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1

Fundamentales son los trabajos de Francisco Márquez Villanueva, «El morisco Ricote o la hispana razón de estado» en su libro Personajes y temas del "Quijote" (Madrid, Taurus, 1975), págs. 229-335; «La cripto-historia morisca (Los otros conversos)», Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 390 (diciembre, 1982), págs. 517-534, y «El problema historiográfico de los moriscos», Bulletin Hispanique, LXXXVI (1984), págs. 61-135. El mismo crítico analiza cuestiones relacionadas en «La voluntad de leyenda de Miguel de Luna», Nueva Revista de Filología Hispánica, XXX (1981), págs. 359-395, y «Lope, infamado de morisco: La villana de Getafe», Anuario de Letras, México, XXI (1983), págs. 147-182. Dentro de una línea afín, examina de nuevo estas cuestiones, estableciendo una comparación -que básicamente ha de ser de contrastes- con la literatura aljamiada. Luce López-Barait, Huellas del Islam en la literatura española: De Juan Ruiz a Juan Goytisolo (Madrid, Hiperión, 1985). Cf. especialmente el capítulo VII, «Las dos caras de la moneda: El moro en la literatura española renacentista», págs. 149-180 y 249-257.

En cuanto a mi punto de vista, lo expuse por vez primera en comunicaciones leídas en la convención de la Modern Language Association, en diciembre de 1970, y en el IV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, celebrado en 1971. Esta última, dedicada a «Pérez de Hita frente al problema morisco», apareció en las Actas (Salamanca, 1982), vol. I, págs. 269-281. Las propuestas planteadas entonces se incorporaron al estudio del género en The Moorish Novel: 'El Abencerraje' and Pérez de Hita (Boston, Twayne, 1976) y más brevemente en «El trasfondo social de la novela morisca del siglo XVI», DICENDA, Cuadernos de Filología Hispánica, núm. 2 (1983), págs. 43-56.

Un planteamiento muy diferente de la «morofilia» literaria es el de Juan Goytisolo en «Cara y cruz del moro en nuestra literatura», incluido en sus Crónicas sarracinas (Barcelona, Ruedo Ibérico, 1982), págs. 7-25. Reconozco que algunos romances moriscos y un buen número de comedias de moros y cristianos denotan una actitud de hostilidad o desprecio respecto a los moros o moriscos. Sin embargo, creo que en las tres obras de ficción que constituyen el breve repertorio de la novela morisca del siglo XVI han actuado como estímulo de la creación literaria sentimientos, si no de solidaridad, sí de reconocimiento de la angustiosa e injusta situación es que se hallaba la minoría morisca.

Al margen del presente trabajo quedan otro tipo de escritos, que obedecen a motivaciones comparables. Cf. Márquez Villanueva, «Problema historiográfico», págs. 117-135, y «Miguel de Luna». Sobre el singular fenómeno de los textos apócrifos del Sacromonte, véase también la síntesis de Darío Cabanelas, «Intento de supervivencia en el ocaso de una cultura: Los libros plúmbeos de Granada», Nueva Revista de Filología Hispánica, XXX (1981) págs. 334-358.

En cuanto a la poesía y el teatro, se da una gama de actitudes tan diversas ante el problema morisco, pasando por la indiferencia, que no resulta posible generalizar.

 

2

Fue Francisco López Estrada quien señaló que era morisca la población de Bárboles, el lugar de señorío de Jerónimo Ximénez de Embún, a quien está dedicada la versión Parte de la Corónica. Cf. su edición y estudio de este texto en «El 'Abencerraje' da Toledo, 1561», Anales de la Universidad Hispalense, XIX (1959), págs. 1-60. Sobre el ambiente en que puede situarse la redacción de esta versión, cf. Carrasco, «Las cortes señoriales del Aragón mudéjar y El Abencerraje, en Homenaje a Casalduero (Madrid, Gredos, 1972), págs. 115-128. El Abencerraje (Novela y romancero), ed. de López Estrada (Madrid, Cátedra, 1980) ofrece el texto aparecido en el Inventario de Antonio de Villegas, precedido de un cabal estudio y bibliografía. Entre las aportaciones posteriores, Israel Burshatin, «Power, Discourse and metaphor in the Abencerraje», Modern Language Notes, XCIX (1984), págs. 195-313.

 

3

Amelia García-Valdecasas, autora de una tesis doctoral inédita sobre el romancero nuevo morisco, incluye selecciones representativas de este género, ampliamente anotadas, en su edición del Romancero. Clásicos Plaza Janés, 1986.

 

4

Cf. Carrasco, «Vituperio y parodia del romance morisco en el romancero nuevo», en Culturas Populares, Actas del Coloquio celebrado en la Casa de Velázquez..., nov.-dic. 1983 (Madrid, Casa de Velázquez/Universidad Complutense, 1986), págs. 115-138.

 

5

Véase nota 1. La mejor edición de Pérez de Hita sigue siendo la de Paula Blanchard-Demouge, Guerras civiles de Granada (Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1913-1915), 2 volúmenes. Comprende la Historia de los bandos... (Zaragoza, 1595) y la Segunda parte (Cuenca, 1619), que versa sobre la sublevación de los moriscos.

 

6

Donald McGrady, «'Heliodorus' influence on Mateo Alemán», Hispanic Review, XXXIV, (1966), págs. 49-53. La novelita figura en el cap. 8º del Libro I del Guzmán. Cf. la edición y notas de Francisco Rico en Novela picaresca española (Barcelona, Planeta, 1967), págs. 194-242.

 

7

Fenómeno ampliamente tratado por Louis Cardaillac en diversas monografías y particularmente en Morisques et Chrétiens: Un affrontement polémique (1492-1640) (París, Klincksieck, 1977). Sobre los precedentes islámicos, véase M. de Epalza y G. S. Colin, «Notes pour une histoire des polémiques anti-chrétiennes dans l'Occident musulman», Arabica, XXVIII (1971) págs. 99-106. Respecto a la ambigua conducta de los enamorados, véase, además de los estudios de Márquez Villanueva y Carrasco Urgoiti ya citados, Hortensia Morell, «La deformación picaresca del mundo ideal en 'Ozmín y Daraja' del Guzmán de Alfarache», La Torre (Puerto Rico), XXIII [1975 impr. 1979]), págs. 523-525.

 

8

Edición citada, pág. 242.

 

9

Cf. Chantal Colonge, Reflets littéraires de la question morisque entre la guerre des Alpujarras et l'expulsion (1571-1610)», Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, XXXIII (1969-1970), págs. 137-243. Profundiza en torno a las corrientes de opinión que se pueden detectar en la España de los Austrias, Francisco Márquez en «El morisco Ricote», págs. 257-335. Sobre la producción cripto-islámica, que se encuentra principalmente, aunque no de modo exclusivo, en los textos aljamiados, véanse los libros citados de Cardaillac y López Baralt. Una excelente síntesis sobre los precedentes del arabismo español en James T. Monroe, Islam and the Arabs in Spanish Scholarship (Leyden, Brill, 1970), págs. 3-28. Fuentes bibliográficas útiles son Mikel de Epalza, Moros y moriscos en el Levante Peninsular (Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, 1983) y Miguel Ángel de Bunes, Los moriscos en el pensamiento histórico: Historiografía de un grupo marginado (Madrid, Cátedra, 1983). Otra aportación reciente de interés, centrada en el reino de Valencia, es la de Dolors Bramón, Contra moros y judíos (1ª ed. en catalán, 1981) (Barcelona, Eds. Península, 1986).

 

10

Ofrece un variado ramillete de textos breves Miguel Herrero García, Ideas de los españoles del siglo XVII (Madrid, Gredos, 1966), págs. 563-596. Entre los investigadores que recogen selectivamente alguna faceta del anecdotario sobre los moriscos están Julio Caro Baroja, «Los moriscos aragoneses según un autor del siglo XVII», en Razas, pueblos y linajes (Madrid, Revista de Occidente, 1957) y Los moriscos del reino de Granada (1ª ed. 1957), 2ª ed. (Madrid, Istmo, 1976), págs. 210-223: Antonio Domínguez Ortiz, «Notas para una sociología de los moriscos españoles», Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, XI-2 (1962), págs. 39-54; Luis García Ballester, Medicina, ciencia y minorías marginadas: Los moriscos (Granada, Universidad, 1977) y la disertación de Gisela Labib, Der Maure in dem dramatischen Werk Lope de Vega's». Universität Hamburg, 1961. El cap. 5°, págs. 159-244, está dedicado a los moriscos.