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Don Crescente Errázuriz, que ha dado las mejores y más amplias noticias sobre estos asuntos, estudiándolas prolijamente en los documentos originales, ha dejado deslizarse un error de pluma en el cap. 16, p. 209, de sus Oríjenes de la iglesia chilena. Dice allí que Pablo IV erigió el obispado de la Imperial. Este Papa falleció el 18 de agosto de 1559; y su sucesor, Pío IV, elegido el 26 de diciembre del mismo año, fue el que dio las bulas a que aludimos en el texto.

 

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Muy poco tiempo después se renovó esta misma cuestión. Por muerte del obispo de Santiago González Marmolejo, Felipe II presentó para el gobierno de esta diócesis, en 1566, a otro religioso franciscano, fray Fernando Barrionuevo, que vino consagrado de España. Habiendo llegado a Lima a principios de 1570, se dirigió desde allí al Rey para pedirle la derogación del fallo pronunciado por la Audiencia de Chile. Quería este prelado que la ciudad de Concepción quedase comprendida en el obispado de Santiago o, más propiamente, que el límite divisorio de las dos diócesis no fuese el río Maule, como había resuelto la Audiencia, sino el río Biobío. Por más empeño que puso en la defensa de sus pretensiones, por mucho que se esforzara en probar que el obispado de la Imperial, aun después de esta reducción de su territorio por el norte, siempre quedaría bastante extenso y rico desde que comprendía toda la región austral y las ciudades de la Imperial, Cañete, Valdivia, Villarrica, Osorno y Castro, el Rey no alteró los límites establecidos por la Audiencia, y el Maule quedó siendo la línea divisoria de ambos obispados.

Don Crescente Errázuriz ha dado, con la luz de los documentos copiados en el Archivo de Indias, las más prolijas noticias de estos litigios en los caps. 26 y 27 de sus Oríjenes de la iglesia chilena. En el cuadro general que nos hemos trazado en este libro, no tenemos para qué extendernos en más pormenores que, por otra parte, el lector puede hallar en la apreciable obra del señor Errázuriz.

La Crónica de Mariño de Lobera, lib. II, cap. 30, dice que el obispo San Miguel llegó a la Imperial el 18 de mayo de 1568. Hay en esta fecha un error evidente. El Obispo arribó a La Serena, en julio de ese año, pasó a Santiago en agosto, y se hallaba en Concepción en diciembre. Es probable que detenido allí por las terribles perturbaciones de la guerra durante los primeros meses del año siguiente, sólo pasó a la Imperial en mayo de 1569, lo que reduciría el error de la Crónica de Mariño de Lobera a un simple descuido de pluma o de copia.

 

473

Carta citada de Bravo de Saravia a Felipe II de 26 de diciembre de 1568.

 

474

Don Crescente Errázuriz ha publicado entre los documentos justificativos de sus Oríjenes de la iglesia chilena, pp. 535-537, una importante carta del obispo San Miguel, fechada en Concepción en 24 de octubre de 1571.

 

475

Poco más tarde, en 2 de enero de 1577, Rodrigo de Quiroga, entonces gobernador de Chile, escribía a Felipe II estas explícitas palabras: «Sobre la tasa de los tributos de los indios de este reino, por otro escrito digo a Vuestra Majestad que la guerra y pacificación que tengo entre manos es gran estorbo para ello, porque estos indios es gente desunida y tan bestiales que no viven en pueblos juntos ni conformes a la ley natural, y entre ellos no hay ninguna orden de justicia ni vida política, ni tienen haciendas, ni crían ganados en cantidad que baste para mantenerse y dar sus tributos; y así convendría que la tasa fuese de trabajo personal, y que se reformasen al ser de hombres para que vengan a tener capacidad y reciban lumbre de cristianos».

 

476

Carta del obispo San Miguel al Rey, de 26 de octubre de 1575, extractada por don Crescente Errázuriz en el cap. 20 de sus Oríjenes de la Iglesia chilena.

 

477

Segunda información de los servicios del licenciado Juan Torres de Vera y Aragón, levantada a petición de un apoderado suyo, en Santiago en 1576. Tanto ésta como la primera información, levantada en Concepción en los años de 1570 y 1571, contienen datos importantes para la historia, y probablemente algunas exageraciones, sobre todo, en lo que se refiere a los gastos personales que había hecho de su propio peculio en el servicio del Rey.

 

478

Carta citada del obispo San Miguel al Rey, de 24 de agosto de 1571.

 

479

Rosales, Historia jeneral, lib. III, cap. 25; Córdoba y Figueroa, Historia de Chile, lib. II, caps. 3 y 21; Olivares, Historia civil, lib. III, caps. 4 y 14.

 

480

Primera información de los servicios del oidor Torres de Vera, levantada en Concepción en 1570 y 1571.