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161

Maximiliano Transilvano, Relación, etc., en la Coleccion, de Navarrete, tomo IV, p. 266. Se comprenderá mejor la sagacidad de esta última observación, recordando que aun después de haber sido recorrido el estrecho de Magallanes por algunos otros viajeros, se quedó creyendo, por cerca de un siglo más, que la Tierra del Fuego formaba parte de un gran continente austral, cuyo centro habría sido el polo, y cuyos bordes formaban una curva muy irregular que al sur del Asia pasaba de la línea del trópico, encerrando la gran isla de Australia. Véase sobre este punto el famoso mapa mundi de Abraham Ortehus de 1587, muchas veces reimpreso, y que se encuentra   —111→   prolijamente reproducido en la plancha IX del atlas de la Histoire de la géographie, de Vivien de Saint Martin. Como documento más moderno, pueden verse también los curiosísimos mapas publicados en Douai en 1607, en la Histoire universelle des Indes occidentales de Wytfliet. Y, sin embargo, en los diarios de los navegantes españoles que se acercaron a esas latitudes, en 1526 y en los años posteriores, así como en las relaciones de los primeros viajeros ingleses y holandeses, se ve, como lo haremos notar en otras partes de nuestra historia, que la idea de que la Tierra del Fuego era una isla, había sido emitida varias veces antes del viaje de Schouten y Le Maire en 1615 y 1616, a quienes se atribuye este descubrimiento.

 

162

Estos documentos nos han sido conservados por el historiador portugués Juan de Barros en la dec. III, lib. V, cap. 9, tomo V, pp. 639-646 de la obra citada. Refiere allí que él tuvo en su poder el diario original del cosmógrafo San Martín, que por fallecimiento de éste quedó en las Molucas, y que este documento le sirvió de base para los capítulos que en su gran obra ha destinado a la expedición de Magallanes. Ese diario parece ahora perdido.

 

163

Pigafetta, p. 45. El cabo Deseado es conocido ahora con el nombre de cabo Pilar.

 

164

Pigafetta. pp. 50 y 51. Según Herrera, lugar citado, los muertos durante la navegación alcanzaron a 20. La enfermedad descrita por Pigafetta, tan frecuente en las largas navegaciones, ha recibido más tarde el nombre de escorbuto, palabra de origen holandés.

 

165

Pigafetta, p. 125.

 

166

Navarrete, escribe Juan Sebastián de Elcano en una reseña biográfica de este navegante y en su célebre Coleccion de viajes. La misma forma fue empleada en la inscripción de la estatua del sucesor de Magallanes, inaugurada en 1800 en la villa de Guetaria (en Guipúzcoa) su patria. Sin embargo, el mismo Navarrete, publicando, cinco años más tarde, en 1842, en el tomo I de la Coleccion de documentos inéditos para la historia de España, algunas piezas concernientes a ese personaje, volvió a adoptar la forma que usamos en el texto, que es la que generalmente se emplea y la que se halla en los documentos que llevan la firma autógrafa del navegante.

 

167

Pedro Mártir de Anglería, De orbe novo, dec. V, cap. 7, p. 391, París, 1587.

 

168

Draper, Hist. du développement intellectuel de l'Europe, trad. Aubert, capítulo 19, tomo III. p. 102.

 

169

Michelet, La mer, París, 1861, lib. II.

 

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En la relación del memorable viaje de Magallanes, no nos hemos detenido más que en los accidentes que se refieren al primer descubrimiento de las costas de Chile. Por lo demás, la historia de esta expedición ha sido contada muchas veces con gran abundancia de datos, y nosotros mismos la hemos referido extensamente en otro libro. Según el plan que nos hemos trazado, vamos a hacer una reseña bibliográfica de los escritos que deben servir de guía más seguro a los que se propongan hacer el estudio de estos hechos.

Apenas llegados a España los compañeros de Magallanes, que habían tenido la fortuna de dar la vuelta al mundo, dos hombres distinguidos recogieron de los viajeros todas las noticias del caso y escribieron en latín la relación del viaje. Uno de ellos era el célebre Pedro Mártir de Anglería; pero su manuscrito enviado a Roma para la impresión, no llegó a publicarse y desapareció; pero nos queda del mismo autor el cap. 7 de la dec. V de su libro De orbe novo, en que el viaje de Magallanes está referido con bastantes pormenores. El otro es un alemán, secretario de Carlos V, que sólo conocemos por su nombre latinizado, Maximilianus Transylvanus, que compuso una extensa relación del viaje en forma de carta dirigida al arzobispo de Salzburg, y fechada en Valladolid en octubre de 1522. Publicada el año siguiente en Colonia y en Roma, reimpresa más tarde, fue insertada en 1537 en la tercera edición del Novus orbis, de Gryneus, y traducida al italiano para el primer tomo de la célebre colección de Ramusio. El lector puede hallar una buena traducción castellana, hecha en el siglo XVI, e insertada por don Martín Fernández de Navarrete en el precioso volumen de que hablaremos más adelante. Esta importante relación, aunque no libre de errores de detalle, es un valioso documento histórico que contiene particularidades que no se hallan en ninguna otra parte, sobre todo en lo que se refiere a la organización de la expedición.

Dos años después, en 1525, se publicó en París un resumen de la relación del viaje, escrito por uno de los compañeros de Magallanes. Era éste Antonio Pigafetta, caballero lombardo, que había obtenido del rey de España permiso para embarcarse en aquella memorable expedición, cuya historia escribió en francés, según unos, en italiano, según otros, con verdadero talento narrativo y descriptivo. La obra completa de Pigafetta no ha sido publicada íntegra sino en 1800, en Milán, en un vol. en 4º por el abate Carlos Amoretti, sobre un manuscrito italiano hallado en la biblioteca Ambrosiana de esa ciudad, y con una introducción y notas complementarias. El mismo Amoretti tradujo al francés esa relación, y la publicó en París en 1801 con el título de Premier voyage autour du monde. Aunque este valioso libro, obra capital para conocer la historia del viaje de Hernando de Magallanes, no es raro, conviene advertir que el lector puede hallarlo reproducido íntegro en el tomo m de los Voyageurs anciens et modernes de M. Ed. Charton, París, 1855, y que los dos últimos volúmenes de la colección de M. Charton han sido traducidos al castellano.

Algunos otros compañeros de Magallanes escribieron diarios de esa navegación; pero no todos han llegado hasta nosotros. En una nota anterior dijimos que parece perdido el diario del cosmógrafo Andrés de San Martín, que tuvo a la vista el historiador portugués Juan de Barros. Se conserva, sin embargo, el de Francisco Albo, que volvió a España en 1522 en la nave Victoria. Este utilísimo documento ha sido publicado por don Martín Fernández de Navarrete en el tomo IV, pp. 209-247, de su importante Coleccion de los viajes i descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV, Madrid, 1837, junto con los mejores documentos concernientes a esta expedición.

Navarrete, sin embargo, no conoció otro diario de navegación que había sido publicado en Lisboa en 1826, en el IV tomo, pp. 147-176 de la Collecçao de noticias para a historia e geografía das naçoes ultramarinas. Es éste un derrotero del viaje de Magallanes, escrito por un piloto genovés, que en 1521 quedó detenido en las posesiones portuguesas de los mares de Asia. Los colectores portugueses, que tuvieron a la vista dos copias de este importante documento, sabían que su autor se llamaba Juan Bautista, pero no pudieron descubrir su apellido. Las relaciones y documentos españoles apellidan a este piloto Poncero, Poncerón y Ponsevero. Era natural de Sestri, cerca de Génova.

El distinguido bibliógrafo estadounidense Henry Harrisse, en la p. 229 de su Bibliotheca Americana vetustissima, Nueva York, 1866, coloca entre los historiadores de la expedición a Duarte Barbosa, capitán portugués, pariente y compañero de Magallanes, y que pereció asesinado por los indios de la isla de Zebú (Filipinas) el 1 de mayo de   —115→   1521. Hay en esta indicación, un grave error que conviene rectificar. Barbosa, que había viajado mucho en la India, escribió en 1516 una notable descripción geográfica de los países orientales, que en 1812 fue publicada en Lisboa en el tomo II, pp. 231-394, de la Collecçao de noticias, etc., que acabamos de citar. Ese libro es muy importante para la historia de los primeros establecimientos de los portugueses en la India; pero terminado tres años antes que Magallanes emprendiera su viaje, es evidente que no puede contener noticia alguna acerca de éste.

Ya que hablamos del libro de Duarte Barbosa, debemos hacer un esclarecimiento relativo a Magallanes. En el apéndice XVII de la biografía de este descubridor, habla Navarrete de un manuscrito español que halló en Madrid en 1793, y que tiene el título de Descripcion de los reinos de la India, etc., compuesta por Fernando Magallanes. Navarrete halla dudosa la autenticidad de este manuscrito por las razones que allí detalla. En efecto, del examen atento de ese manuscrito, resulta que es una traducción del libro de Duarte Barbosa con algunas agregaciones del traductor o quizá de alguna de las copias portuguesas que existían. Navarrete, que no conoció el libro de Duarte Barbosa, no pudo resolver definitivamente si Magallanes sería o no el autor del manuscrito que analizaba.

A las noticias consignadas en esas relaciones primitivas del viaje de Magallanes, conviene agregar las que ha reunido Oviedo en los primeros capítulos del libro XX de su Historia jeneral de las Indias, y más particularmente las que se encuentran en varias partes de la II y III décadas de la obra citada de Antonio de Herrera, que indudablemente fueron escritas teniendo a la vista un gran número de documentos originales, algunos de los cuales no han llegado hasta nosotros. Pero el más valioso conjunto de noticias sobre esta célebre expedición se halla en el volumen de la colección de Navarrete que hemos citado más arriba. Este laborioso investigador ha reunido y coordinado allí en 400 páginas en 8º casi todos los documentos que nos quedan, y los ha ilustrado de noticias biográficas y críticas que revelan un gran saber y un notable sentido histórico. Después de la publicación de este volumen, no es posible dejar de recurrir a él para estudiar cualquier punto relacionado con la historia de Magallanes y de la memorable expedición que le conquistó la inmortalidad.

Como información bibliográfica, debemos recordar aquí un libro poco conocido sobre este viaje. Se titula: Magellan, oder die erste Reise um die Erde (Magallanes, o sea el primer viaje alrededor del mundo), con un retrato del célebre navegante, Leipzig, 1844, 1 v. 8º, por Augusto Bürck. Es simplemente un libro de lectura popular.

El viaje de Magallanes ha sido también contado por dos distinguidos geógrafos alemanes: 1º Juan Jorge Kohl en una serie de artículos publicados en una revista de Berlín, y reunidos en un volumen que lleva este título: Geschichte der Entdeckungsreisen und Schiffahrten zur Magellan's-strasse, Berlín, 1877 (Historia de los descubrimientos y navegaciones del estrecho de Magallanes). Las treinta páginas que allí destina a esta célebre expedición, son el fruto de un estudio sólido y de un verdadero conocimiento de la materia. 2º Óscar Peschel, Geschichte des Zeitalters des Entdeckungen (Historia del siglo de los descubrimientos) lib. IV, cap. 3, que, aunque es sólo un resumen rápido y compendioso, es notable por su exactitud.