Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

361

Id. de Sancho de Corroza, fechada en Nápoles el 8 de mayo, que certifica en ella que hasta ese día, Ercilla «había residido en esta ciudad de Nápoles, donde hasta hoy está al presente una parte dellas» [de las galeras]. Documentos, p. 170.

 

362

Garibay, Documentos, p. 525, quien da como único móvil de la ausencia de Ercilla el de continuar «sus largas y belicosas peregrinaciones», con deseo esa vez de hallarse presente en el socorro de la Goleta.

 

363

La Araucana, canto XXVII, 444-3-5.

 

364

El cronista señala como fecha de esa audiencia el día 6 de abril de 1575, que, indudablemente, está equivocada, pues acabamos de ver que Ercilla se hallaba aún en Nápoles el 8 de mayo; y, según eso, ha debido de ser en junio, el 6, si el error no abarca también el día.

Deseosos de saber si el Embajador hubiese hecho alguna mención de esta entrevista de Ercilla con el Pontífice, registramos toda su correspondencia de ese año, que se halla reunida en el legajo 925 de Papeles de Estado en el Archivo de Simancas, sin lograr lo que buscábamos. Advertiremos también aquí, ya que la ocasión se ofrece, que igual resultado negativo nos dio el examen del legajo 808, que contiene documentos del viaje de Felipe II a Inglaterra en 1554, los de Alemania, de 1573 y 1575, y los de este último año hasta 1577, de Italia, Milán y otros estados de aquella nación, en ninguno de los cuales se recuerda a Ercilla.

 

365

He aquí la prueba de lo que afirmamos. En carta de Pedro de Gámez para el Embajador, fechada en Viena a 16 de diciembre de 1575, le dice: «Ya había días que tenía el señor don Alonso de Ercilla su carta cuando yo tuve la de V.S., de donde infiero lo que atrás digo y que se abrió mi pliego, de que me doy poco, pues fue en aquella casa; el dicho señor ha muchos días que ensilla y no acaba de cabalgar; él se debe entender» [referencia al hermano del que escribe]. Archivo de Simancas, legajo 1515 de Venecia.

 

366

Documentos, pp. 526-527.

 

367

Desde principios de octubre de 1574 a mediados de junio de 1577. Su presencia en Madrid el 21 de ese mes se acredita por el recibo que, en unión de doña María, su mujer, dio a Juan de Matallana de los corridos de uno de los juros de doña Marquesa de Ugarte. Documentos, n. CXXII.

Por el término del viaje de Ercilla y por lo que veremos que ocurrió en una circunstancia análoga, abrigamos la sospecha, por no decir certidumbre, de que su verdadero propósito fue el de cobrar del Emperador y su mujer los dineros que no había podido obtener hasta entonces por medio de apoderado.

 

368

Muy pocos días después de la partida de Ercilla, doña María, por exigencias de los recaudadores de los puertos de Deza y Arcos, que se negaban a pagarle los caídos de lo que en las rentas de ellos le tocaba cobrar, hubo de otorgar escritura obligándose a que devolvería lo que se le entregase caso de haberlo recibido su marido: argucia que implicaba el deseo de evitar o postergar el pago, pero que doña María supo rebatir en tiempo y forma. Véase la escritura pública de 19 de octubre de 1575 (n. CXIV de los Documentos) en la que, como en otras de su mano, llama a Ercilla «su señor».

Le había tocado también gestionar en juicio el cobro de unos cuatro mil reales que don Jerónimo de la Caballería debía a Ercilla, exigió también los gastos del pleito, y señaló un depositario para ellos, de cuyo poder los recibió en 17 de marzo y 4 de abril de 1576. Documentos, n., CXVI.

 

369

La información que con tal motivo rindió doña María en 10 de diciembre de 1575 reviste interés, por cuanto pone de manifiesto la servidumbre que la atendía; así, llegamos a saber que era su escudero Pedro Vélez de Guevara y su paje Lope Ortiz. Tenía también a su servicio un criado, sin contar, de seguro, las mujeres.

El esclavo ése fue recuperado, pero siguió dando que hacer en la casa, hasta que Ercilla tomó al fin el temperamento de entregarlo en depósito por cierto tiempo, por escritura pública de 22 de febrero de 1581, en la cual se lee que al negro se le tenía «con una argolla de hierro con un virote que le sube encima de la cabeza, con una cadena grande de hierro puesta al pie con una argolla de hierro...» ¡Tal sería él!

 

370

De Aponte de Quiñones habla Garibay en sus Memorias, p. 383, en estos términos: «Freile de la misma Orden del Convento de Uclés, natural del Villarejo de Salvanés, capellán de Su Majestad, gran religioso y muy docto teólogo... y después, en principio del año futuro de 1585, vino a ser obispo de Oviedo, con méritos de muy mayor silla».