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1

Primera parte de las Flores de poetas ilustres de España, Valladolid, L. Sánchez, 1605. Sigo la edición facsímil de Madrid, RAE, 1991.

 

2

Trato de ello en «Renovación del orden genérico: las Flores de poetas ilustres (1605)», Calíope, 9, 1 (2003), pp. 5-33.

 

3

Apunté esta vertiente en «Aposentos de esmeraldas finas: el mundo sumergido de Pedro Espinosa», en I. Arellano (ed.), «Loca ficta». Los espacios de la maravilla en la Edad Media y Siglos de Oro, Madrid, Iberoamérica, 2003, pp. 349-363.

 

4

Véase del filósofo alemán El origen del drama barroco alemán, Madrid, Taurus, 1990; aplico su lectura al análisis de parte del discurso áureo en El espacio de la escritura. En torno a una poética del espacio del texto barroco, Bern, P. Lang, 1996.

 

5

Se ha de notar, antes de seguir, que el título con el que aludimos a la composición no se halla en su edición original, donde se introduce sin otra referencia que el nombre del autor. Es en la edición de F. López Estrada (Madrid, Clásicos Castellanos, 1975) donde se consagra el epígrafe. Hasta ahora los estudios más amplios correspondían a F. Rodríguez Marín, Pedro Espinosa. Estudio biográfico, bibliográfico y crítico, Madrid, 1907 (ed. facsímil. Universidad de Málaga, 2004); y P. Villar Amador, Estudio de las «Flores de Poetas Ilustres» de Pedro Espinosa, Granada, Universidad, 1994. Para el papel de la composición en la historia formal de la forma métrica, vid. A. Egido, Silva de Andalucía, Málaga, Diputación Provincial, 1990.

 

6

Todos estos aspectos son estudiados ahora con detalle por B. Molina Huete, La trama del ramillete. Construcción y sentido de las «Flores de poetas ilustres» de Pedro Espinosa, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2003.

 

7

Así aparece, por ejemplo, en el soneto de Lupercio Leonardo de Argensola inmediatamente siguiente.

 

8

Un problema de compaginación en la forma interior del pliego con signatura I altera el orden debido: el poema de Espinosa se ve dividido y alterado en su orden, intercalando fragmentariamente la composición de Lupercio. No se trata del único problema editorial planteado en el volumen, como ha analizado P. Villar Amador, «Problemas de impresión en las Flores de poetas ilustres de España (1605), de Pedro Espinosa», BRAE, LXXI (1991), pp. 1-29.

 

9

La disposición tipográfica, con sangrado francés, apunta a divisiones internas en el poema, pero, según corresponde a una «canción informe», se trata de bloques irregulares, tanto en el número de versos como en la estructura prosódica y de rima; del lado de la silva (o «protosilva») tampoco cabe hablar de divisiones estróficas. Por ello utilizo la denominación de «pseudoestrofas» para aludir a los distintos apartados sin perder de vista su peculiar naturaleza.

 

10

Cito por la traducción M. C. Álvarez y R. M. Iglesias (eds.), Genealogía de los dioses paganos, Madrid, Editora Nacional, 1983, p. 271. Nótese en el fragmento la similitud de la imagen con la del poeta en su retiro, matizada por la diferencia entre el «calvo peñasco» y las «selvas».