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1

Entre los estudios que merecen una atención particular conviene incluir los de Susan KIRKPATRICK, Jo LABANYI, María del Carmen SIMÓN PALMER, Pilar FOLGUERA, Iris ZAVALA.

 

2

Véase el artículo de S. HIBBS: «Femmes et écriture en Espagne au XIX.e siècle: la double écriture de la pédagogie morale et du roman», en Femme et écriture dans la Péninsule Ibérique, pp. 43-57.

 

3

A título de ejemplo pueden mencionarse los nombres de J. E. HARTZENBUSCH, FERRER DEL RÍO, directores de Crónica de Ambos Mundos, de Carlos Frontaura, director de la revista Los Niños, Francisco de Paula FLAQUER, esposo de María de la Concepción Jimeno de Flaquer y director de La Aurora, el de El Álbum Ibero-americano que abrieron las columnas de sus respectivas publicaciones a escritoras como Ángela GRASSI, María del Pilar SINUÉS, Carolina CORONADO y muchas otras.

 

4

A este respecto es significativo notar que los manuales y guías pedagógicas publicados por muchas autoras alcanzaron tiradas muy superiores a las de sus obras de creación. Pilar PASCUAL DE SAN JUAN se convirtió en la autora de un auténtico «best seller» con su Manual de la mujer o lecciones de economía doméstica para las madres de familia (1870) cuya trigésima edición se publicó en 1909. En cuanto a María del Pilar SINUÉS DEL MARCO, sus obras muy pedagógicas como Hija, esposa y madre: cartas dedicadas a la mujer acerca de sus deberes para con la familia y la sociedad (1875) y La dama elegante. Manual práctico y completísimo del buen tono y del buen orden doméstico (1880) alcanzaron más de ocho ediciones y constituían una referencia para las que querían aventurarse por la senda de la escritura.

 

5

Concepción JIMENO DE FLAQUER, La mujer española. Estudios acerca de su educación, Madrid, Imprenta y Librería de Miguel Guijarro, 1877, p. 211.

 

6

Citemos a publicaciones como Flores y Perlas (Madrid) en las que colaboraron Sofía PÉREZ CASANOVA, Josefa PUJOL DE COLLADO, P. SINUÉS DEL MARCO, La Ilustración de la Mujer (Barcelona, dirigida por Sofía TARTILÁN) en la que aparecen los nombres de Faustina SÁEZ DE MELGAR, Micaela DE SILVA y La Conciencia Libre, dirigida por la propagandista y ensayista librepensadora Belén SARRAGA DE FERRERO, C. JIMENO DE FLAQUER la cita en su obra La mujer intelectual (1901). Como JIMENO DE FLAQUER, Belén SARRAGA DE FERRERO se interesa por cuestiones relacionadas con la educación de la mujer, la familia; tiene una visión mucho más crítica de la religión. En El Álbum Ibero-Americano que dirige desde 1890 hasta 1903, JIMENO DE FLAQUER cuenta con la colaboración de Mercedes Cabello DE CARBONERA, escritora ibero-americana, autora de numerosos artículos sobre la novela y más particularmente la novela realista. Los editoriales recogen algunas de las reflexiones de JIMENO DE FLAQUER sobre el arte en general y el papel de algunas literatas extranjeras y españolas como Emilia PARDO BAZÁN (véanse por ejemplo la serie de artículos titulados «La novela moderna», publicados durante el año 1892).

 

7

Entre las numerosas publicaciones citadas por C. JIMENO DE FLAQUER aparecen La Simple Revue de Madame de RÉGNAL, Le Féminisme Chrétien de Mademoiselle MAUGERET, la Revue Féministe a cargo de Caroline DISSARD, La Femme dirigida por Mademoiselle MENOD.

 

8

Véase M.ª C. SIMÓN PALMER, Escritoras españolas del siglo XIX. Manual bio-bibliográfico, Madrid, Ed. Castalia, 1991, pp. 363-366.

 

9

Se empiezan a publicar en El Álbum Ibero-Americano del mes de marzo de 1892: 30 de marzo de 1892, 2 de abril de 1892, 10 de abril de 1892.

 

10

En cuanto a la valoración de nuestra autora con respecto al género novelesco y de sus posibles vertientes orientadas hacia el costumbrismo «social» y el realismo, disponemos de varios juicios suyos acerca de Fernán Caballero: su admiración por esta novelista viene matizada por sus reservas acerca de la dimensión ideológica de sus obras. Critica su inmovilismo social, su visión retrógrada. En el capítulo XV de Mujeres. Vidas paralelas, C. JIMENO DE FLAQUER expone su punto de vista sobre literatura en general y más particularmente sobre la literatura realista. Opone el «elegante» realismo practicado por Balzac, el de Galdós, e incluso el de Pereda, al género realista desnaturalizado porque abocado al pesimismo y a lo monstruoso de un Zola o de un Adolphe Belot. El llamado género realista que supone una regeneración de la novela tiene una deuda con el costumbrismo de Fernán Caballero: «Con justicia podemos denominarla restauradora de nuestra novela: ella sustituyó a los personajes quiméricos por seres palpitantes, lo mítico por lo real, orillando todo convencionalismo al elegir lo más adecuado para las situaciones que quería representar [...]. Las novelas de esta fecunda narradora reflejan las virtudes y los defectos, las creencias y las tradiciones, las costumbres y caracteres del pueblo español: son novelas esencialmente nacionales. Las descripciones llenas de colorido, el poético y delicado sentimentalismo, el estilo claro y natural las han hecho populares y hubieran alcanzado aún más prestigio si la autora, enamorada de las sociedades caducas, no hubiera tronado contra el espíritu del siglo XIX. Su fervor a lo pasado y protesta contra lo presente quitan a sus novelas el delicioso sabor de actualidad que tienen las de Galdós. Apasionada del ayer sólo encuentra panegíricos para éste y diatribas para el hoy; pero los más exaltados apóstoles del progreso que la rechazan por reaccionaria no pueden menos de conceder a sus obras gran mérito artístico» (op. cit., Madrid, Tipografía de Alfredo Alonso, 1893, p. 205).