Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

1

Se ha procurado seguir en todo momento la primera edición, realizada por Alfonso Reyes. Se han cotejado las de Méndez Plancarte y José María Martínez. Tan solo se han corregido errores especialmente claros en los «Pensamientos afines». Las exclamaciones se han conservado y se han añadido las del comienzo o final cuando no aparecían. En todo momento se ha seguido la tendencia habitual en Amado Nervo, muy influido por las citas francesas que solo señalan el último signo de exclamación. En cuanto a la grafía de las palabras, en caso de duda, como por ejemplo, en «traslúcidas» de «La Aparición» se ha cotejado con el léxico y la grafía habitual en el poeta y se ha elegido la más frecuente. Así mismo se han seguido las normas ortográficas actuales, salvo en casos en los que era de rigor, como ocurre en «arma» por «alma» del poema «Tres meses».

Con respecto a la datación de los poemas, en lugar de uniformizar, se mantiene la forma inicial que había dado Nervo en cada uno de ellos. (N. del E.)

 

2

Maurice Maeterlinck (1862-1949), autor belga, Nobel de Literatura (1911), heredero de los parnasianos como Mallarmé y L'îsle-Adam y del romanticismo alemán de Novalis, destaca por su teatro simbolista y por su obra La vida oculta de las abejas. El texto pertenece a L'oiseau bleu. Fèerie en six actes et douze tableaux (1908) que se representó por primera vez en el Teatro Artístico de Moscú; es una obra dirigida a los niños, la tesis se funda en que la felicidad no hay que buscarla lejos, sino que está a nuestro lado; para encontrarla tan solo es necesario saber mirar y hacerlo con los ojos de un niño. Los niños Mytil y Tyltyl, tras ver a sus abuelos que habían muerto reunirse con personajes mágicos y míticos se encuentran en un cementerio que, de repente, se transforma en un lugar feérico y nupcial, lleno de flores, sobre el que se eleva el alba, como indica en la acotación. Mytyl aterrorizado, pregunta a Tyltyl que dónde han ido los muertos, en este momento es cuando le responde que no hay muertos, frase con la que termina el séptimo cuadro del cuarto acto. Anticipa la escena del jardín de la felicidad o del Paraíso. Paris: Librairie Charpentier et Fasquelle, 1911, pp. 82 y 86. (N. del E.)

 

3

Lacordaire (1802-1861), el más famoso orador y religioso francés del siglo XIX, autor de Meditaciones poéticas (1820). Su juventud estuvo marcada por la duda hasta que se convirtió gracias a sus creencias sociales. Ingresó en el seminario en 1824. Cuando estaba a punto de marchar a América para predicar, el abate Gerbet le comunicó el proyecto de fundar un periódico, L'Avenir, bajo la dirección del abate Lammenais. Ante la polémica que surgió, decidieron ir a Roma para poner bajo la autoridad del Papa la aprobación o la negación de las doctrinas expuestas en el periódico, el Papa dictó una encíclica, Mirari nos, en la que condenaba las opiniones vertidas en el periódico, Lacordaire aceptó la conclusiones y se sometió, mientras que Lammenais seguía por otro camino. Las conferencias que, pese a las repulsas, pronunció en sucesivas cuaresmas en Notre Dame de París le dieron una fama extraordinaria (1835-1836). Llegó a ser elegido diputado tras la revolución del 48 que depuso a la monarquía y fue miembro de la Academia Francesa (1861). El mismo se declara como «católico penitente y liberal impenitente». Muere retirado en Sorèze en 1861. Destaca también como traductor de Anacreonte. (N. del E.)

 

4

Publio Virgilio Marón (70 a 19 a. C.), autor de la Eneida, Geórgicas y Bucolicas. (Traducción: «si mi poema puede algún día os sacará de la eternidad»). (N. del E.)

 

5

Meleagro de Gadara (135 a 60 a. C), poeta griego epigramático, originario de Siria. Realizó la primera antología de epigramas de 46 autores griegos, ordenados por orden alfabético, conocida bajo el título de Corona o Stéphanos (guirnalda de flores o Florilegio), más tarde completada por Constatinus Céfalas (siglo X, Anthologia inedita codicis palatini. Suma la de Philippus de Tesalónica, Diogenianus y Agathias) Maximo Planudius la recoge en el siglo XIII. La cita completa es como sigue: ¡Oh, Tierra, madre Universal, salud. Sé/ tú, pues, ligera á esta virgen ya que tan poco pesó sobre ti! Tulio Manuel Cestero recoge el epigrama de Meleagro de Gadara en su libro Sangre de primavera: poemas en prosa (1908), p. 30. (N. del E.)

 

6

Saadi (o Sa'di) de Chiraz (1200-1292 circa), poeta persa medieval. Sus obras más conocidas son Bostan (El jardín de las frutas, 1257) y Gulistan (El jardín de las rosas, 1258), en este libro narra anécdotas personales intercaladas con versos; entre las primeras se encuentra la que se refiere al texto de Nervo: un día recogió un trozo de arcilla perfumada de la mano de una doncella: «yo era tierra sin valor pero permanecí mucho tiempo con la rosa». Madrid, Editorial Sufí, 1994. (N. del E.)

 

7

Leon Denis (1846-1927), autor de la escuela espiritista francesa, la cita se encuentra incluida en su libro Aprés la mort: revelations des mystéres d'outre-tombe. Solution scientificique, 1890. Obra influida por El libro de los espíritus de Alan Kardec. El párrafo completo: «Un esprit vêtu de noir guide nos pas: c'est la douleur, douleur sainte que nous devons bénir, car elle seule, en secouant notre être, le dégage des vains hochets dont il aime à se parer, le rend apte à sentir ce qui est vraiment noble» (Paris: Librairie des sciences psychologiques, 1892, p. 165). (Traducción: «Un espíritu vestido de negro guía nuestros pasos: es el dolor, el dolor que hemos de llegar a bendecir, porque solo él, sacudiendo nuestro ser, aligera los adornos vanos de que le gusta vestirse, le permite sentir lo que es verdaderamente noble»). Presidió el Primer Congreso Espiritista Internacional realizado en París en 1900 y durante el Segundo Congreso Espiritista Internacional celebrado en Lieja en 1905, ya era llamado Apóstol del Espiritismo. Otras obras suyas como Cristianismo y Espiritismo, reconstruyen los hechos de la historia cristiana. (N. del E.)

 

8

Paul Verlaine (1844-1896), uno de los pilares junto a Baudelaire del movimiento simbolista. Difiere del texto original, «Bon chevalier», errata que podría ser intencionada, pues es más intenso «Noir chevalier», acorde con el tema del poemario. Es el primer poema de Sagesse (1881) libro escrito en y tras su prisión. (Oeuvres poétiques, Textes établis... Pour Jacques Robichet, Paris: Dunod, 1995). (Traducción: «Negro caballero enmascarado que monta en silencio,/ El dolor ha abierto mi viejo corazón con su lanza»). (N. del E.)

 

9

En el original, Levroux, por Gaston Leroux (1868-1927), novelista francés desde 1907 cuando abandona el periodismo y se inicia en la ficción. Le fantome du l'opera (1911, Capítulo XII). La cita completa es: «J'entrai. Il me sembla que je pénétrais dans une chambre mortuaire. Les murs en étaient tout tendus de noir, mais à la place des larmes blanches qui complètent à l'ordinaire ce funèbre ornement, on voyait sur une énorme portée de musique, les notes répétées du Dies irae. Au milieu de cette chambre, il y avait un dais où pendaient des rideaux de brocatelle rouge et, sous ce dais, un cercueil ouvert./ À cette vue, je reculai./ -C'est là-dedans que je dors, fit Érik. Il faut s'habituer à tout dans la vie, même à l'éternité». (Traducción: «Entro. Me parece entrar en una habitación mortuoria. Los muros están totalmente decorados de negro, pero en lugar de las lágrimas blancas que completan de ordinario este fúnebre ornamento, veíamos sobre un estrado enorme de música, repetidas las notas del Dies irae. En medio de esta habitación, había un palio donde colgaban cortinas de brocado rojo y, bajo este palio, un ataúd abierto./ Ante esta visión, yo retrocedí./ -es ahí dentro dónde duermo, dijo a Érik. Hay que acostumbrarse a todo en la vida, incluso a la eternidad»). (N. del E.)

 

10

Lao Tse (*604 a. C. -531 a. C.). Filósofo y escritor chino, fundador del Taoísmo, se conoce más su leyenda que su vida, es autor del libro Tao Te King (Libro sobre el Camino y su Poder), el libro en el camino 76 habla de la rigidez de la vida y la flexibilidad de la muerte. El LXXV: «La codicia dañina», «Quien no hace nada para vivir/ es más sabio que el que aprecia la vida». (N. del E.)