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401

Tan familiar era el hecho para Ercilla, que, al relatarlo, se olvidó de apuntar el año en que ocurrió, que ya sabemos que fue el de 1582.

La armada del Marqués de Santa Cruz había partido de Lisboa el 10 de aquel mes. Antonio de Herrera, Cinco libros de la historia de Portugal, etc., que será la obra que tengamos presente para comparar los dictados del poeta con los de aquel prolijo y verídico cronista.

 

402

«... la que llevaba el Marqués de Santa Cruz... con la mejoría del tiempo descubrió a los veinticinco la isla de San Miguel...» Hoja 165 f.

Y en otro lugar: «los de la gavia del galeón San Martín, que era capitán de la armada española, descubrieron navíos hacia Punta Delgada...» Hoja 167 vlta.

 

403

Herrera no habla de la distancia a que las armadas se avistaron; que prima facie pudiera parecer exagerada por el autor del romance. Para calcularla hay que tener en cuenta la altura a que se coloca el observador; así, por ejemplo, siendo de seis metros, pongamos por tal la cubierta de una nave moderna de mediano tamaño, se domina un horizonte de 4,787 metros. Situado el vigía en una de las cofas, claro está que domina uno mucho más vasto.

 

404

Las naves y galeones de los españoles eran 72, según Herrera; las francesas, entre grandes y pequeñas avistadas por ellos, más de 60, aunque menores de tamaño. «...de los cuales, como iban saliendo a la mar, se habían contado más de sesenta velas, entre grandes y pequeñas, determinaron de pelear, confiados en el valor de sus soldados, y en la grandeza de los navíos que llevaban...» II. 168 fr.

 

405

Así está escrito también en Herrera el apellido Strozzi, y no sin razón castellanizado su título de marechal, pues el de mariscal tenía en España un significado que no correspondía exactamente al que se le daba en Francia.

 

406

Barloviento, conservado en su forma primitiva uno de los componentes de esta voz, que hoy se dice barlovento, y que el léxico no registra en aquella forma.

 

407

«El otro día por la mañana los franceses, con el viento en favor, y con gran gallardía, repartida su armada en tres escuadras, fueron a embestir a los españoles; y este acometimiento hicieron tres veces sin executarle, y así estuvieron las dos armadas cerca la una de la otra sin hacer más que tirarse alguna piezas de artillería, hasta medio día, que volvieron los franceses a querer acometer, pero no lo hicieron...

»Martes a veinticuatro, deseando los unos y los otros venir a las manos, cansados los españoles de verse de aquella manera sin poder ir adelante ni atrás, y teniendo también los franceses el viento en favor, acometieron otras dos veces, y sin ejecutarlo, se fueron la vuelta de la isla, aunque esta vez se acercaron los franceses más que nunca, y se tiraron muchos cañonazos».


Hojas 169 y 170.                


 

408

Desencasar, anticuado, por desencajar.

 

409

Barloar, que hoy se dice abarloar. Atracarse dos embarcaciones poniéndose de costado contra costado. En la misma forma usada por Ercilla se encuentra también en Herrera (hoja 173 vuelta:) «...y acudiendo sobre ella, se vinieron a hallar capitana con capitana, proa con proa y barloaron combatiéndose de ambas partes valerosamente con el artillería, mosquetería, arcabucería, pedradas, armas enastadas y fuegos artificiales por espacio de una hora».

 

410

«Andaba, mientras se peleaba, el Marqués de Santacruz por todas partes animando la gente, haciendo dar cargas a los enemigos, y previniendo y ordenando lo que más convenía...» Hoja 174 frente.