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Carta de 23 de diciembre de 1567.

 

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El proceso de Aguirre, que se conservaba a fines del siglo XVI, parece que se ha perdido; pero el visitador Ruiz de Prado que en aquella época pudo examinarlo hizo de él un extracto, que es el que hemos utilizado en el texto.

 

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El licenciado don Juan de Matienzo de Peralta, después de haber sido relator de la Chancillería de Valladolid, sirvió en América en las Audiencias de Charcas y Lima. Es autor de un voluminoso libro en folio intitulado Commentaria in librum quintum recollectionis legun Hispaniae, del cual conocemos dos ediciones, hechas en 1597 y 1613, obra que fue muy citada durante la colonia, entre otros, por el famoso Juan de Solórzano Pereira en su Política indiana. Además de la que casó con Aguirre, Matienzo tuvo otra hija, doña Catalina, que unió al general don Juan Sedano de Rivera, conquistador de las Chichas. Véase Mendiburu, Diccionario histórico-biográfico del Perú.

 

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Hemos visto que así lo afirma Aguirre. El obispo Santo Tomás, en carta al Consejo de Indias de 6 de junio de 1569, dice a este respecto que el reo «estuvo preso más de dos años». Para justificar esta larga demora, agrega que «como las cosas habían pasado en aquellas provincias (de Tucumán) de donde cuando se trajo preso vino la sumaria, fue necesario gastarse tiempo para acabarse de concluir».

El licenciado Martínez cuenta por su parte que con motivo de la protección que Matienzo dispensaba al reo después del casamiento entre los hijos de ambos, y valiéndose de la ausencia del Obispo, consiguió que los presos no «guardasen carcelería»; y usando del lenguaje violento que respira toda su carta, añade, «sino que los ministros y el juez que fueron en prender a unos hombres tan facinerosos son perseguidos contra toda justicia, algunos diciendo que no hay en estos reinos jueces del Santo Oficio, y otras desvergüenzas, y esto porque ellos son supremos y no querrían que hobiese otros mayores, y también por dar contento al oidor Matienzo, porque lo mismo haga él cuando se ofreciese, esto porque casé su hija con el que estaba preso por el Santo Oficio, pensando que su hija ha de ser gobernadora; y desto ha crecido grandemente el bando de los que van y se levantan contra la ley de Dios y contra su Iglesia y ministros della, que no saben las gentes a dónde parará». Carta citada de 23 de diciembre de 1567.

 

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Documentos inéditos del Archivo de Indias, tomo XXV, pág. 373-376.

Los detalles de la sentencia constan también del extracto del proceso de Aguirre que hizo el inquisidor Juan Ruiz de Prado, que se halla como anexo al expediente de visita de la Inquisición de Lima.

De la misma fuente resulta, asimismo, que el fiscal de la causa apeló de la sentencia, pero que no siguió la apelación, y que el reo, por motivos que no se expresan, dejó de pagar doscientos pesos de los mil setecientos en que en definitiva salió condenado.

 

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Ya vimos que el acto debió tener lugar, según lo consignado por Ruiz de Prado, en la iglesia de Santiago del Estero; del tenor de la abjuración y de la certificación que le acompaña, parece, sin embargo, que el hecho se verificó en la capital del Obispado. Probablemente se hizo este cambio en la expectativa de que el reo no regresase más a su antigua gobernación.

 

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Cotejando el texto de esta abjuración con la que hizo primero Aguirre, que ha publicado Torres de Mendoza en las págs. 362-370, del tomo XXV de sus Documentos del Archivo de Indias, no encontramos más diferencia que la frase de levi que se nota en la última y que acaso sea una mera omisión del copista. De todos modos, el hecho fue que «por no haberse guardado la forma de derecho en el abjurarlas y porque no las abjuró todas», Aguirre fue obligado a efectuarlo segunda vez.

 

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Proceso de Pedro de Valdivia, páginas 380 y siguientes, y Torres de Mendoza, Colección de documentos inéditos, t. XXV, págs. 377-84.

 

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Carta datada en La Plata a 6 de junio de 1569, original en el Archivo de Indias de Sevilla. Del obispo Santo Tomás escribieron fray Reginaldo de Lizárraga en un libro que se conserva inédito, y el padre Meléndez en sus Tesoros verdaderos de las Indias. Era natural de Sevilla y pasó al Perú en los primeros tiempos   —87→   de la conquista. En 1545 fue nombrado prior del convento del Rosario de Lima; en 1552 vicario general, y provincial en el año siguiente. Concluido el tiempo de su gobierno hizo un viaje a España e imprimió en Valladolid, en 1560, una Gramática, o Arte de la lengua general de los indios de los reinos del Perú, libro de extremada rareza y el primero que se escribiera sobre la lengua quichua. Al año siguiente, Santo Tomás regresaba al Perú y meses más tarde era nombrado obispo de Charcas. Durante el proceso de Aguirre hizo un viaje a Lima para asistir al segundo de los concilios celebrados en esa ciudad. En una de las salas de la Universidad de San Marcos se encuentra un retrato suyo. Para más detalles acerca de este personaje, véase Gallardo, Ensayo de una biblioteca, etc., t. IV, col. 537.

 

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[«gobernadodora» en el original (N. del E.)]