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La configuración de lo utópico en las narraciones de Adolfo Bioy Casares

Daniel Gustavo Teobaldi





La concepción de lo utópico en Bioy Casares se reconoce en aquellas obras que corresponden a la primera etapa de su producción narrativa: La invención de Morel y Plan de evasión. El examen de conjunto de estas obras permite verificar un considerable espacio que el autor confiere a la postulación de ciertas categorías, relativas a la utopía como creación literaria. El sentido primero de lo utópico consiste en la creación de un universo cerrado, que aparece dotado de leyes propias, que se cumplen inexorablemente. Sólo basta pensar en la autonomía ficcional de las novelas citadas, como mundos enquistados en sí mismos, y cuyos referentes son obras literarias o filosóficas.

En este plano, la utopía, desde la obra de Bioy Casares, constituye una especulación sobre una posibilidad determinada, cuya realidad se proyecta en una esfera distinta de lo puramente fenoménico, permitiendo el ingreso a una realidad totalmente inédita. Con lo anterior es posible postular un mundo ideal, acaso reflejo de este, que participa de los mismos elementos, pero en el que esos elementos aparecen distorsionados.

Este aspecto de la narrativa de Bioy Casares había sido advertido parcialmente por la crítica, pero sin que se le diera el desarrollo y el espacio suficientes1.

Si bien la utopía comporta, en líneas generales, el planteo de una hipótesis de alternativa a lo histórico, e implica una «puesta en escena» de una teoría filosófica o científica, Bioy Casares ha trabajado rigurosamente en lo que constituye la dimensión estrictamente literaria de la utopía: la utopía concebida como una construcción verbal.

La utopía plantea un mundo imaginario, cuya vida tiene su punto de origen en la palabra, que estaría descubriendo y representando un universo conceptual. Este microcosmos implica un intento por lograr la mayor aproximación al referente literario y no real, por lo que se estructura a partir de pautas que cumplen con el efecto de verosimilitud. La verosimilitud se alcanza en la medida en que la narración no demuestre fisuras en su construcción, por una parte, y por otra, al establecer, dentro de sí, todos los contactos textuales que permitan el autorreconocimiento en cuanto ficción. La novela debe ser coherente y debe autoexplicarse y autoanalizarse.

Tanto en La invención de Morel cuanto en Plan de evasión estas características aparecen asumidas, y se presentan como paradigmas dentro de la obra total de Bioy Casares, y en el marco de la narrativa argentina como fuentes de renovación.

Las estrategias empleadas por Bioy Casares, apuntan a planos puramente literarios y textuales. En La invención de Morel los referentes nucleares son dos utopías: La isla del Dr. Moreau, de Herbert George Wells, y Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. De la novela de Wells, Bioy Casares toma el motivo del científico y de los experimentos en animales y en seres humanos; del relato de Defoe, asimila las alternativas y peripecias de un náufrago que llega a una isla remota. Pero también existen referentes intratextuales, porque el texto de La invención de Morel es un comentario de la utopía del científico Morel, creador de una máquina que proyecta imágenes permanentemente.

En Plan de evasión se produce un fenómeno análogo: aparecen frecuentes alusiones a algunas teorías psicológicas de William James, relativas a las deformaciones de los sentidos, lo que produce modificaciones sustanciales en la percepción del mundo. Además, en esta novela, cobra singular importancia la inserción de una cita de William Blake, en la cual se alude a una supuesta confusión sensorial: «¿Cómo sabes que el pájaro que cruza el aire no es un inmenso mundo de voluptuosidad, velado a tus cinco sentidos?»2. Estos referentes, literarios o filosóficos, aparecen sincretizados en el carácter definitivamente utópico del texto de Plan de evasión, porque, al plantear otras posibilidades combinatorias para los sentidos, es decir para las primeras captaciones del mundo, esas combinaciones revelan otros mundos posibles; y porque el texto de Plan de evasión comentario de la utopía de Castel, a partir de dos instancias: cuando el narrador refiere los experimentos del gobernador de la isla, y cuando se incluyen en el relato las páginas del cuaderno en el que Castel tomaba notas sobre los procedimientos y resultados de esos experimentos.

En La invención de Morel y en Plan de evasión se produce el fenómeno de la expresión de otras utopías, lo que asegura a estas novelas el carácter intrínseco de utópicas. Desde su estructura profunda la utopía se plantea como lo inalcanzable cognoscible, esto es, aquello a lo que el hombre no tiene acceso por medio de la simple razón. A partir de este postulado es posible proyectar los alcances que tiene el tema de la libertad en estas novelas. En ambas se coincide con manifestar el carácter limitado de la experiencia humana en dos dimensiones: el cuerpo y el texto.

El cuerpo es el primer receptor de lo real, con los sentidos como mediadores. El desarrollo de La invención de Morel y de Plan de evasión nace de una virtual perturbación de los sentidos. En La invención de Morel la perturbación está provocada por las modificaciones aparienciales que produce la máquina inventada por Morel. La máquina proyecta solamente la imagen de los cuerpos de los seres. Se trata de una apariencia que no revela otro aspecto más que lo puramente superficial y adjetivo de los seres, captados por la máquina de Morel y proyectados en la isla. La máquina ha grabado un instante remoto de la vida de los personajes que pueblan la isla. Es un instante en el tiempo del cuerpo de esos personajes, que queda atrapado para siempre, en una reiteración infinita de imágenes. Esto es lo que perpetúa la vida, en un eterno retorno provocado por la repetición de las imágenes, a las cuales se integra, finalmente, el narrador protagonista.

Por una parte, la modificación sensorial, permite la apertura a una perspectiva diferente de lo real; por otra, la reiteración involuntaria de las acciones, transforma el cuerpo en una cárcel, porque los seres de las proyecciones están condenados definitivamente a esa sola instancia.

En Plan de evasión, el protagonista descubre que los experimentos de Castel apuntan a brindar una dimensión diferente de la realidad: a través de una serie de intervenciones quirúrgicas cerebrales, se logra que los prisioneros tengan la «ilusión de la libertad», aun permaneciendo en sus celdas. Estos experimentos implican una sustancial modificación de los sentidos para dar a la realidad de la prisión una fisonomía distinta, o mejor: opuesta.

En tal sentido, el cuerpo sigue siendo la cárcel en la que las aspiraciones de libertad quedan truncas, aunque se recurra a métodos experimentales científicos, que cambien el curso normal de las percepciones humanas. Esas modificaciones sensoriales, que implican un intento superficial de libertad, permiten la apertura a otras experiencias de lo real, y por lo tanto constituyen las puertas de ingreso a otros mundos posibles. Este es el punto nuclear de lo utópico en Bioy Casares: la utopía no sólo es el viaje exterior a una isla o país remoto, sino que esa traslación física lleva también a un viaje interior, que procede deformando lo real y creando realidades nuevas.

En las novelas de Bioy Casares la utopía aparece construida desde la estructura profunda de la obra, como una utopía de la verdad. La verdad se presenta sucesivamente enmascarada, sin alcanzar un estatuto definitivo. Las ficciones revelan la creciente imposibilidad de llegar a alguna verdad absoluta u objetiva.

Por otra parte, lo utópico está en el texto como utopía, a partir del postulado de que el texto está formulado en cuanto utopía desde la estructura de la obra, y porque está haciendo permanentes referencias a otros textos utópicos.

Esta relación última entre verdad y utopía contiene los elementos que prefiguran el pensamiento utópico de Bioy Casares, porque describe un círculo de referencias de las cuales se nutren sus ficciones.

La utopía se presenta, pues, como la posibilidad de resolución a los planteos formulados por lo fantástico y por lo policial, aunque, en última instancia, todo se cierra en el círculo que describe la literatura.





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