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Véase cómo se expresaba el inquisidor Mañozca, y qué juicio había formado acerca de la coca, que tomaban los frailes agustinos y los dominicos; es una carta al Rey y en ella se leen las siguientes palabras: Toman, Señor, en estas dos religiones, con grande disolución, la coca, yerba en que el demonio tiene librado lo más esencial de sus diabólicos embustes, la cual los embriaga y saca de juicio, de manera que enagenados totalmente dicen y hacen cosas indignas de cristianos, cuanto más de religiosos. Juzgo que si la Inquisición no mete la mano en esta infernal superstición, se ha de perder esto.

¿Qué dijera el inquisidor Mañozca viendo cuánto se aprovecha ahora de la coca la farmacia?... La virtud fortificante de esta planta era brujería para este licenciado. ¡Qué de cosas no enseña la historia!

 

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Libro de acuerdos de la Real Audiencia. De 1634 a 1642. [Archivo de la Corte Suprema].

 

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Decretos originales para el distrito de la Audiencia de Quito. De 1610 a 1699. (Documentos inéditos en el Archivo de Indias en Sevilla). El padre fray Leonardo Araujo era provincial en aquel tiempo, y el padre Chávez, prior del convento de Quito; el padre Araujo salió de esta ciudad a principios de marzo de 1630, dejando un pliego cerrado con un sobrescrito, en el cual fulminaba la pena de excomunión mayor ipso facto incurrenda contra los que lo abrieran antes del 24 de junio, si acaso él hasta esa fecha no hubiese vuelto de la visita, que había determinado hacer a todos los conventos de la provincia. El fraile se iba sin licencia del Definitorio; y sus colegas de hábito le acusaban de haber gastado veinte mil pesos en sus viajes a España. El robo de las petacas sucedió un viernes, 15 de marzo de 1630.

 

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Libro de actas del Cabildo eclesiástico de Quito. De 1611-1628. [Archivo del Cabildo Metropolitano].

 

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RODRÍGUEZ DE OCAMPO, Descripción del obispado de Quito. (Inédito).

 

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GONZÁLEZ DÁVILA, Teatro eclesiástico de las iglesias de las Indias Occidentales. (Tomo segundo. Iglesias de Quito y de Charcas).

ODRIOZOLA, Documentos literarios del Perú. [Tomo cuarto. Serie cronológica de los obispos de Quito].

AZCARAY, Serie cronológica de los obispos de Quito. González Dávila y los que le han seguido ciegamente, aseguran que el señor Sotomayor recibió la consagración episcopal en Madrid, de manos del Nuncio Apostólico; pero, por las copias auténticas de varios documentos relativos a la toma de posesión del obispado, que se conservan en el archivo del Cabildo Metropolitano de Quito, consta que recibió la consagración episcopal en Panamá, como lo hemos referido en el texto. Además, los estatutos pontificios y las cédulas reales, con que se regía la Iglesia hispanoamericana, prescribían a los presentados para obispados de América venir a consagrarse acá, en América, y les prohibían consagrarse en España.

El señor Sotomayor fue visitador de los conventos de franciscanos de Andalucía, y en ellos estableció la observancia regular, de la que se manifestó siempre celoso. Al obispo Sotomayor se le concedió licencia para traer sus libros, un compañero de su orden y doce familiares entre clérigos y legos; a los criados seculares se les permitió traer para cada dos de ellos una espada y un arcabuz.

 

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Puede preguntarse si, acaso, los canónigos procedieron rectamente declarando la vacante de la sede episcopal de Quito. Según lo ha determinado Urbano octavo, el obispado vaca desde el momento en que el Papa, en el consistorio, declara a un obispo absuelto del vínculo sobrenatural que tenía con una iglesia, y lo traslada a otra. La Constitución apostólica de Urbano octavo principia Nobis nuper, y fue expedida el 21 de marzo de 1625.

A los canónigos de Quito les constaba, de una manera moralmente cierta, que el obispo Sotomayor había sido presentado por el Rey para el arzobispado de Charcas, que el Papa lo había preconizado en el consistorio, que se le habían expedido las bulas, que las bulas revisadas por el Consejo de Indias habían recibido el pase regio y que serían despachadas en la primera armada que se hiciera a la vela de Cádiz para América. La sede vacante fue, pues, declarada canónicamente y la jurisdicción pertenecía al Cabildo eclesiástico, el cual obró rectamente eligiendo vicario capitular.

Urbano octavo en la citada constitución enumera los medios por los cuales puede llegar a conocimiento del Cabildo la traslación del Obispo hecha por el Papa en el consistorio, y después de enumerar todos los ordinarios o regulares, añade vel alio modo, con lo cual expresa toda manera capaz de engendrar certidumbre moral en personas prudentes. Puede verse a Barbosa en su tratado de Officio et potestate episcopi o al canonista moderno Buix. Tractatus de episcopo. (Tomo primero. Parte tercera. Capítulo segundo. Parágrafo tercero. Proposición 1.ª).

Más grave parece la cuestión canónica relativa al ejercicio de la jurisdicción eclesiástica conferida a los obispos por los cabildos, antes de la presentación de las bulas; pero de esto hablaremos detenidamente en otra nota, cuando llegare su lugar oportuno.

 

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La biografía del obispo Oviedo pertenece rigurosamente a las Crónicas de los monjes bernardos en España; la primera dignidad eclesiástica que obtuvo fue el arzobispado de Santo Domingo en la Isla Española, y después el obispado de Quito. Nosotros nos apoyamos en el testimonio de GIL GONZÁLEZ DÁVILA, de AZCARAY, del anónimo, cuya relación ha incluido ODRIOZOLA en su colección de Documentos literarios del Perú, de RODRÍGUEZ DE OCAMPO y de SÁNCHEZ SOLMIRÓN. Además, en

ÁLVAREZ Y BAENA, Hijos ilustres de Madrid. Diccionario histórico. Tomo cuarto. Los datos, que se leen en la Biografía eclesiástica completa, no son sino una copia de lo que escribieron González Dávila y Álvarez Baena.

Biografía eclesiástica completa. Madrid. 1868. Publicación hecha en 30 gruesos tomos.

 

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El nombramiento fue expedido el 4 de marzo de 1636 en Madrid; la toma de posesión se verificó en Quito, el 9 de septiembre de 1637. Libro de copias de cédulas reales, títulos y otras provisiones. (Archivo de la Tesorería Nacional).

Algunas noticias acerca del licenciado don Alonso Pérez de Salazar y su familia nos da el genealogista Flores de OCARIZ en sus Genealogías del Nuevo Reino de Granada. De la relación de Ocariz parece deducirse que don Alonso Pérez de Salazar nació en Bogotá. MENDIBURU en su Diccionario histórico y biográfico del Perú está equivocado al hablar de Pérez de Salazar, pues de ambos personajes, es decir, del padre u oidor de Bogotá, y del hijo o presidente de Quito, hace un solo individuo, errando, por consiguiente, en punto a las fechas.

 

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A la muerte del presidente Morga, se hizo cargo del gobierno el doctor don Antonio Rodríguez de San Isidro y Manrique, por ser el más antiguo de los oidores; mas cuando la separación del presidente Salazar, la Audiencia estaba compuesta de los licenciados Alonso de Mesa y Ayala, Juan de Valdez y Llano y Francisco de Prada. El cargo de fiscal lo continuaba desempeñando don Melchor Suárez y Poago.

Debía haberse hecho cargo del gobierno el mismo doctor Antonio Rodríguez de San Isidro, pero se hallaba ausente de Quito, ocupado en practicar la visita de Cali, que le había confiado el Real Consejo de Indias, y así presidió en la Audiencia interinamente el licenciado Alonso de Mesa y Ayala, hasta que regresó de su comisión el oidor Rodríguez de San Isidro, y vino el nuevo presidente don Juan de Lizarazu.

La historia algunas veces ha de descender a la narración de sucesos hasta ridículos, con el fin de dar a conocer a los hombres y describir los tiempos antiguos con sus colores propios y con sus rasgos naturales. Entre aquellos al parecer tan graves ministros de la Audiencia no había armonía, antes reinaba la emulación, precipitándolos en lo ridículo.

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