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Thayer Ojeda, Los conquistadores de Chile, t. III, p. 19. En el tomo II, p. 125 de esa misma obra, consta lo relativo a la llegada de Alvarado, dato tomado de un expediente que existe original en la Biblioteca Nacional de Santiago.

 

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Su respuesta a la pregunta 19 del interrogatorio del capitán Pedro de Escobar (Colección de documentos inéditos, t. XII, p. 310) lo manifiesta claramente: «... dijo: que este testigo sabe cómo el dicho capitán Lautaro se rebeló en las provincias de Arauco contra el servicio de S. M. y con gente de guerra vino algunas veces a inquietar y procurar alzar los indios comarcanos y de los términos de esta ciudad, y ensimismo este testigo vio cómo el Cabildo y Regimiento de ella [prueba de que Alvarado se hallaba entonces en Santiago] envió al capitán Juan Gudínez a la resistencia del dicho Lautaro e su gente a las provincias de los promacaes; porque en el dicho tiempo el general Francisco de Villagra, justicia mayor del reino; a cuyo cargo estaba esta gobernación, era ido al socorro de la ciudad Imperial e a tiempo que dicho general volvió con el dicho socorro, andando el dicho capitán Gudínez en la conquista e pacificación del dicho capitán Lautaro, se juntó con el dicho general Francisco de Villagrán e juntos dieron una alborada sobre el dicho Lautaro, donde fue muerto él y muchos indios, en la cual dicha jornada, a lo que se acuerda, [adviértase que declaraba más de un cuarto de siglo después del suceso] sabe este testigo cómo el dicho Alonso de Escobar, padre del dicho Cristóbal de Escobar, se halló sirviendo a S. M. muy principalmente y como lo acostumbran hacer las personas de su calidad, peleando con los dichos indios enemigos como valiente soldado y de mucho ánimo...»

Que se hallaba herido poco después de ese combate, se acredita por su respuesta a la pregunta cuarta del interrogatorio de Hernández Salomón: «y que este testigo, por estar herido en el dicho tiempo, no fue la dicha jornada, mas de que sabe que le vio ir y volverla dicha jornada». La pregunta a que corresponde esta respuesta es un tanto ambigua, pero es manifiesto que Alvarado se refirió en ella a la partida de Villagra para socorrer a la Imperial, viaje que tuvo lugar a mediados de enero de 1557, habiéndose verificado a su regreso el ataque que se dio a Lautaro en Alataquito juntando sus fuerzas a las del capitán Godínez, que había partido de Santiago con el mismo propósito; por esto es de dudar si la herida de Alvarado le fue producida en el mismo ataque de Mataquito, o en alguno de los encuentros que con el caudillo indígena tuvieron en noviembre del año anterior Diego Cano, Pedro de Villagra y Juan Godínez.

 

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Constan estos hechos de sus respuestas a la pregunta sexta del interrogatorio de Hernández Salomón y a la 20 de la probanza de Escobar, que sería inútil repetir aquí.

 

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Sería cosa de nunca acabar si quisiéramos ir justificando punto por punto los diversos acontecimientos en que Alvarado tomó parte. Para enumerarlos aquí nos valemos de los documentos ya varias veces indicados. Nos limitaremos, pues, a demostrar su presencia en esta última batalla, en comprobación de lo que dice el poeta. Contestando Alvarado a la pregunta novena del interrogatorio de Francisco de Niebla (Colec. de docs., t. XXII, p. 325) que es como sigue:

«Iten, si saben que después de haber desbaratado [a los indios] el dicho don García de Mendoza en el dicho río e llano de Biobío, alzó el real y fue marchando a la provincia de Arauco e valle de Millarapoe, adonde asentó su real, y estándo el dicho Gobernador con su gente en el dicho valle, los dichos indios, al cuarto del alba, dieron por dos partes e gran cantidad e número de gente, divididos por dos partes, e pelearon con el dicho gobernador don García de Mendoza fuertemente y con la demás gente...»; respondió: «que la sabe como en ella se contiene; preguntando cómo la sabe, dijo que porque lo vio ser e pasar así como la pregunta lo dice, e porque este testigo se halló sirviendo a Su Majestad en la dicha jornada e batalla en compañía del dicho gobernador don García de Mendoza, y por esto lo sabe».

Contestando a la séptima del interrogatorio de Hernández Salomón, dijo...«y este testigo vido que en el mismo valle que dicen de Millarapue los dichos naturales de guerra se tornaron otra vez a juntar, y una mañana, al cuarto del alba, dieron al dicho Gobernador y capitán otra batalla y fue bien peligrosa, en la cual los indios naturales dieron asimismo desbaratados y muy bien castigados, en lo cual vido se halló el dicho Nuño Hernández con sus armas y sus caballos y pelear en la dicha batalla muy bien, como muy buen soldado, haciendo lo que por su capitán le fue mandado: y esto sabe este testigo, porque se halló en la dicha batalla y lo vido así pasar».

 

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El doctor Bravo de Saravia, que es a quien nos referimos, «dixo que su señoría envió a la cárcel a Hernando de Alvarado, por desacato que en los estrados tuvo en una petición, donde estuvo treinta e tantos días, y el sábado pasado, que se contaron catorce del presente, después de haberse pregonado un perdón general en que S. M. manda que todos los presos sean sueltos, eceptando algunos casos, de los cuales no era el del dicho Hernando de Alvarado, le mandó soltar...»

Un colega de Bravo de Saravia en un incidente que con él tuvo, le recusó, diciendo que se había valido de Alvarado para que presentase una querella contra él. Carta del oidor Torres de Vera (noviembre de 1573). Documento del Archivo de Indias, que en copia tenemos.

 

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Recibo suyo al factor Vega Sarmiento por cierto trigo que se le entregó por cuenta del Rey. MS. original en nuestro poder.

 

67

Thayer Ojeda, Los Conquistadores de Chile; t. III, p. 213.

 

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Al hablar de la patria de Hernando de Alvarado, dijimos que era «montañés»; que debe entenderse en este caso, de la Encartación de Vizcaya. Probablemente, fue, como aquél, oriundo de Colindres.

Que era de nacimiento distinguido o «noble», como le califica Ercilla, consta de las declaraciones de los testigos de su información de méritos. «Caballero», le llama uno de ellos; «hijodalgo», otros.

 

69

Así lo afirma Ercilla (415-1-5:)


Los primos Alvarado, Juan y Hernando.



 

70

Declaración de Juan de Figueroa, Documentos inéditos, t. XVI, p. 20.