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Don Cristóbal de Troya, fundador y primer corregidor de la villa de Ibarra, fue quiteño, hijo del capitán español don Alonso de Troya y de doña María de Siliceo, la célebre fundadora del convento de monjas de Santa Catalina. Don Alonso era uno de los más ricos comerciantes de Quito; don Cristóbal se casó con doña Mariana Freile de Andrade, hija del clérigo Jácome Freile de Andrade, el cual, como lo hemos referido en su lugar, se ordenó siendo viudo. El corregimiento de Ibarra se solía dar en aquellos tiempos, con la condición de abrir el camino para Esmeraldas.

 

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He aquí las jornadas del camino, que, en tiempo del presidente Morga, se abrió entre Quito y la Bahía de Caraques; las enumeraremos una por una, comenzando desde la Bahía.

Primera.- De la Bahía al tambo de las Garrapatas: tres leguas. Buen camino en todo tiempo del año.

Segunda.- De Garrapatas al tambo de Figueroa: cuatro leguas de camino, llano y trajinable en todo tiempo. Junto al tambo había un río pequeño, con gamalote y camarones; criaba también pescado a tiempos; hasta allí la tierra era fértil, y producía maíz, habas, frisoles, yuca, camotes, algodón y diversas frutas y legumbres.

Tercera.- De Figueroa al Mosquito: cuatro leguas. Camino bueno y trajinable en todos los meses del año. Entre el tambo de Figueroa y el del Mosquito, a distancia de un cuarto de legua, corren dos ríos; había gamalote, camarones y platanales; junto al Mosquito se pasaba otro río, y antes de llegar al tambo se subía una cuesta de cuatro cuadras; temple muy bueno.

Cuarta.- Del Mosquito a Chone: cuatro leguas, de camino trajinable en todo el año. El río de Chone quedaba a seis cuadras de distancia del tambo, con abundancia de gamalote y de plátano.

Quinta.- Del tambo de Chone al del Aguacate: tres leguas. Camino trajinable en todo el año; había cinco quebradas, en las cuales era indispensable levantar puentes, y una ligera cuesta sin despeñaderos. El temple bueno.

Sexta.- Del tambo del Aguacate al río del Pescado cuatro leguas de buen camino. El río del Pescado es ancho, pero ofrecía buen vado.

Séptima.- Del río del Pescado al de San José: cuatro leguas de camino trajinable, con siete quebradas.

Octava.- Del río de San José al de Daule: cuatro leguas con diez quebradas.

Novena.- Del río de Daule al de San Jacinto: tres leguas. El tambo quedaba junto al río Pocuza y a una laguna, abundante en yerba de ñudillo.

Décima.- De San Jacinto a San Miguel, junto al río Congoma: tres leguas.

Undécima.- De San Miguel a Santo Domingo de los Colorados: tres leguas.

Duodécima.- De Santo Domingo a la vega de Allorquín: dos leguas. El río Allorquín camina hacia la Bahía de San Mateo.

Decimotercia.- De Allorquín a Napa: tres leguas. En medio se pasa un río impetuoso que baja del lado de Sicchos.

Decimocuarta.- De Napa a la vega de Cansacoto: dos leguas y media de cuestas, sin despeñaderos.

Decimoquinta.- De Cansacoto a Rozán o vega de San Lorenzo: dos leguas. Entre un tambo y otro estaba el río Blanco, correntoso; este río tenía dos puentes en los dos puntos por donde era necesario pasarlo.

Decimosexta.- De la vega de San Lorenzo al Pajonal: legua y media de camino de cuesta.

Decimoséptima.- Del Pajonal a Aloag: otra legua y media de bajada.

Decimoctava.- De Aloag a Quito: cuatro leguas de camino malo. Tal era el itinerario del camino entre Quito y la Bahía de Caraques, abierto en tiempo del presidente Morga. 1624 a 1629. [Documentos originales inéditos sobre este camino en el Archivo de Indias en Sevilla. Cartas y expedientes de personas seculares. Audiencia de Quito].

 

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Actas del Cabildo secular de Quito. Libro de actas de 1610 a 1616. [Archivo de la Municipalidad de Quito]. En este volumen de actas se hallan el denuncio del piloto Domingo González y el contrato celebrado entre el Cabildo secular y don Martín de Fuica para la apertura del camino. Advertiremos que en aquella época la Bahía se llamaba de Caracas y no de Caraques, como decimos ahora.

El piloto Domingo González descubrió el puerto de la Bahía de Caraques; el padre Velasco, mercenario, enseñó a Fuica por dónde era más fácil abrir un camino directo desde la bahía a Quito.

 

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El doctor don Luis Quiñones y Mogrovejo era hijo del célebre capitán don Francisco de Quiñones, que fue gobernador de Chile, y de doña Grimaneza de Mogrovejo, hermana carnal de Santo Toribio. Haremos notar que las noticias que se dan acerca del oidor de Quito y de su padre en el Tomo séptimo del Diccionario histórico-biográfico del Perú de MENDIBURU, están muy equivocadas. Sin duda, el autor no tuvo tiempo para corregir las notas de que habían de componerse los artículos correspondientes a los postreros volúmenes de su obra, por tantos otros títulos recomendable.

El licenciado don Diego de Zorrilla fue hijo del licenciado don Pedro Zorrilla y de doña Francisca Sanguino. Don Diego se casó en Quito con doña Catalina de Ospina, viuda del licenciado don Antonio de Villarreal y Leyba, oidor de Bogotá, el cual murió en Quito estando de viaje para Lima, a cuya Audiencia fue trasladado.

 

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La segunda esposa del presidente Morga fue doña Catalina de Alzega, viuda de don Martín de Bermeo.

 

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Dan noticias biográficas acerca del inquisidor don Juan de Mañozca los siguientes:

FLÓREZ DE OCÁRIZ, Genealogías del Nuevo Reino de Granada. (Tomo primero. Preludio. § 204).

MENDIBURU, Diccionario histórico-biográfico del Perú.

GONZÁLEZ DÁVILA, Teatro eclesiástico de las iglesias de las Indias Occidentales. (Tomo primero. Iglesia de Méjico).

RUIZ DE VERGARA, Historia del colegio viejo de San Bartolomé en Salamanca. (Tomo primero. Capítulo 24.º). Segunda edición. Madrid. 1766.

MEDINA (El doctor D. J. T.), Historia del Santo Oficio de la Inquisición en Lima. (Tomo primero, Capítulo XVII).

LORENZANA, Concilios provinciales de Méjico. (Serie Cronológica de los arzobispos de Méjico).

 

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La alternativa estaba determinada desde muchos años antes, pero no era absolutamente obligatoria; así es que no se había observado. El orden con que se habían seguido los provinciales era el siguiente: fray Alonso Muñoz, español; fray Pedro Bedón, quiteño; fray Juan Agama, quiteño y fray Sebastián Rosero, quiteño. La patente del padre maestro general, fray Serafín de Pavía, firmada en Roma, en la Minerva, el 9 de julio de 1623, tenía una cláusula trascendental, pues declaraba nula toda elección de provincial hecha sin guardar la ley de la alternativa; además, determinaba que esta ley había de contarse desde la elección del padre Muñoz. Los padres españoles sabían muy bien el provecho que podían sacar de esta patente para sus fines particulares; pero la más sana parte de la comunidad pedía al Padre General que revocara esa cláusula de su patente.

A consecuencia de estos trastornos, expidió el Rey una cédula, de Madrid, a 25 de febrero de 1627, por la cual se mandó que los dominicanos guardaran precisamente en la elección de provincial la ley de la alternativa. Cedulario de la Corte Suprema de Justicia. Volumen segundo. (Archivo de la misma Corte).

La alternativa parece que fue establecida para esta provincia de Quito el año de 1617. Las patentes del Padre General sobre la alternativa eran dos: una de simple exhortación; otra de precepto, y ésta posterior a aquélla.

En el capítulo, en que salió elegido el padre Rosero, los vocales fueron cuarenta y uno; el padre Martínez obtuvo catorce votos; y el padre Rosero veinticinco. La provincia dominicana de Quito tenía en aquella época:

Conventos 14;

Curatos 33;

Sacerdotes 119;

Coristas 17;

Legos 17;

Novicios 11;

Por todos 164.

De los sacerdotes, eran:

Españoles 34;

Americanos 85.

En el convento máximo había 64.

En la Recoleta 20.

Entre los sacerdotes había un padre ciego. (Documentos inéditos en el Real Archivo de Indias en Sevilla. Expedientes de personas eclesiásticas. 1620-1630).

 

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Los documentos auténticos relativos a la visita, que de la Audiencia de Quito practicó primero el inquisidor Mañozca, y después el oidor Valencia, se encuentran originales en el Real Archivo de Indias en Sevilla, distribuidos en las secciones siguientes:

Autos de la visita hecha a la Audiencia por el licenciado don Juan de Mañozca. 1623-1628. Papeles de Simancas. Audiencia de Quito. Secular.

Expedientes relativos a la misma visita. (Seis muy voluminosos legajos). Escribanías de Cámara. Residencias y visitas. Números 18, 19, 20 y 21. 918-921.

Cartas y expedientes del Presidente y de los oidores.

Cartas y expedientes de personas seculares.

Cartas y expedientes de eclesiásticos. 1623-1638. Audiencia de Quito.

También, aquí, en los archivos de Quito, hemos encontrado algunos documentos. La cédula del nombramiento y de la comisión de Mañozca está fechada en Madrid, el 23 de agosto de 1622. Hállase una copia autorizada de esta cédula en un Libro de copias de cédulas reales y otros documentos, referentes a la Tesorería de la Real Hacienda. 1624-1655. (Archivo de la Tesorería Nacional). El Alguacil de la visita no vino de España, aunque fue nombrado. El Escribano fue un tal Lope de Bermeo Clavijo, individuo de la servidumbre doméstica del mismo Mañozca, y que antes había sido escribano en Cartagena. El Fiscal fue suspendido en diciembre de 1625, y el 26 del mismo mes y año fue nombrado como interino para el mismo cargo el licenciado Pedro Ortiz Dávila, relator en la Audiencia.

 

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El salario de que gozaba el visitador Mañozca eran 5.600 ducados por año, lo cual equivale a 12.320 sucres anuales en nuestra moneda ecuatoriana actual. Este salario se le pagó puntualmente computando el tiempo desde que se embarcó en Cartagena para venir a Quito hasta que llegó a Lima de regreso de Quito. Los sueldos de los demás empleados de la visita eran, asimismo, crecidos a proporción del de Mañozca.

 

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En una carta escrita por el virrey del Perú al mismo Mañozca, y fechada en Lima el 20 de noviembre de 1626, declara el Virrey que la elección del padre Rosero es válida, y reprueba la intervención de la Audiencia en los negocios interiores de los frailes de Santo Domingo.

Escribiendo a Felipe cuarto, le dice el mismo Virrey, respecto de la conducta de Mañozca en Quito, lo siguiente: «En algunas cosas ha afectado rigor, y, con la mano que juntamente tiene de Inquisidor y orden que le ha venido por el Consejo de la General Inquisición para hacer allí [en Quito] tribunal del Santo Oficio, distinto del que reside en esta ciudad [en Lima], por el tiempo que estuviere en la de Quito, se ha hecho más dueño de algunas materias de lo que conviniera al buen gobierno de aquella tierra y breve despacho de la dicha visita». Lima, 8 de marzo de 1627. El Consejo reprobó las medidas de Mañozca y, para obligarle a volver a Lima, ordenó que no se le pagara el sueldo mientras se detuviera en Quito. Cartas y expedientes originales de los virreyes del Perú. 1620-1630. (Inéditos en el Archivo de Indias en Sevilla).

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