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Valdivia no da en sus cartas de relación a Carlos V gran importancia a estos primeros combates de que sólo habla de paso y en general. Un poco más explícito, pero sin entrar en pormenores, es en las Instrucciones antes citadas, y en la carta a Hernando Pizarro que publiqué en el Proceso de Valdivia, pp. 196-214. En esta edición, al hablar de estos sucesos, se ha cometido un error tipográfico que conviene explicar. Dice Valdivia que llegó hasta el valle de Mapocho «sin perder sino dos o tres indios que me mataron en Guacanaras, en Copayapo», lo que hace creer que se trata de un lugar. El manuscrito original, de que tomé esa copia, dice Guaçauaras, esto es, guazavaras, palabra americana con que los indios de las Antillas, según creo, designaban los ataques o batallas, y que los conquistadores de Nueva Granada, del Perú y de Chile usaban en el mismo sentido, como se ve en muchas de sus relaciones. El capitán don Bernardo de Vargas Machuca, soldado y vecino de Bogotá, da a esta palabra la significación de batalla, en el vocabulario de voces americanas que ha puesto al fin de su interesante libro Milicia i descripcion de las Indias, Madrid, 1599.

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Algunos antiguos cronistas, y entre ellos Antonio García seguido por Pérez García, y el padre Rosales, dan noticia de esta marcha y de estos combates con pormenores más o menos contradictorios entre sí, y que la crítica histórica no permite aceptar. Así, por ejemplo, el segundo de esos cronistas dice que Valdivia penetró en el desierto de Atacama en marzo y que llegó a Copiapó el 27 de agosto. Los documentos contemporáneos, el proceso de Valdivia y la escritura de dejación de Sancho de Hoz, revelan, por el contrario, que la hueste conquistadora no entró al desierto sino a mediados de agosto, después de haber descansado dos meses en el pueblo de Atacama. Por otra parte, todos esos pormenores de la más dudosa autenticidad, y que no están corroborados por los documentos contemporáneos, o que están en contradicción con ellos, son de muy escasa importancia.

 

252

Capítulo 4° de las acusaciones en el proceso de Valdivia, y el mismo número en la defensa de éste y en las declaraciones de los testigos.

 

253

Véase entre otros el nombramiento hecho por Valdivia en favor de Monroy, para teniente gobernador, inserto en el acta del cabildo de Santiago de 7 de agosto de 1541.

 

254

Herrera, dec. VII, lib. I, cap. 8.

 

255

Carta de Valdivia a Hernando Pizarro, p. 198.

 

256

Carta de Valdivia a Carlos V, de 4 de septiembre de 1545.

 

257

Recopilación de las leyes de Indias, Ley I, tít. VII, lib. IV.

 

258

El acta de la fundación de Santiago, tal como se conserva en el Archivo del Cabildo de Santiago, fija esta fecha que ha repetido el mayor número de los cronistas posteriores. Conviene advertir que esa acta, que consta sólo de unas cuantas líneas, no es el documento original. Destruida junto con otros papeles ese mismo año en el incendio de la ciudad por los indios rebelados, se rehicieron ése y otros documentos en 1544. Sin duda, el acta original era mucho más extensa y característica de la época y de la Conquista.

Valdivia en dos de sus cartas al Rey y en las Instrucciones antes citadas, fija la fecha de 24 de febrero y en su carta a Hernando Pizarro, tal vez por error de pluma, la de 20 del mismo mes.

Conviene advertir aquí que la tradición que llama «casa de Valdivia» un modesto edificio situado al oriente del cerro Santa Lucía, es de origen muy posterior, y carece de todo fundamento. Es una simple invención que no se puede remontar sino a fines del siglo pasado o principios del presente. El primero que la ha consignado, según creemos, es el padre fray Francisco Javier Guzmán, cronista desprovisto de toda crítica, que en 1834 escribía su Chileno instruido en la historia de su país.

 

259

Carta de Valdivia a Carlos V, de 15 de octubre de 1550.

 

260

Pueden verse estos documentos publicados en el tomo I de la Coleccion de historiadores de Chile, pp. 67 y 68.