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Resumimos en este planteamiento inicial algunos puntos de nuestro estudio introductorio a la edición de Juan del Encina, Teatro completo, Madrid, Cátedra, 1991, donde podrán hallarse también las referencias bibliográficas correspondientes.

 

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«Zovedì a VI, festa de li Tre Re, il signor Federico [...] si redusse alle XXIII hore a casa dil cardinale Arborensis, invitato da lui ad una commedia [...] Cenato adunche si redusseno tutti in una sala, ove si havea ad representare la comedia. Il predetto revrendissimo era sedendo tra il signor Federico, posto a man dritta, et lo ambassator di Spagna a man sinistra, et molti vescovi poi a torno, tutti spagnoli: quella sal era tutta piena de gente, e più de le due parte erano spagnoli, et più putane spagnole vi erano che homini italiani, perché la comedia fu recitata in lingua castiliana, composta da Zoanne de Lenzina, qual intervenne lui ad dir le forze et accidenti di amore, et per quanto dicono spagnoli non fu molto bella et pocho delettò al signor Federico» (apud Fabrizio Cruciani, Teatro nel Rinascimento. Roma 1450-1550, Roma, Bulzoni, 1983, p. 363).

 

3

Todo indica (la fecha, la calificación de comedia, la intervención del propio Encina interpretando la fuerza y accidentes de amor) que la obra a que se refería Stazio Gadio era la Égloga de Plácida y Vitoriano. Juan de Valdés asegura que fue compuesta en Roma y, según opinión poco fundada de Moratín, allí se imprimiría en 1514. Carolina Michaëlis, «Nótulas sobre cantares e vilhancicos peninsulares e a respeito de Juan del Enzina», RFE, 5 (1918), 337-66, opinaba, en cambio, que se trataba de la Representación sobre el poder del amor. Ferdinand Wolf y Marcelino Menéndez Pelayo, «Sobre Juan de la Encina», La España Moderna, 7 (1895), 91 -98, siguen a Juan de Valdés y creen que es la de Plácida y Vitoriano.

 

4

Pietro Corsi representó su Eglocommedia en 1509 ante Julio y sus cardenales, y justificaba en el prólogo el nuevo género experimentado: «Spectantes, advertite obsecro, rem novam / et in hoc usque tempus intentatum scribendi genus; / heic nunc hodie non Ecloga, non Comoedia, / non Tragoedia sunt et non Tragicomoedia, / sed Eclocomoedia agitur. Valete» (apud Alessandro d'Ancona, Origini del teatro italiano, Turín, 1891, II, p. 78).

 

5

P. Heugas, «Un personnage nouveau dans la dramaturgie d'Encina: Plácida dans Plácida y Vitoriano», en La fête et l'écriture. Théâtre de Cour, Cour-Théâtre en Espagne et en Italie, 1450-1530, Aix-en-Provence, Université de Provence, 1987, pp. 151-61.

 

6

Ovidio en sus Remedia amoris, 213-14, aconsejaba para olvidar a la persona amada apartarse y marchar lejos («Tu tantum, quamvis firmis retinebere vinclis, / I procul et longas carpere perge vias!»: 'Tú limítate, por fuertes que sean las cadenas que te retienen, a marchar lejos y procura emprender largos viajes'), así como pensar en los daños ocasionados por aquélla (Remedia, 299-30: «Saepe refer tecum scelerate facta puellae / Et pone ante oculos omnia damna tuos»: 'Rememora con frecuencia las malas pasadas de tu amiga e imagínate como si estuvieran ante tus ojos todos sus desmanes'. Cito por la edición y traducción de José Ignacio Ciruelo, Barcelona. Bosch, 1979).

 

7

El catálogo de personajes es prácticamente el mismo que cita Ovidio, Remedia, 451 y ss.: «At tibi, qui fueris dominae male creditus uni, / Nunc saltem novus est inveniendus amor: / Pasiphaes Minos in Procride perdidit ignes... / Amphilochi frater ne Phegida semper amaret, / Callirhoe fecit parte recepta tori; / Et Parin Oenone summos tenuisset ad annos, / Si non Oebalia paelice laesa foret...» ('Mas tú, que te has entregado desdichadamente a una sola amante, por lo menos ahora has de buscar un nuevo amor. Minos, al arder por Procris, perdió su fuego por Pasifa... El hecho de que el hermano de Anfíloco [Alcmeón] no siguiese amando a la Fegea fue debido a que recibió en su lecho a Calíroe; y también Oenone hubiese poseído a Paris toda su vida, si no hubiese tenido la rivalidad de la adúltera Oebalia...'; ed. cit., pp. 242-43).

 

8

Véase nuestra ed. cit., pp. 338-357.

 

9

Es interesante comprobar cómo, por la alusión al río Leteo, se trata más bien del infierno pagano, adonde realmente son destinados los desesperados amantes, y no del infierno cristiano, al que son condenados los suicidas.

 

10

La Égloga de Plácida y Vitoriano llevará un introito en su segunda edición, de hacia 1520, cuando ya se había publicado con éxito la Propalladia de Naharro en Nápoles, 1517.