Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice Siguiente


Abajo

La buena guarda o encomienda bien guardada

Lope de Vega




Dirigida a D. Juan de Arguijo, veinticuatro de Sevilla

Habiendo leído este prodigioso caso en un libro de devoción de una señora destos reinos, me mandó que escribiese una comedia, dilatándole con lo verosímil a sus tres actos; representóla Riquelme, y después de algunos años llegó a mis manos, y he querido darla a luz, para que sea más común a todos tan raro ejemplo. Las virtudes de vuesamerced me obligaron a dedicársela; cosa a que tenía tan hecha la mano, que luego me llevó tras la imaginación la pluma. A sombra de su valor tuvo vida mi Angélica, resucitó mi Dragontea y se leyeron mis Rimas; y si vuesamerced, por modestia, no me hubiera mandado que no pasara adelante en esta resolución tan justa, mi Jerusalén tuviera el mismo dueño; y así le di a nuestro gran Monarca, Rey de dos mundos; porque, en mi opinión, desde la excelencia de los ingenios sólo se puede pasar a la majestad de los príncipes, y aun esto por seguir la opinión del Filósofo en sus Éticas: «que el arte del gobernar tiene el principado en todos los demás artes.» Amo a vuesamerced tan aficionadamente, y tienen desta verdad tanta satisfacción los que han leído mis escritos, que, o sería decir lo dicho tratar aquí sus alabanzas, o gastar vanamente las palabras, como los que aconsejan a los que están persuadidos; que, aunque sea bueno lo que tratan, como casa sin efecto, no se escucha: sólo esto diré con Platón, que la dificultad que puso en hallar «un hombre varonil, ingenioso y humilde» (así lo refiere en el Diálogo de ciencia, hablando Teateto con Sócrates), no se lo pareciera si hubiera conocido las partes que admiran cuantos conocen su raro ingenio, magnánimo corazón y profunda mansedumbre; antes creo que le hubiera dado el lugar que en el mismo diálogo a Teodoro Tarsio o Euclides. Vuesamerced no admita esta memoria con lo que el nombre suena; sino con la definición de Aristóteles; que si ella lo es de las cosas pasadas, la opinión es fe de las porvenir, donde aun espero que vuesamerced me conozca más agradecido, y siempre firme en aquella primera verdad con que supe estimalle, y estimé conocelle. Dios guarde a vuesamerced.

Capellán y aficionadísimo servidor,
LOPE DE VEGA CARPIO.






ArribaAbajoActo I

PERSONAS DEL PRIMER ACTO
 

 
LEONARDA. CATALINA.
DOÑA LUISA. VIVAR.
UN ESCUDERO. MARIANA.
DON JUAN. LUIS.
DON LUIS. ESPAÑA.
EL HERMANO CARRIZO,    sacristán. BASURTO.
FÉLIX,   mayordomo. OLMEDO.
DOÑA CLARA. MARÍA DE ARGÜELLO.
DOÑA ELENA. CATALINA.
DON PEDRO,   su padre. QUIÑONES.
RICARDO,   viejo. ESPAÑA.
DON CARLOS. BENITO.
Los músicos.
 

Entren dos damas, con mantos, y sus escuderos.

 
LEONARDA
   Tarde pienso que venimos.
DOÑA LUISA
Sin misa nos quedaremos.
ESCUDERO
La intención ofreceremos.
LEONARDA
Culpa de tardar tuvimos;
   aunque yo, por aguardaros, 5
la tengo mucho mayor.
 

(Dos galanes entren por la otra parte.)

 
DON JUAN
Ayer me dijo Leonor
que esto viniese a avisaros;
   y pienso que recibís
justamente estos favores, 10
pues tan honestos amores
a casaros dirigís;
   que yo culpo grandemente
los mancebos atrevidos,
no sólo que divertidos 15
están mirando la gente,
   mas que quiten del altar
por un instante los ojos.
DON LUIS
Desta guerra los despojos
a su templo se han de dar. 20
    En sus gradas nos veremos
yo y Leonarda, si Dios quiere;
y pues es bien que espere,
no es mucho que a verla entremos.
   El matrimonio, don Juan, 25
es sacramento; ese intento,
y a fin deste sacramento,
licencia a los ojos dan.
   Miro una honesta mujer,
que la miro para mía. 30
DON JUAN
Traigan los cielos el día
en que ya lo venga a ser.
DON LUIS
    ¿Podré en el agua bendita,
donde la mano metió,
ponerla yo?
DON JUAN
Nunca yo
35
supe más de que nos quita
   pecados y tentaciones,
porque es arma que defiende
contra el demonio, que emprende
encender nuestras pasiones. 40
   Para templar las de amor
no fuera mal instrumento,
si fuera bueno el intento.
 

(Entre el hermano CARRIZO, sacristán, con su sobrepelliz.)

 
CARRIZO
¡Alabado sea el Señor!
DOÑA LUISA
   Dígame, hermano Carrizo, 45
¿habrá misa?
CARRIZO
Misa habrá,
aunque por milagro ya,
que un extranjero le hizo;
   que si agora no viniera
de camino, como digo, 50
no había con Ciudad-Rodrigo
quien decírsela pudiera.
   ¿Por qué se levantan tarde?
¡Que las valga Dios, amén!
Digan, hermanas, ¿es bien 55
que la misa las aguarde?
    Lo primero que el cristiano,
luego que el alba le avisa,
ha de hacer, es oír misa,
por pedirle a Dios temprano 60
   que los pasos de aquel día
en su servicio se den,
y por librarse también
de aquel traidor que porfía,
   como sangriento león, 65
devorar nuestra inocencia.
LEONARDA
¡Qué santidad!
DOÑA LUISA
¡Qué advertencia
tan digna de estimación!
CARRIZO
   Si ellas salen a las nueve
con un manteo bordado 70
de entre el cambray delicado,
como unos copos de nieve;
   y puestos en sus chapines
los pies, aun no se persinan,
que como grullas caminan 75
al estrado y los cojines;
   y sentadas en damasco,
piden con grande mesura
el cofre de la hermosura,
que abierto puede dar asco 80
   a un enfermero de sala
de cámaras, ni hay pintor
que tan diverso color
ponga en la tabla o la pala,
   porque puede en este almario, 85
de ver por varias recetas
tantos botes y cajetas,
confundirse un boticario;
   y la primera oración
es consultar el espejo, 90
con notable sobrecejo
de ver su misma visión;
   y luego, abriendo la boca,
hacer tres o cuatro gestos
más locos y descompuestos 95
que una mona cuando coca;
   y con un paño de dientes
acicalar las espadas
que el sueño tuvo envainadas,
en manjares diferentes; 100
   dalle con polvos al hueso
y con la sangre de drago
o aceite de azufre, en pago
de algún hurtado suceso;
   y si tras esto limpiáis 105
la cera y la palomina
que hizo el labio clavellina,
mientras vos os engañáis;
   y si luego hay lavatorio,
y la redoma enjuagáis 110
para que aljófar hagáis
lo que Dios hizo abalorio;
   y tras esto, echáis encima
dos capas de solimán,
que los ciegos las verán, 115
aunque os preciéis de más prima;
   si luego (y no es maravilla),
como veis que es carne falsa,
porque se coma con salsa,
calentáis la salserilla, 120
   y os ponéis, con más primor
que una gata que se afeita,
ese color que deleita,
aunque fingido color;
   y en tierra como ceniza 125
sembráis claveles, y luego
sacáis cabellos que el fuego
o el cordel quiebra y enriza,
   hebras por fuerza doradas,
de que es el sol buen jüez, 130
y que pueden ser tal vez
canas mal disimuladas;
   y gastáis en la cabeza
otras dos horas, tejiendo
lazos en que va cayendo 135
la ignorancia y la simpleza;
   y por uno y otro lado
andáis tomando consejo
tan prolijas, que el espejo
da bostezos de cansado; 140
   si luego viene el vestido,
y encima os ponéis el dote,
aunque el pueblo se alborote
y no se alegre el marido;
   si luego hacéis con el oro 145
vuestro pecho aparador,
y luego el quemado olor
os inciensa el bajo coro,
   y salís que parecéis
el pabellón de Holofernes, 150
y como el domingo, el viernes
en esto os entretenéis,
   ¿qué misa a buscar venís
a las dos, pues no a mirar
salís el divino altar; 155
que a ser miradas salís?
   Y aunque tanta pepitoria
os cuesta cuidado eterno,
considerad que hay infierno,
muerte y vida, pena y gloria. 160
LEONARDA
   Basta, hermano, que se ha hecho
satírico.
DOÑA LUISA
No creyera
que contra mujeres era
de tan riguroso pecho.
   ¡Jesús! ¡Qué cosas nos dice! 165
CARRIZO
Menos he dicho que siento.
No tardé en el monumento
que el año pasado hice,
   lo que ellas hoy se han tardado
en componer para ser 170
vistas.
LEONARDA
Ya de bachiller
se nos hace licenciado.
CARRIZO
¿Ésta es licencia?
DOÑA LUISA
¡Pues no!
CARRIZO
Y si ellas vienen ansí,
esos ¿miraránme a mí? 175
DOÑA LUISA
¿No sabré cubrirme yo?
CARRIZO
   ¿Qué importa, si con el manto
están haciendo caireles
y mostrando por canceles
eso que encarecen tanto? 180
   El paño que el mercader
pone, y que la tienda cubre,
es el manto con que encubre
sus defectos la mujer;
    que hay mil que en el día claro 185
demonios parecerían.
¡Ay de los que en ellas fían!
DOÑA LUISA
Pare, que es necio.
CARRIZO
Y reparo.
   Pues ¡mira el otro babera,
cómo se la está mirando, 190
el manto brujuleando,
para ver si hace primera!
   ¡Entrense a misa, en mal hora!
DON JUAN
Ya nos vamos.
CARRIZO
Vayan ellas.
LEONARDA
Ya vamos.
CARRIZO
¡Lindas doncellas!
195
¿Piensan que, porque es agora
   carnestolendas, no hay más?
DOÑA LUISA
Sufre, que es santo, Leonarda.
DON JUAN
Acá en la puerta la aguarda,
y hablarla, don Luis, podrás; 200
   que éste hará grande misterio
de cualquier cosa que impida.
DON LUIS
No he de venir en mi vida
a misa a este monasterio.
CARRIZO
   Vayan, y estén apartados 205
y con mucha devoción.
 

(Entranse en la iglesia los galanes y damas, quedando solo CARRIZO.)

 
Siempre de ignorantes son
los sacristanes culpados,
   y no ven sus ignorancias
los que respeto no tienen. 210
 

(Toquen dentro.)

 
Son es éste... Danzas vienen.
¿En qué Italias, en qué Francias
   se celebra el Carnaval
con mayor solicitud?
Perdone Dios la inquietud. 215
¿Hay tal son? ¿Hay son igual?
   Todos andan de alboroto.
Quedito, bravas cosquillas,
porque no podré sufrillas,
y andará todo a lo roto. 220
   Ellos tornan a tocar.
Quedo, pies. Mas ¿qué se pierde
de oír cantar, si no es verde
lo que empiezan a cantar?
 

(Canten dentro:)

 
   Si decís de la aldeana 225
que con sayuelo de grana
excede a la cortesana
en limpieza y en blancura,
ara, ven y dura,
aunque se alborote el cura. 230
CARRIZO
   Todo me estoy deshaciendo,
como torrezno en sartén.
¡Lindo son! ¡Y cantan bien!
¿Qué es esto, pies? No os entiendo.
   Haremos una floreta 235
siquiera, y la sotanilla
levantando a la rodilla,
sonaremos castañeta.
   ¡Tened, por amor de Dios,
que me pico! ¡Pies, teneos! 240
¡Ay, Jesús! ¡Qué bamboleos!
No más, pies; oigámonos.
 

(Canten:)

 
   Si decís de la barbera
que parece por defuera
vajilla de Talavera. 245
En el lustre y la blancura,
ara, ven y dura,
que amor es todo ventura.
CARRIZO
   ¿Qué es lo que dijo de amor
y de la barbera? ¡Ay, cielo! 250
¿Soy yo de bronce? ¿Soy hielo?
En la puerta estoy mejor:
   desde aquí los quiero ver.
Ya pasan. Ya vuelve el son,
pues Carnestolendas son; 255
sotana, no hay que temer.
 

(Los músicos y cuatro o seis máscaras de hombres y mujeres, bailando.)

 
 

(Canten:)

 
   Si decís de la del sastre,
que tiene por gran desastre
que falte a su nave lastre
en la mejor coyuntura, 260
ara, ven y dura,
aunque se alborote el cura.
   Si decís de la mujer
del letrado, puede ser
que dé mejor parecer 265
en los pleitos que procura
ara, ven y dura,
que el amor todo es ventura.
 

(Éntrense con mucho regocijo.)

 
CARRIZO
   ¡Que hube yo de ser agora
destas monjas sacristán! 270
Enloquecido me han.
Pues ¡es que el son empeora!
   ¡Alzaos, señora sotana!
Tras ellos la calle tomo...
Mas éste es el mayordomo. 275
¡Qué breve es la gloria humana!
 

(FÉLIX entre.)

 
FÉLIX
    Doña Clara me ha mandado,
Carrizo hermano..., esté atento...,
que dé a hacer el monumento
que ayer dejamos tratado. 280
   Quiere que nuevo se haga
y que se pinte y se dore...,
esté atento..., y se mejore,
y el pasado se deshaga,
   para que se eche de ver 285
en toda Ciudad Rodrigo
que es abadesa...
CARRIZO
Eso digo,
y es muy principal mujer.
   ¡Qué lindo ara, ven y dura!
Aún se me bullen los pies. 290
FÉLIX
¿Qué es eso que dice?
CARRIZO
Que es
notable la arquitectura,
   y que el papel me agradó.
Mas esto de monumento
en Carnestolendas, siento 295
que no es tiempo.
FÉLIX
¿Por qué no?
Si no se toma temprano,
¿cómo se hará la pintura?
CARRIZO
Hará... Ara, ven y dura.
FÉLIX
¿Qué es eso, Carrizo hermano? 300
CARRIZO
   Esto del cantar me altera:
ensayo lamentaciones.
FÉLIX
Esté atento a estas razones.
CARRIZO
Si decís de la barbera...
FÉLIX
    ¿Qué es eso?
CARRIZO
Ya ¿no lo ve?
305
El tiempecillo, por Dios.
FÉLIX
Venga esta tarde a las dos:
lo que ha de hacer le diré,
   que aquí por la portería
quiero hablar a mi señora 310
doña Clara.
CARRIZO
No ha media hora
que ni sentido tenía.
    Si decís de la del sastre...
Si decís...

 (Éntrese.) 

FÉLIX
¡Extraña cosa!
Pero vos, nave amorosa, 315
   ¿dónde camináis sin lastre?
¿Dónde vais, loca de vos,
en tan peligroso mar,
que me habéis de sepultar
si no me remedia Dios? 320
   ¡Nunca a esta casa viniera!
¡Nunca este oficio tomara!
¡Nunca hablara a doña Clara!
¡Nunca su hermosura viera!
   Diérame algún accidente 325
primero, y fuera mortal,
que no hay mal que tenga igual
a amar imposiblemente.
   ¡Ay de mí, que no me he visto
jamás en dolor tan fiero, 330
y más cuando considero
que es Clara esposa de Cristo!
   Pues ¿qué intento? ¿Qué pretendo?
Que si ofendo tal Esposo,
pensamiento peligroso, 335
advertir a quién ofendo.
   Mas ¿cómo podré vivir?
Porque llega ya mi fuego
a tanto desasosiego,
que se lo pienso decir. 340
   Ya vengo determinado:
pasos, no volváis atrás,
porque imagino que es más
matarme desesperado.
    Deo gratias. ¡Oh, qué mal digo, 345
que no es dar gracias a Dios,
sino ofenderle! Mas vos
templad, Señor, el castigo.
    Deo gratias. A mi señora
la Abadesa, sóror Juana. 350
 

(Dentro:)

 
Aquí está Félix.
DOÑA CLARA
Mañana
dirás que vuelva Teodora.
 

(Entre DOÑA CLARA, monja, en el hábito que parezca más a propósito.)

 
DOÑA CLARA
   Félix, ¿qué hay de nuevo allá?
¿Vino el trigo? ¿Hízose cuenta
con Esteban? ¿Qué hay? ¿Qué intenta? 355
¿Cuándo vendrá por acá?
   ¿Advertiste lo que os dije
del monumento? ¿Qué es esto?
¿No habláis? ¿De qué estáis compuesto?
Pues ¿qué tenéis? ¿Qué os aflige? 360
   ¿No estáis buenos? ¿Qué os ha dado?
Algo estáis descolorido.
FÉLIX
Enfermo estoy.
DOÑA CLARA
Pues ¿qué ha sido?
FÉLIX
Cuidado.
DOÑA CLARA
Y ¿qué es el cuidado?
   ¿Puédese acá remediar? 365
FÉLIX
Bien remediarse pudiera,
por más que imposible fuera;
mas no lo pienso intentar.
DOÑA CLARA
   ¿Fáltaos dinero? ¿Han hurtado
alguna cosa?
FÉLIX
Sí han;
370
mas no me la volverán,
que de voluntad la he dado.
   Y pues que Dios os crió
tan discreta como hermosa,
oíd, señora, una cosa. 375
DOÑA CLARA
Hablad: muy vuestra soy yo.
   No hay en casa quien os ame
con tan grande voluntad;
yo os haré tanta amistad,
que casi exceso se llame. 380
   No soy pobre; bien podéis
con seguridad hablar.
FÉLIX
Todo está en el comenzar.
DOÑA CLARA
Ya aguardo que comencéis.
FÉLIX
   Hanme dado unas tristezas 385
y ansias en el corazón,
que a tal desesperación
han traído mis flaquezas,
   que hoy he querido tomar
un lazo y echarle al cuello: 390
ahogarme puede un cabello.
DOÑA CLARA
¡Un hombre llega a llorar!
   ¿Qué tenéis, por vida mía?
¡Jesús! ¡Ahorcaros! ¿Por qué?
FÉLIX
Sólo porque en vos se ve 395
más claridad que en el día.
   Por santa, en tan verdes años,
deste convento os han hecho
Abadesa.
DOÑA CLARA
No sospecho
que en eso estén vuestros daños; 400
   que si es falta que le hacéis
al convento, hoy me prefiero
a pagar con mi dinero:
no os ahorquéis ni lloréis.
FÉLIX
    Dicen mil cosas aquí 405
de vuestra gran santidad.
DOÑA CLARA
Cuando eso fuera verdad,
más podéis fiar de mí.
FÉLIX
    Señora, yo quiero bien;
que no es falta de dinero 410
mi mal, sino que no espero
que algún remedio me den.
   Ya os he dicho mi dolor.
DOÑA CLARA
¡Jesús! ¿Por eso lloráis?
Si alguna doncella amáis, 415
casaos, que de aquese amor
   quedará servido el cielo.
FÉLIX
No puede ser, que es casada,
que deso tengo anegada
el alma entre fuego y hielo. 420
DOÑA CLARA
    ¡Casada!
FÉLIX
Señora, sí,
y es tan alto su Marido,
que tiemblo verle ofendido
de mi pensamiento aquí.
   Tiene notable poder; 425
mas también es pïadoso.
DOÑA CLARA
Habrá de ser riguroso
si vos amáis su mujer.
   Mas yo haré hacer oración,
con disciplina y ayuno, 430
por vos.
FÉLIX
No sé yo que alguno
mueva mi loca intención.
DOÑA CLARA
   No veáis esa mujer.
FÉLIX
¿Qué importa, si ya la vi?
DOÑA CLARA
Rogaldo a Dios, fiad de mí; 435
que lo mismo pienso hacer.
FÉLIX
   De otra manera sé yo
que me podréis remediar.
DOÑA CLARA
Aunque la pudiera hablar,
líbreme Dios; eso no. 440
   ¿Cosa que el demonio acaso
os haga amar religiosa?
FÉLIX
Religiosa, y tan hermosa,
que por sus ojos me abraso.
DOÑA CLARA
    ¡Jesús! ¿Quién es?
FÉLIX
Vos, mi bien.
445
Temblando estoy. Perdonad.
DOÑA CLARA
Aunque con riguridad
responderos fuera bien,
   no quiero descomponerme,
que basta por testimonio 450
de que os incita el demonio,
que es astuto y nunca duerme,
   ver la desesperación
con que os obliga a mataros.
Mas yo quiero consolaros 455
con irme a hacer oración
   y alguna más penitencia,
por afear la hermosura
que os obliga a tal locura.
FÉLIX
¡Qué humildad y qué paciencia! 460
   Dadme, señora, perdón.
No os ofenderé en mi vida.
DOÑA CLARA
Flaca será, resistida,
la más fuerte tentación.
FÉLIX
No sea con vos malquisto. 465
DOÑA CLARA
Si el demonio os tienta hoy,
acordaos, Félix, que soy
esposa de Jesucristo.

 (Váyase.) 

FÉLIX
    No más, desatinado pensamiento:
Clara me ha dado luz más que el sol clara, 470
porque los claros rayos de su cara
me enseñaron mi loco atrevimiento.
   Ya tengo diferente sentimiento;
con justa causa mi temor repara.
Detén, Señor, la rigurosa vara; 475
no me mandes prender, ya me presento.
   Todo eres manos y ojos; no hay valerse,
de tu esposa el adúltero en fiarse
que podrá del secreto socorrerse;
   que cuando pueda en el abismo entrarse, 480
no puede de tus ojos esconderse,
ni puede de tus manos escaparse.
 

(Váyase, y entren DON PEDRO y RICARDO, viejos.)

 
DON PEDRO
    Conozco bien ese mancebo ilustre,
y sé las partes suyas, que bastara
tu autoridad y estar yo satisfecho; 485
que lo que cuadra con el gusto tuyo,
bien puede ser satisfacción del mío.
RICARDO
Es don Carlos un hombre de aquel talle,
y tiene condición tan generosa
(fuera de ser mancebo virtüoso), 490
que por ella pudiera ser bienquisto,
no sólo entre sus deudos, entre bárbaros.
Yo tengo para mí que doña Elena
no puede hallar su igual; y aunque sois padre,
creo que en desear su bien y aumento, 495
don Pedro, os aventaja el amor mío.
DON PEDRO
¿No venía con vos?
RICARDO
Aquí venía,
y aguardó en el portal.
DON PEDRO
Desde la reja
me pareció...
RICARDO
Verdad, no he de negarlo;
y pues venís en ello con tal gusto, 500
béseos las manos.
DON PEDRO
Será bien que agora...
RICARDO
Yo no os dijera cosa que no fuera
muy conforme al honor de vuestra casa.
Hablalde y velde; que si fuera padre,
primero me casara con mis yernos, 505
que darlos a mis hijas.
DON PEDRO
Y aun es justo,
primero contentar del padre el gusto.
RICARDO
¡Hola! Llama a ese noble caballero
que me aguarda a la puerta.
DON PEDRO
Yo le estaba
aficionado ya de sólo verle; 510
mas bien será que vamos con espacio,
que esto de casamientos, dijo un hombre
que era como la tecla de los órganos,
que en todas era bien poner los dedos.
RICARDO
Tocad en su nobleza, en sus costumbres, 515
en sus inclinaciones, en su trato,
en sus amigos, en sus deudos; todo
lo hallaréis de una misma consonancia.
 

(DON CARLOS entre.)

 
DON CARLOS
Bésoos los pies mil veces.
DON PEDRO
No es mi casa,
señor don Carlos, tan extraña.
DON CARLOS
Ha sido
520
encogimiento más que otro respeto;
que bien sé la merced que siempre hiciste
a mis padres.
DON PEDRO
Yo fui servidor suyo,
y vuestro lo seré si se ofreciere
ocasión de serviros.
RICARDO
¿De qué sirven
525
los vanos cumplimientos? Yo he tratado
vuestra intención, don Carlos, libremente
con el señor don Pedro, y él responde
que holgará de teneros por su hijo.
DON CARLOS
Agora con más veras por el suelo 530
os besaré los pies.
DON PEDRO
Señor don Carlos,
no, ¡por mi vida!, ni esto aquí se trate,
que podrán entenderlo los criados,
y publicarse en la ciudad sin tiempo;
que un casamiento es pretensión de un hábito, 535
donde suelen hablar los enemigos.
Ya sabéis que yo tengo a doña Elena,
después que Clara religión profesa,
casi por mi heredera; porque creo
que ha de dar don Bernardo en esto mismo. 540
Es la luz de mis ojos, y merece
serlo por su virtud. No puedo daros
otro dote mayor que lo que digo.
DON CARLOS
En llegando a tratar de dote alguno,
pierde, señor, valor mi pensamiento. 545
Suplícoos que dejéis esas bajezas
para quien piensa que consiste en oro
del casamiento el singular decoro.
Yo quiero a doña Elena por sí misma
y porque es hija vuestra: aquesto basta. 550
DON PEDRO
Añadiréis amor y obligaciones,
Carlos, con eso, y vos seréis el dueño
de la hacienda que tengo. Hacedme gusto
de iros a la iglesia y esperarme.
A Dios este suceso encomendemos, 555
y en el claustro los tres le trataremos.
DON CARLOS
Voyme alegre, señor, y confiado
de que soy vuestro hijo.
DON PEDRO
Yo me honro,
don Carlos, de que vos me llaméis padre.
RICARDO
Huélgome de que Carlos os contente. 560
DON PEDRO
La modestia en el mozo siempre agrada,
porque es la libertad necia y cansada.
 

(Váyanse DON CARLOS y RICARDO.)

 
 

(ELENA.)

 
DON PEDRO
¡Elena!
ELENA
¿Qué me mandas?
DON PEDRO
¡Qué de presto
me respondiste! ¿Estabas escuchando?
ELENA
¿Yo, señor? Pues ¿yo entiendo en tus negocios, 565
o tengo de pensar que me murmuras?
Los que escuchan es gente sospechosa,
y que tiene por qué.
DON PEDRO
¿No has entendido
que te quiero casar?
ELENA
Ni imaginado;
que tengo más envidia a doña Clara 570
por vivir religiosa, y de tal suerte,
que por su santidad, en verdes años,
gobierna a las demás, que si tuviera
ceptro del mundo y su señora fuera.
 

(El hermano CARRIZO, con un tabaque, y su herreruelo, y sombrero.)

 
CARRIZO
   Deo gratias. ¿Quién está acá? 575
DON PEDRO
¿Es el hermano Carrizo?
CARRIZO
Tan grande como me hizo
quien deshacerme podrá.
   El Niño Jesús los guarde.
¿Están buenos?
DON PEDRO
¿No lo ve?
580
Y él, ¿tiene salud?
CARRIZO
No sé.
Bueno me siento esta tarde;
   Dios sabe quién ha de estar
vivo mañana.
DON PEDRO
Es ansí.
CARRIZO
Y ella, ¿está buena?
ELENA
Yo sí.
585
¿Ya no me llega a abrazar?
CARRIZO
   Como vengo embarazado...
ELENA
Llegue, porque algo me pegue.
CARRIZO
¿De qué?
ELENA
Y mire que le ruegue
a Dios con mucho cuidado 590
    que me haga buena.
CARRIZO
Sí haré
en mis pobres oraciones,
y allá con los canelones
algo desto le diré.
   Su hermana y nuestra abadesa, 595
que Dios guarde, acá le envía
esta fruta; y a fe mía
que de no poder me pesa
   probarla, porque hoy ayuno.
ELENA
    ¡Qué santidad!
DON PEDRO
Es ejemplo
600
desta ciudad.
ELENA
Aquel templo
no produce árbol ninguno
   que de tal fruto no sea.
DON PEDRO
Hermano, un negocio emprendo
que será remedio, entiendo, 605
de mi hija. Si desea
   su bien, encomiende a Dios
su buen suceso.
CARRIZO
Sí haré,
aunque pecador. A fe
que es casamiento.
ELENA
Los dos
610
   tratábamos desto agora.
Ruéguelo a Dios por allá.
DON PEDRO
Clara, hermano, ¿cómo está?
CARRIZO
Muy buena está mi señora;
   aunque con ayunos tales, 615
disciplinas y abstinencias
y espantosas penitencias,
salen al rostro señales
   de lo que en el cuerpo pasa.
DON PEDRO
De escuchallo me enternezco. 620
CARRIZO
A dar probado me ofrezco,
con las más santas de casa,
   que es ángel en velo humano.
DON PEDRO
¡Gracias a Dios! Mira, Elena,
que seas tan santa y buena, 625
con tal ejemplo en la mano.
   Ven; que le quiero enviar
un regalo.
ELENA
Y yo también.
CARRIZO
Dígame, hermana, ¿con quién,
con quién se quiere casar? 630
ELENA
    Con don Carlos... ¿No conoce
a don Carlos?
CARRIZO
¡Pesia tal!
Es hombre muy principal:
Cuatro mil años le goce.
   En verdad que he de venir 635
a la boda.
ELENA
Ruegue a Dios
que nos casemos los dos...
CARRIZO
Diga lo que iba a decir.
ELENA
   Que yo le mando de paño
de Segovia un herreruelo 640
y una sotanilla.
CARRIZO
El cielo
le dé un hijo al primer año...
ELENA
    Hoy se han de hacer los contratos.
CARRIZO
Y tantos le dé después,
que no conozca en un mes 645
las calzas ni los zapatos.
 

(Váyanse y FÉLIX entre.)

 
FÉLIX
Extraño pensamiento,
quimera a lo divino,
infierno de mis locas esperanzas,
esperanza en el viento, 650
que con tal desatino
presumes que del sol el rayo alcanzas,
¿qué vanas confianzas
de un morir atrevido
llevan tu mariposa 655
a la luz amorosa
del mismo fuego que arde tu sentido?
¿Adónde vas? ¿Qué quieres?
Más es un ángel que cien mil mujeres.
   Advierte lo que emprendes, 660
advierte lo que sigues.
¿Desto han servido tantas oraciones?
¿Cómo de nuevo enciendes,
sin que átomo mitigues
de mis locas y bárbaras pasiones, 665
mis ciegas pretensiones?
¿Ya no estaba acabado?
¿Ya no me arrepentía?
¿Ya templar no quería
con la virtud de Clara mi cuidado? 670
¿Qué puede haber que esperes?
Más es un ángel que cien mil mujeres.
   No es mujer la que adoras.
Detente, pensamiento;
ángel es Clara, el nombre lo declara. 675
Su honestidad desdoras,
con loco atrevimiento,
que en un abismo de tinieblas para.
Pensé que descansara
cuando vi la paciencia 680
con que sufrió el camino
que abrió mi desatino
contra su honestidad y su inocencia.
¡Que de nuevo me alteres!
Más es un ángel que cien mil mujeres. 685
   ¡Oh, cielo riguroso!
Ya no como ni duermo,
perdido estoy de llanto y de tristeza;
parezco, sin reposo,
un abrasado enfermo 690
que no hay donde descanse la cabeza.
Fuentes de su belleza
se me están acordando:
los cristales que veo
con ardiente deseo, 695
dulce muerte me están pronosticando.
¡Oh, amor! Infierno eres.
Más es un ángel que cien mil mujeres.
   Yo no desesperara
si cien mil pretendiera, 700
aunque fueran más altas que la luna;
pero si doña Clara
es ángel, ¿quién creyera
que la emprendiera confianza alguna?
El amor me importuna, 705
el miedo me detiene,
a hablarla no me atrevo,
porque es volver de nuevo
a despertar su ira... Mas ya viene.
¡Oh, amor! ¡Que perseveres! 710
Más es un ángel que cien mil mujeres.
 

(DOÑA CLARA.)

 
DOÑA CLARA
   Dijéronme que llamabas.
FÉLIX
Vino aquel recaudador
por quien ayer preguntabas.
DOÑA CLARA
¿Qué dice?
FÉLIX
Que es ciego amor.
715
DOÑA CLARA
¿Cómo o qué? ¿Con quién hablabas?
FÉLIX
   No sé lo que te decía,
si va a decir la verdad.
Llego a tal temeridad,
que he de matarme este día. 720
DOÑA CLARA
    Pues ¿qué te ha dado?
FÉLIX
No sé;
sé que he rezado, ayunado,
y sé que me quebranté
a azotes, y no ha bastado.
DOÑA CLARA
¿Qué dices, hombre sin fe? 725
   Si tú a Dios te encomendaras,
y orando perseveraras,
Dios te ayudara. ¿Qué dudas?
Mas tú sus auxilios mudas,
porque en deleites reparas. 730
   Si no llevas intención
y casto y limpio deseo,
¿de qué sirve la oración?
FÉLIX
Pues ¿qué he de hacer, si te veo
con tal gracia y perfección? 735
    Dios ¿no te hizo?
DOÑA CLARA
Es ansí.
FÉLIX
Yo quiero lo que Dios hizo.
¿De qué te quejas de mí,
si el cielo se satisfizo
del valor que puso en ti? 740
DOÑA CLARA
   ¡Quedo, loco! ¿Qué es aquesto?
¿Tú hablas tan descompuesto,
que hasta a los cielos se atreve
tu lengua?
FÉLIX
Ponme esa nieve
sobre aquestos labios presto; 745
   ponla presto, que me abraso.
DOÑA CLARA
Algún demonio te incita.
FÉLIX
¡Esto por un ángel paso!
DOÑA CLARA
Nunca mi Esposo permita
tan feo y enorme caso; 750
   porque si la vez primera,
necio, te hablé con blandura,
fue pensando que no fuera
adelante la locura,
que en su rigor persevera. 755
   Hoy te he de hacer despedir,
y que esta mayordomía
otro la venga a servir.
FÉLIX
Detente, señora mía;
perdón te quiero pedir. 760
   Mira que perdona Dios
a los que a sus pies se humillan.
Roguémoselo los dos.
DOÑA CLARA
Mucho, Señor, maravillan
las grandezas que hay en vos. 765
   Dos veces he derribado
este enemigo atrevido.
Félix, ya estás perdonado,
porque el verte arrepentido
y llorando, me ha obligado. 770
   El tiempo es santo: repara
en que Dios murió por ti.
Haz penitencia y declara
tus culpas.
FÉLIX
Harélo ansí,
y tú se lo ruega, Clara. 775
DOÑA CLARA
    Esa palabra te doy;
desde aquí a encerrarme voy.
Confiésate.
FÉLIX
Tú verás
que no he de inquietarte más.
DOÑA CLARA
¡Ay, Señor, la culpa soy! 780

 (Váyase.) 

FÉLIX
   ¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!
   Seguí mil veces vuestro pie sagrado, 785
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas, atrevido,
al mismo precio en que me habéis comprado.
   Besos de paz os di para venderos;
pero si fugitivos de su dueño, 790
hierran cuando los hallan los esclavos.
   Hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño,
y tendréisme seguro con tres clavos.
 

(Váyase, y entren DON CARLOS y CARRIZO.)

 
DON CARLOS
   Sé que vos entráis allá. 795
CARRIZO
Yo no le digo que no,
que allá voy mil veces yo
para saber cómo está.
   Mas cierto que me he espantado,
y la causa no sospecho, 800
de que un negocio tan hecho
se hubiese desconcertado.
DON CARLOS
   Hay siempre, hermano Carrizo,
malos terceros en todo.
CARRIZO
¡Ah! ¡Que se pongan del lodo! 805
DON CARLOS
Ya sé yo quién lo deshizo;
   pero acabara de dar
en tierra mi pretensión,
si yo en aquesta ocasión
me pretendiese vengar. 810
CARRIZO
Y en cualquiera tiempo es malo,
señor don Carlos, vengarse;
eso a Dios ha de dejarse,
que tiene Dios por regalo
   satisfacer los agravios 815
de quien se los deja a él.
DON CARLOS
Ello fue cosa cruel:
yo tengo el alma en los labios:
    muero por la bella Elena.
CARRIZO
No diga tal, que es pecado. 820
DON CARLOS
Si es voluntad de casado,
para santo fin se ordena;
   ya don Pedro me la daba,
y cierto competidor
no trató bien de mi honor. 825
CARRIZO
Mucho la prudencia alaba
   el agravio en el discreto;
tórnelo a tratar.
DON CARLOS
Sí haré;
pero entretanto no sé
que con hombre más secreto 830
   pueda animar a quererme
a mi Elena, que con él.
¿No la llevará un papel?
¿No querrá este bien hacerme?
   Que en casándome, le juro... 835
CARRIZO
¡Abernuncio, Satanás!
¿Yo papel? Es por demás.
DON CARLOS
Pues si casarme procuro,
   ¿no ve que se sirve Dios?
Tome esos cuatro doblones. 840
CARRIZO
Para santas ocasiones,
y siendo santos los dos,
   y tan santo el pensamiento
desta santa pretensión,
aún parece que es razón 845
ayudar su casamiento.
   ¿Oye? Váyase con Dios,
que hoy la señora Abadesa,
que de envialle no cesa
recados de dos en dos, 850
   allá me enviará, y daré
este papel a su Elena.
Pero mire que se ordena
para que con ella esté
   en servicio del Señor. 855
DON CARLOS
Eso es sin duda. Adiós quede.

 (Váyase DON CARLOS.) 

CARRIZO
¡Oh, cuánto el dinero puede!
Más puede que el mismo amor.
   Quiero esconder el papel
para hablar con doña Clara, 860
que en sólo verme la cara,
me dirá cuanto hay en él.
   Entraré en la portería,
que está hablando con fray Juan;
los dobloncillos me dan 865
una intrínseca alegría,
   que estoy cosquilloso todo;
no puedo disimular.
 

(DOÑA CLARA.)

 
DOÑA CLARA
Allá lo pueden dejar
concertado de ese modo, 870
   y las joyas de la palia
entréguenmelas a mí.
CARRIZO
Ya huele a santos aquí;
que no hay tal ámbar ni algalia.
DOÑA CLARA
    Deo gratias.
CARRIZO
Por siempre.
DOÑA CLARA
¿Dio
875
a mi hermana aquel recado?
CARRIZO
Dado está, y aun olvidado.
DOÑA CLARA
Y ¿respondió?
CARRIZO
Respondió.
DOÑA CLARA
   Muestre el papel, y en un vuelo
vaya a doña Elvira, y diga 880
lo que la palabra obliga,
que darla en esto es al cielo;
   diga que le dé las joyas.
CARRIZO
Voy.
DOÑA CLARA
Leer quiero este papel.
 

(Váyase CARRIZO.)

 

 (Lea.) 

«Señora, si estás cruel, 885
puedes abrasar mil Troyas.»
   ¿Cómo es esto? «Mas si miras
blandamente mi pasión...»
Letra y razones no son
de Elena. «Cuanto te admiras, 890
   trocarás en lastimarte.»
¿Papel de amores a mí?
¡Carrizo se atreve ansí!...
«Pues verás en cualquier parte
   las señales de mi pena.» 895
Este sacristán, ¿es santo?
¿Éste han estimado en tanto?
Mas si fue yerro de Elena...
 

(Entre FÉLIX.)

 
FÉLIX
   Digo que me mataré,
ya no hay de qué porfiarme; 900
déjame ya, pensamiento,
que yo quiero contentarte;
yo echaré en estas paredes
un lazo, para que acabes
de perseguir un rendido. 905
DOÑA CLARA
¿Qué es esto?
FÉLIX
Vengo a matarme.
DOÑA CLARA
¿Por qué?
FÉLIX
Por sólo quererte;
pues no es posible que basten
diligencias ni temores.
DOÑA CLARA
Tente, Félix, no te mates. 910
FÉLIX
¿Cómo que no?
DOÑA CLARA
Escucha un poco;
escucha, así Dios te guarde,
verás la mayor desdicha
que en nuestra flaqueza cabe:
el día que me dijiste 915
amores o disparates,
no pude dormir, pensando
los efectos que amor hace;
y de pensar los efectos,
me nació el determinarme 920
a quererte; más callé
porque tú perseverases.
La segunda vez, ¡oh, Félix!
Hice mucho en despreciarte,
porque ya entonces temía 925
que de temor me olvidases.
Muchas diligencias hice;
pero no fueron bastantes
a contrastar la memoria
de lo que allí me contaste; 930
que mientras más resistía,
más sentía desatarme
las venas en vivo fuego,
si hay fuego que tanto abrase;
que se imprimieron en mí 935
las lágrimas que lloraste,
de suerte, que se mezclaron
en el alma con mi sangre.
Alterado el corazón,
daba golpes desiguales, 940
como que puerta pedía
para salir o matarme.
No he comido ni dormido,
buscando para mirarte
las rejas y celosías, 945
o en la iglesia o en la calle.
Ayer me determiné
que si volvías a hablarme,
de aquí contigo saldría,
para que tú me llevases 950
donde tu gusto quisiese;
y así, vengo a suplicarte
con lágrimas de mis ojos,
que me lleves o me mates.
FÉLIX
No llores, señora mía; 955
mi bien, no llores, que haces
ofensa a los claros soles
que desos orientes salen.
Detén el cristal corriente
que de las entrañas nace, 960
que yo imaginaba peñas,
y ya son tiernos cristales.
Yo soy un esclavo tuyo:
como a tal puedes mandarme.
¿Cuándo me mandas, señora, 965
que desta casa te saque?
Abrevia, que estoy muriendo.
DOÑA CLARA
Mañana podrás llevarme,
cuando la confusa noche
a la mitad se levante 970
del cielo, y sepulte en sueño
hombres, animales y aves;
busca un vestido seglar.
FÉLIX
Y ¿de, quién podré fiarme
para servir? Que es forzoso. 975
DOÑA CLARA
Este Carrizo es bastante;
háblale de parte mía.
FÉLIX
¿A un santo dices que hable?
DOÑA CLARA
Yo sé bien que no lo es:
contigo puedes llevarle; 980
yo sé que sabe traer
un papel, aunque sea un ángel
de los que tiene la tierra
la persona a quien le trae.
FÉLIX
Yo lo haré, pues que lo dices, 985
y no hay más de que me aguardes.
DOÑA CLARA
Aguardaré como tuya.
FÉLIX
Quien amare, se declare;
porque, como persevere,
no es posible que no alcance. 990

 
 
FIN DEL ACTO PRIMERO
 
 

Indice Siguiente