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1

Modum agri (dice Plinio, Historia Natural, libro XVIII, capítulo 7) in primis servamdum antiqui putavere: quippe ita censebant, «satius esse minus serere, et melius arare»; qua in sententia et Virgilium fuisse video. Verumque confitentibus latifundia perdidere Italiam, jam vero et provintias. Sex domini semissem Africae possidebant, quum interfecit eos Nero princeps; non fraudando magnitudine hac quoque sua Cneo Pompeio, qui nunquam agrum mercatus est conterminum. Vide Séneca, Epístola 89. Este mal duraba aun á los fines del siglo IV. Probus (dice Amiano Marcelino, XXVII, 11) claritudine generis et potentia et opum amplitudine cognitus orbi romano, per quem universum paene patrimonia sparsa possedit. Véase tambien la Historia de la declinacion del Imperio, al cap. 31.

 

2

Cuán débil sea el cultivo dirigido por esclavos se puede ver en M.Varron (I, 17), en Columela (I, 7) y en Smith (An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations), libro III, cap. 2.

 

3

Nec post haec reor, dice Columela (in prae.), intemperantia coeli nobis ista, sed nostro potius accidere vitio, qui rem rusticam pessimo cuique servorum, velut carnifici, noxae dedimus, quam majorum nostrorum optimus quisque et optime tractaverit.

 

4

Columela (De re rustica, libro I, capítulo 3). More praepotentium ,dice, qui possident fines gentium, quos ne circumire equis quidem valent; sed proculcandos pecudibus, et vastandos ac populandos feris derelinquunt.

 

5

De las vejaciones de los pretores y su impunidad hay frecuentes testimonios en nuestra Historia, que se pueden ver en Ferreras y Mariana. Véase particularmente al último, libro II, capítulo 26.

 

6

La dureza y exceso á que fueron subiendo las contribuciones del Imperio se pueden ver en la excelente historia del inglés Gibbon (The histoy of the decline and fall of the Roman Empire), y señaladamente al cap. 17, mihi, vol. III, págs. 81 á 92.

 

7

El que dudare de este inconveniente oiga á nuestro Herrera (libro I, capítulo 17): «Se han de sembrar los garbanzos léjos de camino y de lugares pasaderos, entre las hazas del pan ó en lugares cerrados, porque cuando están tiernos no pasa ninguno, aunque sea fraile y ayune, que no lleve un manojo. Pastores y otros semejantes les hacen mucha guerra; pues si mujeres se encuentran con ellos, no hay granizo que tanto daño les haga. Por esto conviene que los siembren en lugares bien cerrados, ó que estén tan escondidos que antes oigan que son cogidos que supiesen que estaban sembrados».

 

8

Se nos puede aplicar muy bien lo que decia M. Varron (libro II) de los romanos: Omnes enim [...] patres familiae falce et aratro relictis intra murum correpsimus, et in circis potius ac theatris quam in segetibus et vinetis manus movemus. Mas adelante se indicarán algunas causas y efectos de este mal.

 

9

Varron y Columela suponen como general el uso de los bueyes para el arado, pero no desaprueban el empleo de vacas, de mulas y aun de asnos, segun la naturaleza de los terrenos. El último cita algunos de la Bética que podian ser arados con asnos. Pero nada es mas decisivo que lo que Plinio dice (Historia natural, libro XVII, capítulo 3) haber visto en África: In Byzacio Africae, illum centena quinquagena fruge fertilem campum, nullis, quum siccus est, arabilem tauris, post imbres villi asello, et á parte altera jugi, anu vomeren trahente, vidimus scindi.

 

10

Ibi primum insuevit exercitus populi romani amare, potare, signa, tabulas pictas, vasa caelata mirari (De coniuratione Catilinae, 11).