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21

Vv. 95-96. Texto alternativo de Hartzenbusch: «¡Qué cara! ¡Qué hermosura! / Pues ¿con qué se la cura? / ¿Qué se pone en el rostro, don Quijote?»

 

22

Metafóricamente es el hombre sucio y desaseado en el vestir y comer (DA). Ese apelativo confirma el sentido irónico de las alusiones constantes a su supuesta blancura. Vid. vv. 40-42 y 95-100.

 

23

Gatatumba: exclamación de simulación, engaño o dolor (DA). Cotarelo lo cita también como un baile mencionado en una relación impresa en 1618.

 

24

Equívoco con la acepción de «clavar» por engañar usando de palabras artificiosas o acciones disfrazadas (DA).

 

25

Parece que la DAMA 2.ª le cambia, rápidamente, su anillo por otro, con certeza de menos valor o falso. Hartzenbusch, p. 623, n. 1, realiza la misma lectura.

 

26

Volver al cántaro las nueces: volver a suscitar una pendencia ya acabada (DA).

 

27

Levas: enredos, tretas, engaños (DA).

 

28

Vv. 120-128. Más que cuento tradicional, parece invención grotesca de Calderón, recurso muy típico en él. Vid. Chevalier, M., Folklore y literatura: el cuento oral en el Siglo de Oro, Madrid, Crítica, 1978, p. 30, así como nuestra Introducción, apartado 5.1. Las escaramuzas de adargas eran una pervivencia de la caballería medieval. La adarga era un escudo de cuero de forma ovalada. Los contendientes ostentaban una divisa (color simbólico que expresaba convencionalmente los sentimientos del caballero), la empresa (figuras alegóricas con una frase que completaba su significado) y el mote (máximas o proverbios comprensibles por sí mismos). En este caso parece se entrecruzan los conceptos de empresa y mote. La empresa se componía de cuerpo (figura pintada) y alma (inscripción que acompañaba y explicaba la figura), Cf. Gallego, J., Visión y símbolos en la pintura española del Siglo de Oro, Madrid, Aguilar, 1972, pp. 19 y ss.

 

29

En cerro: se dice de las caballerías sin silla ni aparejo (DA). Aquí, por extensión, debe significar «en ayunas».

 

30

Era corriente en la literatura de la época las alusiones a las artes de «pesca» o «anzuelo» de las busconas. Por ejemplo, Lope, en El sabio en su rincón, I, 3: «pesca, con sólo un anzuelo, / pececillos, camarones, / guantes, tocas y listones / del boquirrubio mozuelo».