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Para tomar las declaraciones al marinero holandés, sirvió de intérprete el padre jesuita Francisco de Vargas, confesor y consejero del marqués de Baides. Este religioso, aunque español de origen, había nacido en Flandes, y hablaba corrientemente el idioma de este país. Habría sido quizá imposible hallar en Chile otro intérprete.



 

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Acuerdo del cabildo de Santiago de 7 de septiembre de 1643. La noticia del desembarco de los holandeses llegó a la capital transmitida por el marqués de Baides en carta fechada en Concepción el 2 de septiembre. Para hacer frente a los gastos que exigía la situación, el Cabildo erogó 2400 pesos, suma muy crecida, si se toma en cuenta el estado de penuria de su tesoro.



 

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Esta resolución del marqués de Baides fue más tarde objeto de duras acusaciones por no haber acudido con su ejército a combatir a los holandeses que habían desembarcado en Valdivia. En una carta escrita por él a un padre jesuita de Lima en 20 de agosto de 1644 se defiende de esos cargos. Le refiere allí sumariamente lo que sabía entonces de la partida de los holandeses; y le cuenta que el 29 de junio de ese año sus tropas habían tenido un rudo combate contra los indios en Elicura, en que éstos salieron al fin derrotados después de tres horas de pelea. «Ahora, agrega, repárese si dentro de nuestras tierras hace esto el enemigo, y con poca gente, ¿qué haría si nos cogiese de esa otra banda del río de la Imperial? Él es buen soldado y sabe apretar y llevar su resolución por delante. Mucho me hubiera holgado que las personas que dicen que puede este ejército ir por tierra a Valdivia se hubieran hallado en la ocasión y conocido el enemigo, que cierto no lo conocen cuando lo facilitan tanto». Este documento ha sido publicado por don Pascual de Gayangos en la colección citada de Cartas de algunos padres de la Compañía de Jesus, tomo VI, pp. 10-13.



 

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Carta del marqués de Baides al Rey, escrita en Concepción el 28 de mayo de 1544. Felipe IV, contestando esa carta al gobernador de Chile, le decía en cédula de 12 de mayo de 1545, lo que sigue: «Ha parecido datos las gracias, como lo hago, por el cuidado y diligencia que pusisteis en saber si el enemigo que ocupaba a Valdivia le había desamparado; y por el gusto que se ha recibido con la buena nueva que me dais». Más tarde, en 1646, justificando el marqués de Baides su conducta en el gobierno de Chile, hacía valer este modestísmo servicio, al cual atribuía una gran importancia.



 

444

Rosales, Historia jeneral, Libro VIII, capítulo 16.



 

445

Carta del virrey del Perú, marqués de Mancera, al Rey, escrita en Lima el 16 de junio de 1644.



 

446

Puede verse en la Historia jeneral del padre Rosales, libro VIII, capítulo 25, el prolijo inventario del equipo de esta expedición.



 

447

Carta del virrey del Perú al gobernador de Chile, escrita en Lima el 18 de noviembre de 1644.



 

448

Carta del marqués de Baides al Rey, escrita el 12 de mayo de 1646.



 

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A poco de haber llegado a Lima don Antonio de Toledo, un clérigo llamado Diego Núñez Castaño publicó un opúsculo titulado Breve compendium hostium harethicorum olandesium adventum in Valdiviam, etc., formado por algunos cantos poéticos del más escaso mérito literario escritos en lengua latina, pero en la forma métrica de las estrofas castellanas, y hasta con la rima de éstas. Allí, tanto el autor como los censores que aprobaron su obra, prodigan al Virrey y a su hijo las más estupendas y absurdas alabanzas por la campaña que acababa de hacer. Ese escrito, que era casi absolutamente desconocido, ha sido reimpreso como simple curiosidad bibliográfica, por don José Toribio Medina en el apéndice de su Historia de la literatura colonial de Chile. En él no halla el historiador un solo hecho que recoger; pero sí descubre la depravación del gusto literario de la época y el servilismo de los escritores palaciegos del tiempo de la Colonia.

Pero el virrey marqués de Mancera estaba muy convencido de la importancia de esta campaña en que había puesto en juego todos los recursos de que debía disponer y de que esperaba alcanzar una gran fama para sí y para su hijo; y no debía contentarse con las solas alabanzas que contenían esos malos versos latinos. Tuvo interés en que se escribiera la historia de aquella expedición, y halló en Lima un cronista que se encargara de este trabajo. Fue éste un fraile agustino, natural de Chuquisaca, llamado fray Miguel Aguirre, que se había distinguido en los conventos de su orden como profesor, como escritor y como prelado, y que en Lima desempeñaba el cargo de capellán del mismo Virrey. En posesión de todas las noticias y documentos que éste pudo suministrarle, el padre Aguirre escribió un libro con el título de Poblacion de Valdivia. Motivos i medios para aquello expedicion. Defensas del reino del Perú para resistir a las invasiones enemigas en mar i tierra, etc., que fue publicado en Lima en 1647. Aunque ha contado allí los sucesos subsiguientes a la expedición de don Antonio de Toledo, hasta abril de este año, esto es, las pretendidas paces que negoció con los indios el sucesor del marqués de Baides, el libro del padre Aguirre consta sólo de 57 hojas útiles. Contiene noticias y documentos que el historiador puede aprovechar; pero por su disposición y por sus formas literarias es una muestra de la literatura colonial de esa época y un reflejo del mal gusto que entonces dominaba en la mayor parte de las producciones de la poesía y de la prosa en España. Complicada con frecuentes e inoportunas citas de los padres de la iglesia y de los escritores de la Antigüedad, embrollada con reflexiones morales casi siempre vulgares, pero expuestas con frases oscuras y pretenciosas, y recargada con las más extravagantes alabanzas del Virrey y de su familia, su narración es de tal manera laboriosa y poco natural que casi es imposible sostener la atención en su lectura. El padre Rosales, que indudablemente tuvo a la vista aquel escrito, ha consignado los mismos hechos en los capítulos 25, 26 y 27 del libro VIII de su Historia jeneral, con un recargo también de accidentes innecesarios que dañan a la claridad de la exposición.

Existe, además, inédito otro libro histórico y descriptivo de la ciudad de Valdivia escrito en 1782 por el capitán Pedro Usauro Martínez de Bernavé con el título de La verdad en campaña. Relacion histórica de la plaza, puerto i presidio de Valdivia, útil desde el punto de vista geográfico, pero que contiene los mayores errores que es posible imaginar en lo que se refiere a los sucesos que hemos contado en este capítulo. Lo mismo puede decirse de otra obra española escrita en esos años y publicada en Madrid en 1791 con el título de Descripcion historial de Chiloé por el padre franciscano González Agüero.



 
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