Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Itinerario del deseo

Renée Ferrer



portada



Al compañero
de incontables lunas





  —7→  

ArribaAbajoTemblor



Temblando quedó el labio
de roce imperceptible trastornado;
un sabor de tomillo le ha quedado
temblando en el aliento.

   Temblando quedó el fuego contenido  5
por la intensa fragancia;
nada más que de especias sobrevive
este temblor incierto.

1982



  —8→  

ArribaAbajoTenerte dormido



   Quisiera tenerte dormido en mi corazón,
en la caracola de mi corazón, acurrucado;
tus cabellos conversando con mis dedos
y resplandeciente tu cuerpo
frente a mis ojos rendidos.  5

   Quédate dormido en la penumbra de mi corazón
para que mis manos se conviertan
en la posada de tus sueños;
vuélvete latido de mi sangre
y escucha las confidencias de mi cuerpo.  10

   Que una lágrima tuya se suelte
desde esa orilla remota donde estás
y se refugie al costado de mi boca;
perdona mi despego
y deja que plante sobre tu herida una flor.  15
—9→

   Quisiera oír tu perfume desprendido
en el campo claro de mi piel
para que no recuerdes
cuánto horada el olvido.

13-VII-90



  —10→     —11→  

ArribaAbajoSueño



   He soñado que alguien ponía la lengua
en el hueco de tu boca,
corredor por donde transita el deseo.
El deseo es una flor que canta.
Desde su pedestal alabastrino  5
hasta su sonrosado capitel
crece el deseo.
El mundo,
el universo,
son demasiado pequeños para contenerlo.
Nada es tan luminoso como él,
nada tan nítido
y vacilante,
 10
nada tan contenido
y desbordado.
De pronto ese alguien
tiene mi rostro.

1991



  —12→  

ArribaAbajoHoguera



   Ni las aguas más frías del océano
lograron sosegar
mis impúdicos deseos:
hoguera sobre mis pies
me consumo en la espuma.  5

  —13→  

1990




ArribaAbajoNadie vendrá a buscarme



   Acuclillada dentro de mi corazón,
la noche comienza a amontonarse
sobre una mordedura que no coagula.
Me voy sacando los aros,
el collar,  5
los complementos.
¿Para qué necesita nombres
una inquilina vitalicia del universo?
Me hasta el saxo
detrás de tu silencio que anochece,  10
la garganta atascada de Louis Armstrong
deshaciéndose en mí,
y saber
que siendo nadie
no necesito esperar,  15
porque nadie vendrá a buscarme.

XII - 1991



  —14→  

ArribaAbajoIntento



   Hoy comienzo el retorno hacia mi centro;
quiero verme partir a contradistancia;
arduo viaje hacia mi antes,
y sin cuaderno de bitácora.

   Qué leguas de vigilia  5
hasta alcanzar
-más huida que encontrada-
las imágenes donde anclan mis párpados.
Desprovista de renombre
o artificio  10
y escueta hasta los huesos la palabra.

   ¿Qué se hizo de la luz
que moraba en mis labios?
¿Adónde refugiarme para escardar
el trigoabril de la cizaña?  15
Loca de amor y entrega
-lo recuerdo-
y terca hasta el absurdo en la esperanza.
—15→

   No sé si he de llegar a repensarme,
sin moldes  20
con el formulario en blanco,
pero tengo que volver,
en el intento,
tan siquiera a soñarme.

XII - 1991



  —16→  

ArribaAbajoEl perfume



   El perfume de una rosa
habita mi casa,
el perfume de esa rosa
se hospeda en mi corazón,
cuando me sienta sola  5
lo sacaré de mi recuerdo
y lo sentaré a mi lado.

1991



  —17→  

ArribaAbajoAbatimiento



   Apura la copa de la indiferencia,
la herrumbre del distanciamiento,
y recluida en tu cuerpo
déjate ir hacia tu primitivo ser;
sorbe de a poco la orfandad  5
que te trajina.

   Qué banquete de aterido corazón.

   Con la propia impotencia
límpiate las babas
de la araña pertinaz que te acorrala,  10
y suéltate:
ya no trates,
no eres nadie.

XII - 1991



  —18→  

ArribaAbajoPiensa



   Piensa la inmensidad,
dimensión sin orillas,
transparencia.

   Piensa la quietud,
la fuga de sonidos,  5
el vacío,
y aquí cerca
la cabellera amotinada del viento.

   Piénsate pensando el pensamiento,
anegada de soledad,  10
libre,
y bien arriba
de cuando en cuando
las estrellas.

   Piensa en el caminante del silencio,  15
ajeno a todo signo,
artesano tenaz del desencuentro.

1992



  —19→  

ArribaAbajoCondena



   Húmeda y germinada en el deseo,
extraña ante un perfil que desconozco,
cierro puertas,
clausuro el país de la fiebre.

   Las personas que amo me ven partir;  5
se quedan con mi cáscara baldía.

   Soy un navío
con el timón varado frente al risco
desde donde despeño la palabra,
prisionera de muros caducos  10
que asedia un vendaval estéril.
—20→

   Detrás del empellón del pensamiento
se yerma mi surco de ternura.
Soy un mármol que niega
el beso elemental,  15
el dulce instante,
prodigando alabanzas
al verbo:
mi verdugo.

1992



  —21→  

ArribaAbajoCalma



   La cólera es una luna menguante
la calma se instala
sobre mi cuerpo baldío
y
desde esa oscuridad  5
resplandece.

IV - 1992



  —22→  

ArribaAbajoPorfía



   Esta torpeza de jugarle a la vida
esa mala pasada de no poder vencerme;
esta terca manera de quererte,
a punto de ingresar
o ya saliendo del último intento;  5
este modo obstinado
de reavivar la llama
donde encontrarme un día,
mendiga de tu cuerpo.

1992



  —23→  

ArribaAbajoAutoconocimiento



   Despojada ya de reticencias,
vestida incautamente con la luz que otorgan las estrellas;
bajo los párpados la sal de mis carencias,
tus carencias;
por algún lado la túnica baldía de mi cuerpo,  5
y mi sombra
con los senos prendidos a los dedos del viento.
Así de sola y nueva,
con mi gastada sed a cuestas,
me internaré en tus ondas,  10
sabia y lenta.

   En el velamen de mi corazón un tembladeral resuelto,
y el paso demorado en tu recuerdo.
Me adentraré en la fría transparencia
de libertad y canto coronada.  15
Me iré dejando ir,
suelta de entrega,
absuelta de abandono y maniatada, por fin,
la incongruencia.
La trenza del agobio desatada,  20
y los brazos creciéndome
—24→
hasta el designio absurdo de quererte.
Envolveré la luz,
el mar,
la tierra,  25
tal vez una galaxia donde quede
un avaro retal de tu silencio.

   Desmenuzada ingresaré
en la luminosidad de conocerme.

1992



  —25→  

ArribaAbajoCompañía



   Las voces queridas
participan del silencio
tras las puertas.
Un pájaro tritura
por un instante la oscuridad  5
con
el martillo de su garganta.
En el interior de mí misma
converso con la que soy:
esa soledad me acompaña.  10

1992



  —26→  

ArribaAbajoResurrección



   Dejarlo todo sí
mientras bate el oleaje mi cintura.

   Deshecha espuma
baba marrón
semen de los días  5
arrumbados como trastos de olvido
en un altillo viejo.

   Albergue de enmascaradas tentaciones.

   Dejarlo todo fuera
del espacio que soy y me contiene:  10
las horas que atosigué de espera
la vigilia alucinada en silogismos
la obstinada ilusión
el timón batallando contra un viento
portador de estandartes mortuorios.  15
—27→

   A mi alma le crecen cicatrices
y un lento olor a tiempo desvivido.

   Dejarlo todo sí
a orillas de este cuerpo
de esta ínsula ardiente  20
arsenal de ternura.

   Ah las flores robadas para el duelo.

   Quemarme en soledad
asolar el desván arrojando bien lejos
los instantes que duran para siempre  25
retener en los labios los momentos
como astillas de hielo
sobre la lengua ávida.
—28→

   Abandonar mi cáscara
de rostros funestos  30
sentarme a contemplar
convaleciente
la llama de una frágil bujía.

   Desabordar mi corazón
y recobrarme  35
despojo y oración de algún ser sin memoria.

16 - III - 1993.



  —29→     —30→  

ArribaAbajoLa máscara



   La nodriza de plata de la tierra
se conduele. Su luz solloza y vela
y atónita de cielo, fiel, fluyente,
su laca lejanísima mantiene.

   Desde su singladura blanca observa  5
una mujer de sueño y tibia niebla;
¿qué rumbo tanteará por la pendiente
de ese su corazón clarividente?

   El pelo amotinado en tolvaneras
de un ansia que lustral sus ojos riela;  10
desatinada va, mágicamente,
envuelta en un mutismo confidente.

   Frígida máscara que el silencio ostenta,
lápida gris que mi temblor cancela.

VI - 1993



  —31→  

ArribaAbajoPartida



   Verte
lejano
para siempre,
para siempre en el suspiro de los pastos
que la brisa arrodilla.  5

   Verte partir
por el zumbido del abejorro
ante un sol dilapidado,
tu sombra llena de luciérnagas
flotando en la temblorosa incandescencia.  10

   Mi cuerpo tendido sobre el aliento de la tierra,
ensombrecido por esa luz que se distancia
-mariposa de incontables lunas-,
mirándote decrecer
por el corredor de la ausencia.  15

   Hay flores claudicantes en el aire,
risa antigua esparcida:
residuos de una cremación compasiva;
—32→
hojas congregándose en un concilio de sombra,
el polen instituyendo la germinación  20
de primaveras futuras:
las primaveras que no te verán,
porque
oh para siempre
te estás yendo.  25

13 - VI - 93



  —33→  

ArribaAbajoVerbo



   Desde mis plantas ancladas
en un filón de la tierra,
claro el pulso que no yerra
la intuición de otras moradas,
en libertad desplegadas  5
las manos al firmamento,
dejaré que el verbo, exento
de máscara y amargura,
se aquerencie en la clausura
ancha y febril de mi acento.  10

IX - 1993



  —34→  

ArribaAbajoInsulto



   De mis pupilas surgieron desolados manantiales.
Tus palabras penetraron rotundas como puñales.

   La lámpara de mi cuarto, de la noche tenue abrazo,
con su luz convaleciente me cobija en su regazo.

   ¿Cómo puede la garganta transformarse en el acero  5
que embiste y quiebra el latido en el momento certero?

   Cuánto acento entre los labios, el desdén materializa
poniéndole empuñadura al filo de tu sonrisa.

   Se desliza de mis dedos la harina de las estrellas;
me están creciendo caricias y no sé qué hacer con ellas.  10

XI - 1993



  —35→  

ArribaAbajoNo me interesa



   No me interesa que ahora
por casualidad me quieras
y que sembrando mis eras
con el tañir de tus horas
prestidigites auroras  5
en mi pasión pordiosera;
que cuando el redoble muera
en tu garganta vencida
de mi mano verdecida
brotará la dicha entera.  10
   

IX - 1993



  —36→  

ArribaAbajoBanquete



   En el lecho de plata del aljibe
una luna total vibra en la sombra,
hostia ondulante que al dulzor inhibe
el blanquísimo azúcar que lo nombra.

   El ojo quieto del brocal, proclive  5
a la vigilia, cándido se asombra
de una piedra certera que recibe
en el brillo indefenso que lo alfombra.

   Sobre el mantel esquivo, desgranadas
migajas se distancian y se aúnan  10
en la líquida espalda de las dunas.

   El disco se deshace en mil tajadas;
desde el cielo me mira la otra luna
saborear su delicia, una por una.

IX - 1993



  —37→  

ArribaAbajoEl puñal



   Tengo en el pecho un puñal
-empuñadura de besos-
y cada noche tropiezo
con su constancia brutal.
Ya me suena natural  5
en el arcón de mi cuerpo
el trajín de mi silencio
cuando la aurora consiente
al sueño convaleciente
el tajo de tu recuerdo.  10

X - 1993



  —38→  

ArribaAbajoItinerario del deseo



   Anoche tuve audiencia con mi cuerpo,
tu fantasma, mis señas personales:
indagué en el desánimo, en el cerco
de mis fiebres. Obsesos arenales

   me circundan y crecen hacia adentro.  5
Me someten sus dunas, a las cuales
rehúyo, añoro, niego, miento, encuentro,
ofrendando el temblor de mis portales.

   Sin que medie la luna te poseo
siguiendo de la sangre los puntales.  10
Dichoso itinerario del deseo
cuando abrevo mi sed en tus panales.

   Cuando el alba se apresta a desvestirse
se despiden tus sombras, antes de irse.

XI - 1993



  —39→  

ArribaAbajoAvaricia



   Me gusta verte reír
me manifestaste un día;
de mis labios parecía
que manaba un elixir
sazonando mi sentir.  5
Cuánta luminosa espiga
desgrana, enturbia y obliga
a recluirse en la boca,
el avaro que convoca
la distancia como amiga.  10

XI - 1993



  —40→  

ArribaAbajoAhora me olvidas



   Y ahora me olvidas.

   Fui anónimo guijarro
tramontando tu arena
pétalo
que se fue desprendiendo de tu cerco  5
un canto sin acordes resonando
en sordas caracolas.

   Sí
ahora me olvidas.

   Pero cuando entregue  10
esta envoltura descartable
y
mi identidad se duerma
desbrumaré mis ojos
te miraré con olvido  15
ahogaré tus palabras
en el silencio.

1994



  —41→  

ArribaAbajoAbandono



   ¿De qué remota lengua desasida
proviene este resabio de abandono?
En cavilosa soledad corono
una imagen de niña estremecida.

   ¿De qué lejano olvido, que se anida  5
en las letales naves del encono,
desembarca esta queja con su tono
de brisa a la intemperie amanecida?

   ¿De qué brazos amantes del despego
zarpó el velamen de mi tierna mano,  10
la brújula extraviada en el abrazo

   confinado a la orilla? ¿Qué hay del riego
de besos en que, cándida, me ufano,
si hurté la dirección de su regazo?

17 - XI - 1993



  —42→  

ArribaAbajoEl silencio



   Tórrido latido,
quiste de silencio,
maduró tu fiebre
con el gusto denso
de nuestra palabra  5
confinada al sueño.

X - 1993



  —43→  

ArribaAbajoAire



   Mantillo sumiso y blando, almohada de mis espaldas;
tendida sobre el sonido seco de pequeñas ramas
sacio el ardor de mi sed con nervaduras lozanas,
indagando entre el follaje el paradero de mi alma.

   ¿Qué distancia en el reloj fructificará esta calma  5
de extraviarme en el aroma luciente de la mañana?

   El aire que se escabulle entre la sombra y la savia,
de las viejas mordeduras me ha dejado desterrada.

   Dichosa estoy de ser viento, sin memoria ni jornada,
mis anclas se convirtieron en dos exultantes alas.  10

19 -XI - 1993



  —44→  

ArribaAbajoNaufragio

«desprecio del naufragio de mis ojos»


F de Q.                




   No sé si es pesadilla o desvarío:
me naufraga tu imagen en los ojos.
En el oleaje frío,
mansamente, zozobran tus despojos,
y tu pupila esquiva  5
se pierde en mi pasión, a la deriva.

18 - XI - 1993



  —45→  

ArribaAbajoTierra



   Pongo el estetoscopio de mi oído
sobre este corazón de tu corteza.

Me sitian sus latidos,
de soterradas voces, la agudeza,
y percibo los pasos  5
de las lentas hormigas.
El ocaso
hace albergue en mi pelo,
alquilando el placer de mi desvelo.

   De mis ojos las sales
se citan con remotos manantiales.  10
La amplitud de mis brazos no me alcanza
para asir de tus islas la cintura,
y tirita mi piel en la añoranza
del surco que penetra tu hermosura.

   Quedo rendida al pulso de la tierra,  15
con su germinación mi sed destierra.

19 - XI - 1993



  —46→  

ArribaAbajoDistanciamiento



   Hielo en el candente
cruce de mejillas
y en el hermetismo
de nuestras pupilas
una moribunda  5
sombra que titila.

21 - XI - 1993



  —47→  

ArribaAbajoPedido



   Nada,
que me pases con tus dientes las estrellas;
que me las pases
labio contra labio,
lengua sobre lengua,  5
mantecados celestes,
lechoso paladeo de los astros.

   No te demores,
que quiero verte.
Que relumbre mi sangre de tanto lucero,  10
que proliferen cometas en mi mente
y en mis articulaciones, asteroides,
y en la frente, la luna,
y en mi piel, polvo cósmico.
—48→

   Nada,  15
que soy dichosa
y en mis venas palpita el universo
y me pierdo en la luz
y en el deseo.

   Nada,  20
que no vienes
y el cielo se quedó vacío.

21 - XI - 1993



  —49→  

ArribaAbajoRespiración



   Mínima,
de pie sobre mi sombra,
sujeta al cordón del universo,
recibo el venero de la vida
-útero de donde brota la luz.  5

   Suave y poderosa,
tapizo mi garganta
con partículas de alegría,
y mis pulmones,
y los bronquios,  10
y el cesto donde transporto los días.

   Te pienso dentro de mí,
amoldado tu cuerpo a mi deseo,
cubriéndome con tu voz.

   Retengo un poco más  15
ese pedazo de luna recién parida
y te siento tributario de mi sueño.

   Permaneces.
—50→

   Llena de ti,
expiro lentamente los desperdicios,  20
el resentimiento,
las arañas
que destejen la tela de una historia inventada.

   Aspiro otra vez
la vida,  25
el sol.
Los residuos de algún astro solitario
proliferan
en mis ojos cerrados.

   Estás de nuevo en mí,  30
tu palabra varada en el silencio.
—51→

   Te dejo ir,
te dejo ir,
porque
la respiración es inconsciente,  35
por lo general refleja,
ciertas veces dichosa:
un péndulo entre la vida y la muerte.

23 - XI - 1993



  —52→  

ArribaAbajoBucólica

El aire florece en el entusiasmo de la mañana. La guirnalda solar ciñe las horas. Una larga gramilla se ha parado frente a mis ojos. Cuánta luz en las mejillas del mango rosa. La distancia se acerca y, dentro de ella, las vacas pacen como palomas blancas. En los perfiles del paisaje tiembla una estampida de mariposas: tu corazón se ha echado a latir sobre los campos.

25 - XI - 1993



  —53→  

ArribaAbajoAndinismo



   Los labios suben;
laboriosos, escalan las uñas,
las rodillas
-andinistas de fuego-,
ávidos, se demoran en los pozos de sombra  5
que conceden la luz.
La exploración se adentra
entre el follaje hirsuto y la fuente pequeña.
Se someten al hueso de un codo guerrillero,
a la remota axila,  10
a la nuca en declive;
hacen alto en las manos,
manantial de arcanas vibraciones.
La lengua los retiene
en el desfiladero que aísla los pezones,  15
morados promontorios que erguidamente gimen.
Poderosos ascienden el risco del latido,
la inminencia de amar.
el tembloroso aliento de las cumbres sedientas.
—54→
Lentos, suben los labios  20
hacia el santuario del deseo,
hasta la sonrosada quemazón que los espera.

30 - XI - 1993



  —55→  

ArribaAbajoMi sombra



   Desde siempre he cargado con mi sombra
como todos los hombres con la suya.

   Lleva dentro
tres globos en un puerto que se deforma,
la mañana  5
con su capa solar toreando el aire,
el frío,
el mar,
mi corazón partiendo;
la calva de mi tío Florencio esmaltada de luz,  10
la sonrisa desalentada de mi padre
retardando una despedida
que ya ha venido a tomarme de la mano;
un barco desplegando
la pasarela del distanciamiento,  15
el abrazo que se niega a claudicar,
-ya no me acuerdo.

   Adentro de mi sombra llevo
un inventario de ausencias,
también goce,  20
—56→
candor,
las páginas del Billiken
liberando una brisa peligrosa
para el asma incipiente,
y en el patio umbrío del doctor Fosatti  25
la hamaca de dos asientos
quejándose de su dolor de herrumbre;
tortas fritas,
bizcochos empapados en lluvia,
el ascenso hacia el piso de Helena  30
subvirtiendo las erres
y, una tarde,
la alegría de encontrarme
sin piedritas sueltas en la lengua;
y los Pedrines,  35
¿dónde están los Pedrines gigantes como pulgares,
perdiéndose bajo la cama durante el sueño?
Ah, las expediciones de mi abuelo
emergiendo, exultante con su trofeo de nácar
-el pelo irregular, destartalando  40
la armonía de su cara buena.
—57→
Más adelante
la vida,
el sabor de un exilio
que se resiste a parecer recuerdo,  45
las laboriosas telas en las paredes blancas,
los olvidos,
los raptos,
las galaxias,
la batalla tenaz con las palabras  50
mientras sangra el poema
y nos esperan,
las cosas que se dejaron de hacer,
las que se hicieron,
un desorden culpable de roperos,  55
y, a veces,
el incendio de tus ojos
como un sol en el cenit
sustrayendo mi sombra.

25 - XI - 1993



  —58→  

ArribaAbajoBajel de viento



   La complicidad de mi cama
se ha vuelto un campo ingrávido y lejano;
ya no tiene largueros ni pies ni cabecera.
Es una interminable llanura incandescente
donde mi ser se calma.  5
Desprendida del mundo brujulo entre los astros;
deshabito el incógnito territorio del cuerpo,
destrabando mis jarcias,
y parto
desplegando los brazos,  10
desamarrada y leve:
bajel de viento.

3 - XII - 1993



  —59→  

ArribaAbajoMúsica dentro de tu cuerpo



   Escucho dentro de tu cuerpo una nota que se obstina;
una calandria trepa al andamio del tiempo, del tiempo
   que vive en ti y crece en tu latido. ¿No la sientes?

   Con su garganta de cristal despeja la niebla que anochece
   en tu frente;  5
su timbre asciende hacia tu pensamiento, prolifera en
   tus brazos, se multiplica, arrimándote al
   archipiélago de mis besos.

   Oigo tus arterias demorándose en un solo de ternura;
perdida tras mi melancolía reincide la misma nota desde  10
   el firmamento de tus ojos,

   como si me dijera aquí estoy, una melodía equilibrista
   atraviesa tus párpados enalteciendo mi alegría,
   y desde tu corazón, amor, sus arpegios desgraman
mis enigmas.  15

   La nota es una llave diminuta que tintinea en tus manos,
   escoltando el banderín de mi impaciencia;
—60→
tendida al costado de la llama me anegan coros
   grandiosos, tus labios sobre la llama, acordes
   sobre mi boca.  20

   Busca la nota en tu cuerpo, búscala: es de luz;
dentro de tu fragua presiento un tumulto de golondrinas
   dichosas;
en tus músculos resuena la música del universo y acepto
   los mandatos del deseo.  25

I - XII - 1993



  —61→  

ArribaAbajoMomento



   Ebria en almohadón de nata,
cómo quiero reposar,
junto al penacho la luna
con su intimidad de lámpara.

   En equilibrio y menguante  5
sobre cocoteros ancla
su perfil enaltecido
por dos copas desveladas.

   Oscuro mástil de savia
con el capitel de plata,  10
se prenden a tu contorno,
confidentes, las miradas.

   Seducida en prora de ámbar
cómo quiero deambular,
por torrenteras de noche  15
los aparejos de mi alma.

27 - VI - 1994



  —62→  

ArribaAbajoBrindis



   Toma la copa de mi corazón
y bebe.

   De su cuenco de sombra
paladea
las centellas airosas que me cruzan,  5
desde el rojo voltaje de sus nervios,
el sabor de mi centro.

   Toma mi corazón,
y sorbe
su resentimiento en las rocas,  10
la espumosa alegría de la mañana,
el dulzor sentencioso de las despedidas,
al atardecer.

   Entre tus labios
toma el borde de mi corazón  15
y saborea
el astringente bouquet de mi secreto.
—63→

   Si tan siquiera hubiese algo que beber
yo te diría:
toma la copa de mi corazón,  20
y bebe.

3 - XII - 1993



  —64→  

ArribaAbajoPeregrinaje

La humanidad en una hilera. El cordón de latidos no se suelta. Un ambiente festivo sobrepasa la fe. ¿Qué secretos propósitos ha cumplido la Virgen? ¿Y qué noches espolvoreadas de alegría? ¿Y qué días ayudó a concluir? Todos portan algún medallón de sentimiento para colgarle al cuello. ¿Y si mi amor se pusiera también a caminar con un bolsón de besos como ofrenda?

11 - XII - 1993



  —65→  

ArribaAbajoAgua



   Nubes, helechos rumorosos, piedras,
mi cuerpo anticipándose a los goces
en la colcha mullida de la hiedra;
la siesta me sazona con sus roces

   y un tumulto de pájaros rehúye  5
el vasto territorio del desvelo;
extrañamente de mis dedos fluye
un manantial que sorbe el desconsuelo.

   Mis piernas, los anhelos, mis caderas
en torrentes se fueron escurriendo;  10
era absurdo que tú los detuvieras
apenas desatados y muriendo.

   Yo bien sé que me pierdo en lechos de agua
sin vislumbrar la lumbre de tu fragua.

12 - XII - 1993



  —66→  

ArribaAbajoCometa



   Un breve cometa
con su tenue velo
mientras te extrañaba
transcurrió en el cielo.

   Yo quise tomarlo  5
con fe entre los dedos
sabiendo que en cuanto
se hallara en el hueco
tibio de mi mano
vería el estruendo  10
de tu cercanía
en mi propio centro
como la sinfónica
luz del universo.

   ¿De qué altar lejano  15
cayó hasta mi beso
con su tinte de agua
salpicando fuego?
—67→

   Se esfumó al instante
su perfil sereno  20
tragado por sorbos
de noche. Me elevo
persigo su trazo
su huella no encuentro.
Se llevó en su sino  25
de sepulturero
mi voz anhelante
urgiendo un deseo.

8 - XII - 1993



  —68→  

ArribaAbajoQué te sucede



   Qué te sucede corazón:
no te oigo
dar portazos contra sus mejillas;
qué te acontece,
en alcanfor parece  5
que conservas sanísimo el latido;
qué aséptica desazón saquea
tus cotos candadeados.
Por qué finges que cantas cuando lloras
y te empeñas  10
en maquillar las cicatrices.
Qué te pasa, embustero:
aún no despunta
el buen llanto auroral que te acongoja.

13 - XII - 1993



  —69→  

ArribaAbajoLa silla



   Cuando salí al jardín entré en un sueño;
imán sin voz, vacío luminoso;
desde tu cuerpo ausente y de mi gozo
la silla me habla cuanto más me empeño

   en acallar tu imagen en mis ojos.  5
Me cercan sus espaldas rigurosas.
ofrendándome el sitio donde posas
tus manos, tus caricias en manojos.

   En las declinaciones del cordaje
busqué ansiosa el perfil de tu figura  10
y trenzando mi sed a tu cintura
soñé ser un navío en abordaje.

   Mi sonrisa detrás de un jazminero
vio sollozando un ángel agorero.

  —70→  

14 - XII - 1993




ArribaAbajoDesilusión



   Llevo la desilusión
como un vestido gastado.
¿Por qué te asombras?

   Me sustrajiste de a poco
la floración de las palmas,  5
el collar de la pasión,
los zarcillos de esperanza,
los festones que tu risa
fue orillando en mi palabra.

Sandalias del desencuentro:  10
las abandoné en la playa
donde salé mi perfil
y me retiré la máscara.

   ¿Qué tanto tiene de extraño
una mendiga descalza?  15

3 - II - 1994



  —71→  

ArribaAbajoPájaro en vuelo



   En los sinlímites del cielo,
y el diapasón de las cigarras,
transgresora de innumerables
soles, va errante la mirada.

   Un súbito temblor de plumas  5
engarza la pupila en calma,
y los mojones de la altura
convergen cercando su estampa.

   Gotas de trino inalcanzables
se despeñan de esa garganta;  10
es vértice su corazón
de mis tangentes libertadas.

   En ese puño palpitante
ceden los portones del alba,
volcando sobre el universo  15
las confesiones de mi ánima.

25 - XII - 1993



  —72→  

ArribaAbajoMarina



   Caminar
por las arenas de tu pensamiento,
viajar de polizón en las bodegas de la espera,
y ceder
-a esa espera de ti,  5
de tu deseo-
sobreviviente de un cataclismo de espumas.

   El horizonte se aposenta en mí
recostándose
del otro lado de mi frente.  10
El mar se atiene a los ritos del tiempo
reiterando un llamado secreto.

   No me digas que he soñado otra vez,
que ya es de día.

27 - XII - 1993



  —73→  

ArribaAbajoSerpiente dormida



   Llevo una serpiente dormida
en los canales de la espalda;
lentísimos, tus labios suben
mis meridianos con su lámpara.

   Porque me imantan todo el cuerpo,  5
porque me alumbran la mirada,
inauguro en mi corazón
una secretísima entrada.

   Que recorran de mi bitácora,
las pesadumbres clausuradas:  10
fuego de itinerantes labios
asediándome con su magia.

   Que destierren de mis volcanes
las cenizas de la nostalgia,
y convoquen a la serpiente  15
y zozobren sobre mis brasas.

15 - XII - 1993



  —74→  

ArribaAbajoSonido



   Un susurro salobre
asciende desde las playas desiertas de mi corazón,
mi corazón es un susurro sin orillas;
los sonidos del universo
semejan las sílabas de tu nombre;  5
los labios del océano secretean,
y escucho sus mensajes de espuma.

   Siento
la suntuosa sobriedad de tu semblante
como una sombra luciente sobre el sol;  10
esa instancia se instaura en mi clepsidra,
centinela de mi desasosiego,
nodriza de los acentos que convocan al amor,
sembradora y simiente
de mi estación de espera.  15
—75→

   Un susurro salobre
zozobra en el silencio que resuena en mi corazón,
hechicero de ausencias,
sereno de insumisos deseos,
me anuncias  20
que el tiempo de la vacilación ha terminado.

4 - I - 1994



  —76→  

ArribaAbajo



   Tú
diminuto
desde tu estatura solar
peregrinas debajo de mi piel;
subes, desciendes  5
navegas por mis venas;
vas hundiendo tu huella
en un itinerario sin fronteras.

   Te sientas en mis bosques pulmonares,
intercambias silencios con mis nervios  10
aspirando mi sed a sorbos bien pequeños.
Mi pasión oxigena el deletreo
de la palabra incierta.
Todo es luz allá adentro;
mi corazón ardiendo.  15

   El viento de tu espalda me golpea.
Ya no estás frente a mí
—77→
ya te estás yendo.
Una lluvia se larga a murmurar
por parajes desiertos  20
y en mi almohada se queda
tiritando el deseo.

5 - II - 1994



  —78→  

ArribaAbajoPuertas



   Encima de mí
grises
tapias de silencio
rectángulos de ceniza
lápidas verticales congregadas en círculo  5
en el medio
una silla donde tiembla mi cuerpo.

   Sin picaportes
sin agujas de luz
enhebrando sus ojos de acero  10
perímetro sin aroma
portales neutros.

   Golpeo
nadie responde
ni siquiera tu silencio.  15

   Un frío ingresa
encarnándose en el aire indefenso
pasa su lengua
por la entretela de mis nervios.
—79→

   Los matices se escurren de las cosas  20
el espacio entretanto va perdiendo la voz
ni siquiera los dioses dialogan con mis rezos
mi propio ser me desconoce
el desamparo se adueña de mi centro.

   Ciudadela en desánimo  25
me dilato hacia una bóveda sombría
los dinteles me asedian encorvándose
sobre mi sombra
soy nuevamente un temblor en la silla.

   La soledad es un presente sin regreso  30
varada en el llamado que cancelan las puertas
me acerco
y la contemplo.

13 -II - 1994



  —80→  

ArribaAbajoHilos



   Se crían bajo las uñas
parten desde mis yemas
irisados de polvo cósmico
hasta el telar de las estrellas;
devanados en el vértice de las constelaciones  5
van ovillando la luz
hasta volverla brasa
en la trémula palma de mi mano.

13 - VII - 1994



  —81→  

ArribaAbajoCifra



   Cómo el dolor me abre el deseo.

   Tenderme a la vera de tu cuerpo
sospechando las ansias,
los temblores,
ornar con flores robadas  5
el puente de nuestro aliento
intercambiando besos,
trozos de tiempo.

   El sol se nos metió en los dedos
haciendo borbotar  10
el caldo del encuentro.

   Al instante le crece permanencia.

   Tu latido dialoga con mi pena
que sin nosotros notarlo
se ha disuelto.  15
—82→

   Todo sucumbe al punto, sin embargo,
y vuelvo a ser
una cifra cualquiera en un cuaderno.

21 - II - 1994



  —83→  

ArribaAbajoFestín



   Confinada en mi cama, dividida
por las astillas del insomnio
huelo un plato humeando el caldo triste
sobre un mantel de niebla
saboreo el instante  5
en que algo se quiebra y permanece
la certeza de ser una hoja en blanco
donde la vida reinventa su biografía
una mano se sale del larguero
vacilando ante el pequeño abismo  10
con miedo
de que la oscuridad muerda
me refugio en el abrazo de las sábanas
a la noche le crecen tentáculos gigantes
un mastín lame la agonía  15
de mis cáscaras sueltas:
en mi rostro amanece.

26 - X - 1994



  —84→  

ArribaAbajoNegación



   El ruedo de los pantalones
te ciñe y te sofoca,
dos botones te sellan los ojos
y una aguja hacendosa
(que ni siquiera usas)  5
te ha cosido la boca en punto cruz.

   ¿Con qué fibra cobarde
habrán hilado el lienzo de tus venas?
¿Quién te crees
para cegar la incandescencia  10
de los momentos
que ni el tiempo se atreve a repetir?

   Los labios del impulso sobrellevan
zurcidos invisibles
y una cierta nostalgia de hebra suelta;  15
los senos temblorosos, en un telar, sujetos
-no puedo más-.

¿Porqué te niegas,
solícita apagadora de locos incendios?

5 - IV - 1994



  —85→  

ArribaAbajoCaminata



   Palpita en una vitrina
una colección de piedras
que mi mano peregrina
mientras mi pena camina
y el sol su fulgor arredra  5

   hurta sigilosamente
a un cementerio de espuma.
Llevo prendida en la frente
la imagen convaleciente
de un albatros que se esfuma.  10

   En la longitud de arena
voy hilvanando una huella,
de mis pensamientos vena,
y en los hoyos que el mar llena
tiembla una valva doncella.  15

   Ese rumor que aprisiona
y se deshace en veleros
rapta mi sed, la sazona,
—86→
donde el horizonte entona
el secreto canto de Eros.  20

   Las trenzas del desencuentro
quiero soltarme en las olas
y persiguiendo mi centro
hurgar hasta muy adentro
esta pasión que me asola.  25

15 - IV - 1994



  —87→  

ArribaAbajoEspejo



   Cuando me encuentro conmigo
en la quietud de mi cuarto,
ceñida por el satén,
libres de rubor los labios,
tembladeral de abandono  5
sin sombra, afeites ni engaño,
entre que peino mis dudas
abre el espejo sus párpados.
Mirada lunar de plata
que se queda contemplando  10
la inquisición de mis ojos,
mi temblor al descampado,
la punta de los enigmas
protegidos por candados
que no pudo abrir la ráfaga  15
pertinaz del desengaño.
Qué quieres saber, contesta,
luz de cristal esmaltado,
yo no me acerco hasta ti
para hurgar en mi retrato  20
las señas de una pasión
—88→
de la cual ya perdí el rastro.
Mírame sin preguntar
desde tu distancia de astro
que no podré responderte  25
aunque me enjugues el llanto.

19 - IV - 1994



  —89→     —90→  

ArribaAbajoDesalojo



   Estabas dentro de mí todos los días;
cuando se fugaba el sueño tú acudías
a esculpir sentimientos con tus dedos
desde esta cerrazón hasta mis senos.

   Estabas alojado en mí, yo lo sabía,  5
por el sabor de tu voz, por mi alegría;
quise sentir tu mástil candelero,
obstinarme en su luz, en mi desvelo.

   Ahora, desasido de mis huesos
con un gusto de adiós entre los besos  10
te distancias, te desanclas, te aneblinas
como si mi corazón fuera una esquina.

   Acurrucado te irás en una lágrima,
dulcemente anegado en desconsuelo,
a perderte de olvido en mi pañuelo.  15

21 - IV - 1994



  —91→  

ArribaAbajoTregua



   Este cuerpo que alberga
las astillas de un dios,
esta sangre que porta las alforjas
donde oculto la llama,
esta piel que se obstina  5
y me defiende
del puño de la tierra,
serán acaso hoy
pasto de olvido
donde un ángel  10
horade alguna tregua.

12 - VII - 94



  —92→  

ArribaAbajoEdad



   Tanto fuego me consume,
tanta es la palpitación de tu presencia,
que no había pensado
que mi carne
pudiera parecer convaleciente.  5

   Llevo fogatas voraces en las sienes,
soles desorbitados en las manos,
una lluvia de brasas obcecadas,
un incendio que no conoce ocasos,
una hoguera que alimenta itinerarios  10
con gajos de mi desvelario.

   Dime entonces,
¿cómo puedo darme cuenta
si mi rostro adolece
de multiplicados calendarios?  15

21 - IV - 1994



  —93→  

ArribaAbajoCópula



   El círculo de la luna, clara rodaja de fuego,
brota desde el horizonte buscando un puerto.

   En sus colchones de harina se entrelazan nuestros
   cuerpos
tensos como arcos que gimen, de amor sedientos.  5

   Del ropaje de los árboles, lenta, se va desprendiendo,
y nos cubren las cobijas del universo.

   Una surgente de espuma -contienda que me arrebata-
en sus pálidas mejillas se te derrama.

   El zumo de tu deseo le coloca un halo de ámbar  10
que nimba la inmensidad como una lámpara.

   Cuando el tumulto y la sangre ceden volviendo a la
   calma
duerme nuestro pulso exhausto sobre su nácar.

7 - IV - 1994



  —94→  

ArribaAbajoChampagne



   Sin gravedad,
desbrujulada,
el cabello amotinándose hacia lugares inciertos,
bella la imagen,
la lengua suntuosa demorándose  5
¿en qué dónde inexistente,
en qué mejilla,
en qué alcobacorazón,
en qué carne de sueño?

   Y sabiendo  10
que más allá de las jarcias que me oprimen
se desmoronan los andamios del comportamiento.
No más cuadrículas,
ni péndulos
o cerrojos superpuestos,  15
sólo un tren que, en la tarde, se va yendo
hacia un tal vez,
quizá hacia otro tiempo.
—95→

   Tengo noticias de ti,
molido sol,  20
topacio líquido,
seco reclamo,
por las burbujas que estallan alumbrando mis ojos
o tu helada delicia descendiendo a mi centro,
cómplice néctar que cierra  25
el banquete de los cuerpos.

2 - V - 1994



  —96→  

ArribaAbajoEl ojal



   El ojal de mi blusa,
tímidamente,
separando sus labios
de un botón se desprende.

   Permite que tus ansias  5
tórridas entren
al hondón semioculto
de los senos turgentes.

   Sorbos de mi temblor
corren por entre  10
el aire que palpita
bajo el voile transparente.

   Alforzas que mi sueño
alforza y prende,
anhelantes de amar,  15
de olvidanza, carentes.
—97→

   El pudor desabrocha
un velo ardiente,
invitando a tu mano
que baje los breteles.  20

   Antorchas de tu boca
sobre las mieles,
erectas como torres
de carne entre tus dientes.

6 - V - 1994



  —98→  

ArribaAbajoLos ojos



   Quiero ingresar al campo de tus ojos;
de sus portones desflorar el cerrojo.

   Dichosa, límpida, sin velos ni alboroto,
sorber la luz del iris anheloso.

   Encontrarme por tu visión, de pronto,  5
peregrinando sin temores ni escollos.

   Mi corazón, como un cántaro roto,
regando el surco de tu sentir, supongo.

   Y si tus párpados se cierran como un soplo,
de tu mirada desmigajarme,
al dorso.
 10

12 - V - 1994



  —99→  

ArribaAbajoPaisaje



   Una casa blanca
de rejas azules
y un piélago de islas:
se diluye un buque.

   Dentro de mi cuerpo  5
un temblor que me urge,
volcánico espejo
de cuanto sucumbe

   a tu voz dorándose
delante la lumbre;  10
el perfume, cómplice;
dudosas, las nubes.

   La tarde, soltando
su pelo de herrumbre,
y por nuestros ojos  15
palabras que fluyen.
—100→

   De lejos, tocamos
las primeras luces
que orillan la noche;
la calma seduce  20

   la distancia ilímite
y el sol en derrumbe
y el halo que ciñe
los pies de la cumbre.

9 - V - 1994



  —101→  

ArribaAbajoSabor



   Sobre la lengua
la memoria salada de tus ojos
y los zumos del beso.

Sobre los pliegues de la lengua
el desolado gusto de la ausencia,  5
la candente sazón de nuestro aliento.

   Sobre la penumbra de la lengua
no tanto la dulzura entrelazada
sino el ácido febril del mordisqueo.

   Sobre mi lengua alfarera  10
la posta de tus ojos insomnes,
el largo itinerario de tu cuerpo.

   Sobre la lengua
el metálico sabor de tu deseo.

22 - V - 1994



  —102→     —103→  

ArribaAbajoLas cajas



   Bajo la lámpara
tengo
un rebaño de cajas,
pequeños cubos,
cierre  5
y bisagras;
pastorean la luz
sobre el vidrio
y yo,
sin saber qué hacer,  10
lustro sus tapas.
La mudéjar
la compré
en una subasta;
era en París  15
y llovía;
Vallejo se aproximó
y por poco lo seguí,
encandilada,
del brazo;  20
—104→
me retuvo aquella caja
que hubiera querido darte
para esconder algo,
no sé,
algún deseo  25
en su diminuto espacio;
en el pastillero esmaltado
acomodé tu sonrisa,
la misma
que aquella tarde  30
se resbaló
de tus labios;
en la de Limoges,
los reproches,
en la de cristal,  35
mis ansias,
en la de nácar
-cuidado-
que la atoré de palabras,
las que callé en la vigilia,  40
las que entresueños
me hablabas;
—105→
las que no eran para mí,
en el monedero de plata,
-aguijones de tu voz-,  45
ésas
no quiero escucharlas;
qué raudales de silencio
retuvieron
esas cajas.  50
Ahora,
ya están vacías;
que no se le ocurra
a nadie
abrirlas:  55
no tienen nada.

25 - V - 1994



  —106→  

ArribaAbajoInsomnio



   Del vasto territorio del insomnio,
de su ilímite páramo de sombra,
traigo hilachas de ausencia entre los labios,
una huella que me hurta y que te nombra.
¿Qué distancias de fiebre y desvarío  5
por las estribaciones de la aurora
recorro suplicante, pierdo, ansío
destejiendo la trama de las horas?
Cuando estoy por tocarte es ya un vacío
la llama de tu voz. Como las hojas  10
de un vendaval atónito y tardío
tu fantasma mi sueño desaloja.
Me sorprende el lucero soberano
creando tu caricia con mis manos.

25 - V - 94



  —107→  

ArribaAbajoRequisitos



   Morder
la seda rosa de tu piel
hasta el carozo del deseo
y quedarme con el zumo
entre los labios.  5

   En las llamaradas del leño
seguir
la biografía de un poema
la trémula complicidad
de los acordes.  10

   Y oír
en la posada del encuentro
las exigencias del alma
como un sol descorazado
y compañero.  15

6 - VI - 1994



  —108→  

ArribaAbajoLas miradas

Después de haberle escuchado contar un cuento,


a Francisco Garzón Céspedes.                




   Recuerdo aquellos días
en que
aunque lloviera
no llovía
porque las hojas de los árboles  5
se empapaban
y mi corazón no.

El raudal se escurría
lavándole la cara a las veredas,
apenas lluvia  10
proyecto de aguacero
confidencia
desmenuzándose
como un polen de sol
allá dentro.  15

   Sí
aquellos días
en que nunca llovía
cuando mis ojos
—109→
y los tuyos  20
se buscaban entre la multitud;
desde lejos
de cerca
casi juntos o en sueños
se encontraban entre la multitud.  25

   Silenciosos intensos
caminaban por una cuerda de anhelo
hasta reunirse
en el medio
o al cabo  30
como volatineros
gloriosamente encendidos.

12 - VI - 1994



  —110→  

ArribaAbajoViaje



   Laxo sobre la huella de mis pies
mi cuerpo se proyecta al infinito.
Agobia tanto cielo. Desvarío.
Una daga de hielo sin revés

   indaga en el cansancio de mi piel;  5
tu voz, en este corazón baldío,
desanda un viaje ignoto hacia el olvido
poblando el campanario de mi sien.

   Zarpo de ese minúsculo ropaje
que ciñe avaricioso mis amarras;  10
de pronto, en el confín de los celajes

   se desviste mi nombre. La bitácora
que cela los secretos del viraje
con su estrella velera me acompaña.

10 - IV - 1994



  —111→  

ArribaAbajoNido de luz



   Mi nuca alberga un nido
de hebras urgentes,
irguiéndose en la carne
su luz desprenden.

   Desabismada fluye,  5
rauda, ciñéndome
una cinta de lumbre
sobre la frente.

   En mis dedos tremulan
candiles breves:  10
las rodillas son faros,
la piel se enciende.

   Se confiesan mis poros
fosforescentes;
nadie sabe cómo arde  15
de sol mi vientre.
—112→

   En la pradera cósmica
soy soplo y fiebre,
en corredor de estrellas,
antorcha siempre.  20

   Y en la quietud del cuarto
donde te mueves
velador de tu insomnio
y confidente.

22 - VII - 94



  —113→  

ArribaAbajoSitio



   La falda me sitia en los muslos
la ciudadela del deseo.
Argumentan bajo la blusa
las ventajas de la cordura.

   Qué bien te sienta el aire digno  5
y los botones sometidos
ni qué decir esos baluartes
imbatibles de la ternura.

   Las calles de mi biografía
van enhebrando la vía láctea  10
hay un resabio de temblor
contaminando nuestra albura.

   Cuando mitigues esa sed
-pozo de canto entre mis piernas-
la gota negará el desierto  15
y tus aldabas la clausura.

18 - VI - 1994



  —114→  

ArribaHacia el país de la alegría



   Surca el itinerario de la espuma
mi terco corazón desbrujulado;
un esquivo temblor sus velas suma

   al luminoso aroma congregado.
Mi acento entre que calla y que te nombra  5
va alertando al follaje sobre el vado.

   Timonel confidente de la sombra,
la luna pensativa me acompaña:
su rojiza preñez mi pulso asombra.

   Cambia una nube su perfil, empaña  10
la túnica radiante de la aurora
y tu caricia con mi sed se ensaña.

   En el eco de la musitadora
respiración del monte que nos mira
celebro tu llamada portadora  15
—115→

   de un cierto olor en celo que me inspira
a descorrer mis velos, jubilosa.
La garganta de un pájaro delira

   despertando el deseo que me acosa;
un jaguar señorea en su guarida,  20
y late entre sus dientes una rosa.

   Cumple la selva el rito de la vida,
acuchillan el agua los reflejos,
y oriunda de la brasa, estremecida,

   comparece mi voz ante su espejo.  25
Recibe arrebatada mi panera
la miga de tus besos. Hay un dejo

   de diosa primeriza, de altanera
urgencia de morir en tu debajo,
libertada y, al punto, prisionera.  30
—116→

   Abdiqué del silencio y del atajo:
una fosforescencia victoriosa
empieza a germinarme desde abajo.

   Fallece en la ribera la gloriosa
marejada fugaz entre burbujas:  35
yo te aguardo en su sábana arenosa.

   El rumor de la fronda desdibuja
leves palabras de confesionario
que el mástil de tu ardor vence y estruja.

    Hay un doble gemido solitario,  40
la llamarada que el temblor atiza,
el empuje genésico, lunario,
del instante que clama y se eterniza.

24 - IX - 1994



  —117→  

Indice