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El aviso enviado por el corregidor Gaspar de la Barrera sirvió para que los vecinos de La Serena se pusieran en situación de rechazar a los invasores. Pero, por más empeño que desplegaron las autoridades de Coquimbo, el aviso no alcanzó a llegar a Lima antes de la aparición de Drake en los mares del Perú. El virrey don Francisco de Toledo, acusaba por esto a los gobernantes de Chile de no haber procedido en esta emergencia con toda la actividad conveniente, siendo que en el estado de aislamiento en que este país tenía que vivir, le era imposible hacer algo más.

 

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Carta inédita de Martín Ruiz de Gamboa al virrey del Perú, de 1 de abril de 1579.

 

563

Carta inédita de Quiroga al virrey del Perú de 3 de julio de 1579.

 

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Carta inédita de Quiroga a Felipe II de 12 de enero de 1579.

 

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Por entonces era opinión general en todo el reino que Quiroga no se hallaba en estado de entender en los negocios administrativos, y así lo escribían a España y al Perú varios capitanes de importancia y de prestigio. «El Gobernador está muy viejo y muy lleno de enfermedades y malo», escribía al virrey Juan del Campo de San Miguel en 10 de junio de 1579. Ya veremos el resultado que produjeron estos informes.

 

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Carta citada de Juan del Campo de San Miguel.

 

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El cronista Mariño de Lobera, como ya dijimos, ha dado amplias noticias acerca de estas campañas, y habla también de las flechas envenenadas de los indios, como hablan igualmente Juan del Campo y Ruiz de Gamboa en sus cartas al virrey del Perú.

La creencia de que los indios de la región de Valdivia envenenaban las flechas se conservó largo tiempo. El padre Rosales, que escribía en la segunda mitad del siglo XVII, refiriendo los sucesos de principios de ese siglo, cuenta también que esos indios envenenaban las flechas con yerbas, y que para ello usaban el coligüe que hacía que los heridos se hinchasen y muriesen en poco tiempo. Según el padre Rosales, los españoles sólo supieron más tarde que el contraveneno para esas heridas era el solimán. Véase Historia jeneral, lib. V, cap. 28, tomo II, p. 377. La toxicología del padre Rosales y de los cronistas de su tiempo no puede inspirar la menor confianza.

 

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Carta inédita de Bernal de Mercado al virrey del Perú, de 15 de junio de 1579.

 

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Carta citada de Quiroga al virrey del Perú, de 3 de julio de 1579. Carta citada de Bernal de Mercado. Este capitán, sin embargo, se separaba del servicio disgustado con el Gobernador y con Ruiz de Gamboa, de quien fue adversario obstinado; y después de la administración de este último, volvió a servir en el ejército.

 

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Góngora Marmolejo, que conoció muy de cerca a Quiroga, dice en el cap. 48 de su libro, que cuando éste tomó por primera vez el gobierno de Chile en 1565, contaba cincuenta años de edad, lo que haría creer que murió de sesenta y cinco. Sin embargo, todos los documentos contemporáneos insisten mucho en su estado de vejez y de decrepitud en estos últimos años. El doctor Lope de Azócar, que venía a Chile con el carácter de teniente gobernador, escribía al Rey lo que sigue en septiembre de 1579: «Atento que Rodrigo de Quiroga dicen que es de ochenta años y queda muy enfermo». Un cronista posterior, el padre Diego de Rosales, Historia jeneral, lib. IV, cap. 47, le supone, no sabemos con qué fundamento, noventa años de edad. Aunque este cronista refiere la muerte de Quiroga con ciertos accidentes que no se hallan en otra fuente, nosotros no podemos aceptarlos por los numerosísimos errores que en toda esta parte contiene su crónica.