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¿En qué día tuvo lugar esta excursión de Ercilla? No es posible señalarlo con toda fijeza; pero si tenemos presente que al alojamiento llegó el ejército el 9 de noviembre; que antes de partir transcurrieron «después algunos días», y, por fin, que la luna se hallaba entonces en su cuarto creciente, acaso podría referirse esa fecha al 16 de ese mes, en el cual la luna entró en aquella de sus fases.

 

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Mariño de Lobera (página 213) habla de que la batalla de Millarapue se libró «en los postreros días del mes de noviembre», y tal dato se halla, así, en perfecto acuerdo con la cronología que trae Ercilla en su marcha del ejército; pero aun es posible comprobarla con más precisión. Dijimos que su partida del campamento al pie de la cuesta se verificó, según la cuenta que sacamos de sus datos, el 27; el poeta no señala en seguida otro antecedente cronológico hasta el alojamiento de Millarapue, a donde dice solamente que llegaron «una tarde que el sol ya declinaba»; por lo que va a verse, esa tarde fue la del día que señalamos en el texto.

 

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Seguimos en todo esto el relato de Ercilla, muy condensado, pero cuyos detalles sería harto Prolijo de escribir y se hallan, por lo demás, en Góngora Marmolejo (Historia, capítulos XXV y XXVI), que formaba parte del ejército, y aun más circunstanciados en el libro del señor Errázuriz (Don García, capítulo X.) Para que se juzgue de cuánta exactitud hay en las condensadas estrofas del poeta, tomemos al acaso, por ejemplo, lo que dice en los versos quinto y sexto de la tercera estrofa de la página 407:


[...] nos partimos
desmintiendo los pasos peligrosos.



Véase ahora lo que refiere Góngora Marmolejo. A renglón seguido de haber dado cuenta de la exploración realizada por Remón y Arnao Cegarra; dice: «Después de esto, envió al capitán Rodrigo de Quiroga que tomase lengua de un fuerte, en donde decían estar juntos los indios esperándole. Yendo su camino, llegó a un paso cerrado con muchos árboles grandes cortados, que junto al camino los había criado naturaleza; estos árboles cayendo, cerraban el camino, de suerte que no se podía pasar por él; sino era quitando aquel impedimento... Después de haber reconocido lo que convenía, se volvió y dijo a don García era trabajoso llevar el campo por aquel camino...» Página 73.

 

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Esta distribución del ejército indígena, indicada por Ercilla en La Araucana; la repite en su respuesta a la pregunta 8 del interrogatorio de Irarrázabal (Documentos, p. 31:) «en el valle de Millarapue volvieron otra vez tres escuadrones de indios a dar en los españoles...»

 

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Así lo recuerda él (428-2-1, 2:)


Que, como os dije, el escuadrón postrero,
adonde por testigo yo venía...



 

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Respuesta suya a la pregunta 6 del interrogatorio de Tristán de Silva (Documentos, p. 103:) «...dijo que este testigo se halló en el valle de Millarapue que la pregunta dice..., la cual dicha batalla fue la más sangrienta que hubo en toda aquella jornada...»

 

127

Ercilla se limita a decir (438-2-5-) que llegaron allí «sin desmán ni impedimento», callando el tiempo que duró la marcha, que consta de la Historia de Góngora Marmolejo: «Después que don García desbarató los indios en Millarapue, y hecho castigo en los que tomaron a prisión, partió con su campo la vuelta de Tucapel, unas veces por buen camino, y otras por malo, tal cual las guías que le llevaban le decían. Llegó en tres jornadas a la casa fuerte que Valdivia en su tiempo allí tenía, que sella no parecía más de sólo las ruinas». Página 76.

 

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Dice Ercilla (435-3-1:)


Levantamos un muro brevemente...:



tan exacto en todo, en medio de la concisión con que apunta los hechos, que véase por lo que cuenta Góngora Marmolejo (página 77) si tal escribió con verdad: «Hízose esta obra con tanta brevedad, que no es creedero decillo, porque, sacar la piedra y traella a los hombros, hacer la mezcla y asentallo, todo fue acabado en tres días».

Ercilla, por lo demás, refiere que por su persona tomó parte en aquella faena: «...este testigo se halló en hacer el dicho fuerte de Tucapel, donde se trabajó mucho personalmente, sin exceptuar ninguno...» Documentos, p. 103.

 

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En la página 435-3-1, 2, de nuestro texto del poema se lee:


Una mañana, al comenzar del día
saliendo yo a correr aquella tierra...



Insiste Ercilla (450-4-7, 8) en recordar en términos generales, que siguieron


Haciendo sin parar corredurías
por les vecinos pueblos y alquerías.



El detalle de algunas de ellas, que fueron, en realidad, de cierta importancia, no es de nuestro resorte, pero su relación podrá verla quien se interese por conocer esos episodios en el capítulo XI de Don García del señor Errázuriz.

 

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Habla el poeta (462-5:)


Sabed, sacro señor, que yo venía
con algunos amigos y soldados,
después de haber andado todo el día
en busca de enemigos desmandado;
mas, ya que a nuestro asiento me volvía
con diez prisiones bárbaros atados...



Podría aún señalarse la fecha de esta excursión de Ercilla, pues dice, (462-1-2) al contar el asalto de los indios en la quebrada de Purén, que tuvo lugar el 20 de enero de 1558, que el indio que allí se ofreció a salvarle


Ganado no había un mes en buena guerra;



luego, se verificó en los últimos días de diciembre de 1557.