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ArribaAbajoPensamientos afines


Que ferai-je de la lyre,
de la vertu, du destin?
Hélas! et, sans ton sourire,
que ferai-je du matin?
Que ferai-je seul, farouche,
sans toi, du jour et des cieux,
de mes baisers sans ta bouche
et de mes pleurs sans tes yeux?


V. H.97                


La vie des morts est plus durable que celle des vivants.


GUSTAVE LE BON98                


Mi diestra sea olvidada. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti me olvidare.


SALMOS 137, 5.6                


Mejor es la buena fama que el buen ungüento, y el día de la muerte que el día del nacimiento.


ECLESIASTÉS, 7, 1                


Mi alma espera a Jehovah, más que los centinelas la mañana.


SALMOS, 130, 6                


La muerte no es quizá más que un cambio de sitio.


MARCO AURELIO99                





ArribaAbajoI


Este libro


   Un rimador obscuro
que no proyecta sombra,
un poeta maduro
a quien ya nadie nombra,
hizo este libro, amada,
para vaciar en él
como turbia oleada
el ánfora colmada
de lágrimas y de hiel.

   Humilde florilegio,
pobre ramo de rimas,
su solo privilegio
es que acaso lo animas
tú, con tu santo soplo
de amor y de ternura
desde el astro en que estás.

   ¡Un dolor infinito
labró en él con su escoplo
tu divina escultura,
como en recio granito,
para siempre jamás!

Mayo, 23, 1912






ArribaAbajoII


Ya todo es imposible


   ¡Dios no ha de devolvértela porque llores!
Mientras tú vas y vienes por la casa vacía;
mientras gimes,
la pobre está pudriéndose en su agujero.
¡Ya todo es imposible!

   Así llenaras veinte lacrimatorias
con la sal de tus ojos; así suspires
hasta luchar en ímpetu
con el viento que pasa, destrozando
las flores de tus jardines;
así solloces hasta herir la entraña
de la noche sublime,
nada obtendrás: la Muerte no devuelve
sino cenizas a los tristes...
La pobre está pudriéndose en su agujero.
¡Ya todo es imposible!

   Dios lo ha querido... ¡Inclina la cabeza,
humíllate, humíllate,
y aguarda, recogido, en las tinieblas,
el beso de la Esfinge!

Mayo 31 de 1912






ArribaAbajoIII


Esperanza


   ¿Y por qué no ha de ser verdad el alma?
¿Qué trabajo le cuesta al Dios que hila,
el tul fosfóreo de las nebulosas,
y que traza las tenues pinceladas
de luz de los cometas incansables
dar al espíritu inmortalidad?

   ¿Es más incomprensible por ventura
renacer que nacer? ¿Es más absurdo
seguir viviendo que el haber vivido,
ser invisible y subsistir, tal como
en redor nuestro laten y subsisten
innumerables formas, que la ciencia
sorprende a cada instante
con sus ojos de lince?

   Esperanza, pan nuestro cotidiano,
esperanza, nodriza de los tristes:
murmúrame esas íntimas palabras
que en el silencio de la noche fingen,
en lo más escondido de mi mente,
cuchicheo de blancos serafines...
¿Verdad que he de encontrarme con mi muerta?
Si lo sabes, ¡por qué no me lo dices!

Junio, 2-12






ArribaAbajoIV100


El resto ¡qué es!


   Tú eras la sola verdad de mi vida,
el resto ¡qué es!
Humo... palabras, palabras, palabras...
¡mientras la tumba me hace enmudecer!

   Tú eras la mano cordial y segura
que siempre estreché
con sentimiento de plena confianza
en tu celeste lealtad de mujer.

   Tú eras el pecho donde mi cabeza
se reposó bien,
oyendo el firme latir de la entraña
que noblemente mía sólo fue.

   Tú lo eras todo: ley, verdad y vida...
El resto ¡qué es!

Junio, 4






ArribaAbajoV


Nihil novum...


   ¡Cuántos, pues, habrán amado
como mi alma triste amó...
y cuántos habrán llorado
como yo!

   ¡Cuántos habrán padecido
lo que padecí,
y cuántos habrán perdido
lo que perdí!

   Canté con el mismo canto,
lloro con el mismo llanto
de los demás,
y esta angustia y este tedio,
ya los tendrán sin remedio
los que caminan detrás.

   Mi libro sólo es, en suma,
gotícula entre la bruma,
molécula en el crisol
del común sufrir, renuevo
del Gran Dolor. ¡Nada nuevo
bajo el sol!
...Mas tiene cada berilo101
su manera de brillar,
y cada llanto su estilo
peculiar.

Junio, 10






ArribaAbajoVI


Por miedo


   La dejé marcharse sola
...y, sin embargo, tenía
para evitar mi agonía,
la piedad de una pistola.

   «¿Por qué no morir?» -pensé.
¿Por qué no librarme desta
tortura? ¿Ya qué me resta
después que ella se me fue?».

   ...Pero el resabio cristiano,
me insinuó con voces graves:
«¡Pobre necio, tú qué sabes!».
Y paralizó mi mano.

   Tuve miedo... es la verdad;
miedo, sí, de ya no verla,
miedo inmenso de perderla
por toda una eternidad.

   Y preferí -no vivir,
que no es vida la presente-,
sino acabar lentamente,
lentamente, de morir.

Junio, 11, 1912






ArribaAbajoVII


¡Cuántos desiertos interiores!


   ¡Cuántos desiertos interiores!
Heme aquí joven, fuerte aún,
y con mi heredad ya sin flores...
Némesis102 sopló en mis alcores103
con bocanadas de simún104.

   De un gran querer, noble, fecundo,
sólo una trenza me quedó...
¡y un hueco más grande que el mundo!
Obra fue todo de un segundo.
¿Volveré a amar? ¡Pienso que no!

   Sólo una vez se ama en la vida
a una mujer como yo amé;
y si la lloramos perdida
queda el alma tan mal herida,
que dice a todo: -«¡Para qué!».

   Su muerte fue mi premoriencia105,
pues que su vida era razón
de ser de toda mi existencia.
Pensarla, es ya mi sola ciencia...
¡Resignación! ¡resignación!

Junio, 13






ArribaAbajoVIII


Eso me basta


   Este libro tiene muchos precedentes106,
tantos como gentes
habrán sollozado
por un bien amado,
desaparecido,
por un gran amor extinguido.

   Tal vez muchos otros lloraron mejor
su dolor que yo mi inmenso dolor,
quizás (como eran poetas mayores)
había en sus lágrimas muchos más fulgores...

   Yo en mis tristes rimas no pretendo nada:
para mí es bastante
con que mi adorada,
para siempre ida,
detrás de mi hombro las lea anhelante
y diga: «Éste sí que es un buen amante
que nunca me olvida».

Junio, 10






ArribaAbajoIX


¡Qué bien están los muertos!107


   ¡Qué bien están los muertos,
ya sin calor ni frío,
ya sin tedio ni hastío!

   Por la tierra cubiertos,
en su caja extendidos,
blandamente dormidos...

   Qué bien están los muertos,
con las manos cruzadas,
con las bocas cerradas.

   ¡Con los ojos abiertos,
para ver el arcano
que yo persigo en vano!

   ¡Qué bien estás, mi amor,
ya por siempre exceptuada
de la vejez odiada!

   Del verdugo dolor...
¡Inmortalmente joven,
dejando que te troven.

   Su trova cotidiana
los pájaros poetas
que moran en las quietas

   Tumbas, y en la mañana
donde la Muerte anida,
saludan a la vida!108

17 de Junio de 1912






ArribaAbajoX


Bon soir...

Donc, bon soir, mon mignon, et à demain!109


(Palabras que Ana me dejó escritas una noche en que tuvimos que separarnos).                



   ¡Buenas noches, mi amor, y hasta mañana!
Hasta mañana, sí, cuando amanezca,
y yo, después de más de cuarenta años
de incoherente soñar, abra y estriegue
los ojos del espíritu,
como quien ha dormido mucho, mucho,
y vaya lentamente despertando,
y, en una progresiva lucidez,
ate los cabos del ayer de mi alma
(antes de que la carne la ligara)
y del hoy prodigioso
en que habré de encontrarme, en ese plano
en que ya nada es ilusión y todo
es verdad...

¡Buenas noches, amor mío,
buenas noches! Yo quedo en las tinieblas
y tú volaste hacia el amanecer...
¡Hasta mañana, amor, hasta mañana!
Porque, aun cuando el destino
acumulara lustro sobre lustro
de mi prisión por vida, son fugaces
esos lustros; sucédense los días
como rosarios, cuyas cuentas magnas
son los domingos...
Son los domingos, en que con mis flores,
voy invariablemente al cementerio
donde yacen tus formas adoradas.
¿Cuántos ramos de flores
he llevado a tu tumba? No lo sé.
¿Cuántos he de llevar? Tal vez ya pocos.
¡Tal vez ya pocos! ¡Oh, qué perspectiva
deliciosa!

¡Quizás el carcelero
se acerca con sus llaves resonantes
a abrir mi calabozo para siempre!110
¿Es por ventura el eco de sus pasos
el que se oye, a través de la ventana,
avanzar por los quietos corredores?
¡Buenas noches, amor de mis amores!
Hasta luego, tal vez... o hasta mañana.

Junio, 25, 1912






ArribaAbajoPensamientos afines

Et j'ai vu quelquefois ce que l'homme a cru voir.


ARTURO RIMBAUD111                


Mourir «proprement», comme disait M. Farcot, simplement, dignement, paisiblement. In pace, in idipsum, dormiam et requiescam.


LE P. HYACINTHE LOYSON112                



   ¡Cuándo será que pueda,
libre de esta prisión volar al cielo!


FRAY LUIS DE LEÓN113                



¡Oh, muerte, ven callada;
como sueles venir en la saeta!


ANÓNIMO SEVILLANO114                



   Cuando Dios, que al que llora recompensa,
se apiade al fin de lo que yo he sufrido,
en silencio me iré como he venido...
Quiero en la sombra entrar. Tengo una inmensa
necesidad de olvido.


ANTONIO ZARAGOZA115                


Tous mes étonnements son finis sur la terre, tous mes adieux sont faits, l'áme est préte â faillir pour atteindre à ses fruits protégés de mystère que la pudique mort a seule osé cueillir.


MARCELINE DESBORDES-VALMORE116                





ArribaAbajoI


Soneto


   ¡Qué son diez años para la vida de una estrella!
...Mas para el triste amante que encontró la mitad
de su alma en el camino, y se enamoró della,
diez años de connubio son una eternidad.

   Diez años, cuatro meses y siete días, quiso
el Arcano, que encauza las vidas paralelas,
juntarnos, no en meloso y estulto paraíso,
sino en la comunión de las almas gemelas.

   Conducidos marchamos
por un amor experto;
del brazo siempre fuimos,

   y tal nos adoramos,
que... ¡no sé quién ha muerto,
o si los dos morimos!

Junio, 29 de 1912






ArribaAbajoII


Bendición a Francia


   ¡Bendita seas, Francia, porque me diste amor!
En tu París inmenso y cordial, encontré
para mi cuerpo abrigo, para mi alma fulgor,
para mis ideales el ambiente mejor
...¡y además una dulce francesa que adoré!117

   Por esa mujer noble, tuyo es, Francia querida,
mi reconocimiento; pues que, merced a ella,
tuve todos los bienes: el gusto por la vida,
la intimidad celeste, la ternura escondida,
¡y la luz de la lámpara y la luz de la estrella!

   Yo no sé118 qué demiurgo la sustrajo a mi anhelo
tras una amputación repentina y cruel,
y ya tú sola, Francia, puedes darme consuelo:
con un refugio amigo para llorar mi duelo,
tu maternal regazo para verter mi hiel,
la sombra de algún árbol en tu florido suelo...
¡y acaso, en tus colmenas, una gota de miel!

Julio 3 de 1912






ArribaAbajoIII


Seis meses


   ¡Seis meses ya119 de muerta! Y en vano he pretendido
un beso, una palabra, un hálito, un sonido...
y, a pesar de mi fe, cada día evidencio
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio...

   Si yo me hubiese muerto, ¡qué mar, qué cataclismos,
qué vórtices, qué nieblas, qué cimas ni qué abismos
burlaran mi deseo febril y omnipotente
de venir por las noches a besarte en la frente,
de bajar con la luz de un astro zahorí,
a decirte al oído: «No te olvides de mí»!

   Y tú, que me querías tal vez más que te amé,
callas inexorable, de suerte que no sé
sino dudar de todo, del alma, del destino,
¡y ponerme a llorar en medio del camino!120
Pues con desolación infinita evidencio
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio...

Julio 7 de 1912






ArribaAbajoIV


Piedad


   No porque está callada
y ya no te responde, la motejes;

   no porque yace helada,
severa, inmóvil, rígida, la huyas;

   no porque está tendida
y no puede seguirte ya, la dejes;

   ¡no porque está perdida
para siempre jamás, la sustituyas!

Julio 9 de 1912






ArribaAbajoV


Pobrecita mía


   Bien sé que no puedes,
pobrecita mía,
venir a buscarme.
¡Si pudieras, vendrías!

   Acaso te causan
dolor mis fatigas,
mis ansias de verte,
mis quejas baldías,
mi tedio implacable,
mi horror por la vida,
¡no puedes traerme consuelo!

   ¡Si pudieras, vendrías!

   ¡Qué honda, qué honda
debe ser la sima
donde caen los muertos,
pobrecita mía!

   ¡Qué mares sin playas,
qué noche infinita,
qué pozos danáideos121,
qué fieras estigias122,
deben separarnos de los que se mueren
desgajando en dos
almas una misma,
para que no puedas venir a buscarme!

   Si pudieras, vendrías...

Julio 11 de 1912






ArribaAbajoVI


Los muertos mandan


   «Los muertos mandan», ¡sí, tú mandas, vida mía!
Si ejecuto una acción, digo: «¿Le gustaría?».
Hago tal o cual cosa, pensando: «¡Ella lo hacía!».

   Busco lo que buscabas, lo que dejabas dejo,
amo lo que tú amabas, copio como un espejo
tus costumbres, tus hábitos... ¡Soy no más tu reflejo!

Julio 13 de 1912






ArribaAbajoVII


Lejanía


   ¡Parece mentira que hayas existido!
Te veo tan lejos...
Tu mirada, tu voz, tu sonrisa,
me llegan del fondo de un pasado inmenso...

   Eres más sutil
que mi propio ensueño;
eres el fantasma de un fantasma,
eres el espectro de un espectro...
Para reconstruir tu imagen remota,
he menester ya de un enorme esfuerzo.

   ¿De veras me quisiste? ¿De veras me besabas?
¿De veras recorrías la casa, hoy en silencio?
¿De veras, en diez años, tu cabecita rubia
reposó por las noches, confiada, en mi pecho?

   ¡Ay, qué perspectivas ésas de la muerte!
¡Qué horizontes tan bellos!
Cuál os divinizan, ¡oh, difuntas jóvenes,
con sus lejanías llenas de misterio!123
¡Qué consagraciones tan definitivas
las que da el Silencio...
cuál os vuelve míticas, casi fabulosas!
¿Qué tristes mujeres de carne y de hueso,
con sus pobres encantos efímeros,
podrían venceros?

   Tenéis un augusto prestigio de estatua,
y por un fenómeno de rareza lleno,
mientras más distantes más imperiosas
vais agigantándoos en el pensamiento.

Julio 17 de 1912






ArribaAbajoVIII


Huelga de células


   Este concurso de células,
unánimes en su intento
misterioso de que dure
la intensa vida en mi cuerpo124;
esos miles de millones
de pequeñitos cerebros,
que, con una disciplina
admirable en el esfuerzo,
se dividen el trabajo
de mis órganos diversos,
y mantienen el fenómeno
de mi existir en el tiempo,
un día, quizá cercano
(mañana, tal vez hoy mesmo),
han de declararse en huelga,
porque en el reloj eterno
sonó el instante...

¡Qué júbilo
entonces el del colegio
aquél, más de cuarenta años
a mi espíritu sujeto!

   ¡Qué alegría en el cotarro
innúmero y turbulento!

   Cada grupo ha de tirar,
por su lado, con estruendo:
   -¡Vuelvo a la rosa!, dirá
uno; y otro: -¡Al aire vuelvo!;
y otro: -¡Al agua!; y otro: -¡Al barro!125;
y otro: -¡Al carbón!126; y otro: -¡Al hierro!;
y otro: -¡A la cal!; y otro: -¡Al fósforo!;
y otro: -¡A la mar!; y otro: -¡Al cielo!

   Y mi espíritu, entretanto,
verá feliz, sonriendo,
la disociación bendita
que restituye al Acervo
lo prestado...

   Mas, de pronto,
movido por el recuerdo
más hondo, más persuasivo,
más amante, más inmenso,
se preguntará a sí mismo:
-Bien, y yo, ¿adónde me vuelvo?
-¡A mis brazos! -gritará
en la eternidad tu acento...

   Y cuando los dos, fundidos
en una sola alma estemos,
el océano infinito
nos absorberá en silencio...

Julio 21 de 1912






ArribaAbajoIX


Pero te amo


   Yo no sé nada de la vida,
yo no sé nada del destino,
yo no sé nada de la muerte;
¡pero te amo!

   Según la buena lógica, tú eres luz extinguida;
mi devoción es loca, mi culto desatino,
y hay una insensatez infinita en quererte;
¡pero te amo!

Julio 24 de 1912






ArribaAbajoX


   Vivir sin tus caricias es mucho desamparo;
vivir sin tus palabras es mucha soledad;
vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro,
es mucha obscuridad...

Julio 25 de 1912






ArribaAbajoPensamientos afines

...L'homme est capable de culbuter toutes les résistances et de franchir bien des obstacles et même peut-être la mort.


BERGSON127                



   Soy un cadáver: ¿cuándo me entierran?
Soy un ausente: ¿cuándo me voy?


DÍAZ MIRÓN128                


On n'emporte en mourant que ce qu'on a donné.


EMILE DESCHANEL129                


Le silence éternel de ces espaces infinis, m'effraie.


PASCAL (Pensées)130                


Un désespoir paisible et sans reproches au ciel est la sagesse même.


ALFRED DE VIGNY (Journal, 1824)131                


Un seul être vous manque et tout est dépeuplé.


LAMARTINE132                



Si agradable descanso, paz serena,
la muerte, en traje de dolor, envía
señas, da su desdén de cortesía:
más tiene de caricia que de pena.


DON FRANCISCO DE QUEVEDO133                


Si nous avons l'oreille fine, nous pouvons entendre la chute de nos instants dans le néant, comme un vase qui se vide goutte a goutte.


HENRI BORDEAUX (Deux méditations sur la mort)134                





ArribaAbajoI


Por esta selva...


Por esta selva tan espesa,
donde nunca el sol penetró,
buscando voy una princesa
que se me perdió.

   Entre los árboles copudos,
entre las lianas verdinegras
que trepan por los desnudos
troncos, como las culebras;

   entre las rocas de hosquedad
hostil y provocativa
y la pavorosa soledad
y la penumbra esquiva,

   buscando voy una princesa
rubia como la madrugada135,
que ha partido y que no regresa
desta espesura malhadada.

   Dicen que al fin de aquella ruta,
que bordan el ciprés y el enebro,
hay una reina muy enjuta
que mora en un castillo muy negro;

   que guarda en fieros torreones
otras princesas como la mía,
y que es sorda a las rogaciones
del desamparo y de la agonía.

   ...Mas, acaso si yo pudiese
ver a la reina, y su huella
seguir astuto, al cabo diese
con el castillo negro... ¡y con Ella!

   Pero el más seguro instinto
no se sentiría capaz
de guiarse por el laberinto
desta penumbra pertinaz.

   Es que el espíritu presiente
algo fatal que se avecina,
y en que acaso es más imponente
que lo que vemos claramente
lo que tan sólo se adivina.

   Heme aquí, pues, con l'alma opresa
en medio de la obscuridad,
enamorado de una princesa
que se perdió en la selva espesa
tal vez por una eternidad.

Julio 31 de 1912






ArribaAbajoII


El viaje


   Para calmar a veces un poco el soberano,
el invencible anhelo de volverte a mirar,
me imagino que viajas por un país lejano
de donde es muy difícil, ¡muy difícil!, tornar.

   Así mi desconsuelo, tan hondo, se divierte;
doy largas a mi espera, distraigo mi hosco esplín,
y, pensando en que tornas, en que ya voy a verte,
un día, en cualquier parte, me cogerá la muerte
y me echará en tus brazos, ¡por fin!, ¡por fin!, ¡por fin!

Agosto 2 de 1912






ArribaAbajoIII


Sin rumbo


   Por diez años su diáfana existencia fue mía.
Diez años en mi mano su mano se apoyó,
¡...y en sólo unos instantes se me puso tan fría,
que por siempre mis besos congeló!

   ¡Adónde iréis ahora, pobre nidada loca
de mis huérfanos besos, si sus labios están
cerrados, si hay un sello glacial sobre su boca,
si su frente divina se heló bajo su toca,
si sus ojos ya nunca se abrirán!

Agosto 14 de 1912






ArribaAbajoIV


Después...


   Después de aquella brava agonía,
ya me resigno... ¡sereno estoy!
Yo, que con ella, nada pedía,
hoy, ya sin ella, sólo querría
ser noble y bueno... ¡mientras me voy!

   En su bendito nombre, que adoro,
ser noble y bueno, y al expirar,
poder decirme: «¡Nada atesoro:
di toda mi alma, di todo mi oro,
di todo aquello que pude dar!».

   Desnudo torno como he venido;
cuanto era mío, mío no es ya:
como un aroma me he difundido,
como una esencia me he diluido;
y, pues que nada tengo ni pido,
¡Señor, al menos vuélvemela!

Agosto 20 de 1912






ArribaAbajoV


¡Oh muerte!


   Muerte, ¡cómo te he deseado!
¡con qué fervores te he invocado!
¡con qué anhelares he pedido
a tu boca su beso helado!
¡Pero tú, ingrata, no has oído!

   ¡Vendrás, quizás, con paso quedo
cuando de partir tenga miedo,
cuando la tarde me sonría
y algún ángel, con rostro ledo136,
serene mi melancolía!

   Vendrás, quizás, cuando la vida
me muestre una veta escondida
y encienda para mí una estrella.
¡Qué importa! Llega, ¡oh, Prometida!:
¡siempre has de ser bienvenida,
pues que me juntarás con ELLA!

Agosto 22 de 1912






ArribaAbajoVI


Alquimia


   Bien sé que para verte
he menester la alquimia de la muerte
que me trasmute en alma, y delirante
de amor y de ansiedad, a cada instante
que llega, lo requiero
diciéndole: «¡Ah!, ¡si fueses tú el postrero!».

   Es tan desmesurado, tan divino
y tan hondo el futuro que adivino
a través de las rutas estelares,
y de uno en otro de los avatares,
siempre contigo, noble compañera,
que por poder morir, ¡ay, qué no diera!

Agosto 24 de 1912






ArribaAbajoVII


Diálogo



EL DESALIENTO


   ¡Por qué empeñarse en buscar
a quien se quiere esconder!
Si Dios no se deja ver,
alma, ¿cómo le has de hallar?

...Y aun pretendes lograr
que esa esfinge que se esconde
y calla te diga dónde
recobrarás a tu muerta137.

   ¡Ilusa, llama a otra puerta,
que en ésta nadie responde!

LA ESPERANZA


   Hay que empeñarse en buscar
a quien se quiere esconder.
Si Dios no se deja ver,
alma, le tienes de hallar
por fuerza138.

   Y has de lograr
que esa esfinge que se esconde
y calla te diga dónde
recobrarás a tu muerta.

   ¡Si la Fe llama a una puerta,
el Amor siempre responde!

Septiembre 20 de 1912






ArribaAbajoVIII


Tal vez


   Tal vez ya no le importa mi gemido
en el indiferente edén callado
en que el espíritu desencarnado
vive como dormido...
Tal vez ni sabe ya cómo he llorado
ni cómo he padecido.

   En profundo quietismo,
su alma, que antes me amara de tal modo,
se desliza glacial por ese abismo
del eterno mutismo,
olvidada de sí, de mí, de todo...

Septiembre 30 de 1912






ArribaAbajoIX


Lux perpetua


   Si ha de ser condición de mi dicha el olvido
de ti, quiero estar triste siempre (como he vivido).
Prefiero la existencia más árida y doliente
al innoble consuelo de olvidar a mi ausente.

   Por lo demás, ¡qué tengo sin ti de cosa propia,
que me halague o sonría en esta dura inopia,
ni qué luz en mis noches me quedará, si pierdo
también la lamparita cordial de tu recuerdo!

Octubre 2 de 1912






ArribaAbajoPensamientos afines

Il-n'y-a pas de morts.


MAETERLINCK139                


Les voies de la mort sont apaisantes et sereines.


HENLEY140                


E, cuando noi cominciamo ad aprire gli occhi sul visibile, giá eravamo da tempo aderenti all'invisibile.


G. D'ANNUNZIO (Contemplazione della Morte)141                


Celui qui croit vaut mieux, pèse davantage, contient plus de vie que celui qui doute. Sil se trompe, tant pis: c'est de la forcé gaspillé; du moins, c'est de la force.


JACQUES RIVIÈRE142                


La science nous donne la télégraphie, la lumière eléctrique, la medecine. La Religion sous telle de ses formes, nous donne la sérénité, l'equilibre, moral, le bonheur.


ÉMILE BOUTROUX143                





ArribaAbajoI


Un signo...


   Eternidad: ¡devuélveme lo que me has sustraído!
Abismo: ¡restitúyeme lo que sorbió tu hondura!
Esfinge: ¡abre tu oído!144
¡Compadécete ya, Noche obscura!

   Oye mi imploradora
voz, ¡oh Isis!, desgarra tu capuz
...y tú, lucero ignoto145 en que Ella mora,
¡por piedad, hazme un signo de luz!

Octubre 16 de 1912






ArribaAbajoII


¿Por qué?


   ¿Por qué tú que me amabas con esa multiforme
solicitud celeste, me dejas hoy? ¿Por qué
no acudes a mis lágrimas?
-Es un misterio enorme.
-Es un misterio enorme... ¡pero yo lo sabré!

Octubre 22 de 1912






ArribaAbajoIII


Eternidad


   ¡La muerte! ¡Allí se agota todo esfuerzo,
allí sucumbe toda voluntad!

   ¡La Muerte! ¡Lo que ayer fue nuestro Todo,
hoy sólo es nuestra Nada!... ¡Eternidad!
¡Silencio!... El máximo silencio
que es posible encontrar.
¡Silencio!... ¡Ultra-silencio,
y no más! ¡Oh, no más!

   ¡Ni una voz en la noche
que nos pueda guiar!
Ana, razón suprema de mi vida,
¿dónde estás, dónde estás, dónde estás?

   Se abisma en el abismo el pensamiento,
se enlobreguece al fin todo mirar
en esta lobreguez inexorable,
y desespera, a fuerza de esperar,
la más potente de las esperanzas.
   ¡Eternidad, eternidad!

Octubre 23 de 1912






ArribaAbajoIV


El encuentro146


   ¿Por qué permaneciste siempre sorda a mi grito?
¡Dios sabe cuántas veces, con amor infinito,
te busqué en las tinieblas, sin poderte encontrar!
...Hoy -¡por fin!- te recobro: todo, pues, era cierto...
¡Hay un alma! ¡Qué dicha! No es que sueñe despierto...
¡Te recobro! ¡Me miras y te vuelvo a mirar!

   -Me recobras, amigo, porque ya eres un muerto:
De fantasma a fantasma nos podemos amar.

Octubre 29 de 1912






ArribaAbajoV


Impaciencia

   Soy un viajero que tiene prisa
de partir.
Soy un alma impaciente e insumisa,
que se quiere ir.
Soy un ala que trémula verbero...
¿Cuándo vas, oh Destino, a quitar
de mi pie tu grillete de acero
y -¡por fin!- a dejarme volar?

Octubre 31 de 1912






ArribaAbajoVI


Dilema

   O no hay alma, y mi muerta ya no existe
(conforme al duro y cruel «polvo serás»),
...o no puede venir, y está muy triste;
pero olvidarse de mi amor, ¡jamás!
   Si de lo que ella fue sólo viviese
un átomo consciente, tras la fría
transmutación de los sepulcros, ¡ese
átomo de conciencia me amaría!

Noviembre 1.º de 1912




ArribaAbajoVII

7 de noviembre (1912)


La noche en que estaba tendida -hoy hace diez meses- era la noche última que iba a pasar en su casa, bajo nuestro techo acogedor. ¡En su casa, donde siempre había sido el alma y la luz y todo! ¡En su casa, donde la adorábamos con la más vieja, noble y merecida ternura; donde cuanto la rodeaba era suyo, afectuosamente suyo!

...¡Y habría que echarla fuera al día siguiente! Fuera, como a una intrusa... Fuera en pleno invierno, entre el trágico sollozar de los cierzos. Y habría que alejarla de nosotros como a una cosa impura, nefanda; ¡que esconderla en un cajón enlutado y hermético!, y llevarla lejos, por el campo llovido, por los barrizales infectos, para meterla en un agujero sucio y glacial. ¡A ella, que había disfrutado por más de diez años la blancura tibia de la mitad de mi lecho! ¡A ella, que había tenido mi hombro viril y seguro como almohada de su cabecita luminosa! ¡A ella, que vio mi solicitud tutelar encendida siempre como una lámpara sobre su existencia!

Oh, Dios, dime si sabes de una más despiadada angustia, y si no merezco ya que brille para mí tu misericordia!...

Noviembre 15 de 1912






ArribaAbajoVIII


La santidad de la muerte


   La santidad de la muerte
llenó de paz tu semblante,
y yo no puedo ya verte
de mi memoria delante
sino en el sosiego inerte
y glacial de aquel instante.

   En el ataúd exiguo,
de ceras a la luz fatua,
tenía tu rostro ambiguo
quietud augusta de estatua
en un sarcófago antiguo.

   Quietud con yo no sé qué
de dulce y meditativo;
majestad de lo que fue;
reposo definitivo
de quién ya sabe el porqué.

   Placidez honda, sumisa
a la Ley; y en la gentil
boca breve, una sonrisa enigmática,
sutil, iluminando indecisa
la tez color de marfil.

   A pesar de tanta pena
como desde entonces siento,
aquella visión me llena
de blando recogimiento147
y unción... como cuando suena
la esquila de algún convento
en una tarde serena...