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21

Muchas de estas costumbres son comunes al yagán; unos y otros se las han tomado mutuamente. El yagán no da su nombre a su hijo, sino el de algún abuelo o tío, el del sitio en que nació, o el de alguna cualidad o defecto que nota en la criatura. Se harán observar después algunas peculiaridades del yagán.

 

22

El señor Cortés, jefe de policía de la Tierra del Fuego, a quien debo muchos de estos datos, me afirma que ha visto repetidas veces padres rodeados de sus hijos que lloraban de hambre, comiendo tranquilamente un pedazo de guanaco asado u otra cosa cualquiera, sin inmutarse por las lamentaciones de las criaturas. Pero algunos que han vivido también entre los indios, niegan rotundamente esto.

 

23

Tengo, además de esta, tres versiones de la ceremonia nupcial de los onas. En rigor pueden ser ciertas las cuatro.

Según unos, el novio robaba a la novia, con o sin consentimiento del padre... o del marido a quien la quitaba.

Otros, y entre ellos mister Bridges, dicen que el padre de la niña elegía novio para ella entre los mozos de su tribu -nunca de su familia-, y le proponían el casamiento, sin preocuparse de la opinión de la interesada. Convenían en la cantidad de cueros, etc., que pagaría el novio al suegro, y hecho esto se le entregaba la joven sin más tramitación.

La tercera versión -la cuarta aquí- es la más poética: El pretendiente mete su arco en el wigwam de la pretendida, que lo toma. Él queda echado junto al wigwam. Si el arco le es devuelto antes de veinticuatro horas, ¡calabazas! Después de ese tiempo el novio sabe que es aceptado, pero tiene que quedarse en el mismo sitio hasta que se le devuelva el arco, que la cruel ona retiene a veces hasta seis días, probablemente para no incurrir en el enojo de la Luna. Cuando el arco vuelve a su dueño, éste entra en el wigwam, y la ceremonia está hecha.

 

24

El yagán, que caza muy poco, se deleita con carne de foca, y cuando vara el cuerpo de una ballena en la costa, hace un festín, aunque la carne esté ya medio corrompida.

 

25

Relato de Casl-ken.

 

26

Good, bueno en inglés, que mezclan con su mal castellano, pues los misioneros les han enseñado algo de aquel idioma.

 

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Con paciencia y etimología puede llegarse a demostrarlo todo... Sin proponerme demostrar nada, me parece conveniente recordar aquí una particularidad análoga del araucano.

La palabra Rucatunmaclopean, por ejemplo, significa: «Venid por favor a ayudar a fabricar una casa», y se descompone así: Ruca, casa; tun, fabricar; ma, interjección de súplica; clo, ayudar; pean, venir.

Los araucanos, como los yaganes, cuidaban mucho de aprender su lengua, también suave, de variadísimos acentos, e indefinida facilidad para formar compuestos.

 

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«Lo que más odia en el mundo el propietario de ovejas, es el lobo, aunque el lobo haya tomado la forma humana. Los farmers están descontentos porque el gobierno de Washington preconiza oficialmente una política humanitaria... Encuentran que sería más viril y más decisivo aplicar el sistema del gobernador mejicano de Chihuahua, que puso sus cabezas a precio: 100 pesos por la piel de la cabeza de un varón adulto, 50 por la de una mujer y 25 por la de un niño.

»...El apache, pueblo-lobo, tendrá la suerte del lobo. El lobo perecerá comido por el cordero.» -E. Reclus.

 

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Así lo atestigua hasta el curioso mapa de los jesuitas de Chile, publicado en 1635, una de cuyas viñetas representa a los indios (onas) del norte de Tierra del Fuego, con los brazos abiertos en disposición de recibir a unos navegantes o náufragos. Ver el facsímile intercalado en la página 237 de este trabajo.

 

30

El mismo Reverendo Thomas Bridges ha dicho en su conferencia ya citada:

«Los onas han sido gente de buena índole, y si se les ofreciera una oportunidad, probarían que son dignos del título, rango y privilegios de hombres. Pero tal oportunidad no se les presenta. Antes que tomarse molestia alguna a su respecto, son mantenidos, por medio del rifle, lo más lejos posible.»