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ArribaAbajoJornada segunda

 

Salen TANCREDO y BOEMUNDO con espadas, rodelas y morriones.

 
TANCREDO
    Mejor fuera hacer esta jornada
al tiempo cuando la dorada aurora
al venidero día descubriese
sus rosadas mejillas por el cielo;
y entonces, con menor peligro nuestro,5
pudiéramos cumplir el mandamiento
del gran Godofre, y mirar más cerca
los traveses, el foso y las murallas
de esta fuerte ciudad que se defiende.
BOEMUNDO
A tu valor, Tancredo, no hace estorbo10
un tiempo a otro, que tu brazo rompe
cualquier dificultad que se le ofrezca.
TANCREDO
Dignas son esas altas alabanzas
más del vuestro valor que no del mío,
y aquella confïanza que en él tengo15
de mayores peligros me asigura
feliz suceso, vitoriosa palma.
BOEMUNDO
Bien pagados estamos. Basta, y dime,
en tanto que llegamos algún puesto
do podamos mirar a nuestro salvo20
lo que de la ciudad mirar queremos,
cómo tu corazón fue tan robusto,
tan esento y tan duro y tan de acero,
que estando en tu poder la bella Erminia,
hija del rey famoso de Antioquía,25
y siendo ella tu esclava y tu sujeta,
a las muestras que dio a tu mandamiento
no pudiesen hacer mella en tu pecho
sus bellos ojos, sus cabellos de oro,
la blanca leche y colorada rosa30
de sus mejillas, y cristalina grana
de sus dientes y labios peregrinos.
Dos estremos dinos cierto
de que los cante la parlera Fama
en alabanza tuya por mil siglos:35
el uno fue de rara continencia,
de liberal fue el otro, pues sin premio,
sin interés, promesa y sin rescate
a una hija de un rey tan grande
pusiste en libertad liberalmente.40
TANCREDO
No me tengas, Boemundo, por tan justo.
Si ella fuera bautizada, creo
que nunca yo mostrara los estremos
de continencia y liberal que dices;
mas la pérfida seta que ella guarda45
fue causa aun que de Erminia me guardase,
y por huir del manifiesto daño
que su conversación causar pudiera.
Por esto y por pagar de un blando y tierno
amor que me mostraba, quise darle50
la dulce libertad sin premio alguno,
mas yo creo que presto ha de perderla
porque en esta ciudad se ha recogido
con el rey Aladino, según dicen.
Y si por dicha esta ciudad se toma55
-que se hará con el favor del cielo-,
y Erminia acaso a mi poder tornase,
otra vez y otras ciento gozaría
la alegre libertad sin interese.
  -fol. 252r-  
BOEMUNDO
En fin, es ése pecho de Tancredo.60
TANCREDO
A lo menos es pecho que procura
cumplir con lo que debe a caballero
y aquello [a] que le obliga ser cristiano,
favoreciendo a las mujeres tristes,
o sea a l[as] de pequeño o alto estado,65
y de oponerse a los asaltos fieros
con que la mora salta y acomete
a los tïernos y mancebos años.
Cuanto más que entre el ronco son y estruendo
de las fieras trompetas y atambores70
y el ancho relinchar de los caballos,
entre los duros lechos de fajina,
entre el bizcocho y encharcadas aguas,
entre las golas de pesado acero,
entre la poca quïetud del sueño,75
entre el desasosiego y sobresalto,
ministros y secuaces de la guerra,
muy pocas veces el amor se mezcla.
Otro sosiego busca, otros regalos,
otra paz, otros tratos y caminos80
que no aquellos que sigue el fiero Marte.
BOEMUNDO
Bien es verdad, pero, con todo eso,
si a los poetas debe darse crédito,
rendido al mismo Marte nos le pintan
en gentil red cogido con la diosa,85
madre de ese muchacho a quien tememos.
TANCREDO
Fábulas son, pero, volviendo al caso,
paréceme, Boemundo, que sería
acertado ponernos escondidos
detrás de aquel recuesto levantado,90
que allí se nos descubre, y poco a poco
subirnos a la cumbre, y está claro
que desde allí se ve la ciudad toda.
BOEMUNDO
No me parece mal. Guía y camina.
 

(Vanse, y salen ALADINO rey, MARSENIO y ARGANTE, moros, y CLORINDA, armada, y un muchacho delante que la trae el escudo y yelmo, y pintada una tigre en el escudo, y dice CLORINDA:)

 
CLORINDA
    Digo, señor, que oprobrias y que abajas95
tu nombre y tu valor con lo que haces
si a estas burlerías torpes, bajas,
crédito das y así te satisfaces.
Si en esto confiado no trabajas
en componer y en ordenar las haces100
y las usadas máquinas de guerra,
la pérdida te anuncio desta tier[r]a.
    Si la ley que profesas de Mahoma
dice que es burla la de los cristianos,
¿por qué una imagen suya así te doma105
el brío y pone esposas en las manos?
Toma, señor, la espada, el arnés toma,
y deja los hechizos falsos, vanos,
que los que se han de usar en esta parte
son la industria y furor del Marte.110
    Yo quité los cristianos que tu ira
al fuego condenó, porque mi intento
por otros medios de más honra aspira
de reducir tu estado a salvamento.
REY
Magnánima guerrera, bien se mira115
en tus obras tu honroso pensamiento,
y de solo tu brazo más confío
que de todo el poder pujante mío;
    y yo perdono, si tú en esto gustas,
a todos los cristianos mis sujetos.120
MARSENIO
Misericordia es esa tan injusta
cuan presto verás della los efectos.
CLORINDA
Si viene a la verdad tu ciencia justa,
dime si tus carateres perfectos
te dicen y señalan, por ventura,125
algún gran bien o presta desventura.
MARSENIO
Feliz reposo me asegura el cielo,
larga, dichosa y descansada vida;
de repentina muerte no recelo,
de cautiverio o enfermedad mecida.130
  -fol. 252v-  
CLORINDA
¿Si pruebo que mientes?
MARSENIO
Bueno.
CLORINDA
Ansí, [velo]
de tal modo que venga a ser creída:

  (Dale de puñaladas.) 

llegue a tu corazón la daga mía,
que mentirosa hará tu astrología.
MARSENIO
    ¡Oh, Clorinda, más fuerte que los signos,135
furiosa ejecutoria de los hados!
CLORINDA
Ahí conocerás los desatinos
de los abitros y puntos observados;
encubrióte tu ciencia los caminos
que estaban a tu muerte señalados.140
¡No supiste huir tu misma pena
y quieres prevenir la guerra ajena!
    No te parezca, oh rey, atrevimiento
lo que mi mano ha hecho en tu presencia,
que con esto verá su atrevimiento145
cuán poco hay que fiar en esta ciencia.
REY
De lo hecho, Clorinda, estoy contento,
pues tu valor a más te da licencia,
que ese brazo, que mata a los amigos,
muy mejor matará a los enemigos.150
    Mas pues iguala tu subido ingenio
a tu fuerza y valor, dejando aparte
el caso acelerado de Marsenio,
y el vano arrimo de su ciencia y arte,
suplícote me digas -si el ingenio155
divino te lo muestra- por qué parte,
por qué modo o qué vía escusaremos
la gran rüina que a los ojos vemos;
    que este cristiano ejercitado campo,
con las muchas victorias arrogante,160
en mi sentido desde agora estampo
que a sujetarnos ha de ser bastante.
Su gente ocupa el espacioso campo
que ves, y es lo peor que dice Argante
que es toda fuerte, suelta y bien armada,165
a morir y vencer acostumbrada.
ARGANTE
    Si la gente infinita que prepara
el gran Soldán [de] Egipto en tu defensa,
a esta sazón, oh buen señor, llegara,
mal pudiera el francés hacerte ofensa;170
antes, estoy seguro que llevara
de su atrevido osar la recompensa.
Pero, entre tanto que no llega, digo
que es bien que pidas tregua al enemigo,
    y él querrá concederla, a lo que entiendo,175
por dar lugar y espacio a rehacerse,
y tú te irás despacio previniendo
de lo que debe en tu defensa hacerse.
Y si viene el Soldán como pretendo,
verás cual humo al viento deshacer[se]180
el escuadrón que agora te amenaza
desa cristiana mal nacida raza.
REY
    ¿Qué me dices, Clorinda?
CLORINDA
Que el consejo
y parecer de Argante es aceptado,
y lo mismo yo misma te aconsejo,185
que es lo mejor en tan estrecho estado;
y aun, si quieres, me ofrezco y me aparejo
a llevar a Godofre este recado;
digo a pedir la tregua que conviene,
si en mi parecer el tuyo viene.190
REY
    Digo que sí, y ruégote que seas
con Argante quien lleve la embajada.
ARGANTE
En el modo se hará que lo deseas.
CLORINDA
Id luego que yo estoy aparejada.
REY
¡Cómo se ve, Clorinda, que te empleas195
en hacer que la Fama esté ocupada
contino en pregonar tus hechos claros,
al cielo nuevos como al suelo raros!
    En buena hora os partid, cuando os parezca,
que en vuestras manos pongo mi ventura.200
CLORINDA
Partirnos hemos antes que anochezca,
o a la luz venidera clara y pura.
ARGANTE
Luego será mejor porque se ofrezca
-fol. 253r-
[. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ura]
del campo conducido aquí de Francia205
esta noche el descuido o vigilancia.
CLORINDA
    Ármate pues, Argante, y vamos luego.
REY
No ha menester el que es heraldo armas.
Tú sí las llevarás, pues en sosiego
ni en guerra nunca he visto te desarmas.210
ARGANTE
De tu ardiente valor redunda un fuego
en mi pecho, que ya le adornas y armas
de tan nueva virtud que, desarmado,
no temo a Marte si te tengo al lado.
 

(Salen ERMINIA, mora, y ALZARDO, viejo.)

 
ERMINIA
    Pues sabes, anciano Alzardo,215
cómo turba mi sosiego
el blando amoroso fuego
en que me consumo y ardo,
    y que ya no hay resistencia
que le haga a su furor,220
y que es descanso el dolor
de la amorosa dolencia.
    ¿De qué sirve aconsejarme
lo que tan bien me estuviera,
si en mi deseo cupiera225
querer dello aprovecharme?
    Yo sigo tras mi destino,
él me consuela y esfuerza.
ALZARDO
Tú misma le das la fuerza,
que apruebas tu desatino;230
    el desatino es llano,
pues así te has entregado,
hija de rey, a un soldado,
y tú mora y él cristiano.
ERMINIA
    ¿Tiene otro príncipe el mundo235
de mayor ser y bondad?
¿En valor y calidad
tiene Tancredo sigundo?
    ¿En destreza y gallardía,
hay quien le iguale en la tierra?240
¡Manso en paz, valiente en guerra,
estremo de cortesía!
ALZARDO
    Como espera a la victoria
Amor de tu pecho en todo,
a Tancredo de ese modo245
te lo pinta en la memoria.
    No te le pinta cristiano,
enemigo de tu ley,
ni que fue a vencer al rey,
tu padre, con fiera mano;250
    con los colores y tinta
de gallardo y liberal,
pesaroso de tu mal
en tu sentido le pinta.
    Pero borra estas colores255
por la cristiana arrogancia,
y las banderas de Francia
los causarán trunfadores.
    Pon, Erminia, ante tus ojos
que a la francesa crueldad260
sirve tu rica ciudad
de miserables despojos.
    A crüel venganza aspira
de tu deshonra y dolor,
y del regalo de amor265
tus pensamientos retira.
ERMINIA
    ¡Cuán poco me satisfacen
las palabras en que sobras,
porque del amor las obras
consejos no las deshacen!270
    En tal punto está el compás
de mi amor en este instante,
que ni puedo ir adelante
ni querer volver atrás.
-fol. 253v-
    La gran verdad de Tancredo,275
su estraña magnificencia,
destierran de mi presencia
todo inconviniente y miedo;
    que si él me dio libertad,
teniéndome en su poder,280
yo le he de satisfacer
con dalle mi voluntad.
    Y aunque la satisfación
es pequeña a deuda tal,
hágala rica el caudal285
de la amorosa afición.
ALZARDO
    En fin, ¿qué quieres hacer?
ERMINIA
Hablar si puedo a Tancredo.
ALZARDO
Muy bien dijiste «si puedo».
ERMINIA
Pues muy posible ha de ser.290
ALZARDO
    Yo no imagino qué modo.
ERMINIA
Pues yo sí, si tú me ayudas.
ALZARDO
No pongáis en eso dudas,
siendo yo ta[n] vuestro en todo;
    que pues mi sano consejo295
no admitís en tal jornada,
por no faltaros en nada
a serviros me aparejo.
ERMINIA
    El modo, pues, que tengo imaginado,
Alzardo, y el mejor que me paresce,300
para dar fin al justo intento mío...
ALZARDO
No le des ese título, prosigue.
ERMINIA
Bien dices, que otro título más alto
debiera darle, pero baste «justo».
Digo, pues, que ya sabes que vivimos305
en el Real Palacio en una misma
instancia yo [y] Clorinda, única y sola
en armas, en valor y en hermosura.
Y sabes ansimismo que a su gusto
pone y dispone, ordena, manda y veda310
Clorinda, y la ciudad le da obediencia,
como si fuese el rey, en cuanto quiere.
ALZARDO
Verdad es lo que dices, mas ¿qué importa?
ERMINIA
Pienso hurtar las armas de Clorinda,
y, armándome con ellas, fácilmente315
podré salir de la ciudad de noche,
pues no habrá centinela o guarda alguna
que pensando ser ella no me deje
salir y entrar en la ciudad mil veces.
Esto ha de ser de noche, y tú conmigo320
saldrás, porque me importa tu venida.
ALZARDO
Con esa industria, Erminia, ya te veo
fuera de la ciudad, y yo contigo.
Pero, ¿qué se ha de hacer tras esto?
ERMINIA
Escucha.
Tú irás al campo adonde está Tancredo325
con muestras de pacífica embajada,
y allá por él preguntarás, y hallado
dirásle que una mora, que desea
saber si su valor llega a su fama,
le está esperando adonde yo quedare;330
no le dirás quién soy, pero dirásle
las señas de las armas de Clorinda,
porque él, sabiendo como el mundo sabe,
desta famosa mora las hazañas,
creerá sin duda que Clorinda viene335
a probarse con él, por ver si puede
llevar el triunfo de mejor latino
que en el cristiano ejército milita.
Y él, codicioso de la misma gloria,
saldrá sin duda a verse con Clorinda;340
y si esto ansí sucede, y yo le veo,
déjame el cargo a mí de persuadirle
a lo que debe mi corazón sincero.
ALZARDO
¿Que estás, en fin, a hacer eso dispuesta?
ERMINIA
Digo que sí, y más no me repliques345
-fol. 254r-
ni me aconsejes cosa en contra desto;
y si no quieres ayudarme en ello,
tenme secreto, que yo sola entiendo.
ALZARDO
Primero que la mía a ti te falte,
ha de faltarme el cielo en darme vida.350
ERMINIA
Détela Dios cual yo te la deseo.
ALZARDO
Y a ti te la mejore si es posible.
ERMINIA
Vete, Alzardo, a tu estancia, que yo quiero
ver si Clorinda viene a desarmarse,
aunque entiendo que no, porque se dice355
que junto con Argante ha de ir ahora
a pedir treguas a Godofre invicto.
ALZARDO
Ansí es verdad.
ERMINIA
Pues, cuando vuelva, haremos
lo que ya queda bien determinado.
ALZARDO
Yo no pienso salir de tu mandado.360
 

(Vanse.)

 
 

(Salen TANCREDO, BOEMUNDO, un cristiano en hábito de alárabe, con una cabillera negra, ceñida con un paño blanco la cabeza, y ha de traer una cruz colorada, cosida en lo que lleva, repuesta por la parte de adentro, que no se vea hasta que él la descubra. Saldrá a su tiempo.)

 
BOEMUNDO
    Tancredo, alarga el paso y ponte a punto,
que el alárabe viene encaminado
hacia nosotros y aun está bien junto.
    Préndele sin herirle y ten cuidado
que por pies no se vaya, que es ligero365
el perro según viene apresurado.
TANCREDO
    Tras estas matas asconderme quiero.
Tú, Boemundo, ponte a esotra parte
que la caza se hará como yo espero.
 

(Sale el SALVAJE.)

 
SALVAJE
    Si estoy, cielos, seguro en buena parte,370
si está cerca el cristiano campo amigo,
si me ha salido bien mi industria y arte,
   [. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . igo]
el campo aquí ha de estar hacia ocidente.
TANCREDO
¡Deténte, perro, pérfido enemigo!375
SALVAJE
    Si no es de vuestra habla diferente
la ley, yo me detengo y soy dichoso
en ser tenido de tan buena gente.
BOEMUNDO
    En el habla no es moro.
TANCREDO
Algún astroso
renegado será.
SALVAJE
No lo permita
380
el Dios que adoro inmenso y poderoso.
    Mirad si esta señal de cruz bendita,
que traigo aquí cubierta por mi amparo,
esa opinión de que soy moro os quita.
    Cristiano soy, y aquesto está tan claro,385
cuanto confieso un Dios trino en per[s]onas
y uno en esencia: ved si bien me aclaro.
BOEMUNDO
    Pues, ¿cómo con el hábito pregonas
que guardas de Mahoma el falso rito,
pues cual moro te vistes y coronas?390
SALVAJE
    El cielo por mil veces sea bendito,
pues tan dichoso fuese mi vïaje
tenía allá en su mente eterna scrito;
    que el hábito cristiano y el lenguaje
vuestro sin duda alguna me asigura395
de cristianas entrañas hospedaje.
    Mas, primero que os diga mi ventura,
de dó vengo, a dó voy, decid si estamos
cerca del campo en parte aquí segura.
TANCREDO
    De allá salimos hoy y allá tornamos.400
Este recuesto el campo nos encubre.
Dinos quién eres, que lo deseamos.
SALVAJE
    Este alquicer, señores, tapa y cubre
al conocido Enrique de Volterra,
que agora contento se os descubre405
    y como en ningún tiempo se encierra
la fama ilustre desta gran jornada
y desta cristiana y memorable guerra.
    De mi patria y mi casa regalada
me sacó la intención justa y piadosa410
-fol. 254v-
de un ensangrientar aquí mi espada.
    Dejé mi tierra y mi primera esposa,
y con muchos amigos y criados,
gente en la guerra experta y belicosa,
    pasé los Alpes ásperos y helados,415
y en Táranto las velas dando al viento,
de quien fuimos a veces maltratados,
    llegamos aunque tarde a salvamento
a la grande Bizancio, que la manda
[. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ento]420
    el falso emperador Alejo anda.
Por destruir aquéstos allí llegan
que traen la cruz por santa insignia y banda.
    El pasaje a este ejército les niegan
y hasta quitarle todos sus haberes425
los griegos nunca paran ni sosiegan.
TANCREDO
    ¡Oh, griegos, hombres no, sino mujeres!
¡Codiciosos, lascivos y habladores,
inconstantes de vanos pareceres!
ALÁRABE
    Procuran infundir varios temores430
en los pechos de cu[a]ntos con instancia
procuran ser de turcos ofensores.
    Dicen que ya el ejército de Francia
la hambre y el trabajo lo ha deshecho,
y que en esto ha parado su ganancia.435
    Yo con buen dejo añadiendo el pecho,
contra todas sus máquinas me opuse,
poco de sus traiciones satisfecho,
    y a venir solo sólo me dispuse,
y en el traje de alárabe mendigo;440
por saber bien su lengua en él me puse,
    y al alto cielo pongo por testigo
de la hambre y trabajo que he pasado
en el viaje que a contar prosigo.
BOEMUNDO
    ¡Oh, ánimo, el mayor aventajado!445
¡Oh, fuerte, oh valeroso Enrique, digno
de ser eternamente celebrado!
SALVAJE
    Una cosa he sabido en el camino
que los moros la cuentan, y en contalla
pierden el seso, la paciencia y tino.450
    Dicen que en una sin igual batalla,
que en Antioquía allá tuvieron
con vosotros pensando recobralla,
    muchos armados en el aire vieron,
que en las escuadras bárbaras hacían455
tan recio que ellos solos las rindieron.
    Las armas y caballos que traían
eran más blancas que la nieve pura,
y en los pechos también cruces tenían.
TANCREDO
    A tan estrecho paso y coyuntura460
nos vino ese socorro, amigo Enrique,
que ya a las puertas de la muerte dura
    estábamos tan cerca y tan a pique
de prendernos, que no sé cómo agora
te lo encarezca aquí ni signifique.465
    Estaba nuestra gente vencedora
en la ciudad, que ya quitado había
de esa que tú dices turca y mora;
    y en la ocasión que menos se temía
toda la Persia en nuestro daño viene470
de furor llena y de temor vacía.
    Dentro en los raros muros se entretiene,
nuestra gente cansada, hambrienta y poca,
que poco a vuestro espera y menos tiene.
    La hambre nos consume y nos apoca,475
salir a pelear es impedido
de aquel a quien mandamos si lo toca.
    Estando, pues, con tal mortal partido,
un ermitaño al gran Godofre vino,
lleno de Dios, de Dios allí traído,480
-fol. 255r-
    y díjole: «Señor soy adivino
-cierto es que dijo lo que Dios le ordena-.
Tu bien, tu gloria desde aquí adivino.
    Fue por revelación de verdad llena
quel santo templo de San Pedro encierra485
el remedio sin duda de tu pena:
    cubre el mayor tesoro de la tierra
que tiene el suelo, ques la santa lanza
que abrió la puerta al fin de nuestra guerra.
    Sácala y ten segura confianza490
que Dios por ella volverá al momento
tu crecida tormenta en gran bonanza».
    Y luego con un tierno sentimiento,
con pies descalzos y almas humilladas,
con un cristiano y confïado intento,495
    en dos largas hileras concertadas,
las afligidas gentes que allí estamos,
con gran aplauso y devoción guiadas,
    con el santo ermitaño al templo vamos;
y con santa cudicia y prestas manos500
en el lugar que dijo allí cavamos.
    ¡Oh, firme confianza de cristianos,
y segura promesa de Dios dada,
que sus efetos nunca fueron vanos!
    La santísima lanza fue hallada,505
y al descubrirla un alarido tierno
alzó la gente del placer turbada,
    quien dijo: «¡Oh, llave, que en el sacro eterno
pecho de Dios la santa puerta abriste,
por do salió su inmortal gobierno;510
    tú eres la vara que la piedra heriste
divina, que la sangre y agua pura
manó do nuestro bien todo consiste».
    Tal fue el hallazgo y tal la coyuntura
en que salimos luego a la batalla515
que nuestra fama y milagro dura.
    La multitud de pérsica canalla
por divinos soldados fue abatida
cual ella mesma no lo niega o calla.
    Nosotros con vitoria, ellos sin vida,520
quedamos y quedaron; deste arte
nuestra firme esperanza fue cumplida.
BOEMUNDO
    Otras cosas quisiera preguntarte
de tu camino, Enrique, mas no puedo
que dos moros asoman.
TANCREDO
¿Por qué parte?
525
BOEMUNDO
    Por ésta. ¿No los ves, señor Tancredo?
TANCREDO
Sí veo, y de paz muestran que vienen.
Gentil donaire traen, gentil denuedo.
ALÁRABE
    Creo que nos han visto y se detienen.
BOEMUNDO
No hacen, ya se acercan, por mi vida,530
que es éste el modo que ambos tienen.
    La insinia del escudo es conocida
que trae el de mano izquierda y según creo
debe de ser Clorinda la temida.
ALÁRABE
    Sí, es Clorinda. Ella es el trofeo,535
la gloria y el honor del paganismo.
TANCREDO
Por vella me fatiga ya el deseo.
    Si no viene de paz al cristianismo,
quitaré yo este asombro de delante,
haciéndola bajar al hondo abismo.540
BOEMUNDO
    Fama tiene de hermosa y arrogante.
ALÁRABE
Los moros dicen ques la más hermosa
que jamás tuvo ni tendrá Levante;
    y aun piensan, por mirarla tan briosa,
tan valiente en las armas y tan bella,545
que no es mujer sino divina diosa.
    Cerca está ya, bien puedes, señor, vella.
TANCREDO
El rostro se ha cubierto con un velo.
  -fol. 255v-  
BOEMUNDO
Agora digo que sin duda es ella.
 

(Entra CLORINDA y ARGANTE.)

 
CLORINDA
    Caballeros, ¿podemos sin recelo550
pasar?
BOEMUNDO
Pues vais de paz nadie os lo empide.
CLORINDA
Cuando yo voy de guerra a nadie suelo
    pedir seguridad, porque se mide
con mi deseo todo inconviniente,
y hace este braco lo quél quiere y pide.555
BOEMUNDO
    Sin duda que debéis de ser valiente.
CLORINDA
Pudiera en otro tiempo eso mostraros
quéste no lo permite ni consiente.
TANCREDO
    Primero que paséis he de rogaros,
como os lo ruego y por merced os pido,560
queráis del rostro el antifaz quitaros.
ARGANTE
    ¿Si no lo quiere hacer?
TANCREDO
Si es comedido,
harálo, y si no, poco va en ello,
pues será sin que tarde conocido.
ARGANTE
    Séos yo decir que si él no quiere hacello,565
ni vosotros ni todo el campo vuestro
podrá sino en las armas conocello.
CLORINDA
    A amigos y a enemigos yo me muestro
contino descubierta, y si me cubro,
a conocerme por mi brazo diestro.570
    Por éste, veis aquí que me descubro.

 (Descúbrese.) 

¿Habéisme visto? ¿Ya queréis mi nombre,
porque veáis que nada no os encubro?
    Clorinda es mi apellido.
TANCREDO
Aquese nombre
por sus hazañas es tan manifiesto575
que no hay quien en oírle no se asombre,
    aunque a mí más me admira ver el rostro
de cuanto puede la naturaleza,
cifrado todo en ese hermoso rostro.
    ¡Oh, rara sin igual alta belleza!580
¡Oh milagro, en el mundo, de hermosura,
destremos de verdad y fortaleza!
CLORINDA
    Por cierto, caballero, ques locura
alabar dese modo a tu enemigo.
TANCREDO
Jamás me he visto yo con tal cordura.585
    A tu belleza pongo por testigo
de que [no he] de quedar harto en tu alabanza,
aunque añadiese más a lo que digo.
CLORINDA
    ¿Tenéis ya los cristianos por usanza
el adular?
ARGANTE
Clorinda, di, ¿qué esperas?
590
¿para qué alargas más esta tardanza?
TANCREDO
    Si han sido mis palabras lisonjeras,
Clorinda, el alto cielo me persiga
junto con tu rigor con firmes veras.
BOEMUNDO
    Por Dios, no sé, Tancredo, qué te diga.595
CLORINDA
¿Que Tancredo sois vos, aquel famoso?
Días ha que yo soy vuestra enemiga,
    que siendo mi deseo codicioso
de fama y honra, vuestros hechos raros
le han tenido algún tanto invidïoso,600
    y he deseado a solas encontraros
para hacer con la espada prueba cierta
si debe tanto ansí la fama honraros.
    Pero si la demanda sale incierta
que nuestro rey a vuestro duque envía,605
de vuestro esfuerzo pienso hacer la puerta.
ARGANTE
    Clorinda, mira que se pasa el día;
demos nuestra embajada.
CLORINDA
Vamos luego.
¿Tú eres de los nuestros?
ALÁRABE
Ni aun querría.
CLORINDA
    Espía debes ser.
ALÁRABE
Y aun eso niego.
610
ARGANTE
¡Caballeros, adiós!
BOEMUNDO
¡Adiós, señores!
 

(Vanse CLORINDA y ARGANTE, y dice BOEMUNDO:)

 
  -fol. 256r-  
BOEMUNDO
¿En qué piensas, Tancredo?
TANCREDO
¡Oh, niño ciego!
BOEMUNDO
    ¿Quieres tornar a decir mal de amores?
TANCREDO
¿Cuándo dije yo mal?
BOEMUNDO
¿Ya se te olvida
que dijiste que nunca entre atambores615
    y son de trompas el Amor se anida,
ni tiene qué hacer con el acero
ni con la dura malla entretejida?
TANCREDO
    Lo que hay desde aquí al campo sélo yo.
Camina, Boemundo, alarga el paso.620
BOEMUNDO
¿No me dirás qué mal tienes, primero?
TANCREDO
    Cierto mal es que suele darme acaso,
digo de en cuando en cuando y por mi gusto.
Que te vayas, amigo, en todo caso.
BOEMUNDO
    Dejarte aquí solo será injusto.625
TANCREDO
Digo que tras ti voy, camina agora.
BOEMUNDO
Harélo por no darte algún disgusto.
TANCREDO
    Contigo seré, harto antes de un hora.
 

(Vase BOEMUNDO con ENRIQUE y queda TANCREDO solo.)

 
    Revienta ya corazón,
pon tu dolor en la lengua,630
que tanto silencio es mengua
que acomete la pasión.
    Solo estoy; mas, ay de mí,
¿qués lo que tengo, cuitado,
que voy más acompañado635
quen toda mi vida fui?
    ¿No estás, Clorinda, conmigo?
Sí, quen mi alma te tengo.
¡Ay, mal nacido deseo,
de mi perdición amigo!640
    Tancredo, ¿con quién las has?
¡Deja, miserable, deja
aquel bien que se te aleja
más cuanto lo sigues más!
    Su pie por la senda ruin645
de Mahoma va muy listo,
el tuyo por la de Cristo:
¡mira si es contrario al fin:
    dame ser los dos temor
de tan diferentes greyes!650
Mas lo que apartan las leyes
suele juntar el Amor.
    Tancredo, ¿qué devaneas?
¿Tú no ves tus liviandades,
y que hay mil dificultades655
entre ti y lo que deseas?
    De una virgen tan hermosa,
tan valiente y tan honrada,
¿no será cosa escusada
pretender o esperar cosa?660
    Sí será, mas ¿qué haré
quen mi muerte no hay tardanza
si no fundo la esperanza
aunque sea en no sé qué?
    Mas si andamos en la guerra,665
en ella quiero fundalla,
pues que Clorinda se halla
en defender esta tierra.
    Quizá la cautivaré,
y si esto el cielo me envía,670
-fol. 256v-
no usaré la cortesía
que ya con Erminia usé;
    y allí rendirá el amor,
con la potencia en que estriba,
el señor a la cautiva,675
no la cautiva al señor.