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La Armada Invencible

Juan Facundo Riaño





El moderno historiador por excelencia de la Gran Bretaña, el insigne Mr. J. A. Fronde, ha hecho de la obra del Sr. Fernández-Duro titulada La armada invencible un extenso análisis, que ocupa 62 páginas en el Longman's Magazine1. Empieza diciendo que el autor español, cual nigromántico, ha sacado á los muertos de las tumbas y obligándoles á repetir sus papeles en el drama que representaron el Annus Mirabilis de 1588. Repite que el capitán Fernández-Duro se ha hecho acreedor al reconocimiento de Inglaterra por ser el primero en enseñarla con verdad lo que ocurrió en el intento de invadirla, fracasado no tanto por el esfuerzo de sus hijos, como por otras causas independientes de su voluntad, y sigue la relación de marcha de la gran armada desde que salió de Lisboa hasta que regresó en reliquias á Santander, marcando las etapas, combates, temporales, incendios, naufragios, acompañados de increibles sufrimientos.

Se complace en reseñar las condiciones personales de Oquendo, Valdés, Martínez de Recalde, Leyva, Bertendona, Aramburu, dignos de un un jefe más capaz y valeroso que el duque de Medinasidonia, por mal de todos ellos y de la empresa, elegido   —519→   para dirigirla, y estudia el carácter del rey Felipe II, claramente dibujado en las órdenes é instrucciones, tan precisas y minuciosas, al desenvainar la espada por la causa del catolicismo contra su cuñada Isabel Tudor, Jezabel inglesa. Deshace no pocos errores propalados y admitidos, llamando la atención sobre los documentos que á la obra de Fernández-Duro acompañan, en demostración de que el rey de España diera por bien empleados los sacrificios de la expedición, consiguiendo tan solo con ella la libertad del culto católico en las Islas Británicas.

Estos documentos ofrecen á Mr. Fronde campo ancho de estudio, cada cual por su índole política, administrativa ó técnica naval, concediendo predilecto examen á una relación del capitán Cuéllar, porque habiendo naufragado en la costa de Irlanda y sufrido entre sus habitantes penalidades y aventuras novelescas, hizo del país, de su gente, de sus costumbres, una pintura que califica de única en el tiempo, y cuya exactitud se ha comprobado.

Me complazco en presentar á la Academia esta noticia breve que honra á uno de sus individuos.





Madrid, 20 de Noviembre de 1891.



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