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«Cristóbal de Alegría, clérigo presbítero, sirve la doctrina de los Tancos, Cuicochas y otras estancias: su salario es 280 pesos en oro y comida». Carta de dicho prelado, 18 de febrero de 1585, existente en aquel archivo y cuyo párrafo copiado aparece en la p. 362 de los Orígenes de la Iglesia Chilena de don Crescente Errázuriz.

 

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La mujer de Cristóbal de Alegría se llamó María de Ayala. Aranda Valdivia en la pregunta 28 del último interrogatorio que presentó en el pleito que siguió con aquél sobre los indios de Llamocaví la calificaba de «vieja halagüeña».

Quizás hijo de Alonso fuera Cristóbal de Alegría, que se casó con Isabel de Balmaceda, quien testó en Santiago en 1640, declarando por sus hijos a dos monjas y a fray Alonso de Alegría y Herrada.

 

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La frase que va entre comillas aparece en la declaración que Alvarado prestó en la información de servicios de don Miguel de Velasco y Avendaño en Concepción, a 19 de agosto de 1558, p. 350, t. X de nuestra Colección de documentos inéditos. Conviene tenerla presente para la determinación del calificativo de «montañés» que Ercilla da a Juan de Alvarado, primo de Hernando.

 

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Conocemos no menos de siete declaraciones de Alvarado relativas a su edad. En el expediente que acabamos de citar, en 29 de julio de 1558, dijo tener 37 años, «poco más o menos», frase que se halla en todas ellas y de uso constante en semejantes ocasiones. Habría nacido, por tanto, en 1521. En 12 de octubre de 1565 (Información de Francisco de Niebla, Documentos inéditos, t. XVII, p. 335) declaró 46 años, lo que retrotrae su nacimiento a 1519. Tomando por base estas cifras extremas, indicamos el de 1520 como año del nacimiento.

 

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Que Alvarado pasó al Perú en esa ocasión se establece por su respuesta a la pregunta 2 del interrogatorio de servicios presentado por Velasco y Avendaño, ya citado, y aunque su desembarco en Nombre de Dios pudiera afirmarse sin más que seguir con el itinerario de Gasca, consta especialmente de la declaración de Alvarado al tenor de la tercera pregunta de dicho interrogatorio

 

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Respuesta a la dicha pregunta y a la primera de la información de servicios de Diego García Altamirano (Documentos inéditos, t. XV, p. 453.)

 

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Así lo afirma expresamente Alvarado en sus respuestas a la pregunta 2 del citado interrogatorio de García Altamirano y a la cuarta del de Baltasar de León en su pleito con Alonso Benítez. (Documentos inéditos, t. XVIII, p. 412:) «... este testigo vido al dicho Baltasar de León en la batalla de Xaquixaguana contra Gonzalo de Pizarro debajo del estandarte Real...»

 

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«Y este testigo, expresa Alvarado, contestando a la pregunta séptima del interrogatorio de Baltasar de León (t. XVIII. p. 412) fue uno de los que pasaron las dichas necesidades». [El encuentro de los expedicionarios de Villagra con los soldados de Núñez de Prado se cuanta por Alvarado en su respuesta a la pregunta sexta del mismo escrito: el incendio del asiento y las leguas que anduvieron en la respuesta a la pregunta novena del interrogatorio de Velasco y Avendaño. (X, p. 352).

 

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La cobardía de los más y el arrojo de Núñez merecen ser conocidos. He aquí lo que éste decía en la pregunta 13 de su interrogatorio en el pleito que tuvo con Luis Moreno de Paredes (Documentos inéditos, t. XIX, p. 10): «Item; si saben, etc., quel dicho Jerónimo Núñez... habiendo salido el capitán Fernando de Alvarado e en el valle de Sococha, en la guazábara que los naturales le dieron, en la cual, habiéndole desamparado todos los soldados, excepto uno, teniéndole los dichos indios al dicho capitán y a otro soldado tomado a manos y procurándoles cortarles las cabezas, el dicho Jerónimo Núñez por su persona solo arremetió, peleando bravamente con los dichos indios y les quitó el dicho capitán y el dicho soldado de las manos...»

Contesta Alvarado: «que la sabe como en ella se contiene, que saliendo un día este testigo a buscar comida en el valle de Sococha por caudillo y capitán con alguna gente, entre los soldados que con él fueron, fue uno el dicho, Jerónimo Núñez, y saliendo ciertos indios a pelear, dejaron a este testigo, que era su caudillo y capitán, algunos soldados de los que llevaba consigo, entre los indios, de suerte que le tenían ya derribado de su caballo y buscándole el pescuezo para cortarle la cabeza con su propia espada, y el dicho Jerónimo Núñez entró solo, sin que otro ningún soldado le quisiese ayudar, y quitó de las manos de los dichos indios a este testigo, y después le quitaron su caballo, y mediante ser Dios servido, y el dicho Jerónimo Núñez, fueron vencidos y desbaratados los dichos indios...»

 

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La fecha del arribo de Villagra a Santiago con los 180 y tantos soldados consta de varias fuentes. Por lo que toca especialmente a Alvarado, ella está de acuerdo con lo que expresó en su respuesta a la primera pregunta del interrogatorio de Velasco, en 9 de julio de 1559: «que ha que pasó a estos reinos, puede haber ocho años, poco más o menos»; y con lo que depuso en 5 de noviembre de 1574 en la información de servicios de Diego García Altamirano, pregunta tercera: «...porque este testigo habrá veinte y tres años y mas tiempo que llegó a este reino a servir a Su Majestad...» De ambas declaraciones resulta, pues, que llegó, como decíamos, en 1551.