fueron hijos de sus obras y de su valor; su hidalguía no pasaba más allá del puño de su espada. Si la vanidad quiere buscar abolengos más allá de ellos, no lograrán superarlos.
* * *
El esfuerzo que tuvieron que hacer estos primitivos colonizadores fue inmenso, casi imposible de imaginar. Establecerse en una región, sin capitales, sin herramientas, sin más brazos que los suyos y los de algunos indios anaconas, con el espíritu inquieto ante la amenaza constante del indio rebelde, importaba la manifestación de un esfuerzo extraordinario.
En la extensa región del Maule, poco a poco, se fueron levantando míseras casuchas de paja, bajo cuyo techo se guarecía la familia de un esforzado capitán. Así vemos poblarse las regiones fértiles de los ríos Mataquito, Maule, la llamada isla del Maule, Perquilauquén, la Bella de Name, y las costinas de Chanco, Loanco y Reloca.
Las primeras estancias fueron las de los encomenderos. Flores, señor de Putagán, introdujo en sus tierras los adelantos de la agricultura, la crianza de caballos, vacas y ovejas, y trabajó el primer molino que existió en esa región a las orillas del río de Putagán. Igual cosa hizo Juan de Cuevas, señor de Loncomilla, que, además de las labores agrícolas, construyó su casa y un oratorio; Juan Jofré, señor de Peteroa, Mataquito y Pocoa, fue un activo colonizador en sus ricas tierras del Carrizal, estableció molinos y bodegas; un astillero en la boca del Maule (Pocoa) y en Peteroa un obraje de paños.
Los cultivos en los primeros años de la vida colonial se reducía al trigo, cebada, maíz, lino, fréjoles y papas.
La crianza de animales se redujo, en los primeros tiempos, a la de cerdos; después vino la de las ovejas, y por último, la de caballos y vacas11. La de vacunos era una de las fuentes de riqueza de los colonizadores. Podemos decir que sus fortunas se contaban por las «estancias de vacunos» que poseían.
Las fértiles regiones del Mataquito, y principalmente, las de Cauquenes, fueron dedicadas al plantío de viñas. Sus poseedores, desde los primeros años, se dedicaron a la industria vinícola. Tuvieron extensas plantaciones Cristóbal de Amaya y Domingo de Lorenzo, siendo la más rica y extensa de todas la de los Flores de León, en su estancia de Catentoa.
Bajo esas míseras casas, de una, dos o tres piezas, con techo de paja, vivieron estos conquistadores. Muchos de ellos, a pesar de su pobreza, se daban cierta comodidad y lujo; ropas de seda, mantos de Toledo, cajas talladas, espadas con ricas guarniciones, casacas, servicios de plata, espuelas del mismo metal, etc., etc., desfilan en los inventarios de bienes del siglo XVII.
También había estancias y casas principales, como las tuvo Domingo Lorenzo, de la cual decían sus contemporáneos, que «estaba poblada, y en ella mantenía una casa, muy bien alhajada y que tenía plata labrada, esclavas y esclavos, ganados, vacas, ovejas y cabras».
Los terratenientes más ricos tenían al lado de sus casas un oratorio o capilla con sus «santos y santas de bulto», donde mandaban ser enterrados; así las tuvieron don Cristóbal de Amaya, en su estancia de Codegüel; Francisco Fernández Rafael, en Tornitura; Domingo Lorenzo, en Name; D. Francisco Jofré en Villavicencio; D. Antonio de Castro, en Loncomilla; Andrés García de Neira, en Libún y doña Catalina de Vilches, en su estancia de Huilquilemo.
* * *
La tierra no tenía gran valor en todo este período de 1600 a 1700; concedida por gracia de los Gobernadores, en un título que constituía una merced de tierras, era de poco valor, que miles de cuadras se cotizaban insignificantemente; la cuadra de tierra valía por término medio de dos a cuatro reales; la planta de viña, un real; una oveja dos reales; lo más caro eran los bueyes, una yunta valía veinte pesos.
Las mercedes de tierra, desempeñaron hasta cierto punto el papel de los billetes. Muchos terratenientes se establecían sólo en una de las haciendas, las demás mercedes las guardaban en sus casas para venderlas o cambiarlas por otros objetos que les eran necesarios.
Los primitivos poseedores habían adquirido las mercedes por sus méritos, en las largas campañas de Europa o de América, los cuales constaban en los certificados dados por los capitanes a cuyas órdenes habían servido, preciosos papeles que conservaban con gran cuidado, pues ellos les representaban un gran valor, para ser considerados y tenidos como viejos militares, merecedores de premios.
-Lloviendo, nevando, o de cualquier suerte que fuese traía de ordinario los dichos mis papeles en el pecho, debajo de mis armas - decía un veterano de las campañas de 1600.
* * *
Concedida una merced de tierras, fijada en ella los límites siempre vagos e indefinidos, u otras veces dada en terrenos ya poseídos, lo que daba motivo a largos y engorrosos litigios; el donatario se dirigía al Corregidor o al Teniente del Corregidor del partido, o a cualquiera persona española que supiera leer y escribir, para que le diese posesión de sus tierras; ceremonia original, prescrita por las leyes de España, de ritualismo riguroso para su validez, como se verá en la siguiente transcripción.
En las estancias de Huequenco, estancia de Miguel de Cáceres, término y jurisdicción del Partido del Maule, en diez días del mes de noviembre de 1650 años, ante el cabo de escuadra Alonso Gutiérrez Silvestre, pareció Rafael de Opazo, vecino de dicho Partido, y presentó un título de seiscientas cuadras de tierras en demasías que por el dicho título a que me remito y por comisión que da a cualquier persona española que sepa leer y escribir, en virtud del dicho título me llevó el dicho Rafael de Opazo a donde son dichas demasías de las partes y lugares que lleva el título y me pidió le diese posesión de ella, lo cual hice y se la di, tomándola por la mano, le paseé por ellas y le dije se la da a la dicha posesión, y real tenencia de dichas tierras, según y como en el título se contiene, y el dicho Rafael de Opazo estando en ellas, se paseó y arrancó yerbas pacíficamente sin contradicción de persona alguna y me pidió testimonio de dicha posesión, yo el dicho Cabo de Escuadra Alonso Gutiérrez Silvestre, se la di, en presencia de Andrés Rodríguez y de Alonso Jara y Miguel de Cáceres, que fueron testigos, y no firmaron porque dijeron cada uno de por sí no saber. Parecieron presentes a la posesión Marcos de Herrera, Pedro de Villagra que firmaron. Marcos de Herrera. Pedro Villagra. Alonso Gutiérrez Silvestre.
* * *
En todo trabajo agrícola la mano de obra estaba encomendada a los indios yanaconas o de servicio, y a los mestizos de baja condición. No todos los terratenientes fueron encomenderos de pueblos o territoriales. Los demás tuvieron para sus servicios la clase de indios llamados yanaconas, que eran generalmente los escogidos en la guerra que una vez capturados, se les convertía en siervos. Largo fue el proceso de este abuso que trajo complicaciones legislativas, a las cuales siempre superó el abuso y la corrupción.
El siglo XVII, que fue el del origen y desarrollo de esta colonización, encontramos centenares de mercedes de indios, concedidos a sus poseedores, para darles carácter legal. Esta especie de siervos, vivían en las estancias de sus amos.
Los antiguos pobladores indígenas del Maule, reducidos al servicio de las grandes encomiendas territoriales, desaparecieron pronto, aniquilados por el trabajo y las epidemias, o la fuga hacia Arauco. En el primer cuarto del siglo XVII se ve a casi todos los pueblos de indios del Maule completamente despoblados. Tal pasó con el Mataquito, Gonza y otros.
Pero el número de servidores no disminuyó en absoluto. Una renovación constante, se operó con la traída de indios capturados en las malocas hechas en territorio araucano.
La situación mísera, tanto de los indios encomendados como de los yanaconas, fue causa de la promulgación de innumerables resoluciones reales y gubernativas, destinadas a aliviar su situación.
En los primeros años de colonización efectiva del Maule se dictó la ordenanza del Príncipe de Esquilache, virrey del Perú, en febrero de 1619, que si no se llevó a efecto en su totalidad, vino sin embargo, a determinar la situación de los naturales que servían en las estancias.
El título VIII, que trata «de los indios poblados en estancias y de la tasa de sus jornales», dispone:
El historiador de quien hemos tomado estos datos agrega:
Calcular el número de indígenas existentes en esta región en una época determinada es casi imposible. Sólo podemos decir que los más pobres terratenientes poseían un buen número de ellos. Revisando el Archivo de Reales Provisiones hemos encontrado a los siguientes vecinos encomenderos de indios yanaconas:
1641.- | Domingo Lorenzo | Encomendero de 3 indios. |
1641.- | Gil de Vilches | 3 indios. |
1656.- | Antonio de Opazo y Amayo | 10 indios. |
1658.- | Diego Medel | 3 indios. |
1663.- | Fernando Martínez de Medina | 2 indios. |
1665.- | Gaspar Salvador de Vergara | 3 indios. |
1668.- | Pedro Guerra | 4 indios. |
1669.- | Luis de Castro | 4 indios. |
1670.- | Juan de Castro y Castilla | 3 indios. |
1671.- | Antonio Fernández | 1 indios. |
1672.- | Andrés Torrejón | 6 indios. |
1672.- | Diego Bravo de Villalva | 3 indios. |
1673.- | Antonio Méndez de Aro | 5 indios. |
1672.- | Agustín Ibáñez de Andrade | 6 indios. |
1674.- | Juana Ruiz de Santiago | 5 indios. |
1674.- | Gaspar de Salas | 5 indios. |
1674.- | Melchor de Leiva | 3 indios. |
1676.- | Álvaro Jelvez de Pacheco | 5 indios. |
1678.- | Andrés de Bruna | 5 indios. |
1680.- | Domingo de Opazo y Amaya | 10 indios. |
1680.- | Antonio de Rojas y Sandoval | 4 indios. |
1680.- | Bartolomé Carvajal | 4 indios. |
1680.- | Juan Albornoz | 3 indios. |
1680.- | Cristóbal de Amaya y Ródenas | 3 indios. |
1680.- | Melchor de Loyola | 4 indios. |
1680.- | Diego de Montero y Amaya | 4 indios. |
1680.- | Diego de Castro | 1 indios. |
1681.- | Pedro Contreras | 1 indios. |
1681.- | Antonio Bravo | 2 indios. |
1681.- | Fernando Palacios | 5 indios. |
1682.- | Valentín Gaete | 2 indios. |
1682.- | Antonio Rojas de Sandoval | 1 indios. |
1682.- | Juan Méndez de Aro y Opazo | 5 indios. |
1682.- | Álvaro Jélvez y Amaya | 6 indios. |
1682.- | Luis Núñez de Silva | 1 indios. |
1682.- | Domingo Torres Giraldo | 5 indios. |
1683.- | Antonio de Opazo y Villalobos | 10 indios. |
1687.- | Francisco de Vilches | 6 indios. |
1688.- | Diego Montero de Amaya y Ródenas | 4 indios. |
1688.- | Domingo de Opazo y Amaya | 2 indios. |
1693.- | Juan de Castro Castilla y Ocampo | 3 indios. |
1694.- | Simón Fernández del Campo | 6 indios. |
1695.- | Juan Henríquez | 1 indios. |
1696.- | Francisco Vilches | 4 indios. |
1696.- | Alejo Ribera y Vallejos | 4 indios. |
1698.- | Diego Verdugo | 3 indios. |
En esta lista de encomenderos no está en realidad el número exacto de indios, pues al hacer las mercedes se tomaba como base el número de familias; se concedía un indio y en realidad era una familia la entregada a la esclavitud.
El procedimiento para obtener una de estas encomiendas era análogo al de las mercedes de tierras. El interesado presentaba un memorial, en el cual hacía constatar sus servicios, los de sus padres y antepasados. Estas pequeñas encomiendas eran concedidas por una o dos vidas; extinguido el goce se llamaba a los beneméritos y se elegía al que pareciese más digno; éste, una vez pagados los derechos de media anata, se presentaba al corregidor del partido para que le diese la posesión de los indios.
En el asiento de Guemangue, Partido del Maule, jurisdicción de la ciudad de Santiago, en tres días del mes de marzo de 1691, ante mí el Teniente Simón Flores, lugarteniente del Corregidor y Juez de Comisión de dicho Partido, pareció presente don Juan de Opazo y Villalobos, con esta encomienda me pidió le diese posesión de los indios contenidos en ella, y por tal se los di en uno por todos nombrado Bernabé, que lo aprendió actual corporal real y sin contradicción de persona alguna, y en señal de dicha posesión mandó el dicho Juan de Opazo, al dicho Bernabé, le limpiase los zapatos y pusiese las espuelas habiéndolo hecho lo aprendió como dicho es; siendo presentes por testigos los que conjuntamente conmigo firmaron, en dicho día, mes y año. Diego Jaque de Amaya.- Por mí y ante mí. Simón Flores.
* * *
Hemos dicho que los primeros terratenientes del Maule fueron los encomenderos. Sólo tuvieron estancias de labranza y crianza de animales los feudatarios de Loncomilla, Cauquenes y Putagán, Peteroa y Pocoa, Lora y los capitanes Agustín Sánchez, señor de las tierras de Cantetoa; Alonso Lucas de Cubillo, dueño de seiscientas cuadras en Copín; Francisco de Leiva, en Quito, y Hernando Alvarado, junto a las anteriores. Fuera de éstos, no encontramos durante todo el siglo XVI más dueños de tierras en esta extensa región de cerca de 1760 leguas cuadradas.
A partir de 1600, fecha en que llegaban los emigrados de las ciudades llamadas de arriba, principia a aumentar el número de poseedores. En 1665, año en que comienza a calmarse la gran sublevación indígena, que había asolado al país desde diez años atrás, existían en el corregimiento cuarenta y seis terratenientes con estancias pobladas de animales capaces de hacer donaciones para el ejército real, pero creemos que este número no sea exacto, pues entre los años de 1600 a 1665, se hicieron ciento quince mercedes de tierras. Si sólo aparece ese cortó número se debe a que el resto era muy pobre, sólo tenían los suficientes animales para sus labranzas.
De 1665 a 1700, se hicieron cincuenta y nueve nuevas mercedes, que sumadas al número anterior da un total de ciento sesenta y cuatro donaciones.
Esta situación territorial se debió principalmente a la falta de población, nos bastará decir que la región que circunda los ríos Perquilauquén, Putagán y Loncomilla, Maule y la Cordillera de los Andes, estuvo durante los siglos XVI y XVII cubierta por sólo cinco grandes estancias, Huechuquito, Bureo, Longaví, Catentoa y Pilocollán, poseída por cuatro grandes familias y una comunidad religiosa, los Bravo de Villalva, los Núñez de Guzmán, los Flores de León, los Valientes de la Barra y los Jesuitas, señores de Longaví.
El siglo XVIII viene a darle más movilidad al dominio y más división al suelo. El aumento del número de transacciones, la formación de las familias, cuyos bienes raíces y muebles se dividían según las leyes de la sucesión, dio origen a la formación de nuevas estancias. Debemos agregar a estas causas, las donaciones que aunque escasas se siguieron haciendo durante la primera mitad del siglo XVIII, hasta que las leyes de Indias que se dictaron en aquella época, ordenaron el remate de las tierras baldías. Para demostrar la subdivisión del suelo operada en esta época, podemos observar que, según censo mandado levantar por el Corregidor de Chillán en 1744, existían entre los ríos Perquilauquén y Longaví, donde sesenta años atrás sólo se levantaba el poderío de los señores, ciento ochenta y ocho estancias, de las cuales, treinta y seis eran de menos de cien cuadras.
* * *
Desde el límite norte del Corregimiento que era el río Nilahue, en la doctrina de Vichuquén, encontramos antiguos establecimientos o estancias, formadas por diversas mercedes, posesiones o simples tenencias de terrenos, que son la base de las actuales haciendas.
MERCEDES DE TIERRAS CONCEDIDAS ENTRE 1575 A 1700
AÑO | N.º: DE CUADR. | NOMBRE | CONCESIONARIO | FECHA DEL ÚLTIMO DUEÑO | |
1575 | Catentoa | Agustín Sánchez | 1710 | Suc. Flores de León | |
1577 | 2000 | Peteroa | Juan Jofré | 1694 | Tomás Calderón |
1577 | Carrizal | Juan Jofré | 1720 | Melchor de Loyola | |
1577 | Astilleros | Juan Jofré | 1768 | Ramón Olivares | |
1579 | Quito | Francisco de Leiva | 1756 | Mandiola Gasco | |
1581 | Guelén | Luis de las Cuevas | 1688 | Antonio Poblete | |
1592 | 600 | Copín | Antonio Lucas del Cubillo | 1676 | Juan de Torres |
1599 | 4000 | Lora | Pedro Gómez Pardo | 1742 | Pedro Mondaca |
1604 | Varias | Juan Álvarez de Luna | 1628 | Convento de los Agustinos | |
1604 | Pichinguileo | Guillén Casanova | 1623 | Juan de Guarida | |
1604 | 400 | Pichilemu | Domingo Durand | 1751 | Su sucesión |
1606 | 200 | Rencura y Llico | García de Torres | 1750 | Cayetano Correa |
1606 | 500 | Mataquito | Antonio Méndez | 1732 | Su Sucesión |
1606 | 200 | Lora | García de Torres | 1732 | Su Sucesión |
1607 | 800 | Piduo | Miguel Gómez de S. | 1647 | Diego Jofré |
1608 | 1800 | Guilquilemo | Juan M. Luján | 1700 | Baltasar Jerez |
1608 | 500 | Río Lircay | Bernardo de Arroyo | 1680 | Su Suc. |
1609 | 600 | Talcamo | Gil de Vilches | 1750 | Conv. de Agustinos |
1609 | 600 | Pueblo de Gonza | Martín Muñoz | 1627 | Juan de Miranda |
1609 | 1000 | Bucalemu | Juan León | 1619 | Juan Díaz del Valle |
1609 | 800 | Duao | Pedro Mier | 1700 | Suc. Gaete y Mier |
1609 | 1000 | Astillero | Luis Jofré | 1700 | Suc. Gaete y Mier |
1609 | 600 | Lago de Vichuquén | Sebastián de Espinosa | 1756 | Cayetano Correas |
1609 | 500 | Peteroa | Luis Jofré | 1756 | Cayetano Correas |
1609 | 100 | Perquenco | Luis Jofré | 1756 | Cayetano Correas |
1609 | 100 | Quilacanulin | Luis Jofré | 1756 | Cayetano Correas |
1609 | 1000 | Antoriquen | Luis Jofré | 1756 | Cayetano Correas |
1609 | 400 | Loncomilla | Diego Ortiz de Ibáñez | 1650 | Suc. Amigo |
1610 | 600 | Río Claro | Gil de Vilches | 1680 | Su Suc. |
1610 | 600 | Purapel | Agustín Sánchez | 1680 | Su Suc. |
1610 | 500 | Lora | Gerónimo de Valuenda | 1633 | Antonio de Torres |
1611 | 600 | Duao | Juan Núñez de Prado | 1758 | En su sucesión |
1611 | 10000 | Manzano | Bernardo de Arroyo | 1790 | Suc. de Ramón Casanova |
1612 | 1000 | Copín | Juan Guerra | 1680 | Antonio de Torres |
1612 | 200 | Guedquemávida | Rodrigo de los Ríos y Abalos | 1671 | Antonio Labra y Vega |
1612 | 600 | Purapel | Fernando Mier | 1700 | Fco. Díaz Gallardo |
1612 | 200 | Lora | Fco. Sánchez O. | 1680 | Juan de Contreras |
1612 | 600 | Río Maule | Pedro Mier | 1710 | Suc. Gaete Mier |
1612 | 200 | Pucalquín | Pedro Fdz. de Villalobos | 1680 | Su Sucesión |
1612 | 500 | Junto a las de Meneses | Bernardo de Arroyo | 1680 | Su Sucesión |
1612 | 400 | Palmagai | Francisco Vergara | 1647 | Diego Jofré |
1613 | 400 | Piduco | Antonio García | 1700 | Baltasar Jofré |
1613 | 400 | Junto a las de Gonzalo | Ascens Gil Vilches | 1641 | Conv. de los Agustinos |
1613 | 800 | Tilquecura | Gaspar Correa | 1647 | Diego Jofré |
1613 | 800 | Tonlemu | Juan Ramos | 1680 | Agustín Díaz Quijada |
1613 | 800 | Pillollecura | Simón Valdés | 1700 | Fco. Díaz Gallardo |
1613 | 400 | Collín | Andrés Meneses | 1706 | Pedro González |
1613 | 600 | Name | Alonso Pérez del Castillo | 1710 | Suc. Gaete Mier y Arce |
1613 | 600 | Coyames | Bernardo Arroyo | 1680 | En sus descendientes |
1613 | 800 | Cumpeo | Juan de Albornoz | ||
1614 | 600 | Valle de Vendezu | Nicolás de Soluoga | 1700 | En sus descendientes |
1614 | 800 | L. Francisco Sánchez O. | Juan López Castilla | ||
1614 | 500 | Lora | Cristóbal Osorio | 1680 | Juan de Contreras |
1615 | 400 | Pichivoqui | Rodrigo Osses | 1710 | Suc. de Gaete y Arce |
1616 | 100 | V. del Rodo | Antonio Méndez | ||
1616 | 1000 | Maintennol | Antonio Vilches | 1680 | En su descendencia |
1616 | 500 | Licura | Pedro Ramírez Zavala | 1680 | Suc. de Miguel Amigo |
1616 | 1000 | Peteroa | Fco. Gaete Jofré | 1710 | Suc. Gaete y Arce |
1616 | 500 | V. de Vendezu | Esteban Aravena | 1700 | |
1616 | 800 | Querquetán | Esteban Aravena | 1750 | En suc. de Gaspar de la Fuente |
1617 | 500 | Reloca | Cristóbal de Amaya | 1748 | Catalina Fernández |
1617 | 400 | Tilquecura | Gaspar Correa | 1647 | Diego Jofré |
1617 | 400 | Ligueimo | Catalina Niño | 1617 | Luis Díaz del Valle |
1618 | 800 | Copín | Alonso Lucas del Cubillo | ||
1618 | 1000 | Rara | Alonso Andía | 1650 | Fco. Canales de la Cerda |
1618 | 500 | Rara | Alonso Andía | 1650 | |
1618 | 1000 | Guagualague | García de Torres | 1732 | En sus descendientes |
1618 | 1000 | Peteroa | Fco. 2.º Gaete Jofré | 1710 | En sus descendientes |
1618 | 500 | Cauquenes | Diego Ruiz de Balmaceda | ||
1618 | 500 | Cauquenes | Juan Martínez Manzano | ||
1618 | 50 | Cauquenes | Alonso Alegría Balmaceda | 1762 | En sus descendientes |
1618 | 2500 | Boca del Río Maule | Pedro Recalde | 1670 | Luis Núñez de Silva |
1618 | 3000 | Name | Fernando de Lozada Quiroga | 1700 | Fco. Díaz Gallardo |
1620 | 2000 | Morro de las Cruces de Peteroa | Alonso Jorge de Segura | ||
1620 | 1000 | Purapel | Pedro Fernández de Villalobos | 1680 | En su descendencia |
1621 | 1000 | Peumo y Codegüel | Cristóbal de Amaya | ||
1621 | 800 | Tonlemu | Pedro Fernández de Villalobos | 1680 | Cristóbal Díaz Quijada |
1621 | 600 | Tonlemu | Domingo Lorenzo | 1680 | Gaspar Díaz Quijada |
1621 | 500 | Pocoa | Juan Rodríguez | ||
1621 | 800 | Perquilauquén | Esteban de Aravena | 1750 | En su descendencia |
1621 | 2000 | Lora | Juan Álvarez de la Guarida | ||
1621 | 1000 | Huenchullami | Pedro Ramírez | 1750 | Antonio Rojas |
1623 | 500 | Peumo y Codegüel | Cristóbal de Amaya | 1680 | En su descendencia |
1623 | 500 | Rari | Cristóbal de Amaya | 1634 | Fernando Mier y Arce |
1624 | Talcacura | Luis de Toledo Navarrete | |||
1625 | 800 | Loncomilla | Rodrigo de Osses | 1750 | En su descendencia |
1626 | 1000 | Chaudaño | Rodrigo Verdugo | 1647 | Diego Jofré |
1628 | 1000 | Deuquelemu | Fernando Mier y Arce | 1700 | Fco. Díaz Gallardo |
1629 | 300 | Guemangui | Francisco del Campo | 1762 | En su descendencia |
1629 | 600 | Lora | Antonio de Torres | ||
1630 | 1000 | S. Fco. de Paula | Pedro Fernández de Villalobos | 1750 | En su descendencia |
1630 | Guiguiquilme | Gabriel Gutiérrez | 1783 | En su descendencia | |
1630 | Tomicura | Fco. Hernández Rafae | 1783 | En su descendencia | |
1630 | Name | Domingo Lorenzo | 1775 | En su descendencia | |
1632 | Rari | Alonso Cárdenas | 1656 | Cristóbal de Amaya | |
1632 | 1000 | Pueblo de Mataquito | Antonio Torres | 1732 | En sus descendientes |
1633 | 1000 | Estero de los Robles | Andrés García de Neyra | 1700 | En sus descendientes |
1634 | 200 | Río Claro y Lontué | Fernando Ortiz de Valderrama | 1647 | Diego Jofré |
1635 | 2000 | Tutubura | Gil de Vilches | 1641 | Conv. de los Agustinos |
1635 | 3400 | Libun | Andrés García | En sus descendientes | |
1635 | Huenchullami | Andrés García de Neyra | 1700 | En sus descendientes | |
1635 | Hornillo | Alonso Poblete | 1663 | En sus descendientes | |
1635 | 2000 | Abranqui | Pedro Recio de Soto | 1670 | En sus descendientes |
1635 | 24000 | Pilocoyán | Pedro de la Barra | 1720 | En sus descendientes |
1635 | 1000 | Valle de Vendezu | Nicolás de Suloaga | 1700 | En sus descendientes |
1640 | 600 | Huenchullami | Alonso Cid Maldonado | 1750 | Antonio de Rojas |
1641 | 1000 | Claro y Lontué | Rodrigo Verdugo | 1647 | Diego Jofré |
1646 | Lagunillas | Bartolomé Meza | 1709 | En sus descendientes | |
1650 | Loncomilla | Fco. Henríquez de la Vega | 1748 | En sus descendientes | |
1650 | Tutuana | Fernando Bravo | 1696 | En sus descendientes | |
1650 | Huenchuquito | Alonso Bravo | 1745 | En sus descendientes | |
1660 | Boqui | Adrián Tapia | 1748 | En sus descendientes | |
1663 | 500 | Coliguas | Luis de Castro Castilla | ||
1663 | 1000 | Peteroa | Fco. de Roa y Gasco | ||
1663 | 4000 | Valle de los Avellanos (Cump) | Luis de Godoy y Figueroa | ||
1667 | 1500 | Doguel Juan de Leiva y Sepúlveda | |||
1667 | 1000 | Teucalemu | Francisco Gormaz | ||
1668 | 600 | Reloca | Diego Montero de Amaya | 1700 | En sus descendientes |
1668 | 1000 | Piquilicura | Gaspar de la Fuente | 1750 | En sus descendientes |
1671 | 2100 | Loncomilla | Andrés Bruna | 1749 | En sus descendientes |
1672 | 1000 | Name | Juan Muñoz Guerrero | ||
1673 | 1000 | Manzano Juan de Toro | |||
1634 | Llollegue | Rodrigo Ortiz de Gatica | 1750 | En sus descendientes | |
1674 | Tutuben | Rodrigo Ortiz de Gatica | 1750 | En sus descendientes | |
1674 | 400 | Cumpeo | Juan Márquez de Estrada | ||
1674 | Unihue | Leonor Arias de Altamirano | |||
1674 | 2000 | Rali y Putagán | Gaspar de Salas | ||
1674 | 1000 | Pichimávida | Pedro Mier y Arce | ||
1675 | 600 | Cauquenes | Francisco Aravena | ||
1675 | 700 | Guanigue | Francisco de Torres | ||
1676 | Guanigue | Francisco de Torres | |||
1776 | 400 | Potrerillos | Asencio Díaz del Valle | ||
1677 | Río Putagán | Juan de Leiva y Sepúlveda | 1678 | Juan de Osses | |
1679 | 4000 | Chanquiague | Pedro Salvador de Vergara | 1784 | Gaspar de Vergara |
1679 | 800 | Perquilauquén | Pedro de Leiva y Sepúlveda | ||
1679 | 600 | Perquilauquén | Bartolomé Pérez de Guzmán | ||
1680 | 500 | Casamávida | Juan Carrasco | ||
1680 | 800 | Papal | Domingo Valdés | ||
1680 | Huedque | Alonso Torres | 1784 | En sus descendientes | |
1680 | 1000 | Culluco | Antonio Rojas | ||
1680 | 1000 | Puercos | Juan de Rojas | ||
1680 | 1000 | Reloca | Diego Gutiérrez | ||
1680 | 2000 | Perquenco | Francisco Gaete | ||
1680 | 2000 | Rali y Putagán | Lorenzo Sánchez de Guzmán | ||
1680 | 1000 | Pellue | Pedro Sánchez de Amaya | ||
1680 | 1000 | Astillero | Cristóbal de Vergara | ||
1680 | 600 | Nirivilo | Juan Díaz | ||
1681 | 2000 | Claro y Lontué | Juan Martínez de Vergara | ||
1682 | 500 | Mingues | Cristóbal de Aravena | ||
1682 | Cauquenes | Esteban de Aravena | |||
1682 | 2000 | Loncomilla | Gaspar Salas | ||
1682 | 100 | Perquenco | Tomás Miño de Lara | ||
1682 | 1000 | Chanco | Alonso Lara | ||
1682 | 1000 | Aligali | Domingo Villalobos | ||
1683 | 1000 | Cauquenes | Francisco Aravena | ||
1684 | 600 | Río Lora | Juan Díaz del Valle | ||
1689 | 1500 | Puercos | Jacinto Rojas | ||
1689 | 200 | Qoquingue | Sebastián de la Rosa | ||
1689 | 1000 | Gutacura | Fernando Bravo | ||
1688 | 6000 | Duao | Gil Vilches | ||
1688 | 1000 | Purapel | José Vergara | ||
1688 | 1000 | Junquillos (Name) | Diego de la Fuente | ||
1688 | 1000 | Valle Hueco | Francisca Moya | ||
1688 | 600 | Chequén | Gil Vilches | 1740 | Suc. Rojas Vilches |
1688 | 600 | Queri | Gil Vilches | 1740 | Suc. Rojas Vilches |
1688 | 1000 | Nichuques | Gil Vilches | 1740 | Suc. Rojas Vilches |
1689 | 600 | Pangue | Juan Adasme | 1714 | En sus descendientes |
1690 | 100 | Alguimorigui | Diego Aravena | ||
1690 | 1000 | Reloca | Antonio Jofré | ||
1690 | 2000 | Gualaguey | Juan de Torres | ||
1690 | 500 | Auquiles | Pablo Mexia | ||
1690 | 1000 | Palquibrari | Fco. Canales de la Cerda | ||
1690 | 600 | Villavicencio | Mariano Aguilera | ||
1691 | 2000 | Gualaguay | Juan de Torres | 1703 | Diego Oliveira |
1693 | 1000 | Pilén | Pedro López de Fonseca | ||
1694 | 1000 | Cañas | Nicolás del Campo | ||
1698 | 100 | Maule y Liecoy | Manuel Bravo Marín | 1720 | En sus descendientes |
1698 | 1000 | Valle de las Damas | Gerónimo Álvarez de Bahamonde | 1714 | En sus descendientes |
1698 | 500 | Unihue | Diego Silva | ||
1698 | 800 | Teguamávida | Cristóbal Garrido |
El Gobernador Lazo de la Vega, que lo fue del Reino entre 1629 y 1639, hizo merced al capitán Pedro de Ribera Home Pezoa de las tierras a orilla sur de la laguna de Bucalemu. Estas tierras pasaron por sucesiones a sus descendientes, la familia Fuenzalida, de Vichuquén.
García de Torres recibió merced, en 17 de octubre de 1611, del pueblo de Vichuquén al sur, hasta el pueblo de Lora «donde entra el río Lora al mar» en Rencura, Llico. Eran doscientas cuadras. En 1750 estaban en poder de Cayetano Correa y pasaron a sus descendientes.
Igualmente entre Vichuquén y Bucalemu, recibió en 13 de octubre de 1609 Sebastián de Espinoza, merced de tierra deslindando con las de Domingo Durán, Juan Abad y Baltasar Hernández.
Siguiendo más al sur tenemos las posesiones de Gualañé, de mil cuadras, dadas a García de Torres en 8 de abril de 1618, a las cuales su hijo Antonio agregó seiscientas por compra a doña Leonor de Artaño viuda de Martín Muñoz. Derivadas ellas deslindaban con el río Mataquito y camino que iba del pueblo de Gonza a Vichuquén, las vendió su nieto Juan de Torres en 16 de mayo de 1703 a Diego de Oliveira, padre de Francisco de Oliveira, que las poseía en 1751.
Deslindando con las tierras de García de Torres de Bucalemu, estaban las de Domingo Durand, que eran cuatrocientas y que deslindaban con las de Baltasar Hernández, merced de 23 de octubre de 1609. Durand se las vendió a Juan de Torres, el cual las traspasó a su vez a Jacinto de Arcainos. Juan de Torres le compró también a Pedro Ortiz Carrasco trescientas cuadras junto al Mataquito, que las había obtenido por merced de 18 de febrero de 1605. Torres se las vendió a Arcainos. En 1751 las poseía su nieto Antonio de Arcaníos, hijo de otro de su mismo nombre.
Caminando Mataquito arriba, hacia la Cordillera, encontramos, las estancias de Hualañé, o Gualague, ya descrita, que deslindaba con la de Peralillo de don Juan Garcés. Ésta se componía de mil cuadras, merced del 24 de abril de 1632, dadas en el mismo pueblo de Mataquito por fin y muerte de sus indios. Garcés extendió maliciosamente estos límites. Parte de ellas gozan hasta nuestros días sus descendientes.
* * *
Pasando a la región de Talca, encontramos las siguientes antiguas estancias:
Bernardo de Arroyo y Loarte, recibió merced el 1.º de junio de 1612, de quinientas cuadras entre las de Gonzalo de Asensio y Pedro Meneses «junto a un fuere antiguo que fue de los indios». Agregó a esta merced otras quinientas junto al río Licay, deslindando con las del capitán Juan Álvarez de Luna, merced de 29 de abril de 1608, llamada estancia de Pinchiguileo, igualmente riberana al río Licay hasta formar ángulo con el río Claro. Otras diez mil agregó Arroyo en Alguelemu, en el sitio del Manzano hasta la ribera norte del río Lircay, Cerro de Guenquechán (Guenquecho). Estas tierras pasaron por venta a la familia Candia de Chillán, y éstos las vendieron al capitán Ramón Casanova.
Parte de estas diez mil cuadras se llamaron Goyames, eran quinientas que pasaron por herencia a la familia Burgos y deslindaban con las de Talcamo.
La estancia de Talcamo o Talca pertenecía a doña Isabel de Mendoza en 1650. De ellas se le había hecho merced a don Gil de Vilches en 18 de agosto de 1609, estaban situadas a orillas del río Claro, limitando al oriente con las de Bernardo de Arroyo y con las de don Jorge de Segura, por el sur llegaba hasta el Maule, tocando las cercanías del pueblo de Duao, región que ocupaban hasta poco antes de 1609 los indios del conquistador Juan de Ahumada. Agregó a las anteriores mercedes cuatrocientas cuadras, merced de 21 de abril de 1613 que deslindaban con las de Gonzalo de Ascencio entre las de Pedro Meneses y Diego Ortiz y Antonio Méndez.
La estancia de Antonio Méndez Pinel, que limitaba al sur con las de Álvarez de Luna, había sido merced de 21 de julio de 1609, limitaba también con el río Claro y con las tierras de Pedro Meneses. Estas tierras pasaron al poder de la familia Muñoz Gormaz.
Podemos aquí citar a las famosas tierras de Tonlemu o Tonlemo, donde tuvo tierras el Alférez de la real armada Pedro Fernández del Consejo, conquistador leonés de la Villa de Villalobos Medina, merced de ochocientas cuadras dadas en 29 de abril de 1621, «junto al río Mataquito, pueblo de Mataquito, río en medio entre el camino de las Palmas que va de Maule y otro camino que va del mismo río Maule al balseadero de Mataquito». Villalobos las vendió en 9 de abril de 1621 a Jerónimo de Ayala, y éste a su vez las vendió en 12 de marzo de 1623 a Hernando Díaz Quijada. Las gozaba en 1680 su hijo Cristóbal Díaz Quijada, de edad de ochenta años en esa fecha.
Atravesando el Mataquito y deslindando por el norte por la estancia de Luis Díaz del Valle, estaba la estancia de Hornillas del capitán Alonso Poblete, fallecido antes de 1659.
Las tierras de Díaz del Valle, constituían la estancia de Deuca. Mil cuadras compró a Pedro Fernández de Villalobos, quinientas a Juan López de Castilla, quinientas obtuvo en la merced, otras quinientas adquirió a Juan Pérez de Figueroa y mil compró en Bucalemu, según merced de 22 de mayo de 1604 a Juan de León, que se le habían concedido «por haber servido a S. M. con su navío».
La estancia de Curepto, entre el Lora y el Huenchullami, la llevó en dote al casar doña Catalina Ruiz de Morales con don Francisco Sánchez Obregón y Cevellos, por merced hecha por Alonso García Ramón. Éstas pasaron a Juan de Contreras y Cáceres, por venta que le hicieron los Araya y Obregón, herederos de doña Catalina.
Atravesando el río Maule de sur a norte, en su desembocadura, se pisan las tierras de Luis Núñez de Silva, que se extendían hasta el río de Huenchullami. Tenía aquí este capitán su encomienda de Huenchullami, dada por el Gobernador Lazo de la Vega. Sucesora de sus tierras y feudos fue su hija doña Juana Núñez de Silva y Loyola, esposa de don Andrés García de Neira y Valdivia, dueño que fue de la gran estancia de San Nicolás de Libún, que medía treinta y cuatro mil cuadras, formada así mil cuadras compradas a los herederos de don Alonso Cid Maldonado; mil, título de Puñalón; cuatrocientas en Libún y trescientas, potrero de Domingo Lorenzo. Ésta fue una merced concedida al conquistador gallego Domingo Lorenzo de Opazo y Fernández Chacón; y mil en demasías. Estas tierras pasaron por sucesión a la familia Donoso.
Doña Melchora Poblete, cuando casó con don Pedro Núñez de Silva o Sedeño, llevó en dote la estancia del Carrizal, de dos mil cuadras, merced hecha por Porter Casanate en 1655 a García de Torres, que deslindaban con las de Juan de Torres. Se sucedieron en la familia Núñez y en los Vergara.
Entre ellos debemos citar a doña Catalina de Aravena y Núñez, esposa de don Hilario de Barrios, que tuvo tierras en Putué (Putú). Muchos de sus descendientes han conservado parte de estas donaciones.
Cuatro mil cuadras tocó por merced del 20 de diciembre de 1679, Pedro Salvador de Vergara en el pueblo de Lora, corriendo río abajo de Mataquito, hasta entrar en el mar, entre Goyano y Coipué.
* * *
En la región de Loncomilla tuvo tierras Diego Gómez Ruiz Cenada, o Gómez de las Montañas y de la Cruz, primo hermano de Juan Álvarez de Luna, ya mencionado, él es el más antiguo terrateniente de la región. Por merced de 15 de octubre de 1616, recibió donación de quinientas cuadras en Tornicura, o Licura, que limitaban con las de Cristóbal de Oliveira. Aquí se quiso fundar San Javier de Loncomilla. Obtuvo cuatrocientas cuadras junto al pueblo de Loncomilla, Licura, al poniente, con el río Loncomilla, y al este, con el de Putagán, merced hecha a Diego Ortiz Ibáñez, en 19 de mayo de 1609.
Todas estas tierras fueron vendidas en 8 de abril de 1623 a Felipe Amigo. Sus descendientes los Bruña las aumentaron con tierras obtenidas por nuevas mercedes. Divididas estas tierras formaron muchas estancias, entre ellas la de Huaraculén, de la familia Molina, en cuya casa vino al mundo el célebre naturalista don Juan Ignacio.
Huaraculén o Reymoguelén o Loncomilla, son una misma región histórica, desde los tiempos de la conquista.
Rodrigo de Osses, mestizo afortunado, tuvo también cuatrocientas cuadras, que le vendió Diego Gómez el 9 de mayo de 1646, y pasaron a poder de sus descendientes.
Limitando con las tierras de Gómez estaban las estancias de Tornicura y de Gueguiquilme, de las familias Fernández Rafael y Gutiérrez, respectivamente.
Rodrigo de Osses, recibió una merced de ochocientas cuadras en 9 de octubre de 1625. Su nieto Juan de Osses y Heredia, compró en 1678, el 24 de junio, la estancia de Codgue a Francisco de Leiva, heredada de su padre Juan de Leiva y Sepúlveda, fue merced que le habían hecho el 6 de marzo de 1677, que deslindaba con «Abranque, tierras del Teniente Cristóbal Muñoz y río Putagán».
No debemos olvidar la gran estancia de Perquenco, que formada por diversas mercedes, fue junto con la de Villavicencio, la riqueza de la gran familia de los Ortiz de Gaete, una de las más antiguas del Maule.
Hacia la Cordillera en la región de Loncomilla tenemos la gran estancia de Panimávida, que obtuvo el capitán gallego Alonso Cid Maldonado, y éste las donó al Monasterio de la Limpia Concepción de San Agustín, quien las remató en 1718 y las obtuvo el vecino de Loncomilla don Antonio de Castro y Mendoza Cabeza de Vaca, en cuyos descendientes se continuó gran parte de ella hasta nuestros días. Don Antonio de Castro vivió en las cercanías del pueblo de Loncomilla, sus casas estaban situadas al lado de la iglesia de Loncomilla.
* * *
Atravesando el río Putagán al sur, que limita este asiento de Loncomilla, en la actual dirección de Linares, encontramos la gran estancia de Pilocoyán, que principiaba en este río limitando al sur con el de Achibueno, la Cordillera Nevada y al este hasta Loncomilla. Los contemporáneos le daban una área de veinticuatro mil cuadras, pero creemos que era mayor. Fue merced hecha a Pedro Valiente de la Barra. La siguieron gozando sus descendientes hasta 1720, fecha en que se desprendieron de ella pasando gran parte a la familia Vásquez, la que donó mil cuadras para la fundación de Linares.
Siguiendo esta dirección y atravesando el río Achibueno, encontramos la estancia de Catentoa, feudo de los Flores de León. Fue de don Jerónimo de Molina y Herrera, Conquistador del Reino, por compra que hizo en Santiago en 28 de mayo de 1593, ante el Escribano D. Ginés de Toro Mazote y de la Puente, a don Alonso García Ramón, éste las había adquirido del Coronel Francisco del Campo, y éste a su vez de Marcos Sánchez, su primer dueño, en 1577.
La estancia de Catentoa o Gañados, tenía los siguientes límites: río Achibueno, Bureo, Cordillera Nevada y río Loncomilla.
Al Conquistador Molina le sucedió en el dominio su hija doña Melchora de Molina, que casó con don Diego Flores de León. Estas tierras quedaron abandonadas desde 1600 hasta 1640, fecha en que las reclamo Flores. Le sucedió a doña Melchora su hijo, don Jerónimo Flores y Molina, quien la aplicó a crianza de ganados, llegando a tener treinta mil cabríos y trescientas vacas, y plantó una viña de sesenta mil plantas «tenida en aquellos años como la más considerable». El alzamiento general de 1655, destruyó esta hermosa estancia.
Poco tiempo después se fundó la estancia Real de Catentoa y un fuerte (donde hoy existe el lugar de Catentoa) para su defensa, y se aplicó una crianza de animales para el ejército real, a cargo de un administrador. En 1655 era castellano de ese fuerte Diego Jaque y Medina, le sucedió el capitán Lorenzo de Espiñeira en 1663, y a éste Marcos de Herrera Getina y don Andrés de Bruna.
Los soldados y vaqueros de Catentoa se introducían continuamente en las tierras de Flores, quien no siendo escuchado por el Gobernador, reclamó a la Real Audiencia. Esta manifestó que por tratarse de asunto administrativo debía recurrirse al Gobernador. Imposibilitado Flores para hacerlo, resolvió deshacerse de sus tierras. Dividida en varias estancias, la de Longaví pasó por donación que de ella hizo a los Jesuitas. A la expulsión de la Orden la remató la familia Zapata de Talca. Las de Guimeo, Catentoa y Bureo las vendió en 1779 a don Álvaro Núñez de Guzmán y Solier, en cuya sucesión se continuó el dominio. El resto pasó a sus herederos Melchora Carvajal y Flores de León (hija de su hermana Clara y de don Juan de Mendoza) quien casó con don Juan Chacón, padres de doña Catalina Chacón, esposa de don Diego Calvo de Encalada, quien, en 1715 se presentó a la Real Audiencia pidiendo la posesión de sus tierras de Catentoa y el desalojamiento de varios detentadores de ella.
A Francisco Vásquez le vendió en 1716, dos mil setecientas treinta y seis cuadras, y a Fernando y a Pedro Norambuena en 1715, ochocientas cincuenta cuadras.
Siguiendo al sur, hasta los confines del Corregimiento hasta el río Perquilauquén, encontramos la gran estancia de Huechuquito, que por 1680 poseía don Alonso Bravo de Villalva, vecino de Chillán, seguramente heredada de sus padres y a su muerte, acaecida antes de 1719, pasó a sus herederos. Cuatro mil cuadras poseía en 1745 cerca del río Longaví y Perquilauquén, haciendo ángulo, su hijo don Jacinto Bravo de Villalva y dos mil su hermano Alonso. Las tierras de los Bravo de Villalva, por deber diversos censos salieron a remate en 1759 y pasaron a poseerlas el capitán irlandés Juan Ibáñez, fundador de esta familia en el Corregimiento del Maule.
Además de las tierras de los Bravo de Villalva, encontramos en esta región en 1754 otras grandes estancias: la de don Juan Vivancos, con dos mil cuadras, la de don José Mandiola, de tres mil trescientas; la del M. de C. Francisco de Soto, de dos mil; la del M. de C. Francisco de Landaeta, vecino de Concepción, con cinco mil; la de doña Bernarda de Opazo y Castro, de mil trescientas; la de doña Isabel de Viscarra de tres mil; y la de don Lorenzo Masías, de dos mil trescientas.
En esta misma región del río Perquilauquén tuvo estancia, a mediados del siglo XVII, don Salvador Manríquez de Lara y Fernández Gallardo, dueño de la estancia de Guenutil, entre el río Catillo, estero de los baños del río Catillo y Perquilauquén, merced hecha en 21 de noviembre de 1675 a Francisco Navarro de León, quien las vendió en 1675 a Manrique. Estas tierras pasaron a sus descendientes los Manrique de la ciudad de Cauquenes.
Por esta misma región se encontraba la vieja estancia de Quito, cuyo más remoto dueño fue el capitán don Francisco de Leiva, que fue agraciado con varios miles de cuadras «para sustentar sus ganados de ovejas, puercos y cabras», donde el río Longaví cae enfrente y derecho a los tres cerrillos que están arriba de Catentoa, poco más de legua y media corriendo hacia Curinpungo, y de allí a la barranca grande del arrollo de las vacas que está junto a las casas del capitán Hernando de Alvarado, hasta la falda de las sierras, tendrá de ancho, de Longaví a Arroyo de las Vacas, cuatro leguas. Merced de 19 de octubre de 1579. Se dio comisión al Mariscal Martín Ruiz de Gamboa y éste la delegó en Alonso de Toledo para dar la posesión. Le fue otorgada en el campo junto a la estancia que se dice del capitán Hernando de Alvarado, que es en el repartimiento de Reynegolen, junto a una barraca de la dicha estancia, el 28 de noviembre de 1579, ante los testigos Alonso Valladolid, Antonio de Niza y Andrés Villasinda. Representó a Francisco de Leiva, Hernando de Artaño.
Estas tierras pasaron a poder de los clérigos Francisco Riquelme de la Barrera y Toledo, y de don Juan de las Rodelas y Toledo, quienes la dieron en dote a doña Isabel de Hermosilla y Sandoval Toledo, cuando casó con don Francisco Gasco de la Torre, en cuya sucesión la continuaron sus descendientes, los Mandiola Gasco de la Torre.
Hemos mencionado al capitán Hernando de Alvarado, dueño de una estancia con casas, «situada frente al pueblo de Paqui, donde era Cacique un indio llamado Relmuman».
Sabemos que estaba situada junto al estero de Las Vacas y limitaba con la de Quito.
Alvarado fue un gran capitán de la conquista, sobrino del célebre Mariscal Alvarado de la conquista del Perú. Se radicó en Concepción, donde vivía aun en 1581.
Los límites de la estancia de Abranquil, o Potrero de Gumeza, de dos mil cuadras, eran: Cordillera Nevada, Barranca de Alvarado y Cerro Ortiz, que era de Pedro Recio de Soto. Por usurpación del título pasó a poder de los descendientes del mestizo Osses, hasta 1670, en que fue reclamada por don Gregorio Saavedra, casado con una Recio Soto.
Junto a las tierras de Manrique de Lara y la estancia de Quito, estaban las de Juan Muñoz de Santiago, según una merced de 1500, entre el Perquilauquén, Longaví, Sierras Nevada y Quito, merced de 18 de mayo de 1674. Casó este capitán con doña Antonia Gómez Poblete, de Chillán (hija de Nuño Rodríguez de Chávez y Triana, 1582, fallecido en el Perú, y de doña Baltasara Poblete). Su hijo don Juan Muñoz y Poblete casó con doña María de Opazo con larga sucesión en Chillán, padre de Miguel, Nicolás y Bartolomé.
* * *
En la región de Cauquenes tenemos también antiguas y grandes estancias que recordar.
En las inmediaciones del Cerro de Quella, donde existió un fuerte, caminando hacia el sur, se enfrentan los ríos Perquilauquén y Cauquenes, que sólo vienen a juntarse varias leguas más al norte, frente a Curivilo, aquí se encuentran ricos valles donde sentaron sus casas los primeros terratenientes.
El nombrado valle o estancia de Vendezu, estaba situado al sur de estos ríos, su casa estaba en Tomenelo. Fue su primer dueño el vasco Miguel de Vendezu y Ochoa, y se componía de una merced de ochocientas cuadras en el cerro de Rucachorro, camino de Toquihua a Cauquenes, de 7 de febrero de 1613; cuatrocientas en Tomenelo, de 1.º de agosto de 1616, y otra merced de legua y media de largo y ancho, de 14 de febrero de 1621. Se sucedieron en estas tierras los Pérez de Guzmán y Vendezu y sus descendientes.
Limitando con las anteriores tierras estaban las de otro vasco, las del capitán Navarro Esteban de Aravena, llamado el viejo, merced de quinientas, de 4 de marzo de 1616; ochocientas en Querquetán, de 18 de junio de 1619; ochocientas que limitaban con las de Sayas de Espinoza, de 5 de abril de 1621. Estas pasaron a sus descendientes, excepto las de Querquetán, que se las vendió a sus cuñado Gaspar de la Fuente Arroyo y Manrique de Lara, casado con doña Ana de Alegría y Gómez, media hermana de doña Mariana Fernández del Consejo y Villalobos y Gómez.
Fuentes fue agraciado con una merced de mil cuadras, el 11 de octubre de 1668 en Piquilcura, y se llamó estancia de Yemengelo.
También tuvo tierras aquí Pedro Morales de Albornoz, merced de 2 de enero de 1668, «camino real que sale del paraje real del Barco del Maule y que viene para Purapel».
En la ribera norte del río Purapel tuvo tierras Alonso de Alegría y Balmaceda, que deslindaban con las de Diego de Vargas, Juan Martín Manzano y Pedro Fernández de Villalobos. Fallecido antes de 1618, le sucedieron sus hijos, los cuales tuvieron también trescientas cuadras en la Quebrada de Guemangui, deslindando con Agustín Sánchez (dueño de seiscientas en Purapel, merced de 15 de octubre de 1609, junto al camino real a Chillán y estero de Pargel); Juan Jofré (dueño de tierras en Name), Domingo Vicente. Todas estas tierras estaban situadas en las inmediaciones de la Huerta y se llamó la estancia de Guemangue.
Hemos dicho que deslindaban las anteriores tierras con las de Pedro Fernández de Villalobos. Este veterano recibió diversas mercedes; mil cuadras en Donamávida, al norte del Maule, a una legua del pueblo de Lora; ochocientas en Tonlemu, junto al río Mataquito, el 20 de noviembre de 1630 y el 29 de abril de 1626, respectivamente; doscientas entre el Maule y el estero de Pucalquin, el 23 de julio de 1612. Pero se radicó en las mil que le concedieron en Purapel por merced de 26 de noviembre de 1620. Sus tierras se llamaron La Rinconada de Cauquenes y fueron heredadas por sus descendientes.
Junto al río Tutuben, afluente del Cauquenes, tuvo tierras, que se denominaron estancias de San Antonio de Tutuben, el capitán, don Rodrigo Ortiz de Gatica y Arraño, vecino de Concepción, fallecido en 1674, estas tierras pasaron a sus nietos los Moraga y Gatica, y de ellos a los Fernández y a los Urrutia de Cauquenes.
La estancia Santo Domingo de Name, se encuentra también en esta región, al pie del cerro de su nombre, es una región rica y muy fértil. Su primer dueño fue Diego Medel, llamado el viejo, quien se las cambió por otras al Conquistador gallego Domingo Lorenzo de Opazo y Fernández Chacón. A principios del siglo XIX conservaban aún sus descendientes partes de estas tierras de Name.
Limitando con la de Name estaba la estancia de Francisco Díaz Gallardo, dueño de las siguientes mercedes: tres mil cuadras, merced de 5 de septiembre de 1618, hecha a favor de Fernando Lozada Quiroga, en la falda del cerro Name, en la laguna de Tolos, camino de Parguel a Unihue (o a la Huerta de Maule); seiscientas merced a Fernando Mier y Arce en Purapel a Chanco, en la punta del Valle de Name. Esta fue una de las primeras tierras que poseyó Arce («las poseía desde 1600, cuando llegó el Corregimiento después de perder sus indios y sus haciendas en Valdivia»), y que le fueron confirmadas por merced de 22 de octubre de 1612. Mil cuadras del mismo Mier, «Cerro de Name, sierras a la mar derecho, viniendo de Purapel a Cauquenes», de fecha 19 de diciembre de 1628; otra de ochocientas, concedida a Simón Valdés, «en Pillollecura al norte estero del Valle Hueco, tierras del padre Francisco Gómez de Ruiz Serrada», de fecha 22 de octubre de 1613.
La familia Latorre fue dueña de las tierras de Huedque, situadas como las anteriores en lo que se llamó Doctrina de Cauquenes.
En la costa de esta región debemos mencionar la gran estancia de Peuño o Codeguel, donde tenía su casa desde 1620, con capilla y entierro, el conquistador andaluz don Cristóbal de Amaya. Le sucedieron en su goce sus hijos, entre ellos don Diego Montero de Amaya, tronco de los Montero de Cauquenes.
Juan Rodríguez le compró a Amaya una de sus mercedes de quinientas cuadras, el 24 de agosto de 1617. Este conquistador había entrado al real servicio en 1603, peleó en Arauco doce años y se radicó en Maule en 1615 a custodiar el Paso del Maule, donde se encontraba en 1621. Había sido agraciado con tierras en Pocoa, cerca del Tambo Viejo, camino de las balsas de Santiago, merced de 30 de septiembre de 1621, y 500 en Rari, camino de Canco a Minas de Lon, «estero de Codeguel que baja al río Reloca y la Cordillera del Mar». Poseía también quinientas cuadras en Unihue, «estero de Lebollin y la mar y la Cordillera de la Mar y estero de Chorocamayo».
En esta región estaba también situada la estancia de Villavicencio, que llegaba hasta el Maule. Fue su dueño don Fernando Mier y Arce, y se sucedieron en ella sus descendientes los Ortiz de Gaete.
Frente a la desembocadura del Achibueno en el Loncomilla, se encontraba la estancia del capitán Dionisio de Leiva Sepúlveda y Gómez Mezeta, que tenía su casa junto al fuerte de Meloza o Melozal.
En la desembocadura del Maule tenemos la gran estancia del Astillero o de la Santísima Trinidad, que se extendía a ambos lados del río. Por el norte llegaba hasta el río Huenchullami y por el sur hasta Loanco. La parte sur se llamó Tierras de las Cañas. Fue uno de sus dueños Luis Núñez de Silva, tierras que pasaron a poder de los Bravo de Villalva y después a los Bernal y fue donde se fundó Nueva Bilbao o Constitución.