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940

E. Pardo Bazán, La España Moderna 2 (1899), pp. 185-190. Yvan Lissorgues ha analizado en profundidad esta vertiente del pensamiento de Clarín en el espléndido trabajo, La pensée philosophique et religieuse de Leopoldo Alas (Clarín), Toulouse, 1983 (trad. castellana: Oviedo, GEA, 1996). (N. del A.)



 

941

E. Pardo Bazán, «La nueva generación de novelistas y cuentistas en España», en: Helios 11 (marzo, 1904), p. 257. (N. del A.)



 

942

L. Alas, Solos de Clarín, Madrid, 18914, p. 57. Clarín prologó las últimas ediciones que Urbano González Serrano publicara de Goethe (1892 y 1900). Sobre su semblanza, escriben Clarín, en Ensayos y revistas, Madrid, 1892, pp. 12-13; y Pérez Galdós, en Prim, Madrid, 1906, cap. XIII. (N. del A.)



 

943

Tan sólo algunas diferencias de tipo político los distanciaron hacia 1903 según C. Sáiz, Urbano González Serrano (Boceto biográfico), Madrid, 1914. (N. del A.)



 

944

Según declaraba el propio autor en Ensayos de crítica y filosofía, Madrid, 1881, pp. 218-219, La sociología científica, Madrid, 1884, p. 10; Preocupaciones sociales, Madrid, 1899, p. 78-80. Son esenciales los estudios de: J. Montañés Rodríguez, Urbano González Serrano y la introducción del positivismo en España, Cáceres, 1989; A. Jiménez Landi, El krausopositivismo de Urbano González Serrano, Badajoz, 1996. En adelante citaremos las obras de Urbano González Serrano omitiendo su nombre. (N. del A.)



 

945

Ensayos de crítica y filosofía, op. cit., p. 20. (N. del A.)



 

946

Según estudia Eusebio Fernández, el positivismo fue introducido en España por otros cuatro cauces más al de la Institución Libre: Por los científicos naturalistas Mata, Cimarrón y Cortejo en los Anales de Ciencias Médicas. Por los catalanes conservadores como Estasén y Pompeyo Gener, defensores de un comtismo de débil influjo. José de Perojo y Manuel de la Revilla difundieron un positivismo neokantiano desde la Revista Contemporánea. Por fin, González Linares, Laureano Calderón, Serrano Fatigati y Rodríguez Carracido adoptaron un evolucionismo darwinista y spenceriano, v. E. Fernández, Marxismo y positivismo en el socialismo español, Madrid, 1981, pp. 56-71. (N. del A.)



 

947

N. Salmerón y U. González Serrano, «Apéndice» en: G. Tiberghien, Ensayo teórico e histórico sobre la generación de los conocimientos humanos, Madrid, 1875, pp. 351-376. (N. del A.)



 

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En opinión de González Serrano, el krausismo necesitaba «perder algo de su rigidez dogmática, hacerse más flexible, más popular y menos enigmática en sus formas expositivas[...]», en De moral y filosofía, Madrid, 1878, p. 8. (N. del A.)



 

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J. L. Abellán, en Historia crítica del pensamiento español, Madrid, Espasa-Calpe, 1989 (t. 5), caracteriza el krausopositivismo en tres puntos básicos: sintetiza el racionalismo idealista de tendencia krausista y la observación empírica de la realidad; las limitaciones del idealismo deductivo se pueden superar con la metafísica inductiva; por fin, se acepta un monismo científico que propone una concepción unitaria del mundo, pp. 108-145, 512-534. Igualmente en: A. Jiménez García, «El krausopositivismo psicológico y sociológico en la obra de U. González Serrano», en: Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 10 (1993), pp. 73-92; D. Núñez, La mentalidad positiva en España: desarrollo y crisis, Madrid, 1975, pp. 77-109; J. J. Gil Cremades, El reformismo español, Barcelona, 1969, pp. 183-301. (N. del A.)