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Algunos de ellos se habían agrupado previamente en la Asociación de Estudios Históricos y Sociales, fundada en casa de Miguel Cané.
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Los textos fundamentales fueron reunidos por Félix Weinberg en El Salón Literario, Buenos Aires, Ed. Hachette, 1958.
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La divulgación del nacionalismo republicano y radical de Mazzini durante los años treinta-cincuenta en el Plata se apoyó en la numerosa colonia italiana. Incluso Garibaldi, que mantuvo tempranos contactos con Saint-Simon, vivió en Brasil y Uruguay durante los años 1836 al 1848. Desde 1833 también reside en Montevideo Gian Battista Cuneo, que colaborará asiduamente en El Iniciador desde su perspectiva mazzinista y saint-simoniana.
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Saint-Simon plantea su doctrina como respuesta a una nueva realidad social en la que los trabajadores son motor de desarrollo. Es una teoría liberal que, salvando las distancias, tiene sus puntos de contacto con el cristianismo primitivo.
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Así se explica que se hable de «socialismo» para doctrinas que anteceden a los textos de Marx y difieren de ellos.
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Alberdi introdujo en su periódico La Moda, que editaba en Buenos Aires junto a Juan María Gutiérrez, las primeras referencias a Saint-Simon, Mazzini y Leroux. Por otro lado, tanto Alberdi como Quiroga Rosas en sus tesis de 1837, tituladas respectivamente: Fragmento preliminar al estudio del derecho y Tesis sobre la naturaleza filosófica del derecho se basaban en la Philosophie du droit de Eugène Lerminier.
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Influjos y, en ocasiones, asombrosas coincidencias ya que no consta que Sarmiento conociera esos textos a comienzos de la década de los cuarenta. Ni siquiera otros que se han señalado, como El último mohicano de F. Cooper. Véase al respecto Salomon, Noël, La perspectiva histórico-sociológica en el «Facundo» (1984, pp. 1-13).
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Es la opinión de Paul Verdevoye que lo antepone a las primeras publicaciones del chileno Jotabeche. Véase el estudio de 1963 y su artículo posterior: «Costumbrismo y americanismo en la obra de Domingo Faustino Sarmiento» (en Sarmiento, centenario de su muerte, Buenos Aires, 1988, pp. 435-450).
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Véase para el tema: Lorenzo-Rivero, L., Larra y Sarmiento. Paralelismos históricos y literarios, Madrid, Ed. Guadarrama, 1968.
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En sus Recuerdos literarios Lastarria consigna el discurso inaugural del 3 de mayo de 1842. Véase al respecto: Pinilla, N., La generación chilena de 1842, Santiago de Chile, Ed. de la Universidad, 1943; y Durán Cerda, J. (ed.), El movimiento literario de 1842, Santiago de Chile, Ed. de la Universidad, 1957; y Caballero Wangüemert, María, Las polémicas lingüísticas durante el siglo XIX, en «Cuadernos Hispanoamericanos», Madrid, febrero, 1992, número 500, pp. 177-188.