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La escala del matrimonio

Comedia en tres actos y en verso

Enrique Gaspar



PERSONAJES
                          MANUELA
ELISA
ARTURO
JULIA RODRÍGUEZ
DON GASPAR
CARLOS
MARÍA




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Acto primero

 

Sala bien amueblada. -Puertas laterales y en el foro. -En segundo término de la derecha un balcón.

 
Escena I
 
MANUELA limpiando los muebles.
 
¡Qué triste es mi condición!
Pasar la vida rabiando,
sin aspirar a otra cosa
que a no perder el salario.
Y digo, estar a las órdenes 5
de un par de recién casados,
viendo siempre sus caricias,
sus amores contemplando,
mientras yo testigo mudo
les quito el polvo a los trastos. 10
¡Vamos, yo me vuelvo loca!...
 
(Se oyen los ecos de una banda militar, y se dirige precipitadamente a la ventana.)
 
¡Calla! música, soldados.
Pues si es la Guardia Real.
¡Qué apuestos son, qué bizarros!
así me gustan los hombres, 15
con un bigote de a palmo.
Esto varía de aspecto. (Bajando.)
Ya le encuentro más encantos
a Aranjuez; por fin mi suerte
se va ya dulcificando. 20
¿No encontraré yo un buen mozo
que me festeje entre tantos?
algún cabo, o un sargento,
o algún oficial, ¡qué diablos!
y saldré por el paseo 25
luciendo con este garbo
mi basquiña de alepín
y mi zapato de raso,
y con la galga ciñendo
mi tobillo torneado 30
he de hacer que donde pise
vayan los hombres besando.
Yo estoy loca de alegría...
¡Ea! ya salen mis amos.
A ver, a oír, a callar 35
y a quitar polvo a los trastos.
Lo mejor será marcharme.
 
Escena II
 
DICHA, ELISA y ARTURO.
 
ARTURO Aguarda, Manuela.
MANUELA                                 Aguardo.
 
(ARTURO conduce de la mano a ELISA a un extremo del teatro, y se sientan.)
 
ARTURO ¡Elisa, cuánto te adoro!
ELISA Arturo, tú eres mi encanto. 40
MANUELA (Ya principia el tiroteo.)
ARTURO Soy tan feliz... (Besándole la mano.)
MANUELA                         (¡Cañonazo!...
Con su amor me están poniendo
los dientes así de largos...)
ARTURO Para mí no hay mayor dicha 45
que la de estar a tu lado
oyendo tu dulce voz,
tu aliento dulce aspirando.
¿Eres feliz?
ELISA                     Muy feliz.
Del amor entre los brazos 50
creo el mundo un paraíso
lleno de placer y encanto.
MANUELA (¿A que el papel de serpiente
estoy yo representando?)
ELISA Parece todo más bello. 55
ARTURO ¡Cuánto nos amamos, cuánto!
MANUELA (Me haré presente, porque esto
sube de punto por grados.)
Señorito, usted decía...
ELISA ¡Ay!
ARTURO         Ves, ya la has asustado. 60
De nada cuidas, de nada.
¿Elisa, te va pasando?
ELISA No fue nada.
ARTURO                      Sal de aquí. (A MANUELA.)
Vete a arreglar nuestro cuarto;
cuida de no interrumpirnos. 65
MANUELA (Rompan fil... a hacer el rancho.) (Vase.)
 
Escena III
 
ELISA y ARTURO.
 
ARTURO Ya estamos solos aquí.
¿Gozas mucho, no es verdad?
ELISA ¿Hay mayor felicidad
que estar siempre junto a ti? 70
¡Son tan dulces tus palabras!...
Yo te adoro con exceso;
tú eres todo mi embeleso,
tú solo mi dicha labras.
ARTURO Y ese amor angelical 75
¿será eterno?
ELISA                       Yo en ti fío.
ARTURO Te lo juro.
ELISA                   Arturo mío.
ARTURO ¡Qué mujer tan celestial!
yo a tus caprichos me ajusto.
Ya hace un mes que estás casada, 80
y, en todo ese tiempo, nada,
no hemos tenido un disgusto.
ELISA Ni lo habrá: dulce reposo
te ofrece mi amor sincero.
ARTURO Pero...
ELISA             Vamos, ya hay un pero. 85
ARTURO Elisa, soy tan celoso...
Permite que te demuestre
mi falta una y otra vez.
¿Ves? te he traído a Aranjuez
a hacer la vida campestre. 90
Porque entre arbustos y vides
estás libre de asechanzas,
sin matar mis esperanzas
el temor de que me olvides.
ELISA ¡Calla, Arturo, qué profieres! 95
Tal vez me olvides tú a mí.
ARTURO Te juro que excepto a ti
odio a todas las mujeres.
No hallo en ellas ese acento
que trastorna mi cabeza, 100
ni las encuentro belleza,
ni las concedo talento:
ni esa dulce poesía
que encierra tu amor profundo.
En fin, no existe en el mundo 105
otra mujer cual la mía.
Qué mentís hemos de dar
a los que siempre han creído
que íbamos en el olvido
nuestro amor a sepultar. 110
Unidos en dulces lazos
viviremos, te lo juro,
tú en los brazos de tu Arturo,
yo de mi Elisa en los brazos.
Y sin que duelos prolijos 115
trastornen tanta fortuna,
te veré junto a su cuna
arrullando a nuestros hijos.
Y aun quieres tú que yo crea
que puedo un día olvidar... 120
Vamos, si esto no es amar,
que venga Dios y lo vea.
ELISA Yo llevo mi amor muy lejos;
y aunque opinen de mil modos,
creo que se engañan todos 125
los que me han dado consejos,
inclusa mi pobre madre,
que me repite a menudo:
«tú crees ser feliz, lo dudo:
»también me engañó tu padre,» 130
y añade...
ARTURO                 ¡Qué doña Mónica!...
ELISA Que es la mujer al marido
lo mismo que es al oído
el son de una caja armónica,
que la escucha el primer día 135
y el ánimo se embelesa
y de repetir no cesa
aquella grata armonía;
mas sucede que aquel canto
por su insistencia notoria 140
llega a aprender de memoria,
y ya no le gusta tanto,
y su belleza agotada
de ella se ocupa en pretérito:
«ha tenido mucho mérito, 145
»pero está ya tan gastada...»
hasta que por fin se nota
su aburrimiento, y un día,
en vez de aquella armonía,
llega a preferir la jota. 150
ARTURO Eso no pasan de ser
teorías de tu madre.
Que diga lo que la cuadre;
¡quién la puede convencer!
Mi cariño viendo está; 155
si vencerla no consigo,
al tiempo doy por testigo;
él desmentirla sabrá. (Pausa.)
Elisa mía, esta vez
me acosa un miedo terrible. 160
¡Es la tropa tan temible,
sobre todo en Aranjuez!
Del parche al eco marcial
ya las muchachas se agitan,
y tal vez se despepitan 165
por algún novio oficial.
Su gallardo continente,
su apostura y bizarría,
son capaces, hija mía,
de trastornarlas la mente. 170
Si a ti te ven un momento
ese rostro angelical,
no temo ya al oficial,
sino a todo el regimiento.
ELISA Como es tu amor tan vehemente 175
ves peligro en cualquier parte.
ARTURO Es que los hijos de Marte
entran a tambor batiente.
Yo sufro. Envidio a los cielos
si su trasparencia miras, 180
y hasta el aire que respiras
me da enojos, me da celos.
Aunque en brazos del amor
mi existencia se desliza,
yo no sé, me martiriza 185
la mente con tal rigor,
que no halla seguro puerto
para esta joya su Arturo.
A ser posible, te juro
que habitara en un desierto. 190
ELISA Aleja de ti esa idea.
 
Escena IV
 
DICHOS y MANUELA.
 
MANUELA Señorita, señorita.
ELISA ¿Qué sucede?
MANUELA                         Una visita
hablar con usted desea.
ARTURO ¡Una visita, pardiez! 195
¡Maldigo su impertinencia!
huyéndolas de Valencia
nos vinimos a Aranjuez.
Tendremos bromas, tertulia
y paseos, no te asombre. 200
ELISA ¿Y no te ha dicho su nombre?
MANUELA Diz que es vuestra prima Julia.
ELISA ¡Mi prima!... (Azorada.)
ARTURO                      ¡La de Artaredo!
Que pase. (Vase MANUELA.)
ELISA                   Déjame a mí.
Mira, márchate de aquí, 205
que es muy linda y tengo miedo.
ARTURO Pero...
ELISA            ¡Jesús, qué impaciencia!
ARTURO Adiós.
ELISA             Vamos, date prisa.
 
(ARTURO echa a andar, y vuelve a besarla la mano.)
 
ARTURO Ya empieza, querida Elisa,
a separarnos la ausencia. (Vase.) 210
 
Escena V
 
ELISA y JULIA.
 
JULIA Con franqueza, soy de casa.
¿En dónde está?
ELISA                            ¡Julia!...
JULIA                                          ¡Elisa!...
No dirás que no procuro
visitar a mi familia.
Me lo acaba de decir 215
en este instante mi tía... (Se sientan.)
ELISA Me causa mucho placer
el volver a verte, prima,
después de tan larga ausencia.
JULIA Tres años, un mes y días; 220
la fecha de mi consorcio
con el capitán Medina.
ELISA Tú tan hermosa cual siempre...
JULIA Tú tan lisonjera, Elisa.
Conque por fin tú también 225
te casaste, picarilla.
ELISA Hace un mes.
JULIA                        Calla, ¿no más?
Entonces eres novicia.
Excuso ya preguntarte,
pues será inmensa tu dicha. 230
¿Y dónde está tu marido?
ELISA Creo que no está en la quinta.
JULIA ¿Y al mes de su matrimonio
así te abandona, Elisa?
ELISA No, te diré, te diré... 235
Era urgente la noticia...
Por lo demás, mi cariño
ni un solo momento esquiva.
Siempre se encuentra a mi lado
colmándome de caricias. 240
No sabe vivir sin mí;
su voluntad es la mía.
JULIA Hoy de la luna de miel
todas las dulzuras liba,
ya verás como eso mismo 245
con el tiempo le fastidia.
ELISA ¿Fastidiarle? no, imposible;
acaso tu esposo...
JULIA                              Mira.
Cuando en brazos del amor
empecé a cruzar la vida, 250
un paraíso forjé
en mi ardiente fantasía:
yo adoraba en mi marido,
él en su esposa querida:
si estaba triste, lloraba, 255
si estaba alegre, reía.
Cobijados bajo un techo,
colmándonos de caricias,
diciendo siempre lo mismo
y haciendo todos los días 260
esa vida pegajosa
que estás tú pasando, Elisa.
Pero llevada al extremo
de no recibir visitas,
ni salir nunca de casa, 265
y habitar en la campiña;
en fin, ¿qué más quieres, di,
que ocurrírsenos un día
comer en el mismo plato
sentados en una silla? 270
Pues bien; al cabo de un año
ya era la forma distinta:
le causaba hasta molestia
el dedicarme una risa;
fingía mil compromisos, 275
me proporcionaba amigas,
y por no estar en su casa
se iba al cuartel todo el día,
y en la prevención con otros
jugaba a cuarto a la brisca. 280
ELISA ¿Y de su vil proceder
nunca cuentas le pedías?
JULIA Cuantas veces quise hacerlo
me contestaba en seguida:
«yo de mi rey don Fernando 285
sigo la causa legítima;
él de la España a su gusto
las riendas afloja o tira,
y yo he de regir mi casa
por la forma que me rija.» 290
En fin, llegué a comprender
que otro remedio no había,
y me acomodé a su gusto.
Desde entonces que me mima...
ELISA ¿Y está siempre en casa?
JULIA                                          ¡Tonta! 295
si él me colma de caricias
lo hace porque no me ve
más que dos veces al día.
A Madrid volverá pronto;
mas como aquí se respira 300
mejor, ayer me he venido
a gozar de la campiña.
ELISA ¿Está ausente?
JULIA                          En Barcelona.
Me harás algunas visitas...
verás que amena tertulia 305
tengo por las noches, prima.
ELISA Mil gracias; apenas salgo.
JULIA Pues estarás aburrida.
ELISA No; me acuesto muy temprano.
JULIA ¡Tarda tu esposo!
ELISA                              (¡Maldita!) 310
Sí, es verdad.
JULIA                        En un instante
me paso a la iglesia a misa,
y a ofrecerme volveré
a mi primo como prima.
Adiós. (Se levanta.)
ELISA             (¡Qué locuacidad!) 315
Adiós, Julia.
JULIA                       Ya me iba
sin preguntarte su nombre.
ELISA Arturo Ibarra.
JULIA                        ¿Y Encinas?
¡Pues si le conozco mucho!
ELISA (¡Dios mío, le conocía!) 320
JULIA Fue novio mío algún tiempo.
ELISA (¡Fue su novio! ¡me horripila!)
JULIA Sabe que es todo un buen mozo.
ELISA Creo que tocan a misa.
JULIA Pues me voy, no llegue tarde. 325
 
(JULIA se va; ELISA se deja caer en una silla.)
 
ELISA ¡Ay, qué dolor! (Levantándose de repente.)
                          No, ¡qué ira!
 
Escena VI
 
ELISA y ARTURO.
 
ARTURO ¿Se fue la visita? (Saliendo.)
ELISA                             Sí.
ARTURO Ya estarás contenta...
ELISA                                     No.
ARTURO ¿Qué te pasa?
ELISA                        ¿Qué sé yo?
ARTURO ¿Por qué me tratas así? 330
Yo no estoy contigo adusto;
yo no te he faltado en nada.
ELISA Sí; pero al mes de casada
me ha dado usted un disgusto...
ARTURO ¡Me habla de usted!... ¡Esto más! 335
¿Un disgusto? ¿qué profieres?
ELISA Arturo, tú no me quieres
ni me has querido jamás.
ARTURO ¡Vamos, comprender no puedo!
Explícate más...
ELISA                           ¡Qué oprobio! 340
Niégame que has sido novio
de la Julita Artaredo.
ARTURO No lo niego; ¿a qué mentir?
ELISA ¡Y lo afirmas!
ARTURO                         Pero...
ELISA                                    ¡Quita!...
La habrás llamado bonita. 345
¡Ay! yo me quiero morir.
ARTURO Pues yo también.
ELISA                              No, yo sola.
¡Se sentaría a su lado:
como a mí la habrá llamado
azucena y amapola!... 350
Y sabe Dios, sabe Dios
las que entrarán en la cuenta.
Diérame yo por contenta
si sólo fuésemos dos.
ARTURO Elisa, por Dios más calma: 355
si te pones a llorar...
ELISA Quieres hacerme alcanzar
de los mártires la palma.
ARTURO Nunca existió ese cariño.
ELISA Ahora niegas...
ARTURO                           No te asombre. 360
No fue la pasión del hombre,
fue la quimera del niño.
Figúrate tú qué amor,
que iba con otras chiquillas
poco menos que en mantillas 365
a coser a la labor.
El alma mía te juro
que tan sólo por ti alienta.
(La besa la mano.)
¿Vamos, estás más contenta?
ELISA ¡Qué bueno que eres, Arturo! 370
¿Pero no me engañas, di?
ARTURO Que Dios me lleve en seguida
si yo he querido en mi vida
otra mujer más que a ti.
Y a propósito de Julia. 375
Me ha parecido escuchar
que te quería obligar
a asistir a su tertulia.
No he tragado poca hiel:
a veces a un compromiso 380
tienes que acceder, preciso,
por no hacer un mal papel.
Estando presente yo,
como he de acceder a todo,
quisiera inventar un modo 385
de darte a entender que no.
Si tosiendo... justo, justo.
ELISA Conocerán por el eco...
ARTURO Pues si me estiro el chaleco
es que me causa disgusto. 390
Perdona si se propasa
tu Arturo; ¡te quiere tanto!...
ELISA No sabes que eres mi encanto...
 

(Se quedan hablando muy juntos y cogidos de la mano. RODRÍGUEZ aparece en el foro sin ser visto.)

 

 
Escena VII
 
DICHOS y RODRÍGUEZ.
 
RODRÍGUEZ (Aquí debe ser la casa.
¡Por mi patrón San Antonio!... 395
(Reparando en ellos.)
que esto es inmoral barrunto,
pues opino que tan junto
no se vive en matrimonio.)
ARTURO Vamos, pasar más no quiero
sin contestar a tu tía. 400
Voy a escribir, hija mía.
RODRÍGUEZ (La zoga tras el caldero.)
ARTURO Hasta pierdo la memoria
(Dirigiéndose con ELISA a la primera puerta de la derecha.)
pensando en mi dulce Edén.
 

(La besa repetidas veces la mano, mientras RODRÍGUEZ sigue progresivamente la cuenta, y desaparecen ELISA por la puerta de la izquierda y ARTURO por la de la derecha.)

 
RODRÍGUEZ (Uno, dos, tres, cuatro... ¡Bien! 405
¡Ay! ¡qué lástima de noria!)
 
Escena VIII
 
RODRÍGUEZ, y a poco MANUELA.
 
RODRÍGUEZ Pues señor, su gusto alabo.
Rodríguez, este es el mundo.
Lo mismo es cabo segundo
que decir segundo cabo. 410
No les envidio su gozo.
Aquí viene la fregona.
Muy buenos días, patrona.
MANUELA (¡Un soldado, y qué buen mozo!)
¿Y en qué puedo complacer 415
a su merced?...
RODRÍGUEZ                       ¡Friolera!...
como yo te lo dijera
tú no habías de querer.
MANUELA No se haga usted el reacio,
que tengo que hacer.
RODRÍGUEZ                                   ¡Qué risa! 420
¿Cómo tienes tanta prisa
viniendo yo tan despacio?
(Acercándose mucho a MANUELA.)
MANUELA ¡Uf! ¡qué peste!...
RODRÍGUEZ                               Por Luzbel,
no me huyas de esa manera,
que esta fragancia hechicera 425
son perfumes de cuartel.
MANUELA Sea usted más diligente:
diga su objeto en seguida.
RODRÍGUEZ ¿Mi objeto?
MANUELA                      El de su venida.
RODRÍGUEZ Eso es ya muy diferente. 430
Ha llegado el regimiento
y con él mi comandante;
conque dispónle al instante
un cómodo alojamiento.
Aquí tienes la boleta: (Se la da.) 435
hay que hacerlo, aunque a disgusto.
MANUELA Hablaré al amo.
RODRÍGUEZ                            Es muy justo.
Yo me voy por la maleta.
Que no te cause embarazo,
pues sabrá recompensarse; 440
por lo tanto despacharse.
(Se va y vuelve, y la abraza.)
¡Ah! toma a cuenta este abrazo.
MANUELA Quite usted, atrevido, audaz.
RODRÍGUEZ Si no te causa placer
me lo puedes devolver. (Vuelve a abrazarla.) 445
Vaya, ya estamos en paz. (Vase.)
 
Escena IX
 
MANUELA, ELISA, ARTURO, y luego RODRÍGUEZ.
 
MANUELA Le habrán sabido muy bien...
pues si un poco se propasa...
¡Conque un alojado en casa!
no va a armarse mal belén. 450
Ellos, cuyo afán constante
es estar siempre juntitos.
Señoritos, señoritos,
una noticia importante.
ARTURO ¿Visita?
MANUELA                Mucho peor: 455
tome usted esta receta.
ARTURO ¡Qué miro! Es una boleta
de alojamiento.
ELISA                          ¡Qué horror!
ARTURO Es mi suerte muy cruel.
Ya Julia, ya un alojado... 460
Señor, ¿se habrán figurado
que mi casa es un cuartel?
ELISA ¿Y no te puedes negar?
ARTURO Es fuerza que me conforme.
¡Ay Dios mío! y de uniforme, 465
que es tan guapo el militar.
No sin razón me incomodo.
Un comandante ¡ay de mí!
se me va a enojar aquí
con municiones y todo. 470
ELISA Pero, Arturo, por favor.
ARTURO ¡Ay, Elisa! arde mi frente.
MANUELA Mire usted que el asistente
vendrá en seguida, señor.
ELISA Vamos, resuelve por fin 475
la habitación que te cuadre.
ARTURO Dispónle la de tu madre,
o el pabellón del jardín.
Sí, le pondremos lejitos
para que no haya reproche, 480
y allí tal vez esta noche
se lo coman los mosquitos.
Sé uraña con ese Marte,
que no nos pueda sufrir,
a ver si le hacemos ir 485
con la música a otra parte.
Yo, cuyo mayor placer
es verme solo a tu lado:
y en fin, que yo me he casado
para estar con mi mujer. 490
 
(MANUELA se dirige hacia el foro.)
 
Elisa mía, por Dios,
tú sola calmarme puedes.
MANUELA Ea, prepárense ustedes,
que aquí se acercan los dos. (Desaparece.)
ELISA Yo pondré todo mi ahínco. 495
MANUELA Sígame usted, militar. (Dentro.)
 
(ARTURO coge la mano de ELISA.)
   
ELISA No, que nos pueden pillar.
ARTURO Uno tan solo. (La besa la mano.)
RODRÍGUEZ (Que sigue a MANUELA con una maleta al hombro.)
¡Y van cinco! (Vase por la puerta derecha.)
 
Escena X
 
ELISA, ARTURO, DON GASPAR.
 
ARTURO (Ya está aquí, vamos templanza.) 500
DON GASPAR Caballero... Abur, señora.
Tal vez soy molesto ahora;
mas lo exige la ordenanza.
Francamente, yo lo siento,
pero el soldado obedece... (Pausa.) 505
(Puesto que él no me lo ofrece
tendré que tomar asiento.)
(Se sienta entre los dos.)
ARTURO (Ya estamos juntos los tres.)
Y viene usted...
DON GASPAR                           De Valencia.
ARTURO ¿Y es larga la permanencia? 510
DON GASPAR No, señor, muy corta; un mes.
ARTURO (¡Adiós, esperanzas mías!...
¡Que no le partiera un rayo!...
¿Sufrirle un mes, y el de mayo,
que tiene treinta y un días?) 515
DON GASPAR Y esta joven tan hermosa...
ELISA Es usted muy lisonjero.
ARTURO (¡Ay Dios mío, yo me muero!
ya ha parecido la cosa.)
DON GASPAR No, soy franco. Yo he nacido 520
en las márgenes del Ebro.
ARTURO Es mi esposa.
DON GASPAR                        Lo celebro.
(Me gusta más que el marido.)
ELISA Descansará usted...
DON GASPAR                                 ¿De qué?
La jornada ha sido corta, 525
y el cansancio poco importa
estando al lado de usted.
ARTURO (Me la requiebra el tunante,
y conmigo se hace el sueco;
pues me estiraré el chaleco, 530
no pase más adelante.)
DON GASPAR Lo que me extraña, y me fundo,
es que siendo usted tan bella
no quiera seguir la huella
de la corte y del gran mundo. 535
Aquí en el campo metida
es matar la juventud,
es buscar la senectud:
en fin, enterrarse en vida.
Sin sociedad, sin placeres; 540
vivir oculta en la nada,
pudiendo ser proclamada
por reina de las mujeres.
¿No es usted de mi opinión? (A ARTURO.)
Es una lástima, amigo. 545
ARTURO Si yo siempre se lo digo:
no comprendo tu afición.
(Estirándose el chaleco.)
Tu naturaleza vicias,
y estoy fuera de mi norte.
El bullicio de la corte 550
constituye mis delicias.
Pero Elisa está obcecada,
y por no darla un disgusto.
¿No es verdad que es por tu gusto,
que yo no te obligo a nada? 555
(Repite el mismo juego.)
ELISA Sí, Madrid es un edén
aunque exento de reposo;
pero el campo es tan hermoso,
¡se respira aquí tan bien!
Prefiero a esa galanura, 560
aunque su opinión desvíe,
ver la aurora que sonríe
y la fuente que murmura.
Soñando dicha y amores
penetrar en la maleza, 565
o reclinar mi cabeza
sobre una almohada de flores.
Y ver cuando asoma el día
al ruiseñor que le llama
volando de rama en rama 570
al compás de su armonía.
ARTURO Pero el que a la corte va
el campo al momento olvida.
Allí hay movimiento, hay vida.
ELISA ¿Sí? pues vámonos allá. (Despechada.) 575
ARTURO (Cometí una indiscreción.)
Violentarte de esa suerte...
(Estirándose el chaleco.)
ELISA No, con tal de complacerte...
(Sufre tú también, bribón.)
DON GASPAR Tenga término esta vida; 580
todos a Madrid.
ARTURO                           (Bergante;
si pudiera en este instante
le daba la indefinida.)
JULIA ¿Vino ya mi primo Arturo? (Dentro.)
DON GASPAR ¡Esa voz! no puede ser... 585
ELISA (Julia.)
ARTURO             (Bendita mujer,
que me sacas de este apuro.)
 
Escena XI
 
Los MISMOS y JULIA.
 
JULIA ¡Arturo!... ¿Acaso te pesa
(A él, que se ha dirigido al foro.)
el que a verte haya venido?
DON GASPAR ¡Pero Julia!...
JULIA                       ¡Mi marido!... (Le abraza.) 590
ARTURO (Respiremos.)
ELISA                        ¡Qué sorpresa!
 
(Se sientan todos de modo que JULIA y su marido queden separados.)
 
JULIA Pues yo no esperaba verte
tan pronto, y me regocija.
¿Por qué no has escrito?
DON GASPAR                                         Hija,
he querido sorprenderte. 595
JULIA Yo confiada en tu ausencia
ayer aquí me he venido.
DON GASPAR Has hecho bien.
ARTURO                           (¡Qué marido!)
ELISA (¡Dios mío, qué indiferencia!)
JULIA ¿Tú no has conocido a Elisa? 600
DON GASPAR No.
JULIA        La de nuestra tertulia.
DON GASPAR ¿Acaso es tu prima Julia?
Pasa el tiempo tan aprisa
y está tan desarrollada,
que no pude imaginar... 605
ELISA En efecto.
JULIA                  Pues, Gaspar,
ya es una mujer casada.
Te presento a su marido.
Son felices en su estado.
Hace un mes que se han casado. 610
DON GASPAR (Tan jóvenes; se han perdido.)
ELISA Julia, por Dios.
JULIA                           Hija mía,
no temas. Son un portento:
no están solos un momento,
todo es amor, poesía. 615
ARTURO Tú exageras.
JULIA                       No por Dios;
pero si eso es natural.
DON GASPAR Pues señor, hacen muy mal,
y perdónenme los dos.
Al cabo, como más viejo 620
del matrimonio en la ciencia,
me ha enseñado la experiencia
y a darles voy un consejo.
Son casados hace un mes:
de separarlos no hay modo. 625
Si ahora lo malgastan todo,
¿qué dejan para después?
En alas de su esperanza
juzgan amor, poesía,
lo que es sólo fiscalía, 630
sí señor, desconfianza.
Libertad. Nada de sotos
ni de clausuras ni quejas.
¿Si votos, para qué rejas?
¿si rejas, para qué votos? 635
El matrimonio es un lazo,
mas no un nudo, no; aislamiento.
Que ambicionen el momento
de poder darse un abrazo.
Así es hermosa la vida, 640
y no cansa, no marea.
Se ama lo que se desea:
lo que se tiene se olvida.
JULIA En decidirse está el quid.
DON GASPAR Mas lo que he dicho es exacto. 645
Nada, cumplamos el pacto.
Marchémonos a Madrid.
Esa vida, independiente...
JULIA ¿Vendrás, Elisa?
ELISA                             (¡Ay! ¡qué apuro!)
Por mí lo que diga Arturo. 650
ARTURO Yo no tengo inconveniente.
(Estirándose el chaleco.)
DON GASPAR Ya están decididos, Julia.
JULIA Pero entre tanto supongo
no vivirás como un hongo.
Te vendrás a mi tertulia. 655
Como Arturo no se oponga
y te cause algún disgusto.
DON GASPAR Hombre, denos usted gusto.
ARTURO Por mí lo que ella disponga. (Repite el juego.)
JULIA Vamos, no te hagas el sueco. 660
Responde.
ARTURO                   Bueno.
JULIA                                Por fin...
DON GASPAR ¡Pero Jesús, qué trajín!
va usted a romperse el chaleco.
JULIA ¿Vendré por ti?
ARTURO                           (¡Qué franqueza!)
(Estirándose el chaleco.)
ELISA Va a llover...
JULIA                       Pues vendré en coche. 665
 
(ARTURO sigue el juego.)
 
ELISA No, no; además esta noche
me dolerá la cabeza.
JULIA El oírte me da risa.
Eso bailando se pasa.
Gaspar, ¿tú vienes a casa? 670
DON GASPAR Está claro.
JULIA                   Adiós, Elisa.
ARTURO (Vaya una luna de miel.)
JULIA Hasta luego. (A ARTURO.)
ELISA                      (Estoy inquieta.)
DON GASPAR ¡Rodríguez! (Sale RODRÍGUEZ.)
                    Con la maleta
vete al instante al cuartel. 675
ARTURO (¿Pero, señor, tanto peco,
que así lo haya de purgar?)
DON GASPAR Adiós... (A ELISA.)
JULIA               El brazo, Gaspar.
DON GASPAR Cuide usted de su chaleco. (Vanse.)
ARTURO Ya se marcharon por fin. 680
Me basta con esta vez.
Hoy salimos de Aranjuez
sin parar hasta Pekín.
Que una centella me parta
si no me voy a un desierto. 685
ELISA Pero yo contigo...
ARTURO                              Cierto.
Vamos a acabar la carta.
(Dirigiéndose los dos al cuarto.)
Sí, ya veréis, ya veréis
como del amor en brazos
jamás romperé estos lazos. 690
 
(La besa la mano, y RODRÍGUEZ aparece en este momento en la puerta izquierda, con la maleta, y seguido de MANUELA. Vase ARTURO, puerta derecha, y ELISA se sienta en una butaca al lado del balcón.)
 
 
Escena XII
 
RODRÍGUEZ y MANUELA.
 
RODRÍGUEZ ¡Compadre! pues ya son seis.
Siempre juntitos los dos.
El verlos me desconsuela.
¿Cómo te llamas?
MANUELA                               Manuela.
RODRÍGUEZ Así se llamaba Dios. 695
¡No llevan poco trajín!
MANUELA Se quieren tanto...
RODRÍGUEZ                               Ya veo;
pero ¿a qué tanto jaleo,
si se han de cansar al fin?
El bocao más exquisito 700
se ha de presentar variado;
ya en salsa, ya en estofado,
ya en escabeche o ya frito.
Mas siempre el mismo manjar
le pone al hombre en un potro. 705
Perdices un día y otro
también llegan a cansar.
¡Casarse! ¡Jesús qué horror!
de vosotras, no te asombres,
para nosotros los hombres 710
doña otra es la mejor.
MANUELA Yo creí...
RODRÍGUEZ                 ¿Qué me dirás?
MANUELA Que era el matrimonio, amigo,
así como el pan de trigo,
que no nos cansa jamás. 715
RODRÍGUEZ Es como el pan, te lo juro,
aunque no soy testimonio;
¡pero el pan del matrimonio
llega a ponerse tan duro!...
En fin, muchacha, yo soy 720
su enemigo a sangre y fuego.
Conque ya es tarde, hasta luego.
Un abrazo, que me voy. (La abraza.)
No creas que son amaños.
Casi me gustas, mujer. 725
 
(ARTURO se dirige al balcón y se sienta al lado de ELISA.)
 
Vamos; yo te vendré a ver...
dentro de cinco o seis años.
MANUELA Quite usted. (Se va, ¡Dios mío!)
RODRÍGUEZ Cómo la mima el camueso.
MANUELA ¿No le conmueve a usted eso? 730
RODRÍGUEZ ¿Sí, no ves como me río?
Tengo el corazón de escarcha.
(ARTURO le besa la mano a ELISA.)
¿Mas qué es eso? ¿otro cohete?
Vaya; con este son siete:
armas al hombro y en marcha. 735
 
(Tercia el arma y desaparece por la puerta del foro, siempre seguido de MANUELA.)
 
 
FIN DEL ACTO PRIMERO

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