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Constan estos hechos de sus respuestas a la pregunta 10 del interrogatorio de Velasco, a la novena de Baltasar de León en su pleito con Benítez, y a la 18 del de Jerónimo Núñez.

 

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Respuesta suya a la pregunta 19 del interrogatorio de este último.

 

53

Id., a la pregunta 19 del mismo. Respecto a la actuación que le cupo en la jornada de ultracordillera, dice en su respuesta a la pregunta 22 del mismo interrogatorio y completando la anterior en lo que refería que «en el dicho descubrimiento se pasaron muchos trabajos y que este testigo sabe mataron algunos soldados y hirieron otros muchos», que «se halló en el dicho descubrimiento y en las dichas guazábaras, ansí en la del Peñol, como en la de los Valles». Alude al «gran valle de Maguey».

 

54

Así lo asevera Thayer Ojeda, Los Conquistadores de Chile, t. II, p. 213, pero sin exhibir prueba alguna al respecto.

 

55

En 1559 expresaba que su amistad con Velasco databa de más de veinte años atrás. Declaración suya a la primera pregunta del interrogatorio de éste. Es la sexta, de ese mismo documento, le llama «su particular amigo».

 

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Nos referimos a la pregunta 10 del interrogatorio de Baltasar de León; que dice así: «Item, si saben que el dicho Baltasar de León sirvió a Su Majestad en la conquista e pacificación de la ciudad de la Concepción e provincias de Tucapel y Arauco, e se ha hallado en muchas guazábaras e rencuentros que se han dado a los naturales, y especialmente se halló con el general Francisco de Villagrán en la batalla de Andalicán e le desbarataron los indios e mataron ochenta hombres de ciento e cincuenta que llevaba, donde el dicho Baltasar de León peleó como muy buen soldado y salió con muchas heridas e con mucho peligro de su persona».

Bien se deja entender que su asistencia a esa batalla era lo que se preguntaba con especialidad a los testigos, según resulta hasta de su propio tenor, y tanto lo comprendieron así los declarantes, que todos ellos limitan sus respuestas a ese particular. Véase ahora cómo respondió Alvarado: «A la décima pregunta dijo: que lo que della sabe es que este testigo ha visto al dicho Baltasar de León andar sirviendo a S. M. en la conquista e pacificación de la cibdad de Concepción, provincias de Arauco y Tucapel, después que mataron al gobernador Pedro de Valdivia, algunas veces: y esto sabe de la pregunta». Ni una palabra sobre la batalla de Andalicán.

 

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«Murieron ochenta y seis soldados, principal gente, que habían ayudado a ganar y poblar todo el reino, y entre ellos muchos hijosdalgo conocidos, como el capitán Sancino, Hernando de Alvarado...» Colección de Historiadores de Chile, t. II, p. 49.

La homonimia en tantos de los conquistadores es una de las dificultades más serias y, a veces, casi insalvable, que se ofrece al investigador de la historia americana de principios del siglo XVI. Ejemplo de lo que decimos es el presente, como bien se deja ya ver por el tropiezo que se presenta al tratar del personaje celebrado por Ercilla. Como él se llamó también uno que fue el hijo mayor de Juan de Alvarado y de Leonor Becerra, vecinos de Mirandilla de Mérida. Pasó a las Indias hacia los años de 1527-28, al Perú en la armada que Pedro de Alvarado llevó de Guatemala, y a Chile con Almagro, trayendo dos caballos. Después de la batalla de las Salinas, una india, su criada, le llevaba a cuestas, herido y desangrado, pero habiendo caído en poder de Hernando Pizarro, le mandó matar, dándole «a manteniente un arcabuzazo en la cabeza, de que le saltaron los sesos, y expiró sin poder decir «Dios valme».

Hay otro Hernando de Alvarado que figuró también en las guerras civiles del Perú, y que murió a manos de los indios. Véase a Diego Fernández, Historia del Perú, t. I, p. 109.

En Chile vivió, asimismo, un capitán así llamado, que fue corregidor de Chillán, y todavía uno más que sirvió en dos ocasiones el gobierno de Chiloé.

 

58

Cfr. Thayer Ojeda, Las antiguas ciudades de Chile, p. 69.

 

59

En su respuesta a la tercera pregunta del interrogatorio, de los servicios de Nuño Hernández Salomón (Documentos inéditos, t. XXIII, p. 222), Alvarado dice «que le vio el día que se dio la batalla ir debajo de su bandera del alférez que se llamaba Soria», peleando, como él, a las órdenes de Alonso de Alvarado.

 

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La prisión de Hernández Girón tuvo lugar el 24 de noviembre y fue decapitado en Lima el 19 de diciembre. Véase a Mendiburu, Diccionario histórico-biográfico del Perú, t. IV, p. 130.

La presencia de Alvarado en todos esos sucesos se acredita por su respuesta a la pregunta quinta del interrogatorio de Francisco de Niebla, que es como sigue: «...dijo: que lo que della sabe es que este testigo sabe e vido cómo el dicho Francisco de Niebla sirvió a S. M. contra la rebelión de Francisco Hernández Girón, y este testigo lo conoció andar en el real servicio, en compañía del capitán Cáceres, e vio este testigo cómo sirvió a S. M. el dicho Francisco de Niebla en la dicha jornada, con muy buenos caballos e armas, hasta que el dicho Francisco Hernández fue desbaratado [en] la batalla de Pucará; e después sabe este testigo que hasta que fue preso e muerto el dicho Francisco Hernández Girón, siempre anduvo en el real servicio el dicho Francisco de Niebla: y que esto sabe de la dicha pregunta». Colección de documentos inéditos, t. XVII, p. 335.