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Consigna esta noticia el autor anónimo de la relación titulada Conquista i población del Perú, que acompañó a Almagro en esta campaña. Herrera lo ha seguido fielmente en este punto como en muchos otros, en su dec. V. lib. VII, cap. 9.

 

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La fecha precisa en que Almagro salió del Cuzco no está señalada sino por Oviedo, lib. 47, cap. 11. Herrera indica sólo el año. Pedro Pizarro, Relacion citada, p. 286, dice: «Y el día que del Cuzco salió (Almagro) se quemó la mitad de ella»: desgracia que parece atribuir a los soldados expedicionarios.

 

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«Esta gente que (Almagro) llevaba de Guatemala y de don Pedro de Alvarado iban robando y destruyendo por donde pasaban, que venían vezados de aquellas partes según se entendió dellos mesmos, cuando conquistaban a Guatemala. Estos fueron los primeros inventores de ranchear, que en nuestro común hablar es robar, que los que pasamos con el marqués (Pizarro) a la conquista no hubo hombre que osase tomar una mazorca de maíz sin licencia». Pedro Pizarro, Relacion, etc., pp. 286 y 287. Por el manuscrito citado de don Alonso Enríquez de Guzmán, se ve que los conquistadores del Perú sabían perfectamente ranchear, sin necesidad de que se lo enseñasen los soldados de Alvarado.

 

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Conquista i población del Perú. Abrevio y simplifico un poco la narración de este escrito, conservando en su forma original los hechos capitales.

 

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Conquista i población del Perú; Herrera, dec. V, lib. VII, cap. 9.

 

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Da esta cifra Herrera en la dec. V, lib. X, cap. 1. El cronista don Pedro Mariño de Lobera, que sobre la expedición de Almagro da algunas noticias que no se hallan en otra parte, y que quizá recogió de boca de algunos de los soldados que hicieron esta campaña, confundiéndolas y exagerándolas, cuenta que el tributo de Chile llegaba a 200.000 pesos de oro; y que iban en él dos granos o pepitas de oro, de los cuales uno pesaba catorce libras y el otro once.

 

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Las relaciones originales que nos han quedado de la expedición de Almagro. carecen casi completamente de indicaciones cronológicas. Sin embargo, leyéndolas atentamente pueden suplirse aproximadamente las fechas, deduciéndolas de las circunstancias de la narración. Así, pues, puede afirmarse sin temor de equivocación que el viaje de Almagro por las altiplanicies de los Andes, desde su salida del Cuzco, duró cerca de cuatro meses; que llegó a Tupiza a fines de octubre de 1535; y que habiendo reconcentrado allí su ejército y recogido el maíz de la nueva cosecha, continuó su viaje al sur a principios de enero del año siguiente.

 

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Herrera, dec. V, lib. X, cap. 1. El capitán Mariño de Lobera, que escribió su Crónica del reino de Chile antes de la publicación de la obra de Herrera, ha referido estos combates con accidentes y pormenores que se diferencian poco de los que ha consignado este último cronista. Leyendo el cap. 2 de Lobera, he creído que había recogido estas noticias de boca de alguno de los compañeros de Almagro que hicieron la primera expedición a Chile. Por lo demás, el capitán historiador explica como milagro la retirada de los indios en el primer combate. Puede decirse que allí comienza la crónica milagrosa de la conquista de Chile.

 

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Oviedo, lib. 47, cap. 3; Mariño de Lobera, cap. 2.

 

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En 1813 el general Belgrano le dio el nombre de Juramento, con que es más conocido. Véase Mitre, Historia de Belgrano, Buenos Aires, 1876, tomo I, p. 512.