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11

Fija Garibay la muerte de García de Ercilla en el 29 de septiembre: véanse en la nota 45 de la Ilustración IV los motivos que tenemos para anteponer en algunos días esa fecha.

Que Alonso y, por de contado, su familia, se encontraban por esos días en Dueñas, aparece de manifiesto por la declaración de Juan Ibáñez de Aróztegui; en la que afirma que le vio allí en casa de sus padres. Página 71 de la información de Ercilla para armarse caballero de Santiago.

 

12

«viéndome huérfano de padres (sic)...» Página XIII del texto del poema.

 

13

En Becerril, a 30 de septiembre de 1534. Página 16 de los Documentos.

 

14

«Le vio, siendo muy niño, en Bobadilla»; «le vio criar y alimentar en esta villa de Bobadilla...», declaraba, en efecto, Juan Merino, alcalde de ese pueblo en las pruebas de Ercilla para armarse caballero de Santiago, p. 126.

 

15

Buen indicio de lo que decimos es el recuerdo que para ella tiene en La Araucana, cuando, sin duda, aplicándolo a sí mismo, dice, (265-2-6) con ocasión del peligro en que se vio de naufragar cerca de Talcaguano:


Quién hace voto expreso, quién promesa,
Quién dula ausente madre se despide...  5



 

16

«Pajes del Príncipe fueron los hijos de los grandes e principales caballeros de aquestos reinos», dice Oviedo hablando del príncipe don Juan en su Libro de la Cámara Real, Madrid, 1870, 4.º, p. 18.

«En aquella ocasión, ni faltaron tampoco, observa Prescott, buen número de jóvenes de las principales familias que deseasen tomar parte en la expedición, pues se hizo punto de honra entre la nobleza el alistar en ella a sus hijos y parientes», Traducción de Rosell, t. I, p. 50.

Trata por extenso todo lo relativo a los pajes Diego de Hermosilla, autor de un Diálogo entre Medrano Page, y Juan de Jorza mercader, de la vida y tratamiento de los Pages de Palacio, y del galardón de sus servicios, fechado en 1543, manuscrito en folio que cita Nicolás Antonio (Biblioleca Hispana Nova, I, p. 289), y del cual Rodríguez Marín ha dado a conocer algunos párrafos en sus últimos comentarios al Don Quijote.

 

17

«Se consagró Ercilla al servicio de Felipe II, lo notó ya Hayley, con el más heróico entusiasmo, si bien ese era un amo que bien poco merecía tan generosa devoción». Ya tendremos oportunidad de volver sobre este punto.

 

18

La Araucana, (2-4-1):


Y haberme en vuestra casa yo criado,
Que crédito me da por otra parte...



 

19

Canto IV, página 73, estrofa cuarta. Ercilla le celebra como cronista, sin expresar que fuera su maestro, hecho que consta del siguiente pasaje de la Miscelánea de don Luis Zapata, que iba también entre los pajes que acompañaron al príncipe D. Felipe a Flandes, al hablar de una tormenta que hubo en Malinas en 1546, «cuyo destrozo, dice, vimos juntos yo y el doctísimo y excelente varón el maestro Estrella, que fue siempre mi honorable huésped aquella jornada», (página 311).

Pero, si esto no fuera bastante a comprobarlo, ahí está una nota tomada del Archivo de Simancas y publicada por Paz y Melia (prólogo del libro de Calvete intitulado Rebelión de Gonzalo Pizarro en el Perú y vida de D. Pedro Gasca, p. XXI), que es como sigue: «Tres años después (1545) el tesorero del príncipe. Francisco Persoa, acreditaba en sus libros el pago de 79,742 maravedís que importaban los libros que Cristóbal de Estrella, maestro de los pajes del príncipe D. Felipe, había comprado en Salamanca y Medina del Campo».

Algunas noticias biográficas y la bibliografía de Calvete insertaremos en la Ilustración VIII al llegar a la estrofa que ya dijimos que Ercilla le consagraba.

 

20

«Don Alonso de Ercilla, aunque por la ocupación de las armas no pudo acaudalar la erudicción que para estos estudios se requiere con todo este, en La Araucana mostró un gran natural y espíritu con fecunda y clara facilidad». República Literaria, ed. de Madrid, 1790. 8.º, p. 39.