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La Casa de Lara, de Villena (Alicante). Poblado de llanura con cerámica cardial

José M.ª Soler García





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En el número 5 de la revista Villena, editado por el M. I. Ayuntamiento de esta ciudad en septiembre de 1955, dimos primera noticia de este importantísimo yacimiento, único poblado hasta el momento en que aparece la cerámica cardial, abundante en cuevas, como es bien sabido.

Esta circunstancia, unida a la extraordinaria cantidad y calidad de los materiales recogidos, nos mueve a reproducir en lo esencial aquel artículo, de muy débil resonancia entre los especialistas, dada la escasa difusión de la revista en que se publicó.

El yacimiento, descubierto en la primavera de 1953, ocupa cerca de un kilómetro de extensión en los alrededores de la Casa de Lara, antigua finca, hoy casi abandonada, situada a unos 3'5 kilómetros al NO. de la población, entre la carretera de Villena a Caudete y la línea férrea de La Encina a Alicante, a levante del cabezo que se extiende entre la Casa del Padre y la del Molinico.

El foco principal de ocupación prehistórica se halla al sur de la casa, en las depresiones de dos viñas plantadas en terreno ondulado. Aquí es donde puede observarse con mayor claridad los vestigios de viviendas, señaladas por gran cantidad de barros, con improntas de troncos y cañas (lám. I, núm. 3). En los trozos yermos del norte y de poniente es fácil la recogida de sílex microlíticos, que brillan intensamente en la superficie a la luz del sol. Por levante la delimitación del poblado queda señalada por un crestón arenoso sembrado de espinos que se utiliza como senda de paso.

Toda la extensión del yacimiento está formada por un manto de arenas movedizas que en algunos lugares se acumulan a modo de dunas, sobre una de las cuales se halla edificada la misma Casa de Lara. Entre la superficie ocupada por las arenas y el cabezo de la Casa del Molinico se forma una depresión arcillosa, antaño ocupada por las aguas. Uno de los bancales más hondos se denomina todavía «el balsón», y son numerosos los juncos esparcidos por los parajes no cultivados de esta hondonada.

La elección del habitat sobre las arenas, a orillas de un marjal defendido a poniente por una colina utilizada para los enterramientos, hace valedera para estas latitudes la loi des sables formulada por Goury.

Rebuscas superficiales, aunque intensas, nos han suministrado ya más de cincuenta mil piezas de sílex, primorosamente trabajadas en grandísima proporción.   —194→   Las que presentamos en nuestras figuras 1 a 4 no son sino una somera selección entre cientos de ejemplares de tipos semejantes.

Abundan los núcleos de lascas y de hojas, muchos de ellos reutilizados como cepillos o raspadores (fig. 1, núm. 3). Son casi todos de tamaño mediano o reducido, hasta poder ser considerados en algunos casos como verdaderos «micro-núcleos» (fig. 2, núm. 7).

Hay también utensilios grandes, pero si se exceptúan algunas hachas de mano o hendedores robustos y escasos esferoides bien redondeados, los macrolitos del yacimiento no son de pedernal, sino de otras piedras duras, tales como la ofita, la caliza de grano fino y la cuarcita. De esta existen multitud de cantos enteros y lascas trabajadas (lám. I, núm. 8). La caliza se utiliza en la fabricación de brazaletes y discos con bordes tallados (lám. I, núms. 2 y 6). De ofita se construyen variedad de utensilios de grandes dimensiones, aparte de las hachas pulimentadas, de secciones y tamaños diversos (lám. I, núm. 5). De otras piedras finas, como la fibrolita y sus similares, se obtienen preciosas hachuelas, algunas de tamaño diminuto (lám. I, núm. 5).

Toda la industria del sílex tallado, en su época de mayor esplendor, se halla representada en este magnífico yacimiento. Hojas sencillas de no grandes dimensiones, pero de factura perfecta (fig. 1, núm. 11); hojas de bordes retocados, utilizadas como dientes de hoz (fig. 1, núm. 10); hojas de muesca sencilla o múltiple (fig. 1, núms. 2, 6 y 7 y fig. 2, núm. 5); hojas de talla bifacial y retoque paralelo, comparables a ejemplares nórdicos o egipcios (fig. 1, núm. 8); «lamelles» de borde retocado y frente de raspador (fig. 1, núm. 5), etc. En la figura 1, números 4 y 9, se representan dos ejemplares de instrumentos en sílex jurásico o lacustre que nos hacen lamentar su fraccionamiento; enteros, debieron ser ejemplares excepcionales, como el representado en la figura 5, que mide, en lo conservado 12'5 centímetros de longitud.

El capítulo de «raspadores» es verdaderamente espléndido; de los cientos de ejemplares claramente definidos hemos dibujado únicamente los cinco de nuestra figura 2 (núms. 1 al 4 y núm. 6), perfecto ejemplar este último de «micro-raspador» discoidal.

Existen también «raederas» (fig. 2, núm. 11) y «cuchillos-raederas» (fig. 2, número 9) que, en su aspecto tipológico, enlazan perfectamente con épocas bastante más remotas. Hay asimismo puntas bifaciales de ruda talla (fig. 2, núms. 12 y 13), y hasta utensilios que recuerdan los pies y los tranchets de la cultura campiñense (fig. 2, núms. 10 y 14). De la industria de lascas merecen señalarse varios ejemplares de piezas estrelladas, en Y y en T, de los que hemos dibujado el número 1 de la figura 1 y el número 8 de la figura 2, que pudieran ser considerados como instrumentos mixtos de raspador y perforador.

Capítulo aparte merecen los microlitos geométricos y sus piezas concomitantes: hojillas de dorso rebajado y microburiles (fig. 3). Difícilmente podrá hallarse más extraordinaria conjunción de tipos, técnicas y tamaños. Triángulos, trapecios, medias lunas de dorso rebajado, segmentos de doble bisel, con o sin giba, microtranchets, etcétera, parecen haberse dado cita en nuestro yacimiento. Y junto a ellos, con su   —195-198→     —199→   misma técnica, una serie de piezas que podríamos llamar de transición y que enlazan perfectamente con el mundo de las flechas de talla bifacial. El número 54 de nuestra figura 3, por ejemplo, no es sino un triángulo profusamente retocado por ambas caras, y del trapezoide número 35 de la misma figura 3 puede salir, a poco que se retoque la superficie, una punta de flecha similar a la representada en el número 11 de la figura 4. En cuanto a estas, basta examinar la referida figura 4 para formarse idea de la estupenda calidad del conjunto que hemos logrado reunir.

Figura 1.- Villena. Casa de Lara: Industria lítica

Fig. 1.- Villena. Casa de Lara: Industria lítica

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Figura 2.- Villena. Casa de Lara: Industria lítica

Fig. 2.- Villena. Casa de Lara: Industria lítica

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Figura 3.- Casa de Lara: Microlitos geométricos

Fig. 3.- Casa de Lara: Microlitos geométricos

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Figura 4.- Villena. Casa de Lara: Puntas de flecha

Fig. 4.- Villena. Casa de Lara: Puntas de flecha

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Por lo que al sílex se refiere, pocos yacimientos españoles resistirían la comparación con la Casa de Lara villenense. Y otro tanto se podría asegurar de sus cerámicas, en las que se dan también casi todos los procedimientos decorativos propios del Neolítico: ungulaciones, digitaciones, relieves, incisiones, acanalados, puntillados e impresiones diversas, entre ellas la cardial. Nuestras láminas II y III nos eximen en este lugar de una más detallada descripción. Desgraciadamente, el tamaño de los fragmentos no permite reconstrucciones convincentes, salvo en algunos ejemplares de superficie lisa como los representados en nuestra lámina I, número 7, de los cuales la vasija carenada anuncia tipos más recientes, si es que no pertenece ya al mundo del bronce argárico, en el que la comarca de Villena ocupa muy señalado lugar. No debemos omitir que en la propia Casa de Lara y sus alrededores hay vestigios ibéricos, romanos, medievales y modernos.

Figura 5.- Villena. Casa de Lara: Placa de sílex lacustre. Reducida 1/2

Fig. 5.- Villena. Casa de Lara: Placa de sílex lacustre. Reducida 1/2

En el capítulo del barro cocido tenemos que mencionar aún los cilindros curvados con orificios en los extremos (lámina I, núm. 1) y las placas provistas de cuatro perforaciones más o menos simétricas (lám. I, núm. 4), utensilios ambos todavía de dudosa interpretación.

Para completar esta sucinta relación de materiales debemos referirnos por último a los objetos de adorno, en su mayor parte conchas perforadas recogidas en nuestras rebuscas superficiales. Abundantísimo uso debió de hacerse de estos objetos cuando, sin cernido alguno de tierras, llevamos recogidos cerca de un centenar. No faltan entre ellos las valvas de pectúnculo y de cardium, con las que, sin duda, adornarían algunos de sus cacharros (lám. IV, núm. 2).

El metal es muy escaso. Solo un robloncillo de enmangamiento y algunos dudosos trozos de punzón podrían incluirse en conjuntos prehistóricos. Algunos otros fragmentos pertenecen, con toda seguridad, a épocas posteriores, como claramente se deduce de la proporción de níquel que lleva, por ejemplo, una punta de cuchillo o puñal.

Ignoramos a ciencia cierta el rito de enterramiento practicado por aquellos antiguos pobladores del término villenense. Sabemos que hace muchos años fueron destrozados algunos esqueletos en la cima del cabezo de la Casa del Molinico, pero   —200→   no hemos llegado a averiguar las circunstancias y detalles de aquellas inhumaciones. Todavía en una de nuestras exploraciones por aquel lugar pudimos recoger fragmentos óseos y cerámicos y una cuenta de collar consistente en una laminilla de oro cerrada en forma de pequeño tubo y adornada con siete líneas paralelas incisas. Mide seis milímetros de longitud, por cuatro de anchura y medio de espesor (lámina IV, núm. 1). Podemos suponer también coetánea del poblado la «Cueva de las Lechuzas», de que se dio noticia en el número 1 de la revista Villena y en el Noticiario Arqueológico Hispánico. Si esto es así, uno de los ritos funerarios practicado por los habitantes de la Casa de Lara sería el de la inhumación colectiva en cuevas sepulcrales, de las que hay varias por excavar en los cabezos de las proximidades.

Breve consideración final. -No sería difícil encontrar numerosos paralelos a todos y cada uno de los objetos mencionados, que de muy poco habrían de servirnos, dadas sus condiciones de aparición. El yacimiento, importantísimo a priori, podrá valorarse en toda su integridad cuando se efectúen excavaciones adecuadas que permitan discriminar asociaciones ciertas de tan diversos materiales. Porque, de primera intención, y a la vista de los resultados obtenidos por la investigación actual, no concuerdan bien los microlitos geométricos y la cerámica cardial, según ha puesto de manifiesto Fletcher en diversas ocasiones y según hemos podido comprobar nosotros mismos en una cueva del término villenense, todavía inédita, en que sus varios niveles claramente estratificados, que abarcan desde el Mesolítico al Eneolítico, carecen todos de cerámica cardial y son ricos, en cambio, en microlitos de diversos tipos.

Tampoco se compaginan bien los trapecios y triángulos, del más puro aspecto capsio-tardenoisiense, con las maravillosas puntas de flecha de talla bifacial, a pesar de los tipos de transición que hemos dejado señalados. Por otra parte, en algunos yacimientos ha podido establecerse un intento de diferenciación cronológica entre los segmentos de retoque abrupto y los de doble bisel, que aquí se dan conjuntamente.

Lo más probable es que la Casa de Lara haya tenido una larguísima perduración y que muchos de sus tipos líticos y cerámicos sean el resultado de una prolongada evolución local en comarca de obligado tránsito, punto de cruce de toda clase de influjos étnicos y culturales.

Ha sido una verdadera fortuna que la situación de la Casa de Lara, en paraje arenoso, poco codiciado por los agricultores actuales, nos haya conservado para el estudio este yacimiento excepcional, al que solo falta dedicarle el tiempo y los medios necesarios para que nos brinde todas las enseñanzas que indudablemente nos tiene reservadas.





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Lámina I

Lámina I. Villena. Casa de Lara: Vasijas reconstruidas y objetos de barro y piedra

Villena. Casa de Lara: Vasijas reconstruidas y objetos de barro y piedra



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Lámina II

Lámina II. Villena. Casa de Lara: Cerámicas con relieves, incisas, puntilladas y cardiales

Villena. Casa de Lara: Cerámicas con relieves, incisas, puntilladas y cardiales



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Lámina III

Lámina III a

Lámina III b

Villena. Casa de Lara: 1, cerámicas cardiales; 2, cerámicas incisas y puntilladas



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Lámina IV

Lámina IV a

Lámina IV b

Villena. 1, Cabezo de la Casa del Molinico: Cuenta de oro (muy aumentada). 2. Casa de Lara: Objetos de adorno



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