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La gran inteligencia del autor y su capacidad extraordinaria de observación se manifiestan por no creer en la coexistencia con el hombre.

El paleontólogo francés y yo investigamos el lugar del hallazgo de Alangasí y llegamos también a la conclusión de que el mastodonte se había ahogado en un pantano del último período interglaciar, pantano que alberga todavía palos carbonizados por el proceso natural sin necesidad de haberse quemado. Los trastos antiguos posteriormente cayeron desde capas situadas más arriba, en la cercanía del esqueleto. Hofstetter ha publicado los resultados de nuestras investigaciones en su gran obra intitulada: Les Mammiféres Pléistocénes de la Republique de L'Equateur, París, 1952. (N. del E.)

 

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Habría que completar también mis Contribuciones por los resultados de muchos estudios que hice en mi última estadía en el Ecuador. Max Uhle determinó la edad de los trastos antiguos que se encontraron al lado del esqueleto del mastodonte, pero no pretendió decir que eran coetáneos con el mastodonte. Esta fue la conclusión de Spillmann, quien menciona lugares alrededor del esqueleto, donde apareció la arcilla en estado rojo y duro como ladrillo cocido por fuego, junta con cenizas y palos parcialmente carbonizados. Según Spillmann hasta los huesos mostraban carbonización por fuego, fenómenos que le permitieron deducir la coexistencia del mastodonte con el hombre del Potsglaciar, cuyos fragmentos de alfarería se encontraron al lado del esqueleto.

Pero a mí me parece que los grandes mamíferos hanse extinguido o han abandonado la región interandina, donde vivieron durante el III Interglaciar, al empezar a declinar el clima, al principio de la última (cuarta) glaciación. En el postglaciar faltan los restos fósiles de estos animales, por completo.

Hay otro indicio interesante: en la cangagua del último interglaciar aparecen los restos de los grandes mamíferos, en zonas que se distinguen por la presencia de las conocidas bolas, es decir, de huellas de escarabajos de la familia Scarabaeidae, que necesitan para su vida y procreación de los excrementos de estos animales. Tampoco reaparecieron en el postglaciar las mismas bolas, a saber, del tipo idéntico al del último período interglaciar. La especie actual de la familia Scarabaeidae es otra.

Los vestigios de los fuegos que Spillmann ha observado, pueden explicarse como fogones rituales que los supersticiosos hombres del Potsglaciar hablan encendido para conjurar el espíritu del gigante, cuyos enormes huesos ya fósiles había dejado al descubierto el riachuelo. (N. del E.)

 

13

JIJÓN Y CAAMAÑO. «Nueva Contribución al Conocimiento de los Aborígenes de Imbabura». Ed. sep. del Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos. Quito, 1920, pág. 139. (N. del E.)

 

14

JIJÓN Y CAAMAÑO. Op. cit., págs. 139-143.

Id. Id. Puruhá Vol. II, Ed. sep. del Boletín de la Academia Nacional de Historia. Quito, 1927, págs. 166-171.

LARREA (C. M.) y Jijón y Caamaño. «Un Cementerio Incásico en Quito y notas acerca de los Incas en el Ecuador». Ed. sep., de la Revista de la Sociedad jurídica y Literaria. Quito, 1918, págs. 66-92. (N. del E.)

 

15

Paute fue conquistado por Huaina-Cápac no obstante que ya él nació en Tomebamba.

JIMENES DE LA ESPADA. «Relaciones Geográficas de Indias». Perú, Vol. III, pág. 167, Madrid, 1897. (N. del E.)

 

16

En el texto Quispe. (N. del E.)

 

17

MONTESINOS. «Memorias antiguas historiales y políticas del Perú», Madrid, 1882 y pág. 161. (N. del E.)

 

18

ESTETE. «El Descubrimiento y Conquista del Perú». Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, Vol. I, Quito, 1918, pág. 333. (N. del E.)

 

19

Cieza, aquí, o enumera los dos aposentos principales de todo el país Cañari, o en vez de Cañaribamba debe leerse Cojitambo. (N. del E.)

 

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CIEZA DE LEÓN. Parte primera de la crónica del Perú. Se halla, 1553, fols. XIV, a Ivij. y lxxij, a lxxv. (N. del E.)