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ArribaAbajoCanto decimoquinto


En este canto se trata de las crueles y terribles muertes que los indios daban a los cristianos cautivos


    De aquello que una vez se hubo estrenado,
el vaso nuevo guarda, como vemos,
el gusto y el olor; lo que es usado
por largo tiempo, en hábito tenemos,
y tanto en natural se ha transformado,  5125
que siempre con lo tal bien nos habemos;
y así dejar costumbre muy usada
es cosa muy difícil y acabada.
-111r-

    Oí, cierto, una cosa muy galana
de un hombre cuartanario, que decía,  5130
teniendo ya salud entera y sana,
que sin gusto y contento ya vivía;
estaba ya tan hecho a su cuartana,
que por falta su absencia la tenía.
Mirad qué es la costumbre, y de qué suerte,  5135
que dicen que mudarla es par de muerte.
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    Estoy ya tan cursado en esta historia
en males infortunios y descuentos,
que aquello que tuviera otro por gloria,
tratar del enemigo y sus lamentos,  5140
no daba tanto gusto a mi memoria;
y así me parecía los acentos
faltaban por tratar yo de alegría,
por do vuelvo a cantar como solía.

    La gente desdichada zaratina  5145
de la esperanza estaba muy colgada;
el que esperando está siempre imagina
la cosa que le está más apropiada;
y cuando ve mudanza repentina,
tras ella su memoria va guiada,  5150
que el ánimo dudoso tiene aquesto,
que acá y allá se muda muy de presto.
-111v-

    Estaban congojosos, esperando
que vuelvan los navíos al concierto,
ya viene Melgarejo navegando,  5155
dejando la más gente allá en el puerto.
El buen Capitán entra pregonando
que el perro Zapicán quedaba muerto,
y que iba ya huyendo de corrida
su ejército y su gente de vencida.  5160

    Con placer le reciben de alegría,
y todos con la nueva se alegraron,
el roto campo y gente, artillería,
en la zabra y bajeles embarcaron.
La zabra el Uruguay entrado había,  5165
el cual los pilotos no acertaron;
ni basta izar trinquete, ni el antena,
que fuertemente encalla en el arena.
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    Los bergantines suben prestamente
a descargar el hato que llevaban,  5170
el Guaraní acudiera diligente
a ver que los cristianos esperaban.
Recibidos de paz, y prestamente
los indios a su casa se tornaban,
y en breve a dos cristianos han traído,  5175
y que otros dos traerán han prometido.
-112r-

    Venidos los bajeles y buen viento,
la zabra desencalla del bajío
sin recibir de aquesto algún tormento,
que piedras por aquí no tiene el río.  5180
Al puerto se llegó con gran contento,
a donde el Guaraní volvió con pío
de haber de los rescates castellanos,
y trajo por rescate dos cristianos.

    El capitán Garay hecha tenía  5185
a Juan Ortiz la casa en que viviese,
y cada cual la suya se hacía,
por tener un rincón do se metiese.
El Juan Ortiz en éste proveía
que de hoy en adelante se dijese  5190
y nombrase Vizcaya el Argentino.
¡Mirad el ambición del vizcaíno!

    Después al Paraguay determinaba
que vayan a traer mucha comida.
Al capitán Garay acompañaba  5195
Rui Díaz, que procuran la manida
de Cayú, que en las islas habitaba.
Allá los dos caminan de corrida,
primero con Chanaes encontraron,
y de ellos dos o tres aprisionaron.  5200
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-112v-

    De aquí los dos pasaron adelante
en busca de comida; y en el río
que dije Igapopé, do está triunfante
el indio Guaraní, que es un gentío,
como hemos dicho ya, en maña pujante,  5205
sin otra presunción ni desafío,
en los indios asalto dan bravoso
cuando el sol alumbraba luminoso.

    Habían estos indios abscondido
sus hijos y mujeres, y pensaban,  5210
en viendo algo seguro su partido,
en nuestra gente dar, y así hablaban
diciendo pocos son; mas fue sabido
el falso que en secreto concertaban,
y así salen huyendo por las vegas,  5215
dejando de maíz muchas hanegas.

    Tres casas y buhíos se dejaron
con doscientas hanegas bien colmadas
de maíz, y otras cosas que se hallaron,
y estaban so la tierra sepultadas.  5220
Los soldados las casas les quemaron,
y fueran con los nuestros ya quemadas
de un indio que lo andaba maquinando,
si no estuviera Arévalo velando.
-113r-

    El capitán Garay con sus soldados  5225
camina a la Asumpción con mucha prisa.
El capitán Rui Díaz (bien cargados
los suyos de comida y de la presa,
que fueron cuatro indios señalados,
y entre ellos de Cayú un hijo) atraviesa  5230
a donde está el real, y en breve allega,
y la comida y presa toda entrega.
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    La nave vizcaína se me aqueja
que de ella no me acuerdo; está plantada
allá en un arenal, a do la deja  5235
Juan Ortiz de gente mal poblada.
Paréceme que queda como oveja
a lobos deshambridos entregada;
de cuando en cuando van a visitarla,
mas la gente se teme de guardarla.  5240

    Y no quiero culparles, pues que tiene
cualquiera, acá do estamos, sobresalto,
pensando cada cual que le conviene
rogar a nuestro Dios que de lo alto
envíe su socorro, que si viene  5245
a dar el enemigo algún asalto,
sin duda perecemos, porque vana
la guarda es sin la guarda soberana.
-113v-

    Un caso contaré, que manifiesta
en su tanto y manera esta sentencia,  5250
de cómo humana guarda poco presta
si está en contra divina Providencia.
Sucede a media noche una molesta
y triste desventura, diligencia
no basta a le impedir, porque la casa  5255
de Juan Ortiz se torna hecha brasa.

    Al punto que la gente reposaba,
un fuego se emprendió; el Adelantado,
según pareció ser, despierto estaba,
a prisa sin parar se ha levantado.  5260
El viento al fuego fuerza acrecentaba,
la casa y cuanto tiene se ha abrasado,
que mientras más va, el fuego más se atiza,
y vuelve todo en polvo y en ceniza.
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    ¡Eterno Dios!, que azotas y castigas  5265
los hombres por razones exquisitas,
¡qué de tormentas, hambre, sed, fatigas,
trabajos, guerras, cosas infinitas
he visto! Y sé Señor, que más obligas
aquel a quien castigas, y lo incitas  5270
a que ande entero siempre en tu servicio,
mas no conoce el malo el beneficio.
-114r-

    Metiose Juan Ortiz en su navío,
adonde su hacienda está guardada;
no cura de hacer ya más buhío,  5275
que la zabra la tiene por morada.
La guarda se le hace junto al río,
la gente por el campo está poblada
en sus chozas de paja, sin abrigo,
con no poco temor del enemigo.  5280

    Al arma un día se toca, alborotados
a todos los veréis, porque asomaban
el piloto mayor y los soldados,
que la nave sin guarda la dejaban.
A todos los veréis amedrentados,  5285
las damas y doncellas lamentaban,
los hombres desmayados, suspirando
andaban por la plaza divagando.

    Llegó, pues, esta gente que guardaba
la nave vizcaína, y en llegando  5290
al piloto unos grillos luego echaba
el Juan Ortiz, la cosa exagerando.
El preso su venida disculpaba,
el miedo por excusa presentando,
diciendo que en la nave a la ventura  5295
estaba, y beneficio de natura.
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-114v-

    Aquel Cayú que dije, que huyendo
salió con los demás, y que dejara
captivo el hijo, vuelve ya corriendo,
el río Uruguay atravesara.  5300
Algunos de los suyos le siguiendo
a Juan Ortiz pescados presentara,
con lágrimas y ruegos significa
lo que con alma y vida le suplica.

    Que en rescate del hijo una graciosa  5305
mozuela tome pide, así pensando
cumplir su voluntad tan deseosa,
su rostro y hermosura exagerando.
Y dícele la tome por esposa,
y mientras él está aquesto tratando,  5310
el Juan Ortiz la moza recibía,
y al indio sin su hijo en paz envía.

    En este tiempo, ¡oh cosa lastimera!,
flecharon al dichoso Chavarría.
Aquéste a los Chanaes les cupiera,  5315
al tiempo que la presa se partía.
Ordenado de grados supe que era,
versado en natural filosofía,
discreto, sabio y muy caritativo,
de mucha habilidad y seso vivo.  5320
-115r-

    Es justo déste quede gran memoria,
que su fin lo merece lastimoso,
y pues llevó la palma de victoria,
gozoso le nombremos y dichoso.
Yo espero nuestro Dios le dio la gloria,  5325
que yo le conocí por virtuoso,
y oídme aquesta grande maravilla,
que más me mueve a envidia que a mancilla.
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    Sacáronle los indios del poblado
en un pantano grande anegadizo,  5330
y en un palo le ponen amarrado,
y flechas dan en él como granizo.
Quedó en breve tiempo tan cuajado
cual vemos el pellejo del erizo
de sus agudas puas, tal estaba,  5335
y con esfuerzo grande así hablaba.

    «Eterno Dios, el alma te encomiendo,
que el cuerpo miserable que padece
(aunque está este tormento padeciendo),
mayor por mis pecados él merece».  5340
Estando estas palabras él diciendo,
el bárbaro cruel más se embravece,
y Chavarría en Cristo contemplando
el Miserere mei está cantando.
-115v-

    Cual suelen cazadores por el soto  5345
con perros y sabuesos vocería
alzar, así hiriendo a este devoto
el crudo barbarismo lo hacía.
Estaba ya su cuerpo todo roto,
la sangre hilo a hilo dél corría,  5350
mas él no deja el canto de consuelo,
que espera de tener paga en el cielo.

    Y oíd, mi buen Señor, aquí otra cosa
que tiene en confusión a estos paganos
por ser a vista de ojos espantosa,  5355
según lo refirieron tres cristianos.
Captiva uno esta gente perniciosa,
y sácanle los ojos, pies y manos
le cortan con malvada y gran fiereza,
y dicen que está vivo. ¡Qué grandeza!  5360
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    Juan Gago este cautivo se decía;
de Guadalupe mozo virtuoso,
en Logrosán, mi patria, me servía
al tiempo que dejara yo el reposo.
A la Virgen purísima María  5365
de Guadalupe dice este dichoso:
«En este punto sed vos mi abogada»,
y acude a su costumbre tan usada.
-116r-

    Dios sabe cuánto yo lo he procurado
sacar de cautiverio por mil vías,  5370
y el trabajo y las hambres que he pasado
andando tras los indios muchos días.
En muy grandes trabajos me he arrojado
por mi propia persona, y con espías,
y nunca he sido en ello de provecho.  5375
Acaso Dios hará con él su hecho.

    Juan Barros de los indios fue cautivo,
en tiempo de don Pedro, en los Beguaes.
Mataron otros, mas aquéste vivo
criaron, que era niño, y a Chanaes  5380
le venden (aqueste hombre de que escribo
algún tiempo traté). Chiriguanaes
le cautivan, y tiempo mucho estuvo
entre ellos, y mujer e hijos tuvo115.

    Aqueste Juan de Barros cierto vide  5385
que hizo gran provecho a los cristianos,
que Dios todas sus cosas siempre mide
con divinos secretos soberanos.
No sabe el triste hombre lo que pide,
lo más cierto es dejárselo en sus manos;  5390
esta consideración en verdad hago
en el negocio siempre de Juan Gago.
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-116v-

    Estaban, sin los dichos, más cautivos
que asimismo mataron estos perros,
empalando y flechándolos aún vivos,  5395
y también desgarrándolos con hierros,
y por mostrarse crudos y nocivos
en vida a muchos meten en entierros,
a do mueren de hambre, cruda, perra,
y vivos sepultados so la tierra.  5400

    Aquí quiero no quede por olvido
un caso que me viene a la memoria.
Del grande Patriarca enriquecido
de bienes duraderos en la gloria,
seráfico Francisco ha merecido  5405
un hijo suyo palma de victoria,
en tiempo de don Pedro le mataron,
y el caso de esta suerte me contaron.

    Estando este bendito religioso
hincado de rodillas en el suelo  5410
con grande devoción, el envidioso
Agaz, tirano indio, sin recelo
le flecha, mas al punto un luminoso
nublado descender se ve del cielo,
y en él subir a todos parecía  5415
una doncella, bella en demasía116.
-117r-

    Los indios con aquesto se espantaron,
de suerte que a él con otros compañeros
que habían muerto a todos enterraron,
llorando porque fueron carniceros  5420
de aquel bendito fraile que mataron.
Y están en su temor hoy tan enteros
los descendientes de ellos, que recelo
tienen que les venga fuego del Cielo.
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    A nuestra historia, pues, dando la vuelta,  5425
Cayú de su hijuelo deseoso
tras el Garay se fue, que a vela suelta
el río arriba iba sin reposo.
Y cuenta cómo al hijo no le suelta
el Juan Ortiz, y pídele lloroso  5430
que le escriba una carta, en que le ruegue
que su querido hijo se le entregue.

    Es Yamandú en aquesto el trujamante,
que es primo del Cayú; muy confiado
está, porque poniéndose delante  5435
de nuestro Juan Ortiz, Adelantado,
hará con su saber y buen semblante
que quede Juan Ortiz bien engañado.
Mas uno piensa el bayo (allá en Castilla
se dice) y otro es el que le ensilla.  5440
-117v-

    Con prisa Cayú vuelve en compañía
del falso Yamandú, que confiaba
que muy presto al sobrino llevaría,
que Garay en sus cartas lo rogaba.
Con ánimo gallardo y alegría  5445
al Capitán el preso demandaba;
la gente dice toda, pues tenemos
el pájaro en la mano, ¿qué hacemos?

    No quiero referir las opiniones,
juicios y pareceres diferentes  5450
que había en el real, y locuciones,
coloquios y corrillos entre gentes;
todos daban sus causas y razones,
al parecer de muchos suficientes;
de Yamandú se trata, si conviene  5455
se prenda, o que se vuelva como viene.
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    El Yamandú, como hombre cauteloso,
procurando librar a su sobrino,
mostrose muy alegre y muy gozoso,
y dice a Cayú vuelva su camino,  5460
porque él está ya ha días deseoso
de estar entre cristianos, y así vino
con fin de bautizarse y ser cristiano;
y de esta suerte habla al primo-hermano.
-118r-

   «Cayú, bien ves cual quedo entre cristianos,  5465
y tu hijo también. Ten buena cuenta
que guardes de malicia bien tus manos,
y cosa contra aquesto no se sienta.
Que tratas con los indios zapicanos,
ni Guaraní por pienso en tal consienta,  5470
que al punto que haya tal, entrambas vidas,
de tu hijo y de mí, serán cumplidas.

    »Yo quedo con contento y alegría,
así se lo decid a mis parientes.
Mirad que mucho ha que yo os decía  5475
que habían de venir de lejos gentes.
Dejados de esa vana fantasía,
mirad que no podéis ser tan valientes
que deis cabo de tantos. Sed ya buenos,
poned a vuestras almas duros frenos».  5480

    Con esto y otras cosas que hablaba,
el falso Yamandú disimulando
su pretensión fingida procuraba,
diciendo desear ser bautizado.
Y tanto esta ficción suya duraba,  5485
cuanto de la Asumpción se hubo llegado,
como diré después, que agora siento
en Santa Cruz un mal levantamiento.
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-118v-

    Tratemos dél agora, que sucede
en tanto que lo pasa el zaratino  5490
muy mal, y yo aseguro que bien puede
ponerse el de Toledo ya en camino,
si no quiere ser causa de que ruede
don Diego con su gente al Argentino,
y con su rueda dé tal estampida  5495
que el Perú venga todo de caída.
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ArribaAbajoCanto decimosexto


Levántase don Diego de Mendoza en Santa Cruz de la Sierra; sale el virrey don Francisco de Toledo del Perú con gran ejército en su demanda


    Con su saber astuto y cauteloso,
sintiendo la pujanza que Adán117 lleva,
y viéndose no ser tan poderoso
que pueda entrar con él en lucha y prueba,  5500
en el jardín de vida deleitoso
Satán tomó por medio nuestra Eva,
que vencerle sabía no pudiera
si solo la batalla acometiera.
-119r-

    Contra el hombre quedó Satán tan diestro  5505
que si vencerle quiere con pujanza,
como viejo, sagaz y gran maestro,
en una mujer pone confianza;
y el caso que no puede muy siniestro,
por medio de mujer puede y alcanza,  5510
de modo que de diez partes de males
los nueve con mujer causa cabales.
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    Cuán claro aquesto vemos en el cuento
del pobre de don Diego y de Zurita,
pues sólo por poner mujer asiento  5515
en el iglesia, y que otro se lo quita,
se comenzó tan gran levantamiento
que al reino del Perú plata infinita
le cuesta, y aun buen triunfo le costara
si118 el de Toledo no lo remediara.  5520

    Las mujeres de aquestos dos trabadas
comienzan de sembrar tan gran cizaña
que, yendo ya las cosas mal guiadas,
se fragua en poco tiempo gran maraña.
El Zurita tenía desganadas  5525
las gentes, y a don Diego el diablo engaña.
Al Zurita que manda allí prendía,
y al Audiencia Real preso le envía.
-119v-

    Un Diego Gómez, hombre marinero,
con su pretensión mala le traía  5530
al pobre de don Diego al retortero;
el Cabildo en aquesto le elegía
en el lugar que estaba de primero
Zurita, que a los Charcas ido había.
Pues veis Gobernador don Diego alzado,  5535
y el propio del gobierno despojado.

    Don Diego a los alcaldes prende luego
con otros que condenan su designo,
y viendo alborotado andar el juego,
los Salazares salen de camino.  5540
La nueva al Perú vuela como fuego,
y el don Diego con grande desatino
mató a los Salazares, procurando
quedarse para siempre gobernando.
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    Don Francisco, virrey de tanta fama,  5545
y en servicio del Rey muy estimado,
sabido este negocio, echa derrama,
y en breve grande ejército ha juntado.
A gente de valor y suerte llama,
y el hecho con presteza concertado;  5550
la cordillera se entra muy pujante
echando un caballero de delante.
-120r-

    Aquéste es don Gabriel, que de su tierra
y sangre hereda esfuerzo placentino119.
A Santa Cruz le envía de la Sierra  5555
con gente de la suerte que convino,
a que rompa por paces o por guerra
del triste de don Diego su destino.
Después, dando la vuelta, que pretenda
en Ibitupuá ganar hacienda.  5560

    Don Francisco se va por otra parte,
por Presidente queda el de quiñones.
Aqueste caballero con gran arte
el Audiencia regía y escuadrones,
temiendo de su industria el fiero Marte,  5565
de su sagacidad y discreciones,
que tanto era el ardid que allí mostraba
que en la guerra las letras encumbraba.

    A don Diego la nueva llega en esto
que de parte del Rey se hace gente,  5570
de Santa Cruz se sale muy de presto
a las horcas de Chaves diligente.
En llegando despacha muy de presto
en casa Ibitupuá, indio valiente,
diciéndoles se junten mano armada  5575
y no den al Virrey paso ni entrada.
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-120v-

    Que si el Virrey se le entra por la tierra,
que vivirá en eterna servidumbre;
que habrá de conquistar toda la sierra
sin dejar lo más alto de la cumbre;  5580
que ahora podrá bien darle la guerra
para librarse de esta pesadumbre;
que perfecta prudencia es y cordura
gozar en la ocasión la coyuntura.

    El indio le responde que guardase  5585
su tierra, y que jamás no pretendiese
que en cosa con los suyos le ayudase,
que allá don Diego solo se lo hubiese.
Que no tiene temor que nadie entrase
en su tierra, por fuerza que trajese,  5590
que de ánimos constantes tiene un muro,
y fuerza, con que vive muy seguro.

    Ibitupuá, o viento levantado,
aqueste indio se llama; es de gran brío,
magnánimo, valiente y esforzado,  5595
de muy grande valor y señorío.
En grande rectitud tiene su estado
sujeto por su esfuerzo y poderío.
En toda la comarca es muy temido,
y muchos favorecen su partido.  5600
-121r-

    Entre los suyos hizo llamamiento,
y desque a todos juntos los tenía,
les hizo un concertado parlamento,
diciéndoles el fin que pretendía.
«Aquesta tierra», dice, «es nuestro asiento,  5605
a nadie de derecho otro venía.
Por tanto el nuestro propio defendamos
y la vida por él todos pongamos.
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   »Yo he puesto diligencia en mis agüeros,
y hallo buen presagio en cuanto veo,  5610
y espero que saldrán bien verdaderos,
cortados a medida del deseo.
Y veros tan valientes y guerreros
cual sé lo sois, y siempre yo lo veo,
me pone nuevas fuerzas y me anima  5615
a conquistar los Charcas, Cuzco y Lima.

    »Noticia tengo ya de cómo viene
el soberbio cristiano, mano armada.
En las horcas de Chaves se detiene
don Diego con su gente levantada.  5620
De todos el resguardo nos conviene
y guardar nuestra tierra libertada,
que si cualquiera de ellos nos venciere,
de nosotros hará lo que quisiere».
-121v-

    Bebiendo de la chicha y del brebaje,  5625
que había para ello el aparejo,
celebrado con grita y con coraje
de todos fue el acuerdo y el consejo.
En medio de la junta, de buen traje
un indio se levanta, cano, viejo,  5630
con manta que parece fina grana,
y en el brazo de plata una chipana.

    Aquéste con muy grande reverencia
al gran Cacique dijo convenía
despachase con mucha diligencia  5635
a Condurillo. Izoca: «Más valdría»,
responde muy soberbio, «sin paciencia
matar toda la sangre vieja y fría,
pues quita a los osados corazones
la causa de venganza y ocasiones».  5640
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    El viejo Tabobá con pecho fiero
a Izoca respondió: «Mal has hablado,
contino la tuviste ser parlero,
sin seso, sin vergüenza, deslenguado.
A ti junto con otro compañero  5645
haré entender quién soy en estacado».
Izoca acude al arco que traía,
de presto Ibitupuá los despartía.
-122r-

    Las tazas andan tales y los mates,
que el acuerdo se vuelve en vocería;  5650
allí se disputaban mil debates,
y cada cual su caso difería.
Con borradas razones y dislates
el uno al otro dice vencería,
aunque traiga consigo por ayuda  5655
la isla Jamaica y la Bermuda.

    Una india que las tazas ministraba,
muy vieja lagañosa y colmilluda,
a todos los mancebos animaba
con su lengua mordaz y tartamuda.  5660
Entre otras muchas cosas que hablaba,
aquesta razón dice la barbuda:
«En medio el Paraguay y Perú estamos,
aquéstos y los otros resistamos».

   Gran grita y alarido levantaron  5665
los indios en le oír estas razones.
El dicho con aplauso celebraron,
cesaron diferentes opiniones.
El consejo con gozo consumaron
conformes en el alma y corazones,  5670
sujetándose al dicho de la vieja
y así cada cual dellos se apareja.
—203→
-122v-

    El nuestro Paniagua placentino
con gente muy lustrosa y muy lucida,
con ánimo de fuerte paladino,  5675
comenzó, como dije, su partida.
Y tan pujante fue, que de camino
la tierra a su dicción quedó rendida.
Don Diego de esperarle ya cansado,
a Santa Cruz enfermo se ha tornado.  5680

    De manos y de pies Dios le ha tullido
que es lástima de ver al caballero,
que aun obras naturales no ha podido
sin ayuda hacer de otro tercero.
A Santa Cruz de vuelta ya venido,  5685
de don Gabriel le viene un mensajero
con cartas del Virrey, y prometidas
del propio y Gómez y Ávila las vidas.

    Llegando don Gabriel a aqueste puesto
que las horcas de Chaves es llamado,  5690
halló cómo don Diego con el resto
de su gente ya había caminado.
Las cartas despachando muy de presto,
con los suyos se queda allí alojado,
que adelante pasar no se podía,  5695
que la tierra de aguas se cubría.
-123r-

    A Santa Cruz las cartas llegan breve;
el Ávila ha ayudado en esta parte,
causando que se haga lo que debe
hacerse, aunque siguiera el estandarte  5700
contrario; mas agora no se atreve,
por ver del de Toledo la grande arte,
y que el don Diego está sin pies y manos,
y aquellos que le siguen son tiranos.
—204→

    El orden que se dio, que desistiese  5705
del mando y del gobierno que tenía,
y el Cabildo y Consejo se lo diese,
que aquéstos dicen todos convenía.
El Gómez, que fue causa que hiciese
don Diego la cantada demasía,  5710
y fuera al parecer su grande amigo,
en viéndole sin mando, fue enemigo.

    Desiste, pues, don Diego de su manda,
y deja que el Cabildo gobernase,
por aquesta manera procurando  5715
que el Virrey su delito perdonase.
Algunos de su parte y de su bando
le dicen al Virrey se presentase,
que en ver su poca culpa y su inocencia
sin duda que usaría de clemencia.  5720
-123v-

    El Cabildo enviar procura luego
a don Gabriel la nueva de este hecho.
Salgado sale ya sin grande ruego,
mas no sin gran doblez de inicuo pecho.
De Santa Cruz, saliendo como fuego,  5725
a las horcas de Chaves va derecho;
veinte mancebos lleva arcabuceros,
y más cincuenta infantes muy guerreros.

    Don Diego del negocio ya arrepiso,
pensando de volver el juego en maña,  5730
a Salgado le ha dado por aviso
que mate a don Gabriel con su compaña.
El indio Chiriguana nunca quiso
venir en el concierto y la maraña,
que si el indio en el concierto consintiera,  5735
don Gabriel con su gente pereciera.
—205→

    El hecho de esta suerte se guiaba,
que llegado Salgado con su gente
a donde don Gabriel y el campo estaba,
sería recibido alegremente  5740
por el socorro y nuevas que llevaba.
Y que después, un día de repente
marchando con los suyos el Salgado,
revuelva sobre el campo descuidado.
-124r-

    Con sus arcabuceros de delante  5745
había de ir Salgado y sus flecheros,
Paniagua tras él con el restante
en dos tercios, y que él con los primeros
resolviose a traición, con tal semblante
que pensasen ser indios los postreros.  5750
Hicieran desta suerte todos alto,
y así Salgado diera un crudo asalto.

    Llegando, pues, Salgado donde estaban
Paniagua y los suyos alojados,
de todos con la nueva se holgaban  5755
por ver ir los negocios bien guiados,
y con esto de presto se aprestaban
para dar en los indios no domados
de Ibitupuá, digo, el valeroso,
valiente, astuto, sabio y belicoso.  5760

    Salgado se ofreció que con su gente
irá en la delantera de contino;
recíbese su oferta alegremente,
que don Gabriel no sabe su destino.
Mas el malvado piensa prestamente  5765
en efecto poner su desatino,
y así para efectuar el crudo hecho
descubre con los suyos su mal pecho.
—206→
-124v-

    Al tiempo, pues, que ya lo concertaba
de dar en don Gabriel que va marchando,  5770
el indio guaraní lo revelaba,
que con Salgado iba caminando.
Y aunque el Salgado bien se lo rogaba,
no quiere el guaraní seguir su bando,
que dice que de andar está cansado  5775
tras don Diego, que siempre le ha burlado.

    A don Gabriel el caso refiriendo
el guaraní con pecho y osadía,
y toda la maraña descubriendo
que trabada Salgado ya tenía,  5780
al tiempo que la iba mal tejiendo,
el hilo conocido descubría
el triste de Salgado, de tal suerte
que vino a fenecerse con la muerte.

    Colgole don Gabriel y prestamente  5785
despacha a Santa Cruz de aquel paraje
los indios Guaraníes y la gente
que dije que vinieron, y un mensaje
a don Diego le envía diligente,
la palabra le dando y homenaje  5790
que venga, que al Virrey hará servicio,
y que él le será en todo muy propicio.
-125r-

    Don Diego en esto y Ávila pensando,
que en su negocio hacen mucho hecho,
a los Charcas caminan, procurando  5795
llevar siempre camino muy derecho.
A don Diego el temor le va acusando,
aunque Ávila le pone alegre pecho;
las aguas con gran fuerza le apuntaban
y volverse por esto procuraban.  5800
—207→

    Sabiendo en Santa Cruz cómo querían
volverse, porque el Gómez lo ha tratado,
diciendo que las aguas ya venían
y no estaba el camino aparejado,
a Diego Gómez presto le prendían  5805
y al Audiencia le envían a recado.
Don Diego no desiste del camino,
que tullido y enfermo a Mizque vino.

    Ibitupuá, que estaba muy pujante,
espera a don Gabriel con pecho fiero.  5810
No viene el Placentino muy triunfante,
que le quita la fuerza el mal tempero.
Las aguas también mira de delante,
y el importuno tiempo venidero,
y viendo cómo todo le adversaba,  5815
batalla solamente presentaba.
-125v-

    Y aunque nunca romper ha procurado,
con todo, el enemigo se mostrando
tan fuerte que a los nuestros ha apretado,
y del todo a romper les obligando,  5820
algunos rompimientos ha formado
en que lo más seguro se llevando
el español, el bárbaro moría
cantando la victoria que perdía.

    Al fin, porque convino así hacerlo,  5825
retíranse los nuestros, que imposible
al bárbaro será en breve vencerlo,
que habita en una tierra muy terrible.
Lo que es más principal para cogerlo,
y es cosa hacedera y muy posible,  5830
prenderles las mujeres, que prendidas
darán en trueco dellas dos mil vidas.
—208→

    Es cosa de notar de aquesta gente
en cómo a su mujer ama el marido,
que ni hijos, ni padres, ni pariente  5835
en tanto tiene; y sé que ha sucedido
venir tras su mujer muy diligente,
y dar en trueco un hijo muy querido
el indio con tristeza lastimera
por verse sin su dulce compañera.  5840
-126r-

    Celoso suele ser y recatado
el indio con la india que es su amada,
y do quiera que va la lleva al lado
en tanto que no ve que está preñada.
Después suele decir: ya está ocupado  5845
el vientre, y ocupada la posada,
si mi mujer no hubiere de guardarse,
mi obra ya no puede despintarse.

    Salió pues don Gabriel de entre esta gente
sin hacer el efecto pretendido,  5850
que el invierno le estaba ya presente,
por do dejar la guerra ha convenido.
De Chuquisaca en esto el presidente
Quiñones con socorro se ha partido,
en busca del Virrey va caminando,  5855
que a Condurillo viene atravesando.

    Al tiempo que el Virrey entró en la sierra
con cuatrocientos hombres bien armados,
con otra mucha gente de la tierra
de todos adherentes120 pertrechados,  5860
con fin de reducir por paz o guerra
al indio guaraní con sus estados.
La tierra considera y la demarca
desde un pueblo que llaman Chalamarca.
—209→
-126v-

    De aquí por su mandado a priesa fueron  5865
tres hombres con despachos y recados
a Tucumán, do en breve se pusieron,
que en el camino estaban bien cursados.
Con esto en Tucumán presto tuvieron
noticia de don Diego y de sus hados.  5870
Al Paraguay también la nueva viene
al tiempo que velarse le conviene.

    En tal término y punto está la cosa
que, si don Diego acaso allá bajara,
hallara nuestra gente deseosa  5875
de cualquiera revuelta y se holgara.
Mas quiso con su mano poderosa
el Alto remediar, que si la alzara
el Argentino todo se perdiera
y en aprieto al Perú todo pusiera.  5880

    Alguna vez oí a mis oídos
que don Diego venía levantado,
y vi que se holgaban los nacidos
en la tierra del caso relatado.
Los pechos de éstos fueron conocidos  5885
cuando después se hubieron rebelado
en Santa Fe, en aquel levantamiento
de que yo en su lugar la verdad cuento.
-127r-

    De allí de Chalamarca pues envía
despachos el Virrey, como contamos,  5890
al Río de la Plata, que temía
el mal que en esta historia ya apuntamos.
A Zárate despacha recta vía
en busca de unos indios Comogamos;
en Condurillo habita aquesta gente,  5895
y así es dicho el Cacique, muy valiente.
—210→

    También salió el Virrey a la otra mano
por sierras cordilleras de boscaje.
En partes pocas hay camino llano,
que todo es cordillera este paraje.  5900
El asiento de Manso está cercano,
seguro estoy si fuera allá el bagaje
y pueblo, el buen Virrey allí poblara,
que mucho a su pretenso le importara.

    Con gran pujanza va el Virrey siguiendo  5905
su derrota y camino comenzado.
El indio guaraní se está riendo
por ver que el aparato es excusado;
y en viendo al español, tira huyendo
de lejos, el motín haciendo usado.  5910
Don Francisco y su campo van marchando
la vuelta del Perú ya deseando.
-127v-

    Aquí quedan cansados los carneros,
allí desmaya ya y muere el caballo,
desean muchos hombres verse en cueros,  5915
el hato dejan ya por no llevallo.
A los Charcas salieron mensajeros,
Quiñones se da priesa, que encontrallo
al Virrey con socorro determina
en el asiento y pueblo de Tomina.  5920

    Marucare en aquesto muy furioso,
huyendo de su asiento y de su casa,
porque en quemarla nadie esté gozoso,
él propio la ha dejado hecha una brasa.
Con Tabobá el valiente y ardidoso,  5925
sus mujeres y chusma presto pasa
de allí, y tan adentro se ha metido
que no podrá jamás ser ofendido.
—211→

    El buen capitán Zárate bajando
en busca del asiento Condurillo,  5930
con tan grande trabajo atravesando
la tierra, que temor me da escribillo,
los días y las noches caminando,
al fin el indio hubo de sentillo.
Y aunque de sobresalto los cogieron,  5935
las mujeres e hijos escondieron.
-128r-

    Tres casas y buhíos muy crecidos
aquí Zárate halla, do su gente
aloja, que los indios escondidos
vacíos los dejaron prestamente.  5940
De a poco con cautela son venidos
con cruces en las manos de repente,
diciendo que huyeron temerosos
y de la cruda muerte recelosos.

    Al Capitán decían y culpaban  5945
porque nunca avisó de su venida,
que días ha que todos deseaban
a los cristianos ver, que conocida
su bondad y valor, determinaban
la tierra esté al cristiano sometida;  5950
y porque ellos esto conocían,
las cruces en señal de ello traían.

    Al Capitán con esto procuraban
entretener los indios, pretendiendo
hacer así mejor lo que ordenaban,  5955
y andaban con gran priesa y maña urdiendo.
En tanto que la junta concertaban,
el Capitán su farsa conociendo,
un fuerte ha fabricado muy aína
de brava palizada y de fajina.  5960
—212→
-128v-

    Apenas está el fuerte fabricado,
y las paredes dél no medio hechas
estaban, cuando el campo se ha cuajado
de los indios, que vienen por sus trechas,
gran grita y alarido han levantado,  5965
el aire y tierra cubren con las flechas.
La guerra fue sangrienta y bien reñida,
mas huye, al fin, el indio de vencida.

    Los muertos y heridos muchos fueron
de parte de los indios, porque había  5970
ochenta arcabuceros que hicieron
como gente española de valía.
De tres o cuatro vivos que cogieron,
traídos acá al fuerte, se sabía
que los indios llevaban en los brazos  5975
a sus casas los hechos ya pedazos.

    De los nuestros quedaron mal heridos
algunos, pero pocos de esta guerra.
Los indios a gran priesa son metidos
por la espesura grande de la sierra.  5980
De a pocos días fueron descendidos,
bajando el Capitán a ver la tierra;
y a quince que en el fuerte se quedaron,
las cabras, como dice, acorralaron.
-129r-

    La tierra toda junta se ha juntado  5985
haciendo para el caso llamamiento,
a los quince del fuerte han apretado
y puesto en confusión y gran tormento;
muy grandes baterías les han dado,
la cosa andaba en mucho rompimiento,  5990
cuando dando la vuelta los cristianos
del fuerte se retiran los paganos.
—213→

    El Capitán estuvo allí tres días
rehaciendo su gente; y como viese
que el estar más allí, por todas vías,  5995
dañoso era, ordenose que se fuese
en busca del Virrey y compañías,
que no se sabe de él a dó estuviese.
Mas él, tan gran camino va haciendo,
que sin poder errar le van siguiendo.  6000

    De presto todos juntos se juntaron,
y dando ya la vuelta presurosos
con el buen Presidente se encontraron,
de que todos se hallan muy gozosos.
A sus casas alegres se tornaron,  6005
aunque todos venían perdidosos.
Don Diego de Mendoza también viene,
y oíd en otro canto el fin que tiene.
—[214]→
—215→
-129v-



ArribaAbajoCanto decimoséptimo


En este canto se trata de la muerte y justicia que hizo el virrey don Francisco de Toledo de don Diego de Mendoza en Potosí, y del gran señor Topamaro en el Cuzco


    Aquel es de valor y grande estima
que sabe con prudencia gobernarse.  6010
Diremos con razón tener la prima
aquel que vemos sabe resguardarse
con gran maña en el arte de la esgrima,
y a su tiempo procura señalarse,
aquí apuntando el golpe por lindo arte,  6015
y al fin haciendo el lance en otra parte.

    Aunque el Virrey la causa publicaba
de su salida ser el Chiriguana,
y al principio de aquésta se trataba,
en don Diego de dar tiene más gana.  6020
Y así al punto luego se tornaba,
sabiendo Santa Cruz estaba llana,
que no estando la causa sosegada
allá fuera el Virrey de mano armada.
—216→
-130r-

    Bien claro se mostró, pues prevenía  6025
al Perú y a las demás gobernaciones,
que a priesa a todas partes escribía,
de don Diego las vanas pretensiones.
La nueva a Tucumán presto venía,
que más vuelan los tres que unos halcones.  6030
También allega al Río de la Plata
do Juan Ortiz echaba la bravata.

    Responde con soberbia al mensajero,
mostrándole desnudo el viejo pecho,
que diga a don Francisco que harnero  6035
lo tiene por servir al Rey, bien hecho;
y que tiene de ser siempre el primero
do fuere menester ser de provecho,
que están muy enseñadas ya sus manos
a derramar la sangre de tiranos.  6040

   Mas no fueran bastantes, si bajara
don Diego, sus bravatas y sus fieros,
que mucha gente moza le ayudara,
que al fin eran antiguos compañeros.
Y así la cosa acaso le obligara  6045
a buscar su remedio, y agujeros
a donde se meter a priesa listo,
que no estaba en la tierra muy bien quisto.
-130v-

    Mas no tuvo don Diego tal designo,
que puso en el Virrey toda esperanza  6050
que habrá de perdonar su desatino,
y así sale con esta confianza.
Y no ha bien concluido su camino,
y a Diego Gómez vido que le alcanza,
que preso le traían y a recado,  6055
de que a Don Diego mucho le ha pesado.
—217→

    Don Francisco saliendo de la guerra,
a Potosí se fue, que deseaba
juntar los naturales de la tierra,
porque esto al Gran Filipo le importaba.  6060
De los valles los trajo, y de la sierra,
y en breve mucho número ha juntado,
y póneles la tasa en los jornales
del trabajo y labor de los metales.

    Los indios son en grande muchedumbre,  6065
que nunca acabaremos describillos.
Difieren en los trajes y costumbre,
y así se diferencian sus aíllos.
Subidos en los altos de la cumbre
del cerro, acá parecen pajarillos.  6070
Sacando allí el metal de sus mineros,
acá al pueblo lo bajan en carneros.
-131r-

    Los ingenios los muelen muy aína
por muy graciosa traza y artificio,
y hecho ya el metal cual pura harina,  6075
se hace con azogue el beneficio.
En breve sale piña y plata fina,
y muchas veces hace bien su oficio
el azogue, quedando tan entero
según y como estaba de primero.  6080

    El grande laberinto, que de Creta
este dicho, con razón puede llamarse
el cerro Potosí, a do una veta
a muchos enriquece; y engañarse
a otro fuerza tanto, que se meta  6085
en ella hasta vivo sepultarse,
quedando so la tierra sepultado
a vueltas de la plata que ha buscado.
—218→

    Estando aquí el Virrey, don Diego viene
al asiento llamado de Tomina,  6090
a do un corregidor, que el pueblo tiene,
al punto que lo ve con él camina,
prendiéndole, que quiere que se suene
que él mismo a le prender se determina.
A Potosí lo lleva diligente,  6095
y el pobre de don Diego va doliente.
-131v-

    A las casas reales fue llevado
a do está la Real Hacienda y plata.
Allí lo tienen preso y a recado,
en tanto que su causa se ve y trata.  6100
No estuvo muchos días, que acabado
en breve su negocio, no dilata
don Francisco el castigo que quería
hacer, según entiende convenía.

    La villa Potosí alborotada  6105
veréis andar la gente dolorosa.
Sabiendo la sentencia estaba dada
y que la ejecución era forzosa,
decían: «¡Ha de ser ejecutada
la sentencia de muerte rigurosa!».  6110
Algunos se metieron de por medio,
mas nunca pudo darse algún remedio.

    Al fin, pues, en la plaza fabricaron
un famoso cadalso muy de presto,
y al pobre de don Diego le sacaron  6115
subido en una mula muy de presto.
Al tablado llegando, celebraron
su muerte, con dolor y luto puesto,
sintiendo pena de ello y gran mancilla
los galanes y damas de la villa.  6120
—219→
-132r-

    También a Diego Gómez, el que había
al triste caballero aconsejado,
colgaron; y lo mismo aqueste día
al Ávila hicieran, que sacado
con estos también fue, y ya quería  6125
el verdugo colgarle, encaramado
estuvo en los postreros escalones,
y a grande priesa viene el de Quiñones.

    A no llegar con priesa y diligencia
perdiera sin falta Ávila la vida,  6130
que el verdugo ejecuta la sentencia
si no viene Quiñones de corrida.
Por señal el bordón de Su Excelencia
traía, que es señal muy conocida;
perdonan al que está medio difunto,  6135
y parece nacer en aquel punto.

    En su túnica y soga muy revuelto,
pensando ser visión y que soñaba,
a la cárcel ha sido luego vuelto
en tanto que su causa se trataba.  6140
Al fin salió de a poco libre y suelto,
y de gozo y placer no se hallaba,
que es burla muy pesada y que espanta
verse un hombre la soga a la garganta.
-132v-

    Si sólo imaginar un sentenciado  6145
que había de morir al otro día,
le hizo que el cabello sea tornado
de negro, blanco, luego encanecía121,
quien se vido en la escala levantado,
y al verdugo que echarle ya quería,  6150
diremos que ha probado el trago fuerte
de la descomunal y cruda muerte.
—220→

    ¡Oh muerte, cuán amarga es tu memoria!
Al hombre que en sus varios bienes fía,
de reyes y no reyes has victoria.  6155
De noche nos combates y de día
en esta vida triste transitoria,
que al tiempo más florido se desvía.
Habíamos de tenerte por espejo,
Por regla, por medida y por consejo.  6160

    Aquel santo consejo celebrado
que dice del morir nos acordemos
en todas nuestras obras bien notado,
seguro que in aeternum no pequemos,
en nuestro cristianismo consagrado,  6165
creído, y aun sabido bien tenemos,
que ataja la memoria del tormento
y muerte, y gloria al malo pensamiento.
-133r-

    No finjo santidad ni hipocresía,
que sé soy pecador desconocido.  6170
Mas digo que en el tiempo que tenía
la muerte al ojo, siendo muy sabido
que de hambre morían cada día,
en la parte que arriba he referido,
tenía la conciencia tan medida  6175
cual nunca jamás tuve yo en mi vida.

    La muerte de sí tiene dar tristeza,
por no saber el hombre el paradero,
que si déste se tiene la certeza
alegre es aquel trance y placentero.  6180
Dejar un mundo tal, y tal vileza,
había de dar gozo muy entero,
y en lugar de tristeza gran consuelo,
pues vemos que salimos de este suelo.
—221→

    Una generación muestra contento  6185
al tiempo de la muerte, y hace fiesta,
en lugar del funesto sentimiento
que hace la española gente mesta.
Si se tuviese el buen conocimiento
de aquesta triste vida tan funesta,  6190
con la muerte contento se tenía
tomándola por gozo y alegría.
-133v-

    Julio Solino cuenta una costumbre
de aquellos hiperbóreos tan nombrados,
empero éstos carecen de la lumbre  6195
de Fe; aquéstos, dice, que cansados
de vivir, y teniendo pesadumbre
de ver tardar la muerte, muy untados
con cierta unción, habiendo bien comido,
pecando así, se dan fin dolorido.  6200

    En Tomahavi vide una extrañeza
que es digna de contarse de camino:
en un pantano grande de llaneza
de tierra, está templando de contino,
a do llegando perros, sin pereza  6205
bailando como recio torbellino,
se arrojan en la fuente do se cuecen,
y vivos con su baile allí perecen.

    Parece que el morir les da contento,
y así muestran querer aquella muerte,  6210
y vemos frecuentarse aquel asiento
de perros, y morir de aquella suerte.
Yo vide aquesto propio que aquí cuento,
que por juzgar el caso yo por fuerte,
a verlo fui, y los perros que allá fueron,  6215
bailando vi en la fuente perecieron.
—222→
-134r-

    El cisne, blanco, bello, dicen suele
cantar cuando la muerte le es vecina,
que dejar esta vida no le duele,
teniéndola por triste y por maligna.  6220
Razón es, pues, más justa se consuele
el hombre racional, que a Dios se inclina.
A quien, si vive bien, tiene guardada
allá en el cielo Dios mejor posada122.

    Pues vemos que no es cierta y duradera  6225
la ciudad que habitamos sin firmeza,
busquemos la que es firme y verdadera,
que dure para siempre en gran alteza.
La muerte viene a priesa muy ligera,
no es justo espante al bueno su fiereza.  6230
Temerla es natural, mas sea de suerte
la vida, que no pese de la muerte.

    Sabía bien la vida que había hecho
el vaso de elección, y deseoso
de ver a Jesucristo satisfecho,  6235
que muriendo tenía gran reposo,
pedía con instancia ser desecho
y disuelto del cuerpo trabajoso,
creyendo gozaría en gaudio123 eterno
a Cristo, sumo bien, con fin superno.  6240
-134v-

    Pero, aquel que no sabe ni está cierto,
mas antes con razón muy temeroso
lo que ha de ser de sí después de muerto,
con la vida se halla muy gozoso.
Así lo experimenta quien concierto  6245
no tiene en su vivienda; el virtuoso
no huye de la muerte, cuando entiende
que en ella hallará lo que pretende.
—223→

    Pregunten a los mártires gloriosos
de los falsos tiranos afligidos,  6250
se iban a la muerte muy gozosos
en verse por Jesús ser perseguidos.
No estaban de su premio recelosos,
mas con firme esperanza guarnecidos
creían les estaba aparejada  6255
la corona de gloria consumada.

    Ésta hizo al pastor, aunque primero
por divino secreto fue librado
de la cárcel, que esté como cordero
humilde a aquel nerónico mandado.  6260
La misma a su querido compañero
le convida a que sea degollado,
y como acá en su vida ellos se amaron,
en la muerte tampoco se apartaron.
-135r-

    Ésta a Bartolomé hizo que diese  6265
por su señor la vida y el pellejo;
ésta al buen Andrés hizo muriese
en una cruz con ser ya cano y viejo;
ésta hizo a Santiago que volviese
otra vez a Judea, donde aparejo  6270
halló de conseguir la merecida
corona que tenía prometida.

    Aquésta a los Apóstoles gloriosos
les hizo que sufriesen con contento
la muerte, y a los monjes religiosos  6275
hacía se privasen del sustento.
¡Qué de santos están ahora gozosos
que por ésta sufrieron gran tormento!
Que da muy gran esfuerzo a la buena alma
tener allá en la gloria premio y palma.  6280
—224→

    El indio Topamaro no sabía
después de muerto el fin de su jornada,
y tanto de la muerte se temía,
que diera al de Toledo sujetada
la vida a servidumbre, aunque tenía  6285
en otro tiempo fuerza señalada.
Mas el proverbio y vulgo dice y grita
que viva la gallina con pepita.
-135v-

    Aquéste en Vilcabamba residía
con Incas y valientes compañeros;  6290
y como por Señor él se tenía,
formaba allá sus leyes y sus fueros.
A cristianos jamás él ofendía,
ni supe que hiciese desafueros;
en sus tierras se estaba retirado,  6295
y de los suyos era respetado.

    Algunos de los cuales acudían
al reino del Perú y sus poblados;
con ellos muchos indios se metían
en Vilcabamba, siendo maltratados  6300
de aquellos españoles que servían,
que muchos suelen ser desatinados
de tal suerte en mandarles lo que quieren,
que hacen que los indios desesperen.

    Don Francisco, que siempre procuraba  6305
en el real servicio señalarse,
como supo que este indio se jactaba
de ser Señor, acuerda de tornarse
de Potosí, y al Cuzco se bajaba;
y sabiendo podía confiarse  6310
de Loyola, esta empresa le ha nombrado,
y en breve mucha gente le ha entregado.
—225→
-136r-

    Martín García Loyola caballero
era del hábito de Calatrava,
discreto, afable, sabio, compañero;  6315
en cosas de justicia se mostraba
con grande rectitud muy justiciero;
de remiso ninguno le notaba,
porque, de más de ser sabio y prudente,
es vivo como azogue y diligente.  6320

    Saliendo a la conquista ha padecido
grandísimos trabajos y fatigas.
En gran tiempo no hubieron parecido
los indios, aunque son más que hormigas.
Loyola, porque ve el campo afligido124,  6325
siguiendo aquestas gentes enemigas,
con solos dos soldados parte un día,
con un esfuerzo grande y osadía.

    En luengo un grande río caudaloso
con sus dos compañeros fue bajando  6330
tres días, y en un prado verde umbroso
que el río con sosiego va bañando,
metido en una choza al valeroso
Topamaro le ha hallado reposando,
sin gente, que no saben la venida  6335
del capitán Loyola a su guarida.
-136v-

    Una cadena le echa a la garganta
de fino oro, muy rica y bien labrada.
El Inca luego al punto se levanta,
sintiendo de esto pena muy sobrada.  6340
Loyola con sus dos victoria canta,
juzgando por dichosa tal entrada,
río arriba se vuelve placentero,
triunfando del cautivo y prisionero.
—226→

    Salió de Vilcabamba victorioso,  6345
y en la ciudad del Cuzco entra triunfando
del triste Topamaro doloroso,
que su miseria viene lamentando.
Hallose el de Toledo tan gozoso,
y el caso de tal suerte exagerando,  6350
que al licenciado Polo, su teniente,
le dice le degüelle prestamente.

    El licenciado Polo le responde
que no quiere él hacer esta torpeza,
que no halla derecho ni por donde  6355
a aquel Inca cortarle la cabeza;
y que si causa él tiene, y no la absconde,
se la muestre, y haralo sin pereza;
mas sin otro recado, que no quiere
ponerse al riesgo y mal que le viniere.  6360
-137r-

    El Virrey replicó que lo hiciese
como justicia suya, y su teniente
el Polo se resume en que escribiese
de su mano el mandato, y que se asiente,
que no quiere algún tiempo le pidiese  6365
del Inca aquella muerte algún pariente.
El Virrey ordenó luego un escrito
del Inca publicando su delito.

    Al punto que se supo de su muerte,
que ejecutarse manda, se juntaron  6370
en breve tanta gente de su suerte
que toda la ciudad alborotaron.
Y aunque fue rogado, estuvo fuerte
el Virrey, que con él no aprovecharon
los frailes, y un Obispo que decía  6375
que a España a Topamaro llevaría.
—227→

    Al fin en una mula le sacaron,
con un pregón su culpa publicando,
que los indios por él se levantaron,
aquesto iba el verdugo pregonando.  6380
Tantos indios en esto se juntaron
el Cuzco de tal suerte alborotando,
que necesario fue que le rogasen
al Inca que mandase que callasen.
-137v-

    Allá en el cadalso pues subido,  6385
el Inca en alto levantó la mano,
al punto el alboroto y el ruido
cesó, porque veáis si aquel pagano
de sus indios sería bien temido.
En esto determina ser cristiano,  6390
bautízale un Obispo que está al lado,
y al punto la cabeza le han cortado.

    Fue tanto el alarido y vocería
que los indios entonces levantaban,
que el mundo parecía se hundía  6395
y las cosas ya todas se acababan.
En tanto este negocio sucedía,
los tristes zaratinos lo pasaban
allá en nuestro Argentino de tal suerte,
que el mal allí menor era la muerte.  6400

    De su hambre y desastres trataremos,
siquiera porque alguno haga memoria
de piedad, y a Dios le rogaremos
que tenga a los finados en su gloria.
Y en esto de esta hambre hablaremos  6405
como a quien cupo parte de la historia,
que tal me vide a veces, que rabiaba
por comer, mas comida no hallaba.
—228→
-138r-

    Y así probé manjares y guisados
jamás de hombres humanos conocidos.  6410
Allí fueron los monos celebrados
por cabritos, y más enternecidos;
tigres, osos, leones, desusados
manjares, de la hambre convencidos,
comíamos; empero tal me vía  6415
que con la hambre pura no dormía.

    Viniendo de la iglesia una mañana
que había sacrificio celebrado,
una comadre mía, Mariana,
de su pequeña choza me ha llamado,  6420
en una isla do antes la tirana
le había a su marido sepultado,
y oíd lo que me dice muy gozosa,
aunque del hecho suyo recelosa.

    Un solo perro había en el armada  6425
de gran precio y valor para su dueño.
Llamado entró ese día en su posada,
mas nunca más salió de aquel empeño,
porque ella le mató de una porrada,
al tiempo del entrar, con un gran leño.  6430
Mostrándolo me dice: «¿Qué haremos?».
Yo dije: «Asad, señora, y comeremos».
-138v-

    Comímonos el perro con secreto,
aunque ella su negocio exageraba
por malo; mas yo dije que el precepto  6435
de no hurtar, jamás se quebrantaba
en casos semejantes, que el concepto
muy bien en la escritura se explicaba,
que entre los sabios es muy ordinario
carecer de la ley lo necesario.  6440
—229→



ArribaAbajoCanto decimoctavo


En este canto se trata cuán mal lo pasaba la gente de Juan Ortiz en San Salvador, y cómo, ido al Paraguay, murió, dejando por Gobernador a su sobrino Diego de Mendieta


    Pobreza, dice el vulgo, no es vileza,
ni menos hambre o de otros bienes falta,
mas hace venga el hombre en tal bajeza,
y más cuando la gracia de Dios falta,
que no basta el valor y la nobleza,  6445
que sobre el bajo cobre mal se esmalta.
El pobre jamás halla en cosa abrigo,
y así dice el refrán, no tiene amigo.
-135r [139r]-

    ¿Quién vido bizarría y gentileza,
crianza, policía y buen donaire  6450
de galanes, y damas tal belleza,
postrada por el suelo con desaire?
Al fin todo este mundo, y su braveza,
su vana presumpción, es humo y aire,
y todo es burlería prestamente,  6455
sino servir a Dios Omnipotente.
—230→

    La gente sin ventura zaratina,
que dijimos estaba rancheada,
la muerte cada paso por vecina
tenía con la vida muy tasada.  6460
Seis onzas dan escasas de harina
hedionda, sin virtud y mal pesada.
Así se va la gente consumiendo,
hoy diez, mañana veinte se muriendo.

    Sin esto Juan Ortiz daba baldones  6465
a todos, con denuestos en la cara,
al tiempo del partir de las raciones,
por do era la ración doblada cara.
«Malditos, endiablados comilones,
tragones, apocados, gente avara,  6470
que os traje yo de España a sustentaros,
¿qué os debo? Estoy a punto por dejaros».
-135v [139v]-

    ¡Oh!, cuántas veces, dijo un tesorero
(Hernando de Montalvo se decía),
si Dios llevase aqueste vocinglero,  6475
el miserable pueblo quedaría
alegre, muy contento y placentero,
y luego nuestro mal se acabaría.
Mas suelen durar mucho aquestos tales,
para enmienda y castigo de mortales.  6480

    Con esta falta estando de comida,
llegó del Paraguay socorro y gente,
que, habiendo allá llegado de corrida,
Garay la despachó muy prestamente.
Celebrose con gozo tal venida,  6485
porque era necesaria de presente,
que a tal punto llegó nuestra miseria
que vide a un religioso en tal laceria.
—231→

    Al bosque yendo un día desganado,
muy falto de consuelo y de alegría,  6490
encontré con un fraile muy honrado,
fray Alonso La-Torre se decía.
De letras y virtud era dotado,
a su padre seráfico servía.
Preguntándole yo ¿qué estáis haciendo?,  6495
al punto éste me dice respondiendo.
-140r-

    «Entiendo que en muy breve he de acabarme
y he salido a cortar, y no aprovecho,
madera. Si os pluguiese de ayudarme,
haré para morir un candelecho,  6500
que no espero jamás de levantarme,
según estoy sin fuerzas y deshecho».
Aquesto me diciendo, hacia el cielo
los ojos levantando, dio en el suelo.

    Yo, viendo su fatiga, muy lloroso  6505
y triste, que le amaba en sumo grado,
de presto de aquel prado, verde, umbroso,
corté para su lecho buen recado.
Del suelo se levanta algo gozoso
por verme a mí de varas bien cargado;  6510
llevéselas a cuestas, que el tal iba
que ya no figuraba cosa viva.

    Algunos otros vide en este estado,
soldados, sacerdotes, religiosos,
que no tiene respeto al esforzado  6515
la vil hambre, ni teme poderosos;
ni mira al que es filósofo o letrado,
ni menos a los nobles generosos;
que al Papa, Rey, y bajo zapatero,
a todos los iguala por rasero.  6520
—232→
-140v-

    El socorro que digo, pues, venido
alegre nuestro ejército hambriento,
y en gozo y en placer es convertido
el pasado dolor y gran lamento.
Mas nuestro Yamandú ya arrepentido  6525
de estarse con nosotros tan de asiento,
en una tenebrosa noche y prieta,
sin nadie lo sentir, huyendo aprieta.

    No se tiene esperanza que parezca,
ni que vuelva a nosotros de su grado,  6530
si no es para causar alguna gresca
conforme a las demás que él ha forjado.
Roguemos, pues, a Dios que no se ofrezca
en que él haga su oficio tan usado,
porque él en hacer mal está tan diestro  6535
que puede en el infierno ser maestro.

    Gran priesa Juan Ortiz para partirse
en este tiempo tiene el río arriba;
mas no podrá aquí Trejo escabullirse,
pues materia nos da que de él se escriba.  6540
Por cierto que el que no sabe medirse
en su lengua, no siente en qué se estriba.
Hablar, muy muchas veces ha pasado
a muchos; mas callar nunca ha dañado.
-141r-

    En el Perú sabemos que acontece  6545
perder por el hablar muchos la vida,
y el que a hablar se atreve, mal padece;
y escapa quien obró, y merecida
la muerte bien tenía, que se ofrece
a veces tropezón en la corrida.  6550
Gran cosa es el secreto y de gran precio,
pues vemos no le tiene el hombre necio.
—233→

    A Trejo, Juan Ortiz bien respetaba,
y por vicario puesto le tenía,
en tanto que de arriba se enviaba  6555
el recado que en esto convenía.
Es cierto (que yo lo vi) le regalaba,
con ser la falta grande en demasía,
al Trejo no faltó jamás comida,
mas él suelta su lengua desmedida.  6560

    En público está un día entre soldados
hablando de las cosas que hacía
el Juan Ortiz; trató descompasados
negocios este Trejo en demasía,
de suerte que ya tuvo amotinados  6565
a muchos con las cosas que decía.
Entre ellas, dice: «Aquéste es mal cristiano,
conviene muy en breve echarle mano.
-141v-

   »Hacer información que roba a todos,
que nunca hace cosa en buenos puntos,  6570
habiéndonos robado por mil modos
a cada uno por sí, y a todos juntos;
que trata a todos mal, y por los lados
a todos echa. Y de esto los trasuntos
a nuestro Rey envíen en proceso,  6575
y a vueltas en cadenas él, y preso».

    El Juan Ortiz, que supo esta maraña,
comienza de hacer informaciones;
conviértese el amor en pura saña,
y dice del vicario mil baldones.  6580
Al fin se da en la cosa tanta maña,
que sube Trejo arriba con prisiones,
dejando en este puerto mal parada
la gente que ha quedado de la armada.
—234→

    Partido Juan Ortiz, y comenzando  6585
a caminar por brazos, por esteros
que el río por allí lleva, formando
mil islas de onzas, tigres, osos fieros
pobladas; mas no salen rescatando
los indios, como suelen, con sus cueros  6590
ni carnes, ni pescado, que es indicio
que quieren intentar otro ejercicio.
-142r-

    Sospéchase de cierto, pues no vienen
los indios al rescate acostumbrado,
que guerra concertada alguna tienen,  6595
y el falso Yamandú la habrá forjado.
Pues ya seguro estoy, por cierto, suenen
muy pocos arcabuces, que el soldado
desnudo, desarmado y deshambrido,
cansado de remar, está dormido.  6600

    Al fin la Santa Fe, tiempo gastando,
se llega, do poco antes los vecinos
salieron a nosotros navegando
en balsas y canoas los Calchinos,
Mepenes, Chiloazas voceando;  6605
también salen por tierra a los caminos,
celebrando con gozo la venida
a quien quitar quisieran alma y vida.

    Estaba esta ciudad edificada
encima la barranca, sobre el río,  6610
de tapias, no muy altas, rodeada,
segura de la fuerza del gentío.
De mancebos está fortificada;
procura el indio de ellos el desvío,
que son diestros y bravos en la guerra  6615
los mancebos nacidos en la tierra.
—235→
-142v-

    Subiendo, pues, el Río de la Plata,
al Paraguay se llega125 muy ameno,
el cual con menos furia se desata,
y en su corriente viene más sereno.  6620
Por sus riberas caza bien se mata,
que el campo de venados está lleno,
y en él muchos dorados y patíes,
corbinas, palometas y mandíes.

    Con esto a la Asumpción llega la gente  6625
con gran placer, contento y alegría,
y con mucho socorro, que el Teniente
al camino enviado nos había.
La gente paragüense alegremente
a nuestro Adelantado recibía,  6630
el cual de a poco tiempo que ha llegado
abajo bastimentos ha enviado.

    Holgó la gente en ver que el bastimento
llegase a tan buen tiempo, que tenían
gran falta de comida y de sustento,  6635
y mucha hambre todos padecían.
Dejémoslos ahora en su contento,
pues ha tan poco tiempo que plañían,
que no durará más el alegría,
que suele, al que es tahúr, en su porfía.  6640
-143r-

    La nao vizcaína, que plantada
dejamos en la tierra a su aventura,
habiendo sido de indios visitada,
con fuego la consumen su hechura.
Mirad si fue la cosa bien pensada  6645
en no dejar en ella criatura,
que allí fuera del fuego consumida
sin poder escapar libre la vida.
—236→

    El Juan Ortiz arriba con presteza,
su oficio de justicia gobernaba  6650
con gran solicitud, y sin pereza
quimeras nunca oídas inventaba.
Aquel haberse visto en gran riqueza,
y verse de ella ajeno, le cegaba
su razón, de manera que tropieza  6655
por esto, e hiere siempre de cabeza.

    No quiere sujetarse a otro consejo,
el suyo dice que es el más seguro.
Un día le hallé con sobrecejo,
pregúntole ¿qué hace? Dice: «Juro  6660
por Dios, que si me viese en aparejo,
y a punto de perderme, y un maduro
me diese algún consejo, más querría
perderme, que hacer lo que él decía».
-143v-

    Los reyes yo le dije que tomaban  6665
consejo y parecer de sus letrados,
las ciudades también se gobernaban
por hombres en las cosas más versados;
y que solos aquéllos acertaban,
que de consejo bueno son guiados.  6670
«Antes», dice, «querré se pierda todo,
que no tomar consejo de un beodo».

    Vivió en el Paraguay algunos meses,
poniendo a muchos malos duro freno;
mas tuvo mil dislates y reveses,  6675
que fue de caridad quito y ajeno.
De ver por cierto es, tucumaneses
nunca gobernador hallaron bueno;
los nuestros paragüenses cosa mala
jamás confesarán que hizo Irala.  6680
—237→

    Y no lo tengo cierto a maravilla,
que aquesto del gobierno está en ventura,
y más cuando no acierta la cuadrilla
a ser de buena masa y compostura,
que no basta razón para regilla,  6685
pues que carece della y de cordura.
Bien claro está que mal será regida
la cosa que no tiene en sí medida.
-144r-

    Los soberbios y vanos, los altivos,
muy mal vemos que dejan gobernarse;  6690
los hombres zahareños, los esquivos,
que no quieren a yugo sujetarse;
aquéstos son muy malos y nocivos,
y no puede con ellos bien tratarse.
¿Pues qué hará quien manda con tal gente  6695
que de toda razón es careciente?

    Habrá de armarse el tal con un escudo
de gran paciencia y grande sufrimiento;
pedir a Dios favor muy a menudo;
mostrar con un sagaz contentamiento  6700
amor a cada cual, por torpe y rudo
que sea, procurando que su intento
con el divino sea regulado,
con que en el gobernar será acertado.

    En la Escritura vemos claramente  6705
constar esta verdad muy a la larga,
cuando para regir Moisés su gente
ayuda pide a Dios, y le descarga
de la carga pesada; en consiguiente,
a aquellos buenos viejos se la encarga,  6710
de Moisés y su espíritu quitando
aquello que a los viejos Dios fue dando.
—238→
-144v-

    Aunque el Adelantado procuraba
guardar cuanto podía la justicia,
y al malo con presteza castigaba,  6715
se veía que pecaba de malicia.
Con todo en gran manera le cegaba
al tiempo el menester, más su codicia,
por donde vimos todos claramente
que estaba muy malquisto entre la gente.  6720

    El vulgo, en general, mal le quería,
y su vivir les daba grande pena;
y viendo que en la cama adolecía,
lo tuvieron los más a dicha buena.
El Santo Sacramento recibía  6725
en un día, y estando casi ajena
el alma de su cuerpo, por gran ruego
testó, y apenas firma, y muere luego.

    Murió con mucho ánimo y con brío,
diciendo: «¡Si podremos con la muerte!».  6730
Yo mismo se lo oí. «¿Y desafío
hacéis», entonces dije, «con el fuerte?».
Mas ella dio con él al través frío,
tomando contrayerba de esta suerte
en el caldo deshecha, por huilla,  6735
y hállala más presto en la escudilla.
-145r-

    Había Pedernera, un hombre viejo,
rogádole la tome, que sería
remedio saludable y aparejo
para sanar del mal que padecía.  6740
Pues quiere aprovecharse del consejo
al punto que su vida fenecía,
quien de consejo en vida no curaba,
según él poco antes blasonaba.
—239→

    Dejó en su testamento declarado  6745
que sea su legítimo heredero
la hija que en los Charcas ha dejado,
y aquel que fuere esposo y compañero
suceda en el gobierno y el estado,
según como lo tuvo él de primero.  6750
Y mande y rija, en tanto que ella viene,
su sobrino Mendieta que allí tiene.

    El cabildo y ciudad le han recibido,
comienzan a llamarle Señoría;
es mozo que veinte años no ha cumplido  6755
y en seso mayor falta padecía.
Desque se ve en su trono ya subido,
a todos hace agravio y demasía;
al tío yo le oí pronosticarlo,
y harto duro estuvo de nombrarlo.  6760
-145v-

    Nombrole coadjutor que le ayudase,
que fue Martín Duré; mas el Mendieta
dice a Martín Duré no le pasase
por pensamiento tal, ni se entrometa126
en cosa que hiciese él o mandase;  6765
que en el punto que tal cosa acometa,
sin duda le hará tan crudo juego,
que tenga menester ajeno ruego.

    Quedando con poder solo absoluto,
comienza de enfrascarse en desatinos,  6770
en obras y palabras disoluto,
haciendo mucho agravio a los vecinos.
Por verle en sus costumbres tan corrupto,
buscaban todos ya nuevos caminos,
y yo quiero buscarle en canto nuevo,  6775
que ya en este decir más no me atrevo.